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Nueva moneda cooperativa para intercambiar producción sin psicosis inflacionaria

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El lema en los billetes es: “La cooperación supera a la competencia”. Este sábado 1° de octubre será presentada la Moneda de Intercambio Argentina (MIA) un mecanismo de pago creado por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas para el sector autogestivo y quienes quieran sumarse. El evento ocurrirá de 12 a 19 en la Cooperativa El Mercadito (Cnel. Ramón Falcón 2714, Flores, Buenos Aires) con la presencia de las propias cooperativas y sus productos, feria gastronómica y números musicales.

El MNER plantea el lanzamiento de la moneda como una propuesta que “apunta a fortalecer a empresas, trabajadores y trabajadoras, y productores de la economía popular, a partir del intercambio de productos y servicios”.

En esta nota de la revista MU Eduardo Murúa (Director de Políticas de Inclusión Económica) explica cómo funcionará la MIA, el vigente antecedente suizo de una moneda cooperativa y otros proyectos que vislumbra frente a la crisis: sustitución de importaciones y una ley para consolidar a las cooperativas sin patrón. Datos de un proyecto que busca, entre otras cosas, que la vida sea más productiva y más llevadera. Por Sergio Ciancaglini.

El actual Peso argentino cumplió 30 años. Nació el 1º de enero de 1992 como equivalente a 10.000 australes y a un dólar, cuando gobernaban personas que hicieron y deshicieron demasiadas cosas. 

Hoy el Peso argentino sirve para comprar dos banditas elásticas mientras se estira la inflación. O un tercio de sobrecito de azúcar que se puede diluir en 1,33 gramos de café, o en la realidad. Alcanza, cash, para dos (2) fósforos, seres de la familia de lo efímero, 0,7 gramos de asado, 0,2 gramos de dentífrico, 0,8 gramos de tarta vegana, 3,4 centímetros de papel higiénico, 6,25 mililitros de leche (120 gotas) si es que eso que venden en los súper es leche; la misma cantidad de agua embotellada, 1,5 gramos de yerba, 3 gramos de pan, 1,2 milímetros de cigarrillo, el 1,30 por ciento de una medialuna. Es un mercado molecular, una moneda subatómica destinada al  nanoconsumo, y no se sabe si las cosas serían mejores o peores de otro modo, aunque siempre conviene estar en alerta. Al salir esta MU a la calle es posible que las proporciones aquí detalladas se hayan convertido en micropartículas aún más imperceptibles.   

“La moneda no vale nada. Entonces dijimos: cuando nos sacaron las fábricas, las recuperamos. ¿Nos sacaron la moneda? Vamos a recuperarla. Hagamos nuestra propia moneda”. 

Así lo relata el Vasco Murúa (su nombre de pila, casi fuera de circulación entre quienes lo conocen, es Eduardo). Es fundador del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) y todo lo que logró esa organización en base a desesperación por salir del desempleo, inteligencia y tozudez, hizo que el actual gobierno designara a Murúa en el Ministerio de Desarrollo Social como Director de Políticas de Inclusión Económica dedicado en la práctica al sector de empresas sin patrón (por su mecanismo horizontal de funcionamiento). Son más de 400 y el lanzamiento del Renacer (Registro Nacional de Empresas Recuperadas) permitirá confirmar que involucran a unas 18.000 personas demostrando que es posible trabajar con una lógica diferente de producción y de relaciones.  

Más allá de su rol como funcionario, describe al Estado como colonial, o como “estúpido, bobo y maligno” al hacer cosas como haber subsidiado a las corporaciones vía ATP durante la pandemia con la mitad de los salarios, incluso los altos, “mientras a nuestro sector le entregaban planes Potenciar Trabajo que eran la mitad de un salario mínimo”. Ese apoyo fue importante (todo lo es para las cooperativas de trabajo), pero a la vez fue percibido como casi una limosna por lo que Murúa cuestionó: “No nos ven ni nos escuchan, siento que hay una subestimación con respecto a nuestros compañeros”.    

Desde fines del siglo pasado el MNER es uno de los grupos que reunió a experiencias obreras conformadas como cooperativas de trabajo que se hicieron cargo de las empresas en las que trabajaban frente a la quiebra, vaciamiento y/o fraudes perpetrados por las respectivas patronales. La marca de agua del movimiento, su hilo de seguridad, es una trilogía de acciones: Ocupar, Resistir y Producir. 

Y esta novedad con forma de billetes implica otras tres palabras: Moneda de Intercambio Argentina, MIA. 

Nueva moneda cooperativa para intercambiar producción sin psicosis inflacionaria

Mujeres trabajando

«Veníamos estudiando el tema desde hace años, como necesidad de tener una moneda para intercambio dentro de la economía popular” explica Murúa. 

La idea tiene alcances simbólicos y también políticos: “El Fondo Monetario Internacional (FMI) controla la economía, incluso no te deja emitir y en esa discusión sobre la emisión está uno de los impedimentos para crecer. Si el Estado capitalista no facilita desde la emisión la producción y el consumo del pueblo, entonces que emita el pueblo. Lo proponemos desde un sector humilde que son las empresas recuperadas pero es una idea que dejamos abierta, no queremos hegemonizarla. Es una forma de plantear que hay otras formas de construir otros mercados”. 

Nueva moneda cooperativa para intercambiar producción sin psicosis inflacionaria
El acto del MNER en Aceitera la Matanza, en el que se lanzó el proyecto de Ley de Recuperación de Unidades Productivas, para que las empresas rescatadas por sus trabajadorxs sigan consolidando su funcionamiento.

Los billetes son de dos denominaciones. El de 500 MIA (equivalente a 500 pesos, al menos por ahora) es azulado, con la imagen de una persona haciendo un trabajo metalúrgico de soldadura. En el reverso se ve el mapa argentino rodeado de manos entrelazadas bajo una frase: “La cooperación supera a la competencia”. Al logo del MNER, y la denominación “Moneda MIA” se agregan dos palabras: “Bien común”. 

El billete de 1.000 MIA tiene rasgos similares pero se diferencia por su color verde y en el frente muestra a tres mujeres trabajando con barbijos. Son de la sección empaque de la Cooperativa Mielcitas Argentinas de La Matanza –recuperada bajo la oscuridad macrista– en la que 66 de las 88 personas que se hicieron cargo de la producción son mujeres sin patrón: el billete es un reconocimiento impreso y expreso a quienes lograron imponerse a la destrucción del trabajo.

¿Cómo funciona?

La experiencia ya está en marcha con un plan piloto entre algunas cooperativas como Farmacoop (antes Roux Ocefa, primer laboratorio recuperado del mundo), y Recoop, distribuidora mayorista de producciones de empresas recuperadas, principalmente comestibles (yerba, aceite, quesos, dulces, pastelería, embutidos, entre muchas otras ofertas) y también sanitarios (alcohol, barbijo, cremas), o de línea blanca, acumulando más de 350 productos. 

Explica Bruno Di Mauro, de Farmacoop: “Distribuimos para empezar 1.000 MIA a cada uno de los 45 integrantes de la cooperativa, que pueden comprar en Recoop y en una red de unos 50 mercaditos barriales que se está expandiendo cada vez más. La ventaja es que en Recoop pueden comprar a precio mayorista. Con las MIA que recibe, Recoop hace compras a Farmacoop. Entonces el mecanismo se va haciendo más fluido y se incentiva la compra al propio mercado cooperativo. Y cuando ves que un queso o cualquier otro producto hecho por las cooperativas encima es mejor que lo que te venden afuera, empieza a cambiar todo”. Otra idea: “Fidelizar a los proveedores que compran productos en empresas recuperadas para que se vayan sumando a la dinámica. No queremos que quede solo en el intercambio entre cooperativas, sino que pase fuera de las recuperadas para que comercios o empresas compren en Recoop con MIA”. 

Bruno describe una posible ventaja de esta idea: “En momentos de escasez de circulante no nos veríamos tan afectados, podríamos financiarnos con este sistema. Estamos hablando de la moneda, que es un símbolo máximo del capitalismo como forma de intercambio. Pero la MIA puede reforzar un concepto de economía circular dentro de la economía popular, empezar a apropiarnos más de mecanismos que nos permitan autonomía e independencia. Si te agarra una etapa como el macrismo, no tenés un peso, te pagan a 90 días y no podés bancar ese desfasaje. Tener una moneda propia te permite financiarte, seguir consumiendo y hacer girar la rueda”. 

Murúa: “La oferta de productos va a ser cada vez mayor, incluso de empresas privadas, con dos objetivos: potenciar la demanda de las empresas, y bajar el costo de vida de nuestras compañeras y compañeros”. El sistema va a funcionar en el arranque como un aumento en los retiros (los ingresos de los cooperativistas). “Yo no lo planteaba como aumento. Decía: a quien cobre 50, hay que darle 45 y 5 en MIA, ya eso es un beneficio porque con la MIA tiene más poder de compra. En cualquier caso, habrá que ir despacio para no tener inconvenientes porque esto no es común, nunca lo hicimos. Pero tenemos mucha confianza”.  

Dice Murúa que el caso que más lo impulsó a pensar la nueva moneda nació en Suiza, con la experiencia del Wir, moneda que funciona desde 1934 a partir de Wirtschaftsring-Genossenschaft (Cooperativa del Círculo Económico) que se maneja con pequeñas y medianas empresas y creó además el Wir Bank. Wir significa “nosotros” en alemán. Tiene 50.000 miembros, realiza el 17% de los negocios de Suiza, tiene ingresos anuales de 1.500 millones de euros y el intercambio en esa moneda abarca entre el 1 y el 2% del PBI de ese país. “No estoy inventando nada” ríe Murúa, “pero el Wir te muestra hasta dónde puede llegar una propuesta bien fundada”.  

Duda. Mucha gente puede pensar que el mundo del trabajo no tiene que meterse con las autopercibidas “ciencias económicas” y menos aún crear una moneda, pero siempre ocurrió lo mismo con las empresas recuperadas. Parecía absurdo que obreras y obreros sin conocimiento de gestión, marketing, administración, liderazgo, pudieran hacerse cargo de las empresas muertas, revivirlas como con un desfibrilador de ideas y acciones, ponerlas en marcha, y que pese a los hundimientos de los últimos años estén aquí, de pie y generando trabajo. Donde fracasaron los empresarios y gobiernos de todos los signos, triunfaron estas experiencias.  

Al mismo tiempo el universo está plagado de economistas de supuestas “escuelas”, ortodoxos o heterodoxos, oficialistas, opositores y reversibles, haciendo sus negocios a través del panelismo televisivo, el asesoramiento y/o ocupar ministerios y situaciones de poder. Como pontífices de la actualidad y/o “celebrities” solo se vieron levemente amenazados durante la cuarentena por los infectólogos. Pero la realidad  económica continúa ensimismada por la incertidumbre y la descomposición que cualquiera percibe en un mundo cada vez más desigual, concentrado y en posible vía de autodestrucción (ambiental, climática, social) casi como única idea de “desarrollo”. 

Tal vez la MIA esté simbolizando otros caminos (la cooperación supera a la competencia) para una propuesta modesta y a la vez transformadora: que la vida cotidiana sea más llevadera.

Lo que viene

Murúa considera que todo este proyecto es legítimo “pero lo estamos estudiando a fondo porque sabemos que nos van a atacar, como siempre. Estamos acostumbrados a transformar la legitimidad en legalidad. Queremos que el pueblo tenga capacidad de trabajar, producir y consumir, lo que además va a generar más trabajo y más organización”. 

Mirada sobre el presente: “Estamos en una fragmentación y una desmovilización frente al poder internacional y al local. Cuando ven a la gente muy enojada, te dan unos pesitos, un bono, un plan, para aguantar un poco más. Si no salimos de esa lógica, no salimos. No tenemos soberanía industrial, ni monetaria, ni alimentaria.Desde la dictadura para acá, este es un Estado que no pudimos cambiar, que acepta lo que quiere el poder mundial, sean norteamericanos o chinos: que vivamos de la sojita y de las vaquitas, con una renta extraordinaria que generan nuestro pueblo y nuestra tierra y que se va por un tubo con las exportaciones y la fuga de capitales”. 

¿Y qué se siente ser parte de ese mismo Estado? “Estamos acá como producto de la debilidad de mi organización y de toda la fragmentación del pueblo. Si hubiera lucha en la calle, no estaríamos participando dentro del Estado. Lamentablemente, lo poco que alcanzamos a hacer para las recuperadas ya es más que lo que hicieron los anteriores gobiernos en 22 años”. 

Sobre los movimientos sociales: “Lo que plantean en varios casos es que salir a reclamar, a confrontar, no nos llevaría a una mejora en la vida de la gente, sino a más caos con respecto a las grandes estructuras internacionales. Como diciendo: ‘che, no la pudramos, que después no estamos a la altura de conducir lo que pase’. Yo estoy convencido de que hay que seguir en la calle y discutiendo mano a mano las políticas con el Estado. Hasta en pandemia había que hacerlo. Si lo hubiéramos hecho, me incluyo, el gobierno podría haber negociado mejores condiciones con el FMI”. Diagnóstico: “Sabíamos que íbamos nuevamente a un divorcio total entre el pueblo y  la clase política. Cuando intentamos juntar dirigentes sindicales, sociales, políticos, nos fue mal. Por las buenas, uno podría decir que ‘no hay coincidencias’. Por las malas sería: ‘Estoy cómodo, no me comprometo, negocio, y me hago el distraído’. Como pasó con tantas dirigencias y diputados que se quedaron piolas entre 2015 y 2019, y después con la pandemia. Entonces la derecha aprendió y se está llevando un pedazo del descontento social que acumulábamos las organizaciones populares. La derecha habla boludeces, pero concentra esa bronca hacia la clase política y el Estado”.  

¿Y frente a eso? “Tratamos de discutir las nuevas formas de trabajo y decimos que así como recuperamos las fábricas podemos demostrar que con la autogestión, planificación del Estado, y el conocimiento de las universidades, podemos hacer un proceso de sustitución de importaciones y convertirnos en lo que alguna vez fuimos, un país con soberanía, con recuperación en serio de puestos de trabajo. Y podríamos ahorrarnos en dos años el 50% de los dólares que se van con importaciones chinas o de otros lugares. El Estado sabe qué se importa. Si investigamos cómo se hace ese producto, podemos armar empresas de autogestión gracias a que la tecnología está cada vez más barata. Ya hicimos estudios: en 14 meses se paga esa inversión en maquinaria. Y podemos competir en los precios porque no somos empresarios que quieren renta o plusvalía, sino que lo que buscamos es generar trabajo. Eso cambiaría totalmente al país”.

Murúa tiene una angustia: “Desde la dictadura hasta hoy no hemos podido tener una dirigencia que no se equivoque tanto. Pero si el año que viene el pueblo se equivoca como en 2015, yo creo que es una catástrofe”.  

Mientras percibe que nada se moviliza demasiado, salvo la bronca y la fragmentación, el MNER avanza no solo con la nueva moneda y el debate sobre sustitución de importaciones, sino una Ley de Recuperación de Unidades Productivas que termine con la inseguridad jurídica de las actuales y futuras empresas recuperadas. El acto principal se hizo en Aceitera La Matanza a comienzos de mayo con la presencia del presidente Fernández. El proyecto establece la expropiación de las empresas quebradas o vaciadas y su cesión a las cooperativas. 

Murúa: “Es una Ley que no perjudica a nadie, porque vamos a compensar los créditos que tiene el Estado en la quiebra, y los créditos que tienen trabajadoras y trabajadores. Y nos vamos a quedar con la empresa para producir mientras exista la cooperativa. Todos los espacios que no usemos para la producción, como siempre, serán para generar escuelas técnicas, bachilleratos populares y cultura”. Las empresas recuperadas siguen siendo fábricas de productos, de servicios, de nuevos modos de organización y de producción, de ideas y hasta de monedas. Al Ocupar, Resistir y Producir le agregan otro concepto altamente filosófico: la creatividad. “Ya aprendimos que si no creamos, ahí sí que estamos en el horno”.

(Esta nota fue publicada originalmente en la revista MU de mayo 2022) 

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La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

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Quinta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que horada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves. Esta cobertura realizada fue por la fotógrafa y artista visual Martina Perosa.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Desde hace tiempo me interesa la relación entre fotografía y movimiento. Hay un trabajo que me parece muy interesante, que me inspiró en esta búsqueda, que es la serie fotográfica de Muybridge en el que logra documentar el rápido trote de un caballo en el aire. Mediante esta serie intentaba demostrar, frente a la teoría opuesta de algunos periodistas deportivos, en el que hay un momento de la carrera en el que los cuatro cascos del equino están en el aire. Esas series en movimiento abrieron una nueva discusión en la historia de la fotografía, que incluso dieron comienzo al cine”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Siempre me interesaron estos cruces interdisciplinarios entre las diferentes ramas artísticas como el cine, la fotografía y la danza. Pensando la ronda de plaza de mayo, me punzaba mucho la idea de coreografía. Una repetición constante todos los jueves, durante cuarenta años, por media hora. Una serialidad. Una duración y tiempo concreta. En un espacio determinado. Unos cuerpos, y una relación entre ellos, con una calidad de movimiento que a lo largo de los años fue mutando según el contexto: explosivo, suave, sutil. Y una música que hilvana el movimiento, los sonidos de la calle y el grito popular”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

Sobre Martina Perosa

Artista visual, nacida en la ciudad de Buenos aires. Su formación se centró en distintas disciplinas artísticas, que hoy confluyen en su obra. Estudió cine, indagó en el teatro, la performance y danza contemporánea y luego se especializó en talleres de fotografía y  clínicas de obra. Esta multiplicidad de intereses le permitió construir una mirada interdisciplinaria sobre la fotografía con un principal interés en el movimiento, y en la potencia de la imagen para construir ficción y contar historias. En 2019 editó su primer fotolibro “Shinsekai”, finalista del Premio Publicación Latinoamericano en el FELIFA 2021 y en diciembre 2023 editó su segundo fotolibro Proyecto Dallas.

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Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

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Reflexiones, datos de la realidad e hipótesis sobre lo que ocurre en Rosario a partir del recrudecimiento de la violencia, a través de esta entrevista con Francisco Broglia, Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario y especialista en Derecho Penal. Desde la desestructuración económica a la descripción y atomización del mercado narco. Las complicidades policiales. La demagogia punitiva y las lógicas de la guerra, frente a otro tipo de esquemas de seguridad. La ineficacia de la violencia y la mano dura. Y la necesidad de una reforma policial y penitenciaria para poder ir al corazón del problema.

Texto: Sergio Ciancaglini

Rosario sigue sufriendo la violencia narco por un lado, y las políticas de “saturación” policial por el otro (llenar las calles de efectivos) que no parecen encontrar soluciones. El gobierno santafesino exhibió mayores controles y restricciones en las cárceles, con presos supuestamente relacionados al negocio narco y considerados de “alto riesgo”, sin ropa, en el piso, ante personal policial armado y encapuchado. Pablo Cococcioni, ministro de Seguridad provincial, publicó las fotos en Instagram bajo este título: “Cada vez la van a pasar peor”. Se emularon así las imágenes conocidas en El Salvador presidido por Nayib Bukele.

Se acumularon otras escenas, o aparentes respuestas: un colectivo penitenciario baleado, el asesinato de dos taxistas (Héctor Figueroa y luego Diego Celentano, en ambos casos utilizando balas policiales) y un colectivero (Marcos Daloia) a los que se sumó el crimen del trabajador de una estación de servicio, Bruno Bussanich. Todo acompañado por las amenazas al gobernador Maximiliano Pullaro, y una nota dirigida al propio gobernador y a Cococcioni en la que se pronosticaba: “carguen con muertes inocentes”.    

Sobre ese panorama habló con lavaca Francisco Broglia, abogado, especialista en Derecho Penal, Magister en Ciencias Sociales, docente universitario y actualmente Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario.

“Hay un endurecimiento de las condiciones de detención en algunos penales y quizás esta respuesta tiene que ver también con eso porque se empieza a dar desde hace algunos meses atrás. Esto que sucedió con la foto a lo Bukele, como se le dice. No se sabe si fue la gota que rebalsó el vaso o bien ya se venía dando una situación de agravamiento de las condiciones carcelarias que derivó en estos atentados en los que, además, están demostrando que tienen armas de la Policía y material balístico provisto por las fuerzas de seguridad. Hay un mensaje bien, claro: ‘estamos infiltrado en el Estado, o el Estado es cómplice nuestro’” explicó Broglia.

La precarización y la identidad

¿Cómo describir este panorama? “Rosario era de las ciudades más seguras de Latinoamérica, con una tasa de homicidios más baja que la media nacional, y hoy la estamos cuadruplicando. Hay una conjunción de cosas. Un fuerte cambio estructural del mercado del trabajo en Argentina y en el mundo en los últimos 30 años, relacionado con la precarización laboral. La situación es muy fuerte en los territorios, con situaciones de exclusión de jóvenes de sectores populares. Los materiales disponibles para construir identidad, para esos jóvenes, son prácticamente nulos. Los tradicionales, la escuela o el trabajo, dejaron de operar para ellos”.

¿Y entonces? “Aparecen otras formas de construir identidad, respeto y reconocimiento. Por ejemplo, la violencia. Y en ese marco aparecen estas economías delictivas vinculadas con la comercialización de sustancias como forma de generar esa identidad, ese prestigio social para los jóvenes. Ser soldadito (como se llama a quienes integran las bandas narco) de algún modo es esto: construir un yo, un ser, y hacerlo de una manera que la lógica actual de precarización no permite”. 

La lógica de matar

Para Broglia la situación en los barrios empieza por algo aparentemente sencillo: “Estamos en un modelo económico salvaje, donde tirar un tiro, matar a alguien, aparece como una lógica acumulativa. Hace un tiempo el que ganaba prestigio era el que se enfrentaba al ‘poronga’ del barrio. Pero luego aparece una lógica más capitalista, donde esto se mide en términos de cuánta gente esa persona es capaz de matar. ¿Cuántos muertos te cargás? Y con ese número te enfrentás y te imponés al ‘poronga’. Por eso hablo de lógica acumulativa”.

Cómo funciona el mercado: “Otra cuestión que cambió es la atomización del mercado de comercialización de sustancias. En las décadas del 80 y 90 era mucho más chico y concentrado. Pero ahora se transformó la lógica, mucho más atomizada y descentralizada. Y también se transformó el sistema de las complicidades”.

Las internas policiales

¿Qué significa esa transformación? “Que no hay una verticalización de cómo se estructuran sobre todo las fuerzas de seguridad en el mercado. Y entonces aparecen varias internas, distintas complicidades y varias bandas policiales operando con diferentes grupos también enfrentados entre sí. Es una atomización de las burocracias penales”.

¿Qué quiere decir eso? “Estoy pensando en algo que se ha manifestado en las causas penales, investigaciones y juicios federales que hemos tenido en Rosario: la complicidad de las fuerzas de seguridad, particularmente de la policía. No digo que toda la fuerza sea cómplice en esto. Pero hay varios grupos en pugna, operando para distintas bandas, lo que permite ver que no hay una estructura centralizada, como tampoco un cartel que domine el mercado”.

El resultado: “Al no haber carteles lo que hay son bandas sueltas, atomizadas, con poder de fuego y mucho uso de la violencia con la mano de obra de los pibes, los soldaditos. Son los más intercambiables, pero a la vez son los que están dispuestos a intervenir disparando por unos mangos, o haciendo cualquier otra cosa”.

Soldaditos y financistas

¿Cuál es la respuesta estatal? Broglia lo explica como una especie de marketing: “La respuesta típica es la saturación policial. Militarizar la ciudad es muy vendible hacia afuera. Es obvio que a todos nos puede llenar de tranquilidad tener un policía más cerca, en un contexto de miedo. Pero no parece como una solución de fondo porque en realidad en estas estructuras delictivas hay manejo del dinero y distintos niveles de jerarquía. Obviamente, la intervención de la fuerza de seguridad en el territorio no va a llegar a las cúpulas que financian el negocio, donde el financista ni siquiera se conoce con el que está tirando tiros en el barrio. Son cosas mucho más anónimas, con muchas intermediaciones”.

Agregado de contexto: “Estamos inmersos en un capitalismo neoliberal financiero que funciona también con estas lógicas, y que se alimenta también del dinero que se produce por esta vía”, referencia que empalma con las industrias de lavado de dinero que contienen a todo este fenómeno.

“El otro punto es la amplificación de la violencia. La violencia fue escalando a partir de la visibilidad de grupos o bandas como Los Monos, por ejemplo. Empezó a aparecer el tema en los diarios, se lanzó la ‘guerra al narcotráfico’ y a algunos grupos en particular con nombre y apellido. Y eso está amplificando la respuesta violenta. Entonces aparece una escalada, al estilo de otros países donde se aplicaron las mismas recetas. México y Colombia por ejemplo. El Estado amplifica la violencia que va escalando en forma desmedida. Pero esos países son un ejemplo: por más escalada, el problema no se soluciona y es más: se agrava”.

El espectáculo

En estos días ha habido distintas intervenciones mediáticas del Presidente Milei y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich (que anunció contradictoriamente en la misma oración que Milei iría a Rosario en 25 días, o en dos semanas, o en una, confirmando la proverbial dificultad o manipulación del oficialismo con los números).

Sostiene Broglia: “Todo es muy nuevo, hay mucha información cruzada. Es cierto que hubo una situación en la unidad de Piñero, pero otros dicen que no.  Hay distintas versiones del gobierno provincial, y varios hábeas corpus presentados por la Defensa Pública debido a relatos bastante tremendos de personas privadas de su libertad. Entonces no sabemos qué es lo cierto y lo que no, por lo que me parece aventurado hoy decir algo en relación a si lo ocurrido fue una respuesta a la situación en la cárcel, o no”.   

Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

La ministra Bullrich sonríe y saluda en Rosario. (Foto distribuida por el Ministerio de Seguridad).

Traducción: Broglia pone en tela de juicio las versiones difundidas mediáticamente. Duda, además, sobre el tema de la autoría de los crímenes y ataques de los últimos días: “Tampoco me animaría a coincidir ni a disentir en términos de quiénes son los que preparan los atentados. De lo que sí estoy seguro es de que cuanto más violencia se genera, la escalada termina siendo peor. Claramente la solución no va a ser la espectacularización de la violencia. Entiendo que el Estado tiene que ser firme y echar mano de las herramientas que le corresponden dentro del marco legal”.

Broglia no quiere cargar las tintas en los actuales gobernantes. “Son gobiernos que están hace poco, lo digo como no votante de ambos. Pero al margen de la simpatía que se les tenga, conviene pensar las cosas con coherencia. Venimos de un proceso de mucho tiempo, desde los 90, que instaló lo que suele denominarse demagogia punitiva. La alternativa al problema de la seguridad aparece como un discurso de guerra al delito, guerra al tráfico de sustancias. Se construye un enemigo que generalmente está en los barrios populares, entre personas pobres. Y se ha ido avanzando hacia un planteo en el cual prácticamente hay que exterminar a ese otro convertido en enemigo, pero sin resolver el problema de fondo, que incluye lo económico y las burocracias penales. Y eso no es privativo de ningún gobierno en especial sino que atraviesa a todos, provinciales y nacionales, durante los últimos 30 años”.

El rinde electoral

“Hubo algunos avances y muchos retrocesos en materia de seguridad, intentos de lograr una idea de seguridad más democrática, y la contrapartida de situaciones muy hacia atrás. En todos los gobiernos. A la política le cuesta mucho correrse de los discursos habituales porque los políticos interpretan que esas medidas duras, espectaculares, son lo que la población quiere. Piensan que rinde electoralmente. Hubo matices, gobiernos que atemperaron esa actitud y que intentaron algunas transformaciones, pero al final siempre fueron hacia el punitivismo, por esa idea electoral. La lógica de una guerra absurda que no existe, y que no es ninguna solución. Lo que se precisan son soluciones multi agenciales”.

¿Por ejemplo? “Un abordaje con intervención de diversos actores, no solo las fuerzas de seguridad. Encarar el problema del delito en toda su complejidad como fenómeno social, multi causal, con la intervención de otros actores sociales que pueden influir en el fenómeno, no solo la policía. Fijate que en esta misma charla estamos viendo varias aristas distintas. Entonces el tema es la operatividad de las intervenciones que tienen que ver con la política social del Estado, por ejemplo, en donde mucho tiene que ver un neolberalismo económico y financiero que funciona también con estas lógicas, que también alimenta a una economía que muchas veces funciona con ese dinero”.

Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

Francisco Broglia, Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario y especialista en Derecho Penal.

La saturación es vieja

“Otra cuestión es hacer un diagnóstico certero. Pensar que el problema de la comercialización de sustancias se va a resolver solamente poniendo más policía en la calle, evidentemente ha demostrado que no va a traer grandes resultados” plantea Broglia. Las noticias postulan que son unos 450 efectivos enviados esta vez a Rosario (se instalarían en 3 barrios) frente a intervenciones como la de Sergio Berni, que recuerda Broglia, con 4.500 efectivos que tampoco resolvieron el problema, puede verse.  

“En Rosario ya hubo varias intervenciones según el esquema de saturación policial. La verdad es que es algo bastante viejo, que no solucionó nada. Sergio Berni lo hizo en 2012, de modo mucho más amplio y potente que lo que buscan hacer ahora el gobernador Pullaro y la ministra Bullrich. Recuerdo que una antropóloga, Josefina Martínez, decía que en lugar de pensar tanto en la saturación policial, alguna vez habría que pensar en un esquema de saturación social: cómo hacer frente a las problemáticas del neoliberalismo y la exclusión, que hoy encima se manifiesta de un modo bastante intenso y compleja”.

Menciona el Defensor Público otro tema que no aparece en ninguna agenda: “Hay que pensar de una vez por todas en una reforma policial y penitenciaria integral. Parecería que la política no se anima a intervenir sobre esta autonomía policial, que es el gran tema de todo lo que estamos comentando. Se dieron en el país algunos procesos siempre en situaciones de crisis muy extrema, como en la Policía Bonaerense. Y luego retrocesos cuando se comenzó a calmar el reclamo social: ahí volvieron los avances conservadores y muchas de las reformas fueron para atrás. Sigue siendo un tema pendiente, el gran tema si se quiere encontrar una solución efectiva a lo que está pasando en Rosario, por ejemplo”.  

Teoría sobre la demagogia

Señala también Broglia el error de la demagogia punitiva: “Tengo una mirada  diferente por lo que me ha tocado ver y trabajar. No lo digo como intérprete ni nada por el estilo, pero sí por algunas cosas que humildemente uno puede escuchar de personas muy castigadas por el problema de la inseguridad, que son las personas más pobres. Son las que más lo sufren porque hay siempre una desatención del Estado de esas victimizaciones, como también desde la política se piensa que la demagogia punitiva es la alternativa, y que la gente quiere más cárcel, más policía y más violencia”.

“Pero cuando uno se acerca un poco a lo que la gente parece necesitar, la gente no pide más violencia desde el Estado para enfrentar el problema. Pide que no le pasen cosas, no ser víctima de delitos, vivir tranquila, no tener miedo. Me hace acordar una cosa que decía David Garland, un criminólogo del Reino Unido, en la década del 90, cuando se discutían las mismas cuestiones.  Él decía que la gente no quiere la violencia del Estado. Esa es la interpretación del político y de la opinión publicada en los medios, como salida para demostrar que está haciendo algo diferente. Pero la gente lo que quiere es que no le pase nada. Entonces tal vez habría que plantear otras visiones, que tal vez sean acompañadas también desde el punto de vista de los votos. Pero también hay que tener coraje como para hacer eso, ¿no?. Coraje, capital político y apoyo en general. Pero eso se va a poder lograr cuando se comprenda que lo hecho hasta ahora no soluciona el problema”.

¿Qué le diría a una persona que piensa que la solución es más policía, más mano dura? “Es complejo porque es difícil sacar a la gente de sus cuadros o sus marcos ideológicos. Entonces esa persona está convencida de que la única alternativa es esa. Es complicado que pueda entender que hay otra salida. El problema no se va a resolver con mayor violencia porque no tiene que ver solamente con una cuestión de derecho, sino con la ineficacia de esas políticas”.

Sobre la política del “cada vez la van a pasar peor” en las cárceles a lo Bukele, Broglia propone dos conceptos:

  • “Desde el punto de vista de los derechos humanos, nuestra legislación establece la finalidad resocializadora de la pena y la prohibición de la tortura y los malos tratos a las personas detenidas”.
  • “Desde el punto de vista de la eficacia del punitivismo para reducir la violencia y el delito, te diría que el endurecimiento carcelario es inútil”.
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La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

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Cuarta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone así transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que orada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves, 2.392 veces al 15 de febrero, fecha a la que corresponde esta cobertura realizada por el fotógrafo Eduardo Longoni, autor de uno de los registros a lo largo de la historia de Madres más reconocidos. Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

Una ronda de casi medio siglo

Estoy parado en la Plaza, a la sombra de un árbol, con los ojos entrecerrados por la luz que refleja la blanquísima Pirámide. Es un caluroso jueves de verano, son las tres de la tarde. Y espero que lleguen las Madres a su habitual ronda. Pero mi cabeza vuelve una y otra vez a los jueves invernales de fines de los ´70, plena dictadura. Frío. Por dentro y por fuera. La Plaza llena de servicios de inteligencia, de policías de civil, de personajes oscuros. Y allí iban llegando las Madres, algunas acompañadas por familiares, otras solas con su pañuelo. Todas con desesperación, con coraje y con pequeñas fotos de sus desaparecidos. Yo era joven, como sus hijos ausentes. Ellas tenían la edad de mi madre. En medio de ese lazo tácito de amor que nos fue uniendo, nacieron mis primeras fotos.

Hoy estoy aquí, ya no soy joven. Es mi primera ronda después de la muerte de mi madre. Y ahora sólo llega Norita Cortiñas por un lado y Pina de Fiore por otro. Hay algo que me estruja el alma. Una mezcla del paso del tiempo con tristeza. Pero ellas siguen dando vueltas. Incansables.

La ronda de las Madres es el lugar dónde ahogar las flaquezas, los miedos, es un sitio dónde los obstáculos se vuelven más pequeños. Es el círculo en el que empezó a derrumbarse la dictadura más sangrienta de nuestro país. Nada menos…”

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

Sobre Eduardo Longoni

“Trabajo con fotos, respiro fotografía, las imágenes me asaltan a cada paso. Con la cámara como pasaporte puede viajar por todo el mundo. Expuse mis imágenes en muchas galerías y museos alrededor del mundo, pero guardo un especial orgullo de haber sido uno de los fundadores de la exposición El Periodismo Gráfico Argentino allá por 1981, cuando todo era peligroso en nuestro país. Esa muestra, la más prestigiosa del fotoperiodismo argentino, sigue vigente hasta nuestros días con más de 30 ediciones”.

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