Nota
2001 La revolución al museo: imaginación y crisis, a las puertas de otro desastre

La Muestra El futuro detrás en el Parque de la Memoria presenta un conjunto de obras y registros (entre los que se encuentran el libro Sin patrón de lavaca y el testimonio de la fundadora de la cooperativa Claudia Acuña) alrededor del estallido social del 2001 de una manera original en un contexto particular, con foco en las creaciones sociales de grupos artísticos, asambleas y fábricas recuperadas. Objetos, narrativas e imágenes que nos muestran una memoria otra de lo que pasaba en calles y espacios sociales por esas fechas, del 19 y 20 a la Masacre de Avellaneda. Pasado, presente, futuro, ¿dejavú? Lo que aporta retomar las huellas de un estallido para encarar la que se viene: hablan las curadoras Ana Longoni y Cora Gamarnik.
Texto: Franco Ciancaglini
Fotos: Sol Tuni
El tiempo y el lugar son paradigmáticos: 6 de diciembre de 2023, Parque de la Memoria. En 4 días el presidente de la Nación Alberto Fernández le dará paso a su sucesor, Javier Milei. Sobran las obviedades.
El destino de este lugar, concebido como un espacio de arte y memoria a cielo abierto en contra del terrorismo de Estado, es un misterio que estará en manos de quienes lo revindican abiertamente. Y también de la resistencia e imaginación de quienes lo concibieron, trabajan y defienden, llenándolo de sentidos.
Una nueva muestra cobijada dentro de la sala“Presentes Ahora y siempre” del Parque, en un día gris de lluvia intensa, parece ser el reducto del reducto de esa memoria latente que se resiste a guardarse. La muestra abrirá al público dos días después de este recorrido (del 8/12 al 31/3), acaso para encontrarse con su verdadero protagonista: la gente.

Fotos: Sol Tunni para lavaca
Arte y política
Ana Longoni (una de las siete integrantes del colectivo curatorial a cargo de la muestra) y Cora Gamarnik (parte de la curaduría fotográfica y audiovisual) son algunos de los nombres responsables de esta instalación que se hace cargo de todos estos elementos paradigmáticos hoy. Y los expone, literalmente, en las paredes, en el piso y ante nuestros ojos en un ejercicio desafiante de traducir los códigos callejeros y las creaciones sociales, espontáneas, dispersas, inabarcables, a un museo.
Longoni es especialista en esto: doctora en artes (UBA), se especializa en el cruce de arte y política de América Latina y trabajó en el Museo Reina Sofía como directora de Actividades Públicas hasta el 2021. Como investigadora del Conicet, dirigió el proyecto “Después del estallido” dentro de la Convocatoria CONICET/Museos, del cual se desprende esta muestra (más info de esto, abajo) y del que participa también Gamarnik, investigadora especialista en fotoperiodismo.

Ana Longoni y Cora Gamarnik. Fotos: Sol Tunni para lavaca
Lo primero que sorprende al entrar al museo es que no vamos a encontrar las típicas imágenes del 19 y 20, no. Y no porque se oculte la represión (presente en fotos y particularmente a partir de la reconstrucción de la Masacre de Avellaneda), sino porque el foco está en otra parte: las curadoras hablan de “creatividad social” para referirse a las emergencias de otras formas de comunicar, hacer y organizarse. Gamarnik: “La represión está presente porque fue lo que sufrieron los y las manifestantes aquellos días pero la apuesta es mostrar que el 2001 tuvo también una fuerte impronta colectiva, de sentido de comunión, de hartazgo transformado en lucha. No fue una salida individualista extrema, como se intenta invocar ahora. Ese es el espíritu que queremos mostrar: proyectos colectivos, creatividad popular”.
Ana: … la fuerza de la multitud como gran laboratorio de imaginación política y social, capaz de generar otras respuestas ante la crisis que pone en riesgo la vida en común.
Así veremos que la primera sala, donde se muestra parte del trabajo de distintas agrupaciones artístico-políticas paridas en la época, domina el color. Incluso algún desprevenido puede pensar que se equivocó de muestra, pero no: los imaginarios del 2001 aparecen en unos objetos tipo asteroides hechos con tapas de cacerola, obra de María Causa, dialogando con las enormes formas de olla a cargo de Alicia Herrero, una tele que invita a ver las sinergias de una comunidad experimental como el Proyecto Venus, que funcionó como un club de trueque con su moneda Venus, al lado de los distintos billetes y bonos del famoso trueque de la época, billetes intervenidos por el colectivo Pobres Diablos de Rosario denunciando al FMI, la experiencia cordobesa del Partido Transportista de Votantes (PTV), que reunió en una parodia de partido político a 300 personas, los dólares-dolores que Karina Granieri repartió en las filas de las casas de cambio en el verano de 2002… son algunas de las imágenes que se reúnen en un estallido de sentidos que se caracterizan por su variedad y originalidad.

Fotos: lavaca
Sala x sala
En la sala contigua un salón audiovisual nos sumerge en tres pantallas que nos hablan simultáneamente. Hay que elegir una para prestar atención y que no se pierda ningún detalle:
1) Una proyecta fotografías de fotógrafxs profesionales así como de personas que registraron con su cámara postales del 2001 al 2003, revelando ocurrentes pintadas callejeras y distintas formas de vida solidaria; las tomas fueron seleccionadas por la investigadora Gamarnik, que dice: “Las imágenes te devuelven a toda la conflictividad y vitalidad de esos años, después del estallido”.

Fotos: Sol Tunni para lavaca
2) Otra de las pantallas muestra una edición de fragmentos de 15 entrevistas, especialmente grabadas para la muestra, a personas que participaron de una u otra forma de asambleas populares y fábricas recuperadas, los estallidos y sus ecos. Entre ellas da testimonio la fundadora de lavaca, Claudia Acuña, como parte de la gesta que parió entre otras cosas este medio de comunicación cooperativo.

Fotos lavaca
Pantalla 3) Un collage de imágenes gráficas y fotográficas que componen la historia de la asamblea de Lacroze y Zapiola, en Colegiales, realizada por dos de sus integrantes.

Fotos lavaca
En la sala siguiente –quedan dos, dos y medio más- veremos retazos de la historia de las fábricas recuperadas, historia viva hoy. Brukman, Grisinópolis, Zanón, el hotel Gondolín (como edificio recuperado por la comunidad travesti-trans) tienen sus apartados propios donde se registran las conexiones solidarias entre lxs trabajajadores y distintos artistas y colectivos, que se hacen evidentes en iniciativas como festivales y movidas solidarias para parar la olla y hacerse ver.

Fotos: lavaca
Se encuentra presente en la pared, para ser tomado y consultado, el libro Sin Patrón de esta cooperativa, una tesis y una guía sobre el movimiento de fábricas recuperadas parido por y en aquella época. Al lado de la primera edición del libro, el colectivo Iconoclasistas – presente en distintos puntos clave de la muestra- representa el padrón de empresas que recopilamos en su momento en un coqueto mapa. También está presente un retrato en el Gondolín de Zoe López, referente de esa organización recientemente asesinada.
En esta misma sala, la más grande, se continúa reflejando el carácter federal de la selección de obra de la muestra: la movida del Hormigazo en honor a Pocho Lepratti de Rosario ocupa una buena porción, así como se refleja el accionar de esa época en los escraches de HIJOS La Plata en otra de las paredes.


Fotos: Sol Tunni para lavaca
En el paso hacia la siguiente sala, se abre un microcine con una selección de doce pelis: fragmentos de films como La toma de Naomi Klein y Avi Lewis, o La crisis causó dos nuevas muertes de Patricio Escobar aparecen en una edición que le da contexto audiovisual a la muestra. Esta última peli además conecta con el eje de la sala donde culmina el recorrido…

Fotos: Sol Tunni para lavaca
Porque llegamos a Avellaneda, 2002. En el rincón se cobija esta última estación de la muestra, especialmente conmovedora. Lo primero que impacta es un mapa de Avellaneda– a cargo de Iconoclasistas, claro- en el cual se ubican fotos de lugares y momentos de aquel 26 de junio: el corte en el puente, la represión en la estación, la represión en cuadras y cuadras a la redonda, el allanamiento ilegal al local de Izquierda Unida, todo en fotos que no son las que estamos acostumbradas a ver y son parte de la causa judicial que investiga las responsabilidades de las muertes de Darío y Maxi.
Hay más: dibujos de Maxi Kosteki, remeras del Taller Popular de Serigrafía, los dibujos de Florencia Vespignani, la pintura de Ana Maldonado y el vitraux de Maka entre otros 60 artistas y colectivos participantes, entre los que hay artistas populares, anónimos, y otros más reconocidos. Algunos de ellos estarán presentes en una de las “activaciones”, la primera, que ocurrió el pasado domingo 17 con un recorrido comentado junto a investigadores, artistas, fotografxs, cineastas y activistas integrantes de distintos colectivos. Luego habrá una performance del colectivo de arte callejero Periferia, al cumplirse 40 años de la democracia.


Fotos: Sol Tunni para lavaca
Las curadoras
El título “El futuro detrás” puede sugerir tanto la idea de que lo que viene está atrás, como la idea de que hay que mirar hacia atrás para enfrentar lo que viene. Cora Gamarnik dirá: “Exactamente, el título juega con esos dos sentidos. Pero también es decir que el pasado no es algo cristalizado que sucede una vez y para siempre, sino que sigue actuando en el presente”.
Ana Longoni repone un cómo sigue actuando: “Cuando se empezaba a acercar la fecha de la muestra, ante el contexto que estamos viviendo, tenía una sensación de extrañamiento, me preguntaba ¿qué sentido tiene ahora una muestra sobre el estallido del 2001? El contrapunto entre el “que se vayan todos”de aquella época, ahora cantado en el bunker de Milei… Y de repente empezamos a tener indicios muy fuertes que nos hablan del hoy, y finalmente se nos hizo evidente cómo el 2001 también nos puede dar claves para pensar el presente y sobre todo imaginar otros futuros posibles”.
Cuáles está por verse. El 2001 sigue vivo, continuamente, reescrito, ahora en las paredes de un museo. Cora: “Hay varios 2001, y como en todos los aspectos históricos, culturales, hay una disputa por ese 2001. El ´que se vayan todos` lo trata hoy de absorber la ultra derecha, lo cual demuestra que se está intentando apropiar de esa fuerza colectiva, poderosa que salió a manifestarse entonces. No lo podemos dejar.”

Fotos: Sol Tunni para lavaca
Ana: “La apuesta que nos proponemos es a conmover las memorias del acontecimiento del 2001, hacerlas estallar desde otras voces y otras imágenes a las que solemos tener; abrirnos a otras geografías… Y sobre todo pensar hasta qué punto eso puede interpelar los procesos actuales y los modos de construir los relatos de aquel tiempo. Lo que se instaló después fue: no hay que volver al 2001, como una especie de amenaza. Y nos interesa proponer un ejercicio donde emerjan memorias plurales, resonancias y huellas que pueden seguir estando latentes, o pueden ser de alguna manera, desenterradas, para construir otras posibilidades de vida y de resistencia hoy”.
Para Gamarnik “el pasado para operar sobre el presente necesita de narraciones, necesita de imágenes, necesita de acciones que lo traigan. Y un poco es eso, recuperar ese espíritu cooperativo, traerlo no solo como forma de estudios académicos dentro de la universidad, sino desde otras formas de lenguaje, para llegar a otros públicos”.

Fotos: lavaca
Una de las ventajas del Parque de la Memoria es la afluencia de colegios primarios y secundarios como parte de recorridas escolares pedagógicas. La sala PAYS es parte del Monumento a las víctimas del terrorismo de Estado emplazado en la gigantesca plaza de acceso público, que le brinda a todo lo que se hace acá otra resonancia: ante esta muestra, ata los hilos de la historia de derechos humanos, la lucha y la represión, historia y presente.
La invitación, como el 2001, queda abierta.


Fotos: Sol Tunni para lavaca
Las charlas y el libro que viene
La muestra es producto de una investigación realizada por el grupo “Arte, Cultura y Política en la Argentina reciente”, parte en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA junto al Museo Histórico Nacional, que incorporará a su patrimonio las entrevistas y documentos relevados en el proceso.
Como inicio de esa investigación, al cumplirse los 20 años de 2001 se realizaron una serie de conversaciones, debates y asambleas que, primicia de lavaca, serán editadas en un libro que se publicará próximamente.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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