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Las cosas que hay que hacer para pedir justicia

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Daniel Solano está desaparecido desde el 5 de noviembre de 2011. Eso debería motivar alguna acción judicial, estatal, gubernamental, pero no. Por lo tanto, su padre Guadalberto junto con sus familares acampan desde hace tres meses frente a la fiscalía de Choele Choel, en Río Negro. El 2 de mayo, Guadalberto decidió encadenarse e iniciar una huelga de hambre. “No me voy hasta que me den respuestas”, señaló a lavaca. Desde hace seis meses, al conocerse la desaparición, Guadalberto se trasladó de Salta a Choele Choel reclamando por su hijo.
Las cosas que hay que hacer para pedir justiciaSara es familiar del desaparecido: “Daniel hace dos años que venía desde Tartagal, Salta, a trabajar en Agrocosecha SRL, una empresa de cosecha de manzanas ubicada en La Márquez, un pueblo que está a 30 kilómetros de Choele Choel. El sábado 5 de noviembre fue al boliche Macuba, se sabe que unos policías lo sacan de allí, y desde entonces no apareció más. Los patrones lo contactan al papá y durante un mes y medio lo llevaban a Neuquén a buscarlo, pero sabían que no estaba allá. Hubo muchas pistas y testigos que intentaron desviar la investigación. La hermana de Daniel realizó la denuncia formal de desaparición el 18 de diciembre, en Tartagal, junto al abogado Sergio Herdia”.
120 testimonios
A seis meses de la desaparición, hay 120 testimonios que afirman la hipótesis de que a Daniel se lo llevaron efectivos policiales. Hay denunciados 13 policías y 21 civiles entre los que se encuentran empresarios y compañeros de trabajo, aunque la causa sigue confusa quizás debido a esas “desviaciones” que suman hipótesis que diluyen la investigación a la policía.
Han existido reclamos de El observatorio de Derechos Humanos de Río Negro, concejales de la localidad de Luis Beltrán, Choele Choel, Lamarque, los intendentes Daniel Belloso de Choele Choel, Gerardo Bravo de Chimpay, David Mendoza de Coronel Belisle, vecinos de los siete pueblos que integran la comunidad de Valle Medio. La respuesta sigue siendo el silencio.
Por eso este 5 de mayo, desde la Comisión de apoyo a la familia realizan una concentración en el acampe y una marcha al Boliche Macuba, la Comisaría 8va de Choele y el juzgado Civil 30.
“El Juez Darío Soto a cargo Juzgado Civil Nº 30 de Choele Choel tiene todo para resolver, ya pasaron seis meses. La causa no avanza, ya hay seis policías separados, a mí me despidieron por estar en esta lucha, no me voy a levantar hasta que me den respuestas. La mamá de Atahualpa Martínez Vinaya también me está acompañando”, relata Guadalberto, en referencia al chico de 19 años asesinado en junio 2008.
Julieta Vinaya, la mamá de Atahualpa, se acomoda las cadenas para hablar bien con lavaca y comenta porqué acompaña a los familiares de Daniel: “Sé lo que es perder un hijo, no dudé en venir, en sumarme, nos une el dolor. No sé qué está esperando el juez”.
Otro caso impune
Atahualpa estaba en el pub Miloca, en Viedma, el 15 junio de 2008 con un amigo. Cuenta Julieta: “En un momento el amigo se va al baño. Cuando vuelve, Atahualpa no estaba, el amigo se fue a dormir. La hermana de Ata lo empieza a buscar. A media mañana el abuelo de Ata que es policía se pone a averiguar por comisarías y hospitales. Al mediodía llaman para identificar un cuerpo y la hermana reconoce que es Ata. Yo me encontraba en Rosario tramitando una beca porque en diciembre se iba a ir a estudiar medicina a Cuba. En el velorio nos comenzamos a preguntar qué pasó, incluso la provincia de Río Negro pone una recompensa de $100.000 pero nadie decía nada o daban pistas falsas. Nos recibe la Presidenta, y entonces Gendarmería se pone a trabajar en el caso pero un año y medio después. La causa ya tiene 4000 fojas, se lo pasamos a Sergio Heredia para que empiece a estudiar el caso”.
Julieta continúa: “Gendarmería reconstruyó el recorrido de los últimos momentos de Ata. Le dan un balazo en un pulmón y muere luego de dos horas de agonizar. En el lugar donde lo encuentran descubren que el cuerpo fue movido de su posición original. La policía no valló el lugar y sacó fotos con sus celulares. La médica forense de la policía no siguió el protocolo para estos casos. Cuando escuchás esto te preguntás si la médica no es madre, si no tiene hijos.”
“Ahora estamos preparando para el 14 de junio de 2012, una muestra con fotos en la Casona de Viedma que funcionó como centro clandestino de detención de la dictadura. Venimos trabajando con los colegios secundarios acerca de la impunidad y luego el 15 de junio hacemos la marcha a la tarde, comenzando en la escuela secundaria donde estudió Ata y termina en la plaza San Martín en el monumento que le hicieron”.
Guadalberto sigue esperando. Ya comenzó la huelga de hambre, encadenado a la Fiscalía. Lo único que está reclamando, parece increíble tener que aclararlo, es una respuesta, para que la justicia no sea, como su hijo, otro caso de desaparición.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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