Nota
“Las católicas tenemos derecho a disentir con las jerarquías misóginas de la iglesia”
Marta Alanis es fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir y miembro de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Desde ese lugar, analiza qué representó la marcha antiderechos: “Prefiero que se movilicen y no que hagan ese lobby oscuro, secreto, permanente, sistemático, ante funcionarios, legisladores y la comunidad médica. Solo las mujeres pueden saber en qué momento quieren ser madres y pueden serlo”. También analiza cómo seguirá el debate parlamentario, que comenzará el próximo 10 de abril: «Queremos que todo transcurra de una manera civilizada, que podamos expresar las disidencias, sin golpes bajos».

Marta alanis, en el centro, participando de la foto acción que se realizó el 8M en las escalinatas del Congreso. Foto: Nacho Yuchark para lavaca
El 24 de marzo Marta Alanis marchó en Córdoba junto a su nieta de diecinueve años. “Es mi lugar, donde viví la dictadura y sus consecuencias”, dice. Este año, su lugar, estaba lleno de pañuelos: de los blancos y de los verdes. Ella y su nieta llevaron el suyo puesto. “Mi nieta habla con sus compañeras, debaten. Las chicas representan la realidad de la juventud. Hay una apertura a vivir la sexualidad con más libertad y necesitan más cuidados: más educación sexual, más anticoncepción, más condiciones para ampliar su libertad, para que vivan en un mundo más libre, más tolerante, donde sobre la sexualidad haya una mirada positiva, de alegría, de juego, y no de pecado: menos moralina. La inmoralidad más grande en este momento es la desigualdad que hay en el mundo y ponerla en la sexualidad es estar habitando el pasado. Ya no hay lugar para el discurso conservador”.
El pasado
Un día después, el 25 de marzo, sectores anti derechos marcharon en contra de la despenalización y legalización del aborto. Lo hicieron en varios puntos del país. Unos días después en redes sociales se vio al feto gigante que llevaron como estandarte guardado en la Catedral de La Plata.
Marta Alanis es fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir y parte de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Desde ese lugar aclara: “La iglesia somos todas y todos los que nos sentimos parte. La iglesia no es la jerarquía. La iglesia no es la cúpula masculina que tiene un discurso determinado. La iglesia tiene una multiplicidad de voces que no se escuchan todos los días, porque se escucha solamente la voz de los que tienen poder. En la Iglesia Católica siempre existieron diferentes corrientes teológicas, en estos temas nunca hubo verdades absolutas. El cristianismo no surgió para regular las relaciones sexuales de las personas. Las enseñanzas del Evangelio están muy lejos de estos temas. Esto es un discurso apropiado de la jerarquía para disciplinar, especialmente a las mujeres”
Marta estuvo desde muy joven vinculada a las comunidades de la iglesia y movimientos populares. En el año 77 se fue al exilio junto a su familia: estaba embarazada de su cuarto hijo. Volvió a Argentina en el 84 y en un seminario con la monja Ivone Gebara descubrió el feminismo. Ese descubrimiento lo grafica así: “Cambias los lentes y empezás a ver, a acomodar todas las cosas que te generaban malestar en la vida y no sabías a dónde ponerlas. Les ponés un nombre y les ponés un objetivo de cambio. Y también le ponés una alegría nueva a tu vida, porque no sos la única a la que le pasan esas cosas: es a todas, es un sistema. En ese momento me asumí feminista, pero en muchas cosas era feminista antes. La teología feminista y el feminismo me ayudaron a unir todas esas rebeldías que no tenían nombre, no tenían lugar en la práctica política de esos tiempos. Encontrarme con el feminismo fue liberador”
Desde esa mirada y desde su historia concluye: “La doctrina de la Iglesia dice que es mucho más grave actuar obedeciendo la doctrina que actuar haciendo cosas en contrario, pero decidiendo un dilema ético en base a la propia conciencia. Porque un dilema ético se resuelve en el aquí y ahora. Y una está ahí, una sabe, pone sobre la mesa los pro, los contra y toma una decisión. Si tiene formación católica esta persona tomará las enseñanzas y pondrá sobre la mesa también esas enseñanzas, pero puede decidir en contrario porque la situación es muy delicada y tiene que tomar una decisión. La libertad de conciencia es la libertad para disentir de las enseñanzas también de la Iglesia Católica, y esto es parte de la doctrina. La libertad religiosa, la libertad de conciencia, no es para impedir que un médico haga una práctica que es legal. La libertad de conciencia también es, especialmente, para disentir con lo que dicen ciertos sectores de la jerarquía. Tenemos el derecho a disentir. La teología de la liberación ha marcado un disenso con respecto a la postura oficial de la Iglesia y nunca dejaron de ser católicos. La teología feminista inspira este tipo de lucha, de organizaciones, de agrupaciones de mujeres, de conciencia de las mujeres de sus derechos ante una Iglesia masculina, misógina. Somos ciudadanas de segunda dentro de esta iglesia. Entonces podemos decir ‘nos vamos’, pero nos hemos formado dentro de esta iglesia. Hay otra opción: que seamos ciudadanas de verdad y digamos lo que pensamos de esta institución que es, como institución jerárquica, una de las principales opositoras a los derechos de las mujeres. En la marcha del otro día tuvieron que movilizar todo el aparato de esta jerarquía. Fueron las personas que obedecieron al llamado de la jerarquía católica y de las iglesias evangélicas, de los sectores más conservadores de estas iglesias. Una demostración de oposición del derecho al aborto que hay que tomar nota que existe. Tienen derecho a expresarse. Prefiero que se movilicen y hagan una marcha y no ese lobby oscuro, secreto, permanente, sistemático ante funcionarios, legisladores, ante la comunidad médica, para impedir aquellas prácticas que a ellos les parece que no están bien. Solo las mujeres pueden saber en qué momento quieren ser madres y pueden serlo. Es algo maravilloso poder decidir tener un hijo, una hija. Poder decidir le da otra significación y otro poder de desarrollo incluso, de contención. No se puede forzar. La maternidad forzada es una violación a los derechos humanos”.

Marta con dos de sus compañeras de la Campaña Nacional, el día de la presentación del proyecto en Diputados.
El futuro
Este año la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito presentó por séptima vez el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Se hizo con un record de 71 firmas de legisladores y legisladoras. En reunión plenaria de las cuatro comisiones que deben emitir dictamen para que el proyecto llegue al recinto se fijó el cronograma de trabajo. El martes 10 de abril se iniciarán las reuniones de debate, que serán desde entonces todos los martes y jueves de 9.30 a 18 horas. Se estima que a fines de mayo estará listo el dictamen.
Marta dice estar muy contenta y con muchas expectativas. “La presión del movimiento feminista hizo que entrara en debate. Y fue una buena decisión, para nosotras y para el Parlamento en su conjunto, poder asumir con responsabilidad el debate de un tema que afecta a la mitad de la población en Argentina. Estamos muy activas y queremos que todo transcurra de una manera civilizada, que podamos expresar lo que pensamos, las disidencias, sin golpes bajos. La Campaña ha atravesado situaciones difíciles, diferentes posturas hasta lograr consenso, tensiones, pero nunca hubo quiebre. Tuvimos la capacidad organizativa y la madurez política suficiente para no quebrarnos, para no debilitarnos. Siempre, desde la primera plenaria que hicimos en Córdoba en 2005, fuimos creciendo en adhesión, en activistas, en argumentos y estamos logrando que se abran las puertas de ese recinto para conseguir el dictamen favorable en la Cámara de Diputados. Nos queda todavía un serio trabajo en el Senado. Seguimos dando la lucha, primero para lograr que se despenalice y se apruebe la ley y luego tendremos que trabajar intensamente para lograr el acceso en hospitales públicos, en centros de salud. Hay que vencer los obstáculos, hay que convencer de que la ley no obliga: la ley solo permite. La ley evita las consecuencias del aborto inseguro. La prohibición hace que sea inseguro, que las mujeres se pongan en riesgo. Es un tema de salud pública que el Estado tiene que asumir.”
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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