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Una mirada política desde Las Heras al más acá: Petróleo y derechos humanos

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¿Cómo se vive, se trabaja, se compra y se descansa en Santa Cruz, tierra dominada por las petroleras que determinan casi todo, desde la política hasta el trabajo y el consumo? Jorge Mansilla, trabajador de Caleta Olivia, tras denunciar ante el CELS la situación de uno de los presos por reclamar empleo, contó a lavaca sus impresiones sobre la vida monopolizada por las petroleras, el estilo también monopólico del kirchnerismo, y lo que ocurre en la zona norte de la provincia, cuando reina eso que algunos llaman normalidad.
Jorge Mansilla tiene 31 años, sabe lo que es trabajar en el petróleo a 20º bajo cero, sabe lo que es hospedarse ocho meses en una cárcel, hasta que finalmente el Tribunal Supremo de Santa Cruz le anunció a la ciudadanía en abril del 2005 que la crisis social no se puede reprimir con el código penal, y lo liberó junto a sus cinco compañeros presos.
Pero ahora Mansilla está en una Buenos Aires abrasadora y poco abrazadora: su nueva prisión es estar otra vez sin trabajo desde enero, debido a que políticos y empresas rompieron las promesas laborales que les habían efectuado a los desocupados.
Sin embargo llegó a la Capital no tanto por lo suyo, sino para denunciar la situación de otro petrolero, Cristian Ruiz, detenido desde julio del 2005 en Cañadón Seco por lo mismo que Mansilla había sido liberado.
Efectuó la denuncia ante el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS): “Me recibió Gustavo Palmieri, con muy buena predisposición y mucho interés en comprender cómo es la situación en el sur. Ellos estuvieron a fines del año pasado en la zona y la idea es ver qué se puede hacer para solucionar esta situación”.
Jorge camina por la 9 de Julio, y no lo asombran tanto el calor y los bocinazos insufribles, ni el movimiento de gente, como el anuncio que detectó en un pequeño café y pizzería, sede de la conversación con lavaca: “Mirá esa pizza, a 4,80. Allá una pizza pelada, que casi ni muzzarella tiene, no te baja de los 13 o 14 pesos”.
El tema puede parecer menor (a quienes no comen pizza), pero Jorge percibe en esos detalles una cuestión a la que atribuye el origen de parte los conflictos en Santa Cruz:
-Cuando los trabajadores salieron en Las Heras a reclamar por el impuesto a las ganancias, demostraron que el problema no es solo para los desocupados –que imaginate cómo estamos- sino también para la gente que tiene un trabajo que se supone bien pago.
-Mucha gente no entiende el conflicto porque los salarios, comparados con los de otras provincias, son elevados. Tanto, que caen en el impuesto a las ganancias.
-El costo de vida tiene mucho que ver en todo esto. Acá en Buenos Aires vas a comprar cualquier cosa a un peso, y allá te cuesta tres. Hoy en día si querés alquilar una casa en Caleta Olivia, Pico Truncado o Las Heras, lo primero es encontrarla, porque casi no hay. Y si encontrás, no te baja de 900 pesos. Después tenés que comer, vestirte, moverte. Cada pasaje que pagamos nosotros a Truncado son 10 pesos de ida y 10 de vuelta. Entre Caleta y Las Heras son 20 y 20. No hay líneas urbanas de colectivos, entonces según el recorrido tenés que usar taxi o remis, y el mínimo es de 3,75. Vas sumando, y aunque uno gane 2.000 pesos o más, termina endeudado.
-¿Es tanta la diferencia?
-Un kilo de carne barata cuesta 17 pesos. A mi hijita de dos años estoy obligado a comprarle leche de la de larga vida, porque de sachet no hay. Antes de venir compré la de larga vida a 5,25, de una marca que la conoce el que la hizo y nosotros. Un paquete de fideos, los más baratos, no te baja de 2,75. Y comprás eso, o nada porque tenés un solo lugar donde comprar esa sola cosa. Y si hay otro, te vende lo mismo al mismo precio.
-Libertad de mercado sin maquillaje: monopolios.
-Claro, no hay competencia de mercado, no es como aquí que podés elegir dónde comprar. Allá tenés uno solo, un solo precio. Hasta ir a bailar es un lío. En Caleta hay un solo lugar, de cumbia y otro con otra música. Pero en Las Heras y Truncado no tenés ni uno. Y otra cosa: pagamos la luz y el teléfono más caros del país.
-Pero la Patagonia produce energía eléctrica.
-Por eso no se entiende. Y te digo más, tenemos la posibilidad de la energía eólica. Pero nadie la lleva adelante.
Viento del sur
La energía eólica se produce a partir de los viento que pulen la Patagonia. Es permanente, renovable, barata, no contamina: casualmente, todo lo contrario del petróleo.
Podés generar la electricidad para toda una ciudad. En Caleta con un molino alcanzaría. Los molinos de Comodoro le dan electricidad a todo el parque industrial. Ahí tenés otra locura: las empresas petroleras y las fábricas de Comodoro usan la energía eólica, pero nosotros, la gente, los vecinos, no tenemos acceso siendo que sería mucho más barata. Lo único un poco más barato para nosotros es el gas, si no nos morimos de frío. Eso hace que la prioridad siempre para nosotros sea pagar los impuestos para no quedarte sin el servicio.
-¿Y el teléfono?
El teléfono es indispensable, porque quedás incomunicado. Lo mismo que estamos obligados a tener televisión por cable porque televisión por aire no hay. Con el teléfono, cuidándote, sin llamar a celulares ni a larga distancia, pagás unos 900 pesos. Si te descuidás te vas mucho más arriba. Y no tenés franjas horarias ni nada de eso. Lo maneja una cooperativa que en realidad está formada por gente de la municipalidad, y tampoco tenés opción para elegir otra cosa.
Ganar y perder

Jorge –debe aclararse- no es un promotor del libre mercado ni integra la llamada escuela económica de Chicago, sino el FOS (Frente Obrero Socialista). Pero su razonamiento apunta a revelar de qué modo estas zonas de la Patagonia viven una situación de encierro cotidiano, hasta en el consumo: “Es como vivir en un latifundio. Parece más un latifundio que una sociedad democrática”.
En los latifundios los trabajadores cobraban –cobran- vales para comprar los productos más elementales en el almacén de los propios latifundistas. Más allá de lo económico, el único rol del habitante de esos lugares es la obediencia y el trabajo. La idea de sociedad democrática pertenece a otros planetas. Pensar esta realidad como la vida en un latifundio modernizado es un ejercicio inquietante.
Sostiene Jorge:
-Pero además te descuentan un impuesto por trabajar. Yo no sé cómo lo pueden llamar “ganancias” si el trabajador no gana nada, y pierde bastante. Para colmo, la vida ahí es durísima.
-¿En qué sentido?
-Yo trabajé en Las Heras. Viajé para allá en los 90 por las promesas de Kirchner, cuando llegó a la gobernación, de que iba a haber cantidad de trabajo. Al principio había, pero después vino la crisis de fines de los 90, el petróleo a 6 dólares, y las petroleras dejaron a la gente y los yacimientos abandonados, empezó a haber pueblos fantasmas. Después nuevamente hubo reactivación, pero para el que mantuvo su trabajo hay que reconocer que las condiciones son tremendas.
-¿Por qué?
-Cada semana tiene seis jornadas de 12 horas de trabajo en el campo, en Los Perales, y cuatro horas más entre ida y vuelta. Las Heras es la ciudad, pero Los Perales es el campo donde están los pozos (y se lo considera uno de los más productivos del país) . después de esas 16 horas, uno tiene que hacerse la comida, la comida para el día siguiente, lavarse la ropa, y entre una cosa y otra, al final dormís tres o cuatro horas, y ya tenés que volver al campo.
A una mesa de distancia, el encargado del pequeño café, un típico porteño sesentón, locuaz, con acento tanguero y voz áspera de mucha noche transitada, le cobra a un parroquiano y anuncia mirando hacia el vértigo de la 9 de Julio, mientras palpa el billete que acaban de darle: “La platita, che. La platita no es nada. Papelitos. Los argentinos somos unos turros. Cada uno en la suya. Por culpa de la plata estamos como estamos. Qué se le va a hacer”.
Los hombres solos
Las Heras tiene 15.000 habitantes. Hacia 1990 eran la tercera parte. En Caleta la cifra explotó de 25.000 a 40.000. Los momentos de reactivación fueron un imán. Los trabajadores petroleros se dividen entre los que viven allí con sus familias, y una enorme proporción de los que forman ese paisaje de hombres solos tan característico de la zona. Son quienes llegan desde otras ciudades, a las que regresan cuando reúnen francos suficientes como para pasar un par de días: “El que vive en Las Heras está casi todo el día afuera. Sale de la casa a las seis de la mañana y vuelve a las diez de la noche. O de seis de la tarde a diez de la mañana. A los hijos casi ni los ve. Pero además muchos trabajadores viven solos porque son de otros lugares, y cuando vuelven a la casa son como extraños. Es muy complicado, muchos se vuelcan al alcoholismo y es muy común que las familias se rompan porque los chicos se acostumbran a vivir sin el padre, la mujer sin el esposo. Va generando un conflicto y en tiempo de vacaciones se producen las crisis y divorcios”.
La superación de este tipo de situaciones no parece darse precisamente a través de un incremento de la sociabilidad y las relaciones comunitarias. Cuenta Jorge: “No, hay gente se pone violenta, es un clima complicado. Además no hay contención en esas ciudades, ni para los adolescentes ni para nadie”.
Se considera a Las Heras como un lugar récord en el rubro de los suicidios de jóvenes. Por ejemplo, una serie de muertes por mano propia de 22 chicas y chicos por debajo de los 20 años producida a fines de los 90, motivó que Unicef (el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) enviara técnicos para aplicar un programa de resolución de conflictos. Todo en pleno estallido de la crisis y la desocupación de fines de los 90, con el gobernador Kirchner buscando un lugar en la política nacional. “La desocupación, la ausencia de contención social, la falta de expectativas laborales y de estudio, aparecen como desencadentantes de esas trágicas determinaciones” declaró en aquel momento Ángel Gómez, secretario de Bienestar Social de Las Heras, según se transcribe en el libro Los suicidios del fin del mundo.
La ola de suicidios amainó pero no se detuvo. Los organismos internacionales quizás no puedan transformar la vida cotidiana de las personas, o el malestar del alma.
La mala fuerza
Sigue contando Jorge.
“El otro tema es que no hay casi nada. No hay cultura, esparcimiento, y cada vez que hay un conflicto termina siendo muy duro, y no siempre con claridad sobre qué se quiere lograr. Todo conflicto es durísimo. Como es duro el trabajo. Imaginate lo que es estar a 20 grados bajo cero”.
Dato técnico: la temperatura de un freezer oscila entre los 18 y 25 grados bajo cero. El lector puede barruntar lo que significa trabajar en un lugar donde se puede congelar la comida dejándola a la intemperie.
Jorge: “Para trabajar en invierno se usa ropa de abrigo, más un mameluco, más el mameluco térmico, más los guantes. Vas por el campo con nieve hasta las rodillas. Los trabajos de movimiento de tierra por derrames de petróleo (¿habrá contagio en la Patagonia de la experiencia de Gualeguaychú?) son increíbles porque cuando pegás con la pala, la tierra está dura como el asfalto. Está todo congelado y con escarchas de 5 o 10 centímetros. Usás medias para no congelarte los pies, pero cuando hay nieve terminamos todos mojados”.
Estas cuestiones explican, según Jorge, que la mayoría de los petroleros, “desde los 35 o 40 años, queden destruidos”. Él mismo ya tuvo que operarse de una hernia de disco: “Es por la mala fuerza” dice refiriéndose a los esfuerzos que deben realizar. “Es por la explotación”, sintetiza.
Pero Mansilla, una vez liberado por la justicia local hace casi un año, no volvió al petróleo. “Y eso que tengo antecedentes laborales excelentes. No lo digo yo, sino los certificados de las propias empresas en las que trabajé. Pero ahora me discriminan por haber participado en un conflicto”. Que el máximo tribunal de Santa Cruz haya fallado a favor de los trabajadores, no les quita a éstos el estigma de haber intentado defender sus derechos.
A Jorge el gobierno le adjudicó un extraño empleo en la construcción de obras públicas: “Yo soy petrolero, no albañil, pero nos dieron ese trabajo a muchos de los que estábamos reclamando. La promesa era por cuatro años, pero duró apenas unos cinco meses, y en enero volví a quedar en la calle”.
Lo extraño de su trabajo surge de que fue contratado por una de las tantas empresas que terciarizan obras estatales: “Los dueños de esas empresas son muchachos relacionados con el gobierno, que hasta hace poco eran trabajadores como nosotros. Nadie entiende muy bien cómo lograron hacerse empresarios. Pero lo raro también es que cuando íbamos a reclamarles algo, nos mandaban a hablar a la municipalidad. Y después los veías juntos, a estos empresarios, con los empleados municipales”.
Política de salida, o de reacción
Todos los que entraron a trabajar en obras públicas en Caleta Olivia eran obreros y empleados petroleros desocupados.
-Son pequeñas empresas, construyen cordones de veredas, cunetas, adoquinado. Nos mandaron a hablar al municipio y ahí nos dijeron que van a cambiar las concesiones, así que hay que esperar para volver a tener trabajo. Mientras tanto, no cobramos nada.
-Esas empresas son subsidiadas.
-Claro, y son intermediarias entre nosotros y el gobierno. La plata viene de la Nación, dicen, a la provincia, y de ahí a la municipalidad. Les dan la mitad del presupuesto a estas empresas de antemano.
-¿Quiénes son los dueños?
-Para mí son representantes de otros porque de un día para el otro no te podés hacer empresario, pero no tenemos información concreta. Lo que sí, cuando hay algo que discutir, te mandan para el municipio. Ahora estamos sin trabajo y sin saber cuándo volveremos a tener uno. En ese sentido estamos más complicados que los compañeros de Las Heras.
-Para mucha gente el sur es una promesa de trabajo y progreso. ¿Qué le dirías al que piensa ir a instalarse?
Si no tiene familiares con un espacio para darle, o si no tiene muchos oficios o estudios, que piense bien. No es un lugar como el que te quieren pintar los medios. Allá hay hambre, se empezaron a ver cosas que nunca veías: chicos pidiendo en la calle, gente revolviendo basura buscando comida. Los supermercados llevan a los basurales los productos vencidos y la gente va atrás a ver qué puede rescatar.
-Este señor del café hace un rato decía que aquí está cada uno en la suya. ¿Toda esta situación en el sur refuerza el encierro y el aislamiento –cada uno en la suya- o hay formas colectivas para tratar de salir adelante?
-Mucho tiempo funcionó el sálvese quien pueda. El que más trabaja tiene más posibilidades. Había un egoísmo hacia el vecino. Si el otro no tiene, problema suyo. Hoy es distinto. Cada vez que hay un conflicto hay apoyo. Es cierto que la gente se cansa de tanto lío y tanto piquete, pero sabe que los que logran insertarse en el mercado laboral o logran un aumento, terminan volcando esa mejora a la ciudad, al resto. Por ahí no hay inversión del gobierno, pero ese poquito que puedan aportar los trabajadores lo gastan en el pueblo y eso reactiva al comercio, y eso genera algún empleo. Por suerte, además, muchos colaboran con los que están luchando, que no son grupos aislados ni nada de eso: son sus propios vecinos. Supongamos que hay un reclamo de los municipales: ¿quién no tiene un familiar municipal? Lo mismo con la policía: ¿quién no tiene un familiar policía? ¿O petrolero? Todos estamos vinculados con todos.
-Aquí se ha publicado en los diarios que muchas esposas de policías son de izquierda, y alientan los piquetes policiales.
-(Se ríe) Eso es lo que dice el gobierno. ¿Sabés lo que pasa? Que para ellos todo el que reclama es de izquierda. (Dato ilustrativo: el abogado de los presos en Caleta Olivia, el doctor Ramón Amaya, también lo fue de los policías auto acuartelados en la provincia). Hasta han expulsado gente del propio kirchnerismo cuando participó en algún conflicto, o por decir lo que está pasando. Y la gente piensa: está bien, decime de izquierda o de derecha, pero dame una solución. Lamentablemente el gobierno no ha tenido una política de salida de esto, sino una política de reacción. Siempre está reaccionando ante las situaciones. Pero los conflictos no son casualidad. Nosotros lo vemos como simples trabajadores sin un gran intelecto, y más de una vez se nos ocurren las soluciones, pero el gobierno parecería que no lo ve, no ve nada, y cuando la situación se pone tensa no reacciona solucionando, sino reprimiendo. Reacciona tarde y de forma violenta. La política actual de Santa Cruz es muy violenta.
Monopolio político
-En esa comparación con el latifundio, ¿Quién es el latifundista? ¿Quién manda?
Las petroleras, clarísimo. El gobierno trabaja para ellas. En cada elección los candidatos andan con los empresarios y prometen inversiones de las operadoras. Cuando hay un conflicto, las petroleras dicen que eso pone en riesgo los sueldos de los trabajadores públicos, porque no va a haber regalías que el gobierno usa para pagar los sueldos. Otro problema es que se viene una crisis real, cuando deje de haber petróleo, y eso todos sabemos que es algo para lo que no falta demasiado. Y ahí, cuando se acabe el petróleo ¿qué se va a hacer? Porque hay minería, energía eólica, hidráulica, hay muchas posibilidades para ir poniendo en marcha. Pero nadie está pensando en esas cosas. Y para colmo, la otra cuestión es que la tecnología también va expulsando cada vez a más gente del trabajo.
-Conclusión: en una situación ideal y esplendorosa, las petroleras generan cada vez menos empleo.
-Sí, a lo sumo subsidian otros empleos para que no andes dando vuelta y reclamando.
-Ese control de las petroleras, ¿se dio también con Kirchner como gobernador?
-Sí. Él en la campaña a presidente decía “acá no se van a seguir levando el petróleo si no aumentan las regalías”. Decía: “Yo mismo me voy a subir a los tanques y les voy a cortar las válvulas para que no se envíe el petróleo y el gas a Buenos Aires”. Pero terminó regalándole todo a las empresas.
-¿Por ejemplo?
El caso más evidente es que crea Enarsa (Empresa Nacional de Energía Sociedad Anónima), que hace el trabajo más caro y que menos ganancias tiene, la exploración. Les hace la exploración a las multinacionales, les dice dónde está el petróleo, las empresas vienen, chupan, se llevan todo, se van y dejan todo devastado. Pero la exploración la hizo Argentina. Las empresas nunca lo hacen, porque nuestro petróleo no es como el de Irak o Venezuela: nuestros pozos son más profundos y hay que trabajar mucho para que produzcan.
-¿Fue una sorpresa la actitud de Kirchner al asumir la presidencia, con respecto a los derechos humanos y tantas otras declaraciones que atrajeron a sectores progresistas y de izquierda?
-No, es la política de él. Es muy audaz. Allá para decir que había pleno empleo contrataba mucha gente en la administración pública. En Caleta hay 3.500 trabajadores municipales, que es una barbaridad. Esos trabajadores se pueden sentir un poco más independientes, más libres, porque tienen empleo, pero todo se logró por las luchas que se fueron dando y después de 14 años donde los municipios te contrataban en negro. Kirchner dice que es de los derechos humanos, pero lo que hace es repartir planes, comedores y demás para solucionarte el día. No que tengas una solución de fondo, sino el día. En vez de generar trabajo, prefiere darte un bolsón de comida. Lo hace con el ministerio de Desarrollo Social. Y vos pasás a ser un mendigo en vez de un trabajador. Esa es la política suya. Pero la gente en la provincia ya no le cree. Antes hacían un acto y se llenaba. Hoy tienen que arrastrar a la gente de los planes, y ni así llevan a muchos. Por eso los actos los hacen en lugares cada vez más chicos.
-No parece haberle ido mal, ni siquiera tiene oposición.
-La destruyó. Kirchner tiene esta política: estás con él o te destruye. Por eso hizo esas maniobras hasta con Bielsa (el zarandeado ex canciller) o con lo que se le ponga adelante. Antes hablábamos de monopolio. Él hace como un monopolio de la política. Y como destruyó en la provincia, va a destruir a nivel nacional.
-¿Y cómo se sale de esa situación de encierro que describís en la zona petrolera?
-Ojalá tuviera una receta. Yo creo que hay que organizarse y participar en la vida política y económica del país. Lo tienen que hacer los trabajadores. Porque si no no te queda ninguna oportunidad. Yo veo que este puede ser un año conflictivo en Caleta, en Truncado, en Las Heras. En los lugares donde hubo paritarias no se logró ni un mínimo de lo que se estaba pidiendo. Hay un desacuerdo de los trabajadores hacia el gobierno y la patronal, inflación cada vez más elevada, el costo de vida imposible. La gente salió a vender sus cosas. Yo mismo tenía un autito y lo vendí porque no podía ni cargarle la nafta. Pero yo creo que la gente no se va a quedar quieta.
Antes de concluir la charla, el encargado del café vuelve a observar unos billetes, levanta el índice, y repite estentóreamente parte de su monólogo: “La platita… acá está el problema. Por eso dicen que la panza es reina y la plata es dios”. Señala hacia la marea autos cocinándose bajo el sol de la 9 de Julio y anuncia: “Esto así no va. Somos unos turros. Qué se le va a hacer, che”.

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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LA NUEVA MU. No podrán

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