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La crisis desde nuestra trinchera: quién y cómo la produce en el mercado de diarios y revistas

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En la puerta de la sede que el Ministerio de Trabajo tiene en Callao al 100 hay una ruidosa protesta. Son trabajadores de prensa que reclaman la reincorporación de los 13 despedidos por la Editorial Perfil. Denuncian que los persiguen por organizarse gremialmente, ya que algunos de los cesanteados fueron integrantes de la Junta Electoral que organizó la elección de delegados. En el primer piso de ese mismo edificio, el padre fundador de Editorial Perfil pide la palabra. El octogenario Alberto Fontevecchia confiesa: “Yo me pregunto si ya estamos muertos, porque lo que veo por delante es un abismo”. Es su argumento para resistir otra presión: la del circuito de distribución y comercialización que reclama que la prensa comercial pague las deudas que acordó abonar en 2013.
Claudia Acuña, representante de la Asociación de Revistas Culturales Independientes (AReCIA), le responde: “Los editores independientes no estamos muertos: nos quieren matar, que es bien distinto. En todo caso lo que está en juego es si el sistema de distribución actual va morir por no dar esta batalla. La edición independiente va a seguir viva, con o sin sistema, con o sin nosotros, porque una revista independiente es producto de una necesidad social: los lectores le dan vida”.
La reunión fue convocada por Fernando Ausas, titular de la Dirección de Regulación del Sistema Nacional Integrado de Venta y Distribución de diarios, revistas y afines, que depende del Ministerio de Trabajo. El telón de fondo era una serie de cartas documento que se cruzaron entre la Sociedad de Distribuidores de Diarios y Revistas de la Capital y la Asociación Argentina de Editores (AER), que fundó Fontevecchia y hoy preside Daniel Ripoll, de la editorial Magenta. Este cruce telegráfico alcanza para medir la intensidad de la crisis actual en un sector que siempre se caracterizó por los compromisos orales. Se estaba, entonces, ante un quiebre de códigos, evidencia de que detrás del debate por la deuda había un problema enorme: ¿quién maneja este mercado?
Más de 40 representantes del sistema estaban sentados a esa mesa presidida por Ausas (por AReCIA asistieron Claudia Acuña, editora de la revista MU e Ingrid Beck, de la revista Barcelona) con ánimo de encontrar una solución al problema provocado por el único sector ausente: el dominado por los diarios Clarín y La Nación, quienes además presionaron y lograron que se ausentara su socio menor en ADEBA, el diario Página 12.
La crisis desde nuestra trinchera: quién y cómo la produce en el mercado de diarios y revistas

¿Quién se lleva la torta?

Durante la reunión, Ausas aportó algunas cifras clave que describen la situación actual de cada integrante del sistema y que sirven para entender lo que está en juego:

  1. El mercado de diarios y revistas representa anualmente entre 1.400 y 1.500 millones de pesos.
  2. Editores: hace 10 años las corporaciones solo dominaban el mercado de diarios. Pero en la última década compensaron la caída de sus ventas irrumpiendo en el mercado de revistas. “Su estrategia es comerse al resto. No hago un juicio de valor sobre esto, sino que simplemente describo la dinámica actual que todos los que estamos sentados acá conocemos”, apunta Ausas.
  3. Canillitas: según un estudio realizado por esa Dirección, solo el 12% de los kioscos del circuito alcanza a obtener una ganancia mensual de entre 11 y 13 mil pesos. Pero la mayor parte no supera los 4.500 pesos mensuales. Explica Ausas: “Hay también en ese sector una concentración marcada. En los últimos 5 años se perdieron más de 1.000 kioscos. Nuestra preocupación es que no se cierre un kiosco más, pero que tampoco se abra ninguno hasta lograr que el sistema funcione más equilibradamente”.
  4. Distribuidores: los recorridos denuncian que tienen costos mayores a los ingresos y que esta dinámica los llevó a endeudarse al punto del colapso: “Ya no podemos cumplir con nuestras obligaciones”, sintetizó el representante de la Sociedad de Distribuidores de Capital. “Tenemos un costo fijo de 0,90 centavos por ejemplar, pero hay títulos que tienen el 90% de devolución. Y esa devolución no deja un centavo para pagar esos costos: produce deuda”. ¿Cómo se produce esta deuda? Hay editores que recaudan (y mucho) a través de la publicidad, y no de la venta, pero necesitan exhibir en los kioscos ejemplares como estrategia de marketing, para conseguir más publicidad. Como el circuito de distribución sólo cobra un porcentaje sobre cada ejemplar vendido, sin venta no hay ingreso. Lo sintetizó así un veterano integrante del sindicato de canillitas de la Capital: “Los empresarios la hacen y se la llevan toda. Y encima, lloran”. Señalan los canillitas: “Los trabajadores tenemos una herramienta para resistir y esa herramienta es la fuerza. Es la única que nos dejan cuando ni se sientan a hablar. El piquete que hicimos el año pasado fue lo único que le dobló el brazo a Clarín y La Nación, algo que ningún otro sector sentado en esta mesa logró hacer, pero para eso necesitamos organizaciones gremiales fuertes y no que el Estado se meta en nuestras internas”.
  5. Representantes: “Cada vez hay menos títulos en el sistema”, describe un integrante de la Asociación que nuclea a quienes tienen la llave para que las publicaciones entren al sistema de distribución. La respuesta de la representante de Arecia: “Sabemos que en los últimos años la estrategia de Clarín y La Nación fue la de crear un sistema paralelo. Ese sistema reparte directamente en los kioscos sus títulos, eludiendo así pagar el porcentaje al Centro de Distribución, que es en realidad el que está endeudado. A la vez, presiona a los canillitas para que acepten comercializar sus productos a menor porcentaje, logrando así entre 11 y 15 puntos menos de lo que abona una revista independiente al circuito”. A continuación, colocó sobre la mesa una docena de revistas que se editan y venden en kioscos, pero no pueden ingresar al sistema comercial. ¿Por qué? Porque algunos representantes no les abren la puerta. “Sabemos que la estrategia de concentración incluye una estrategia de expulsión y que algunos de los representantes forman parte de ese juego. Esto condena a estas revistas a tiradas bajas, porque ningún editor independiente puede recorrer con la mochila 5 mil kioscos”. Una integrante de la Asociación de Representantes aportó otro dato: “Y cuando una revista funciona, la compran y la sacan del sistema, como pasó con el caso de la revista Susana, que la compró La Nación”. También sucedió con Rolling Stone (creada por Andrés Cascioli) y otra docena de títulos hoy editados por el grupo de revistas de La Nación. La táctica: cuando detectan que una revista funciona comercialmente, la acorralan hasta tragarla. “¿Esto, entonces, no es un atentado a la libertad de prensa?”, se preguntó la representante.

La salida es la calle

La reunión tenía un objetivo concreto: dar a conocer un plan integral elaborado por Ausas para sacar de la crisis al sector. La respuesta la sintetizó Alberto Fontevecchia: “Todos los que estamos acá sentados, sumados, representamos el 35% del mercado. No se puede descargar toda la problemática económica del sector en el 35% por una sencilla razón: no la puede pagar. No tienen volumen para producir esa respuesta”.
Daniel Ripoll, de AER, completó: “Y más cuando ese déficit lo produce el otro 65%”.
La representante de Arecia dijo entonces: “Los que estamos acá, por diferentes motivos, estamos dispuestos a no dormir si es necesario para encontrar una solución que conforme a todas las partes y saque al sector de esta crisis. La pregunta del millón es: ¿cómo hacemos para que el acuerdo que alcancemos acá todos los que estamos comprometidos con sacar al sector de la crisis, lo cumplan también los que quieren ponerlo en crisis? ¿Cómo hacemos para sentar a Clarín y La Nación a esta mesa? Pensemos si, entonces, no tenemos que llevar esta mesa a la puerta de Clarín y La Nación. Pensemos que hacer público este debate es nuestro deber, porque finalmente los que pagan los mayores costos son los lectores. Pensemos en que hay que decirle a Página 12: vos no podés estar hoy en otro lado. Pensemos que para salir de la crisis no hay que poner solo plata: hay que poner mucho trabajo y mucho huevo”.
Se escuchan los sonidos de los bombos que, en la calle, reclaman por los despedidos. Es la música de fondo de una de las tantas cosas que están en juego: la variable de ajuste de la prensa comercial nunca son sus ganancias, sino sus trabajadores.
Ahora el debate regresa al punto de partida: las deudas del pasado.
No hace falta decir más. Nos vamos, a trabajar, por el futuro.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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