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La primavera chilena: crónica urgente desde la crisis del neoliberalismo

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(desde Santiago) El pueblo chileno salió nuevamente a la calle contra las políticas del gobierno de Sebastián Piñera. La marcha pacífica y llena de familias fue reprimida por los Carabineros. La TV es la otra apuntada en las marchas, ya que sólo habla del “vandalismo” sin mencionar un reclamo que pide cambios estructurales. Las denuncias de desapariciones. Los graffities en la calle. La vida endeudada. La educación privatizada. Jubilaciones de miseria. Del modelo perfecto a la realidad neoliberal. Testimonios y fotos que reflejan el presente: Chile despertó.

El camión hidrante dobla de repente y sorprende a los jóvenes que cantan, tocan y bailan al ritmo de distintas canciones y consignas. Todos corren como si jugasen al gato y al ratón. Una vez que se va el hidrante, vuelven a sus lugares y a cantar y a tocar y a bailar. Saben que quizá luego vuelvan también a correr.
En las manifestaciones chilenas sucede algo extraño: la gente protesta de bronca y sonríe de alegría. Son las 18.30 en Plaza Italia, pleno centro de Santiago, cuando la represión comienza en forma de gases y agua. Hasta entonces todo sucedía de manera pacífica, con alta presencia de familias, niñxs, abuelas, madres y jóvenes. Para cuando lleguen las balas de goma, solo quedarán los jóvenes.
Pero lo que sucede en las calles excede por mucho el relato de los enfrentamientos –ni hablar de saqueos, desactivados por la propia gente que marcha- entre la sociedad y la policía del Estado. Las calles de Santiago desbordan de jóvenes con carteles, trompetas, redoblantes, máscaras de gas, con sus cuerpos pintados, sus camisas intervenidas, en bicis, hasta en rollers y con banderas chilenas y mapuches. Esa alegría no sólo viene de la potencia de tomar la calle, sino que revela que nadie está agotado después de casi una semana de movilizaciones continuas. Al contrario: cada cartel, cada expresión de cada joven chileno grafica que quizá por primera vez se sienten protagonistas de su propia historia.

La primavera chilena: crónica urgente desde la crisis del neoliberalismo

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


El lado oscuro de esta misma rebelión es la cantidad de muertos, heridos, desaparecidos y torturados que no sólo es alta, sino que es todavía una incógnita. Los gases y balas de este último jueves de paro general no alcanzaron la violencia de otras represiones, acaso porque el gobierno no dimensionó una marcha tan masiva o empieza a darse cuenta que la represión no es salida para nadie.
En el top 2 de los señalados por las calles están el presidente Sebastián Piñera y “los pacos” (policías), principalmente los Carabineros. El señalamiento del primero parece evidente. De los Carabineros también, pero la bronca contra la institución aumentó esta semana a la par de la difusión vía redes de videos que mostraban la brutalidad de sus represiones, hasta ejecuciones e incendios y saqueos perpetrados por ellos mismos.
La tercera en el podio quizá sea la televisión, que blinda el carácter festivo de la protesta y no visibiliza la contundencia de los reclamos, mientras repite imágenes de saqueos y “vandalismo”. Ayer, sin más, murió un ciudadano peruano, según la tevé, baleado en medio de uno de esos saqueos. 
Hasta hoy había 19 muertos oficiales, y el Instituto Nacional de Derechos Humanos contabilizó 2.138 personas detenidas, entre ellas 234 niños, niñas y adolescentes, y 407 mujeres.
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No son lágrimas. Son los efectos de la represión. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


Santiago anda diciendo
La cultura graffitera de Santiago ahora hizo de la Ciudad un mar de pintadas. No es un lugar común aquí decir que las paredes hablan: las paredes hablan y dicen de todo.
La otra variante espontánea son los carteles. La mitad de los jóvenes lleva sus propias cartulinas escritas con su propia caligrafía. Algunos eligen sus cuerpos para tatuar las consignas de hoy. Y parece que no vale usar frases hechas ni discursos: cada cartel es más ingenioso y sincero que el otro.
Entre las paredes y los carteles, Santiago dice:

  • Hasta que la dignidad se haga costumbre
  • Bienvenidos inmigrantes
  • Piñera avergonzaí a los sagitarianos
  • Arda la Iglesia
  • Asamblea Constituyente ya
  • A (R) mate
  • Agua libre
  • Florecen en la primavera nuevos paradigmas
  • La dictadura continúa
  • Más muertos que renuncias
  • No es sequía es saqueo
  • $hile
  • Existimos porque resistimos
  • Nos mean y la prensa dice que llueve
  • Gobierno culiao
  • Dónde están?
  • La dictadura sexual nunca termina
  • Somos aliens. Vengo del futuro. Piñera ya se fue.
  • Marchamos por lo justo
  • Bielsa Presidente
  • Piñechet
  • Más miedo tenía cuando mamá volvía del shopping
  • Mamá: me fui a luchar por el pueblo, si no regreso me tiene el gobierno
  • No hay salud mental sin justicia social
  • Patriarcado y capital, alianza criminal
  • No es guerra: nos están matando

La primavera chilena: crónica urgente desde la crisis del neoliberalismo

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


Desaparecidos de ayer y hoy
Richard Alexis Dildosola Celedón desapareció el viernes 17 en la Plaza O´Higgins, en Santiago, y hasta ayer su familia no tenía novedades de su paradero. Por eso se abalanzan sobre el grabador para visibilizar su búsqueda y denunciar: “Tiene una discapacidad mental y no ha tomado sus medicamentos. Está perdido desde el día 17. Carabineros dijo que lo dejó en Parque O´Higgins la última vez. Estaba conmigo y lo empezaron a golpear los carabineros. Al día de hoy no se sabe dónde está”, cuenta una de sus sobrinas.
Quizá sea esa la mayor de las noticias: hay gente desaparecida. Y familias buscando. Toma la voz Gabriela Carrera, estudiante de Derecho, también familiar del desaparecido Richard Dildosola: “Desaparecemos y nadie hace nada, nadie sabe nada. Nos siguen matando, nos siguen torturando: eso están haciendo en Chile”. ¿Cómo lo buscan ? “Por redes sociales principalmente, y hemos enviado un formulario al Instituto Nacional de Derechos Humanos pero entendemos que son muchas las personas que han desaparecido estos días”. En ese Instituto informaron a lavaca que no tienen cifras concretas de personas desaparecidas o de las que se desconoce su paradero.
Marcos Ojeda lleva la cara de Víctor Díaz, desaparecido en  1973. “Desde la dictadura hasta ahora, los desaparecidos no han cesado”, asegura. Juntos militaban en el Partido Socialista durante la dictadura de Augusto Pinochet; tiene además otro familiar desaparecido, Oscar Lago. ¿Por qué trajo esta foto hoy a la marcha? “La conexión es que ellos fueron desaparecidos y asesinados en una dictadura que paradójicamente es parecida a la democracia de hoy. La Constitución de Pinochet es la misma de hoy. Y la represión, los asesinatos, los abusos, la desigualdad, la salud, la educación, la vivienda: en todo eso, los modelos son iguales”.
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Mujeres frente a carabineros. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


¿Cómo son esos modelos en la práctica? Marcos tiene 50 años y una hija de 30 y pico. Cuenta que ella se recibió hace 2 años como asistente social. “Ahora tiene que pagar durante 20 años su educación de 4-5 años”. ¿Cómo? “Le hicieron un préstamo”. Él también lo vivió con otro gran endeudamiento chileno: la vivienda. “El Estado me prestó 3 millones y medio para poder comprar mi casa. Estoy pagando hace 10 años y me quedan 10 más. Y ya he pagado 2 veces y medio ese préstamo, he pagado casi 3 casas. Y me quedan al menos 2 más”.
Nicolás y Camila, 24 años, están parados juntos y serios. Ambos sostienen carteles. El de ella dice: “Ni izquierda ni derecha me representan”. El de él habla también de la vida endeudada: “La vida social que tiene un chileno es a base de endeudarse, como sacar préstamos para poder tener educación, salud, remedios a los abuelos”, relata a lavaca.
¿Qué genera esa vida endeudada? Para Nicolás ése fue el motor de la protesta: “Hay un estrés acumulado constante que después termina en esta histeria colectiva, ahora la gente lo está vivenciando. En los medios de comunicación se oculta esta información o la explican con palabras demasiado técnicas que la gente promedio no entiende. Ahora un grupo de manifestantes empieza a evidenciar cuál es la situación real y dejar de normalizar el abuso. Es que la gente ya no tiene nada que perder, ya lo perdió todo, todo lo tiene el Estado. Y está dispuesta a todo para lograr tener una calidad de vida más digna”.
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No hay marcha atrás. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


La familia que busca a Richar Discola incluye a las hijas estudiantes y la madre docente. Gabriela cuenta su deuda: “En Chile no tenemos garantizados nuestros derechos, somos ciudadanos de segunda categoría: si quiero estudiar, tengo que endeudarme. Y si me endeudo no puedo tener una vivienda digna. No queremos vivir 30 años más así”.
¿Qué tendría que salir de estas manifestaciones? Camila: “Un cambio estructural entero. No sirve que cambien solo leyes, los impuestos, porque son cosas de corto plazo. No sabemos cuánto va a durar. Lo que necesitamos es un cambio estructural político de verdad”.
La joven y combativa Gabriela, remata: “Yo creo que lo que toda la gente quiere es una Asamblea Constituyente. Porque nos han mentido con reformar la Constitución que dejó Pinochet pero no puede ser cambiada sin Asamblea. Para empezar de cero, para que el Estado de derecho respete realmente los derechos fundamentales de las personas. No queremos políticos que lleguen con propuestas que nunca se concretan. Queremos gente que salga del pueblo, que se manifieste, que se baje los sueldos de parlamentario: un parlamentario gana en un mes lo que un trabajador en 10 años. Las diferencias son abismales”.
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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


Los acomodados también marchan
Angélica Sotomayor lleva un cartel que, fibrón rojo sobre cartón, dice: “No le creas a la TV”. Es jubilada y tiene 4 hijos. ¿Por qué no creerle a la tevé? Angélica: “La TV quiere mostrar solo los saqueos. Tenemos muchos jóvenes muertos por salir a protestar. Estamos hartos de tanta injusticia y no es de ahora solamente, es desde hace tiempo”. ¿Por qué rebalsó el vaso? “Todos los muertos que hay, los jóvenes baleados”, remarca. ¿Ve alguna solución? “La única forma que esto pare es que renuncie Piñera, pero sobre todo que los políticos renuncien a su arrogancia. Estamos aburridos de la arrogancia y de la indolencia”.
Como madre y abuela, Angélica se preocupa por los más jóvenes. Y remarca la importancia de las redes sociales en tiempos de blindaje mediático. Ella se enteró por ahí de las represiones, pero también las vivió en carne propia: “A mí misma me metieron a mi hijo preso, lo balearon y lo metieron en una tanqueta. Es un niño que tiene 3 carreras universitarias y como no quiso desnudarse, lo golpearon”. Su niño tiene 37 años. “Yo no reclamo por mí –sigue-, porque felizmente mi marido tiene un buen trabajo. No todo chileno está así. Yo pude pagar la universidad a mis 4 hijos pero no todo el mundo está igual. La única forma de salir a delante es educados, educando a nuestros hijos”.
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Familia en marcha. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


Dos carteles más allá proponen lo mismo: “Poco libro, mucha bala” y “Estas son mis armas” junto a un dibujo de libros, lápices y una cámara fotográfica.
La más chiquita de la movilización está acompañada de sus dos padres: se llama Ema y tiene 7 años. Sus padres, jóvenes, golpean una cacerolita con un palo de madera y su madre sostiene un cartel que pintó junto a Ema. El padre dice: “No tenemos problemas económicos, venimos de una familia de sacrificio, nuestras a hijas van a los colegios caros de Chile”, confiesa. ¿Qué los trae acá? “Entendemos que la desigualdad que se está generando cada vez mayor y no va a permitir que mi hija se pueda desenvolver en una sociedad más justa”.
Más allá del buen pasar económico, ¿qué le preocupa? “Hay muchos problemas que son éticos: si una persona se sube el sueldo, o se sube un porcentaje como dijo Piñera, es un mal ejemplo para todos. El problema es la clase política que está estancada de muchos años atrás. Y ellos saben cómo salir reelectos. Por eso hay que sacar la reelección, sacar los fueros. Buscar un sistema más justo”, propone, al tiempo que cuenta que viajan a comprar remedios a Argentina porque en Chile “están más caros que en Europa”.
Al lado de ellos, su hija Ema come una mandarina. Su padre la mira y dice: “Lo que ella está viviendo yo lo viví en la dictadura. Salí a la calle cuando 1 millón de personas se convocaron para decirle No a Pinochet. Ahí se lograron cosas importantes. Pero lo que no supimos es que la Constitución del 80 permitía cada vez más corruptos. Hay que cambiar la Constitución: los políticos solo se acostumbraron a ganar dinero”.
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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


De jóvenes a viejos
Muchos de los jóvenes están en las marchas con sus bicis. Muchos. Una de ellas cuenta que, entre otras cosas, tiene que ver con lo caro del transporte público; y lleva un cartel pegado sobre el manubrio: “Nuestros jubilados no pueden pagar sus tratamientos”.
Natalia, 30 años, es terapeuta ocupacional y trabaja en un instituto público: sabe de lo que habla.Dentro de los pacientes que atiendo hay lesionados por diferentes medidas traumatológicas. Los adultos mayores no pueden asistir dos veces por semana, como se debe, porque no tienen para el traslado, para el micro. Porque finalmente el transporte público está tan caro que no pueden pagar un pasaje ida y vuelta dos veces a la semana”. Es decir: pese a la gratuidad del tratamiento para pacientes graves, el problema económico del traslado termina pinchando esa posibilidad. Detrás, la magra pensión que cobran: “La mayoría de mis pacientes jubilados tienen la pensión básica solidaria, que son alrededor de 110 mil pesos (unos 10 mil pesos). Con eso, si llegas a arriendar no te alcanza para nada más. Ni hablar de transporte. Lo mismo me pasa con pacientes que tienen licencia, porque cuando no le pagan no pueden llegar”.
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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


¿Cómo le afecta a ella, trabajadora de la salud, el Chile de hoy? No es solo por los 30 pesos, yo me movilizo en bicicleta, entonces por eso no pago, pero el costo de vida es muy alto. Yo debo 9 millones de pesos sólo en crédito universitario. Salí de la universidad hace 4 años, siendo que tuve hace 2 años una bebé. Son muchas las cosas que estamos pidiendo, y es por las generaciones futuras. Sabemos que los cambios no son de un día para el otro, pero yo tengo un hijo que tiene 4 años y quiero que, cuando sea adulto, tenga una sociedad más justa”.
Si mañana cae Piñera, ¿qué se hace? “Yo pido que haya cambios en la estructura pero que se asegura los medios básicos, que haya un estado de bienestar, que las personas puedan tener un acceso a la salud, a educación, a vivienda, cosas que son básicas sin tener que endeudarse, pagar la comida con tarjeta de crédito”.
Natalia también hace un análisis político de otras movilizaciones que ella misma presenció, y que terminaron con algunos líderes apropiándose de las consignas que luego entraron al Parlamento. Ella opina: “La política tiene juegos de poder y amiguismos y mucho funciona desde la burocracia, pero gracias a esos movimientos y a representantes que están en el Congreso se logró por ejemplo una base de gratuidad universitaria para quienes no pueden pagar”.
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Liquidos con limón para los manifestantes afectados por los gases policiales. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


¿Cree que se está renovando la dirigencia política? “Creo que sí, todos van renovando la política chilena y los jóvenes que entraron tienen nuevas ideas un poco más liberales. Yo no exijo cambios radicales desde el primer momento, porque sería utópico, y hay muchos políticos antiguos que no han salido hace millones de años. Pero sí se han creado nuevos conglomerados políticos que lograron algunas cosas gracias a las movilizaciones”.
Marcelo, 50 años, tiene una cerveza en la mano. Está parado junto a una batucada y mueve el pie al ritmo del repique. Para él también los jóvenes “tienen que sacar a estos representantes, tienen que elegir dirigentes juveniles”. Trabajador de la industria gráfica, se anima también a conectar lo que está pasando en Santiago con Ecuador, Bolivia y Argentina: “A Evo Morales le quieren quitar los hidrocarburos, acá el Litio y el agua. En Argentina, la Patagonia. En Ecuador, lo mismo. Este es el despertar de Chile y el fin de un modelo: todo el mundo lo piensa como el país mejor posicionado, más bonito, y un día se da vuelta y ve que somos una mierda de país, que lo tenía disfrazado hace 30 años. No estaba dormido, lo tenían dormido los políticos. La salud, la educación, nuestros abuelos con pensión de mierda”, enumera. Y por último señala a un joven que lo mira mientras habla y le dirige sus últimas palabras: “Cuando peleamos con Pinochet ellos no sabían: ahora ellos saben lo que es el golpe de Estado, la represión, ellos están luchando con las manos limpias. Son niños. Hay que lucharla, hay que pelearla –le dice mirándolo a los ojos-. A lo mejor vamos a salir varios muertos, pero ese es el costo de una revolución. Y por eso voy a seguir defendiendo y admirando esto que se llama rebeldía y se lleva en la sangre”.
El joven se queda congelado y él va y lo abraza. Entonces se ve la frase que llevaba su cartel, hasta entonces dado vuelta: “Nos quitaron hasta el miedo”.

Seguí la cobertura en www.lavaca.org. Cada día subiremos una crónica y fotorreportaje, y reuniremos material para la revista MU de noviembre. La mejor forma de apoyar el viaje es suscribiéndote a la revista desde 100 pesos por mes: www.lavaca.org/suscripcion

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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.


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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

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Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

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Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.

Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.

Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.

Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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