Nota
La autogestión de La Sirena

Este 8 de diciembre, la actriz y cantante Sofía Dieguez tiene doble festejo: además de cumplir años, estrena su primer videoclip: La Sirena. Con letra y música de su autoría, esta canción convertida en pieza audiovisual, es muy significativa para Sofía, ya que “la realidad de muchas de las mujeres trans es como la de las sirenas, igual que la historia de Andersen, en nuestra transición a ser mujeres muchas pierden el hogar, la familia y hasta socialmente la voz”. Con una fusión de pop y reggaeton, La Sirena tiene varios propósitos, entre ellos, “que haga bailar a la gente”. Construido con perseverancia y autogestión, el videoclip es una demostración de que el aporte colectivo abraza deseos y hace realidad los sueños.
“Soy la diosa de mil escamas”, se escucha la voz de la actriz y cantante Sofía Dieguez y la cadencia de la música invade los oídos. Las piernas están cubiertas por una sola pieza de encaje negro que culmina en una cola de sirena y así el misterio es develado: “Soy la Sirena”, canta Sofía mientras su cuerpo resalta sobre un fondo rojo fuego. La Sirena es el primer videoclip cuyo lanzamiento coincide con el día del cumpleaños de Sofía y la canción forma parte de su primer EP de cuatro temas, con letra y música de su autoría.
En el video no solo aparece la Sirena, sino otras representaciones de lo que Sofía buscó expresar en imágenes: Una deidad con corona dorada que asoma sobre su cabellera como rayos de sol, combina la sensualidad de las diosas hindúes con la fuerza arrasadora de los mares propia de la divinidad yoruba Yemanjá. En otras escenas, aparece recostada sobre un piso negro y, cubriendo partes de su cuerpo, resplandecen pétalos de rosas rojas, figura que recuerda a la película Belleza americana. Por último, aparece la Sofía cantante, lentejuelas y cuero se adhieren a su piel en cada movimiento. De este modo, los cuatro elementos de la naturaleza se potencian y componen el espíritu de esta flamante pieza audiovisual. El temperamento acuático de La Sirena, la esencia etérea e inasible de la Diosa, la Mujer Fuego portadora de la pasión y la que pisa fuerte sobre la tierra, con su ritual de danza en altísimas botas negras.
El video
La alegoría de la sirena significa mucho para Sofía, por eso decidió que ese ser mitólogico y enigmático apareciera en su primer video. “Es mi mejor carta de presentación. Es lo que soy. Cuando vi la película La Sirenita por primera vez a los cuatro años, la amé. Me sentí identificada con su ‘no sentirse parte del mundo al que pertenecía’, no sentirse cómoda con quien le habia tocado ser. De grande entendí que la realidad de muchas de las mujeres trans es como la de las sirenas, igual que la historia de Andersen, en nuestra transición a ser mujeres muchas pierden el hogar, la familia y hasta socialmente la voz. En relación con el mito griego de la sirena, somos la hipersexualización de la femenidad, de lo prohibido, nos desean, nos aman, pero muchos no pueden con eso y terminan saliendo a cazarnos como monstruos, igual que en el mito. Claramente ha habido un gran cambio a nivel sociocultural y pese a que esto sigue sucediendo, sucede un poquito menos”.
Las canciones fueron surgiendo de manera natural. Sofía se preparó desde chica en comedia musical y si bien su carrera se inclinó hacia la actuación –trabajó en las series Pequeña Victoria y El Marginal, fue protagonista del musical Crianzas, autora y protagonista de Magenta, una sirena más allá del mar, dramaturga y coprotagonista en la obra teatral Estar System, recientemente estrenada en MU Trinchera Boutique, entre muchos otros trabajos como actriz– la música siempre está presente en su cotidiano. Creció escuchando pop latino, inglés, y soñaba con ser una Spice Girl, banda femenina británica que hizo furor durante gran parte de la década de los ´90. “Recuerdo la primera vez que vi a esas cinco mujeres superpoderosas cantando, saltando, comiéndose el mundo, vistiéndose como querían, sin importales nada y con su lema de girl power e igualdad, hacían que yo, siendo una infancia y adolescencia trans me olvidara de mi dolor, mi desazón, mis dudas de cómo sería mi vida, si podría ser realmente quien era, encerrada en mi cuarto bailando sus canciones me olvidaba de la realidad y era feliz”.
El deseo de cantar la acompañó desde chica, armaba shows en su cuarto donde bailaba y cantaba con el CD de las Spice Girls. “Sentía que no tenía un gran caudal vocal y que llamarme cantante me quedaba grande. Con el tiempo y el estudio aprendí a querer mi voz, a saber qué es lo que me queda bien y cuáles son mis limitaciones. Asi entendi que sí podía serlo, y que lo era”. Después de varios intentos por formar su propia banda, llegó la oportunidad de hacer un tributo a Gilda junto a su amigo músico Nito Carelli y el escenario fue la vidriera de MU Trinchera Boutique durante la pandemia. “Tras el vidrio, jugando a ser Gilda, conectada con el público y viéndoles emocionarse, dije: ¡Yo quiero esto!”.
¿Y si hago mi sueño realidad? Se preguntó Sofía. Cantar, bailar, componer. Hacer música. Así fue como se propuso la realización del primer videoclip. Sus herramientas y recursos: certificado de autodidacta, espíritu independiente, garra, talento y una banda de aliadxs incondicionales formada por familia y amigues. “Mi santa madre, Claudia Peduto me dijo: hacelo, yo te ayudo. Y así empecé. Conté con el apoyo y el consejo de Claudia Acuña de lavaca, una gran amiga a la que adoro, y La Sirena nació después de ver a mi amiga actriz Carolina Ramirez en uno de los capítulos de la serie La Reina del flow, donde veía cómo su personaje componía música solo con un beat y dije: ¡Claro, ¿Cómo no se me ocurrió? En unos minutos con un beat de YouTube escribí la maqueta de lo que hoy es La Sirena, la Idea se fue puliendo. Escribo ya con la melodía, más allá de que yo no toque un instrumento, mis canciones son completamente mías, letra y melodía. Después están los genios de los músicos que lo hacen realidad, en este caso, mi productor Fernando Nazar. Luego tuve que pensar cómo resolver el tema del videoclip. Por suerte la vida me puso mucha gente que me ayudó a llevarlo a cabo”. La cooperativa lavaca le cedió las instalaciones de Riobamba 143 para la filmación, Claudia Acuña colaboró con el arte del video, Sebastián Smok hizo cámara, luces, fotos y dirección junto a Natural Arpajou y la compañía teatral La Zancada ayudó con la iluminación de las escenas. El vestuario fue íntegramente diseñado, cosido y bordado por Sofía. “Fue todo muy artesanal y fueron muchas manos, mucha gente para hacer realidad mi sueño”.
Si bien Sofía adora el pop, en esta oportunidad eligió para La Sirena una fusión de pop y reggaeton. Los próximos temas serán cumbias “con mucho power y letras con mucho contenido emocional. Estos géneros musicales son los que hacen bailar a la gente y llevan alegría a chicos y grandes”. El lanzamiento incluirá su canal de YouTube y redes. El resto está por cantarse.
Música y letra: Sofía Dieguez
Producción musical: Fernando Nazar
Dirección: Sebastián Smok y Natural Arpajou
Asistente de dirección: Germán Campos
Fotografía y cámara: Sebastián Smok
Arte: Claudia Acuña, Natural Arpajou, Silvestre Torreta y Germán Campos
Vestuario: Sofía Dieguez
Peinado y maquillaje: Rubi Goldberg
Iluminación: Aldana Pellicani
Edición: Martina Font

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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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