Nota
La marcha de los dos millones: la insurrección es una fiesta
Se están organizando cabildos abiertos en los barrios, y las manifestaciones masivas encuentran nuevos modos de expresarse, y crear vínculos. Hasta las hinchadas enemigas se unen en los reclamos. La cumbia y la poesía. La gente habla no de lo que vendrá, sino de lo que ya está pasando.
Foto Nacho Yuchark/Lavaca
Nadie sabe con exactitud cuánta fue la gente que marchó ayer a Plaza Italia en Santiago de Chile. Dicen 1 millón, pero la tevé chilena calculó 1.600.000 personas. “Entonces calcúlale el doble, weón”, plantea un joven que accede a empatar la cuenta en 2 millones de personas en todo el país.

Foto Nacho Yuchark/Lavaca
Muchos dicen que fue la marcha más multitudinaria de la historia chilena. Y que a diferencia del “NO” a la dictadura pinochetista, en la de ayer se vivió un clima de fiesta y alegría. Es cierto: la avenida La Alameda se convirtió desde las 3 de la tarde en un noticiero de luchas de distintos sectores y organizaciones que llevaron propuestas y consignas creativas para compartir con los jóvenes y familias que se movilizaron.
Hubo una asamblea de guitarristas a las puertas de la Biblioteca Nacional; un grupo de baile hizo un show de salsa e invitaba a tomar clases gratuitas; una orquesta de vientos se metió en el medio de la marea e interpretó canciones de cumbia colombiana que toda la gente bailó y cantó; pelotas de fútbol volaban por los aires de la marcha, y la gente las tomaba y las volvía a echar para arriba una y otra vez; una murga hizo lo suyo; los jóvenes improvisaron una rave en pleno centro chileno; y las hinchadas de la U y de Colo Colo se mostraron juntas quizá por primera vez.
Un cartel sintetiza este momento que respira Chile: “La insurrección es una fiesta”.

Foto Nacho Yuchark/Lavaca
Un joven estudiante interpreta por qué: dice que esta creatividad nació en la marcha de Los Pinguinos, un grupo histórico de estudiantes que se movilizó durante semanas en Santiago durante 2011. “Como la televisión decía que éramos violentos, decidimos crear estrategias divertidas para mostrar que era más bien al contrario”, dice este ex estudiante de arquitectura que participó en esa época, ahora ya entrado en los 30. Ellos, por ejemplo, hicieron en aquél momento un remate de las maquetas de la cursada en la misma escalinata de la Biblioteca Nacional donde ayer ocurrió la asamblea de músicos.
Otros, más grandes, recuerdan la resistencia cultural durante la dictadura, y cantan las canciones de Víctor Jara y Violeta Parra, y recitan a Pedro Lemebel y Pablo Neruda para hablar de la Chile actual.

Foto Nacho Yuchark/Lavaca
¿Cómo sigue esto? Hoy se espera otra movilización y el domingo, otra más. Pero se estima que ninguna será tan masiva como la del histórico viernes 25 de octubre.
El verdadero continuo de la marcha de los 2 millones sigue en los barrios, donde los vecinos y vecinas conformaron distintos “cabildos abiertos” para compartir experiencias y estrategias. Allí, la consigna asamblearia de ayer en el barrio de Yungay era que cualquiera pudiese hablar sobre la base de dos preguntas:
“¿Cómo te sentís?”
y
“¿Qué creés que va a pasar?”
Quizá las dos preguntas que atraviesan a todos los chilenos y las chilenas hoy, que dicen:
“Ya está pasando, hermano. Ya está pasando”.

Foto Nacho Yuchark/Lavaca

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Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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