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Vandana Shiva: La globalización y su caída

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(Por Vandana Shiva) La globalización se impuso al mundo con una promesa de paz y prosperidad. En cambio estamos enfrentados con la guerra y la crisis económica. No sólo la prosperidad ha resultado ser evasiva, las seguridades económicas mínimas de las personas y los países están desapareciendo rápidamente. En países como Argentina donde el hambre nunca fue un problema, han empezado a ocurrir muertes por hambre, y el hambre ha vuelto a países como la India que había eliminado la hambruna, como la de 1942 que mató a 2 millones de personas bajo el mando colonial, y había proporcionado seguridad alimentaria a través de una política pública dirigida por el proceso democrático de un país independiente y soberano. Incluso las economías ricas de EE UU, Europa y Japón afrontan una decaída. La globalización ha fracasado claramente en la mejora del bienestar de los ciudadanos o de los países.

Sí ha ayudado a algunas corporaciones a aumentar sus ganancias y mercados, pero muchas de ellas, como AOL/TIME Warner y Enron, cuyo crecimiento no sostenible estaba basado en la desregulación que acompaña a la globalización, han quebrado o se han desvalorizado. Seguir el camino de la globalización demuestra ser una receta para la no sostenibilidad para los ricos y para el empobrecimiento y la indigencia para los pobres.

La paz fue otra promesa de la globalización, pero lo que hemos heredado ha sido terrorismo y guerra. La paz debía ser un resultado del aumento de la prosperidad global a través de la globalización. El aumento de la pobreza es la realidad que se revela. Y la inseguridad económica y la exclusión están creando las condiciones para el aumento del terrorismo y el fundamentalismo.

La exclusión económica y política, y la erosión de la soberanía económica nacional están haciendo que muchos jóvenes viren hacia el terrorismo y la violencia como una forma de alcanzar sus objetivos. La erosión del nacionalismo económico y el crecimiento de la inseguridad económica también proporcionan tierra fértil para el ascenso de los políticos fundamentalistas de derechas, con partidos que usan la realidad de la inseguridad económica para echar leña al fuego de la inseguridad cultural, y llenar el vacío dejado por el derrumbamiento del nacionalismo y la soberanía económicos con la agenda pseudo nacionalista del «nacionalismo cultural».

A escala global, la retórica «del choque de civilizaciones» y la guerra contra el Islam realiza la misma función que las agendas políticas exclusivistas de nacionalismo cultural e ideología fundamentalista en el nivel nacional.

La convergencia del Fundamentalismo

Dos formas de fundamentalismo parecen estar convergiendo y comenzando a reforzarse y apoyarse mutuamente.

El primero es el fundamentalismo del mercado de la globalización en sí mismo. Este fundamentalismo redefine la vida como mercancía, la sociedad como economía, y el mercado como medio y fin de la empresa humana. El mercado se está convirtiendo en el principio de organización para el aprovisionamiento de comida, agua, salud, educación y otras necesidades básicas; se está convirtiendo en el principio de organización para el gobierno, se está convirtiendo en la medida de nuestra humanidad.

Nuestra humanidad ya no se afirma en los derechos humanos fundamentales consagrados en todas las constituciones y en la declaración de los derechos humanos de la ONU. Ahora está condicionado a nuestra capacidad de «comprar» nuestras necesidades en el mercado global, en el cual las condiciones de la vida (comida, agua, salud, conocimiento) se convierten en las mercancías esenciales controladas por un puñado de corporaciones. En el fundamentalismo del mercado de la globalización, todo es una mercancía, todo está en venta. Nada es sagrado, no hay derechos fundamentales de los ciudadanos ni deberes fundamentales de los gobiernos.

El fundamentalismo del mercado de la globalización y la exclusión económica inherentes a él están dando lugar a (y se refuerza y apoya en) políticas de exclusión que surgen en forma de partidos políticos basados en el «fundamentalismo religioso» /xenofobia/limpieza étnica y en el refuerzo del patriarcado y el sistema de clases. La cultura de la mercantilización ha aumentado la violencia contra las mujeres, sea en forma del aumento de la violencia doméstica, del aumento de los casos de violación, de epidemias de feticidio femenino, y del aumento del tráfico de mujeres.

La globalización como un proyecto patriarcal ha reforzado las exclusiones patriarcales. Las atrocidades contra los dalits [N del T: casta más baja del sistema social de la India] también han aumentado como consecuencia de la globalización, disfrutando las castas más altas de un nuevo poder con su integración al mercado global e intentando también usurpar los recursos de los pobres y marginados, sobre todo los dalits y tribus indígenas, para la explotación comercial. Se han deshecho las leyes de reforma agraria que hicieron inalienables los derechos de la tierra de los dalits. Está en marcha un intento para deshacer la protección constitucional de los derechos tribales de la tierra bajo el título V de la Constitución.

Mujeres, dalits, tribus, las minorías son las víctimas especiales del impacto social y económico de la globalización. Los nuevos movimientos de solidaridad como la Campaña del Pueblo Indio contra la O.M.C forjan nuevas alianzas entre diferentes movimientos. Sin embargo, la política de exclusión emergente está rebasando los movimientos de la gente.

La inseguridad económica hace vulnerables a los ciudadanos a la política basada en la exclusión. Para aquellos en el poder, o buscándolo, una política de exclusión se convierte políticamente en una necesidad. Se hace necesaria para llenar el vacío creado por el fallecimiento de la soberanía económica y del estado del bienestar y para sustituir una política con identidad basada en los derechos económicos.

Se hace necesaria para desviar la atención pública del impacto negativo de globalización y explicar la falta de empleos y de sustento, y la carencia de satisfacción de las necesidades básicas que resultan de la globalización económica en términos de competencia por empleos y recursos escasos con «minorías» e «inmigrantes». El fundamentalismo y la xenofobia resultan ser auxiliadores de la globalización corporativa, dividiendo y distrayendo a la gente, dando así protección e inmunidad al proyecto de la globalización.

En la India, cada voto desde 1991 ha sido un voto en contra de la globalización y la liberalización del mercado que crea 10 millones de nuevos desempleados cada año, depaupera a los campesinos y priva de derechos a los marginados. Esto cambió en 2002 en las elecciones de Gujarat que siguieron a la masacre de 2000 musulmanes, con una violenta re-ingeniería de la agenda electoral para alejarla de las necesidades básicas y centrarla en un conflicto y lucha entre mayorías y minorías. La aritmética garantizó la victoria al partido que había creado una división entre las comunidades mayoritarias y minoritarias y que había sembrado el miedo y el odio mutuos mediante violaciones y asesinatos. Esta agenda violenta y exclusivista se extiende ahora a todas las elecciones siguientes.

Y mientras las matanzas estaban en camino, y la preocupación nacional se centraba en combatir el comunalismo y el fundamentalismo, la agenda de la globalización se impuso a marchas forzadas. Se autorizaron los OMG (organismos modificados genéticamente), se cambiaron las leyes de patentes para permitir patentes sobre la vida, se introdujo una nueva política del agua basada en su privatización, y se introdujeron nuevas políticas para desmontar la seguridad del sustento de los agricultores y la seguridad alimentaria de la gente. El presupuesto de 2003 ha llevado aún más lejos la agenda de la globalización, usando la distracción de la división religiosa y de las comunidades para disipar la oposición democrática.

En EE UU y el Reino Unido, la guerra contra Irak se ha convertido en una distracción conveniente de los asuntos de la globalización y el aumento del paro y la inseguridad económica. La política del odio se convierte en el apoyo indirecto al fracasado y fallido proyecto de la globalización.

Necesitamos una nueva política de solidaridad y paz que trate simultáneamente la violencia y la exclusión inherentes a la globalización, la violencia del terrorismo y el fundamentalismo y la violencia de la guerra. Las diferentes formas de violencia y las diferentes formas de fundamentalismo tienen raíces comunes, y necesitan una respuesta común. La globalización es intolerante a la descentralización, a la democracia y a la diversidad económicas. El terrorismo y el fundamentalismo son intolerantes a la diversidad cultural. Y la máquina de guerra es intolerante al «otro» y a la resolución pací
fica de conflictos.

La respuesta a la globalización es la protección y la defensa de nuestras diversas economías a escala local y nacional. La respuesta al fundamentalismo es la celebración de nuestras diversidades culturales. La respuesta a la guerra es el reconocimiento de que «el otro» no es una amenaza, sino la condición previa misma de nuestro ser.

Imagínese como sería de diferente el mundo si estuviera basado en una filosofía de interdependencia mutua en vez de la filosofía dominante actual que está basada en «Para que yo exista, tu debes ser exterminado» o «Tu existencia es una amenaza a mi existencia».

En un mundo basado en la interdependencia más que en la dominación, la exclusión, y la exterminación, Monsanto no podría presentar un acuerdo de TRIPS (Derechos de propiedad Intelectual Relacionados a la Industria) que trata como «ladrones» a los agricultores cuyas semillas Monsanto ha patentado. Monsanto, Syngenta, Ricetec y otros biopiratas tendrían que reconocer que su cosecha está basada en la cosecha previa de los agricultores.

Si las corporaciones biotecnológicas pudieran ver que la humanidad depende de la diversidad biológica, y que la seguridad alimentaria necesita polinizadores y especies de diferentes plantas, no harían uso de cosechas de Bt [N del T: Insecticida compuesto de bacterias Bacillus thuringiensis modificadas genéticamente ] de ingeniería genética que matan abejas y mariposas, no crearían plantas resistentes a herbicidas, ni borrarían la diversidad de las plantas.

Si el Presidente Bush pudiera ver el Tigris y el Eufrates y la civilización de Mesopotamia como antepasados y reconociera nuestras raíces comunes en una evolución común, no entraría precipitadamente para borrar las raíces históricas con bombas no tripuladas y armas de destrucción masiva.

Si los que controlan el capital pudieran ver que su riqueza incorpora la creatividad de la naturaleza y el trabajo de la gente, no crearían reglas de comercio que destruyen la naturaleza y los medios de vida.

El fundamentalismo del mercado y el fundamentalismo de las ideologías del odio y la intolerancia están arraigados en el miedo – el miedo del otro, el miedo de la capacidad y la creatividad del otro, el miedo de la soberanía del otro.

Estamos siendo testigos de las peores expresiones de violencia organizada de la humanidad contra la humanidad porque somos testigos del exterminio de la filosofía de la inclusión, la compasión y la solidaridad. Esto es el costo más alto de la globalización: está destruyendo nuestra capacidad misma de ser humanos. El redescubrimiento de nuestra humanidad es el imperativo más alto para resistir e invertir este proyecto inhumano. El debate sobre la globalización no es sobre el mercado o la economía. Es sobre recordar nuestra humanidad común. Y el peligro de olvidar el significado de ser humano.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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