CABA
Luz de noche: El triunfo de las escuelas nocturnas
Juntadas de firmas, movilizaciones, inscripciones manuales, escraches públicos y creatividad: cómo se logró revertir la resolución del Gobierno de la Ciudad que buscó cerrar 14 escuelas nocturnas. POR ALEJANDRO VOLKIND
La leyenda popular indica que los docentes tienen tres meses de vacaciones, y que en ese período se desconectan de todo. Pero la cara y el cuerpo de Gabriela desmienten esa teoría: “Ellos especulaban que íbamos a hacer la plancha”, comenta, y se le escapa una sonrisa. Desde el 14 de diciembre en que el gobierno porteño anunció que el colegio donde es vicerrectora cerraría, al igual que otros 13 establecimientos, ella todavía no encontró un solo día de descanso en el calendario.
Gabriela Gervasi es vicerrectora del Comercial 12 de Lugano y fue una de las miles de docentes que se pasaron el verano luchando hasta conseguir que el gobierno porteño diera marcha atrás con el cierre y achique de las escuelas nocturnas. Fueron, para ser exactos, 47 días donde se dio una verdadera rebelión de la comunidad educativa, que consiguió una victoria que trasciende las escuelas involucradas. Los motivos de rever la decisión nunca fueron explicitados por el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta –refugiado por entonces en Florianópolis, luego de pasarla mal por octava vez en sus digitadas reuniones de vecinos- ni por su ministra de Educación e Innovación, Soledad Acuña, quien hasta último momento llenó de correos basura a los docentes asegurando que su gobierno sólo se dedicaba a abrir escuelas.
Si en 2018 Soledad Acuña había confirmado el cierre de las nocturnas, el 2019 la encontró con amnesia. “Nosotros no cerramos escuelas, las abrimos”, repetía en cada entrevista que tuvo. Y, aunque la Resolución seguía en pie, la ministra invitaba a inscribirse manualmente.
La respuesta docente fue unirse: confluyeron con organizaciones barriales, culturales y políticas y armaron la Multisectorial contra el cierre de las escuelas nocturnas que se transformó en una usina de iniciativas.
Escenas de una victoria
9 de diciembre. Alto Palermo Shopping. En la previa navideña, las cámaras de televisión muestran las ofertas imperdibles: carteras, vestidos, zapatillas, las escuelas no se cierran, perfumes. Como un mensaje subliminal, la pancarta se lee por detrás del cronista. Los responsables son los docentes y estudiantes del Comercial 26. “Arrancábamos el semaforazo en Santa Fe y Coronel Díaz y después entrábamos al Alto Palermo cantando que las escuelas no se cierran”, cuenta Carlos Betancor, rector del Comercial 26. “El primer día la gente se sorprendió. El tercero, terminaron aplaudiendo hasta los mozos del bar de la calle Berutti”.
La calle fue un gigantesco terreno de disputa. Si el gobierno aseguraba que uno de los motivos del cierre era la baja cantidad de estudiantes que cursaban por año, los docentes desplegaron mesas por toda la Ciudad donde se comenzaron a hacer las preinscripciones manualmente y a desarmar las mentiras oficiales. “La movida que se generó en la comunidad, dentro de los barrios, fue decisiva”, asegura Gabriela. A las mesas del Comercial 12 se acercaban familias y ex alumnos de Ciudad Oculta, de Barrio “INTA”, de la Villa 20 y de Piedrabuena, que los ayudaron a recolectar firmas y a difundir la situación en el barrio. Las iniciativas fueron un éxito: el comercial 12 tiene cubrió 60 vacantes para primer año y tiene preinscripciones para llenar más cursos.
El Comercial 26, ubicado en Palermo, centró su trabajo en la Villa 31. “Con la ayuda de los vecinos de la mesa participativa por la urbanización juntamos un montón de firmas”, repasa Santiago Carrillo, docente y delegado de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE). El resultado quedó demostrado días más tarde, cuando la ministra Acuña tuvo que abandonar de apuro su recorrida por las obras del futuro Polo Educativo de la Villa 31 ante la persistencia del canto de los vecinos. “Las escuelas no se cierran” comenzaba a perfilarse como otro hit de este verano.
Diálogos y escraches
-Hola, vengo a inscribir a mi hija al comercial 12 de Lugano.
-No, en esa zona te puedo ofrecer un CENS.
-Pero vivo a tres cuadras del comercial.
-En esa zona te puedo ofrecer un CENS -volvía a responder el funcionario, que ni siquiera se gastaba en hacer la mímica de llenar un formulario.
Para el gobierno, el colegio ya ni existía. La situación quedó filmada y comenzó a viralizarse. Los docentes también dieron la pelea en las redes y no hubo troll center que pudiera dar vuelta lo obvio. La palabra de Acuña comenzó a derretirse.
Con la calle prohibida y las redes debilitadas, el último refugio del Jefe de Gobierno fueron sus predilectas reuniones con vecinos, esa zona de confort donde cada asistente es previamente evaluado y solo los elegidos pueden preguntar. Ahí mismo, se hizo escuchar Gabriela: “Vos me estás diciendo que las escuelas no se cierran pero, por el otro lado, nos llegó una orden del Ministerio de Educación para dar de baja a los docentes”. Tres minutos más tarde, el Jefe de Gobierno tuvo que huir del Club José Hernández de Mataderos por la puerta trasera. De fondo, sonaba el hit “Las escuelas no se cierran”, la misma canción que escuchó en los otros siete escraches que cosechó HRL en menos de dos semanas. Tras el último en Lugano, Larreta resolvió refugiarse en Florianópolis y, desde allí, dar marcha atrás con la resolución 4.055.
“Ahora la pelea sigue como antes de la Resolución: exigiéndole al gobierno políticas públicas para aumentar la matrícula”, adelanta Santiago Carrillo. Candidatos para ocupar un pupitre sobran: según el investigador Leandro Bottinelli, del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional, en la Ciudad viven 422.569 personas que no terminaron la secundaria y que no asisten a ninguna escuela. Carrillo brinda ideas: publicidad de las escuelas nocturnas, apoyo a la Tutoría Territorial del Colegio Sarmiento en la cual los docentes van al barrio a hablar con los estudiantes para que se reincorporen, aumento de becas y eliminar la potestad del gobierno de cerrar un curso si tiene menos de 15 estudiantes inscriptos.
Lo que viene
Cuando era ministro de Educación de la Ciudad, el actual senador Esteban Bullrich reveló su estrategia contra los gremios docentes. “¿Qué es lo que hacemos para vencer la resistencia? Primero, lanzar varias iniciativas al mismo tiempo porque el gremio focaliza. Entonces, cuando el gremio focaliza en una y le abriste 12, las otras 11 avanzan. Cuando se dieron cuenta que alguna ya se implementó, van atrás de esa y avanzás con la que no habías avanzado”, explicaba, orgulloso, en una charla íntima en la Academia Nacional de la Educación.
Los nombres en el ministerio cambiaron, pero la política se mantuvo intacta. En 2018, el gobierno fue una máquina de cascotear la educación pública -UniCaba, traslado de escuelas-, pero la marcha atrás con el cierre de las nocturnas dio vuelta los cañones. Ahora son los docentes los que quieren avanzar en los otros 11 frentes abiertos, que van desde frenar el cierre de jardines maternales hasta evitar que el negocio inmobiliario destruya la escuela deportiva más antigua y prestigiosa de la Ciudad, el Instituto de Educación Física Enrique Romero Brest.
Por eso, todos se encargan de aclarar que el conflicto educativo no terminó.
Después de este verano, algo volvió a quedar claro: luchar vale la pena.
Y ningún docente está dispuesto a olvidarlo.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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