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Re-ritualizar el teatro: la propuesta de bailar para conquistar los espacios de cultura
La sala teatral de MU Trinchera Boutique encendió sus luces en la tarde del sábado, con la obra «Protocolo de re-ritualización del teatro (actividad teatral sin público)», una acción artística de Mula Cultura. Manteniendo de forma estricta los protocolos sanitarios, más de diez artistas combinaron danza y música durante dos horas en los cuadrados distribuidos en el suelo. La propuesta: «Es un punto de inicio para conquistar con el menor riesgo posible el regreso a las actividades y/o manifestaciones que suceden en los espacios que habitamos, elegimos, y acompañamos”.

Sobre el piso, el perímetro de dos cuadrados delimitados con cinta de papel y uno un poco más chico. En cada uno de los cuadrados grandes se ubicó unx performer. La música comenzó a sonar en el saxo y lxs performers iniciaron sus movimientos. Unx tercerx performer ocupó el cuadrado más chico en calidad de espectadorx. No hay coreografía ensayada, lo que vemos es lo que sucede: cuerpos en movimiento, instrumentos ejecutados por boca y manos que improvisan melodías. A las cuatro en punto arrancó la acción. Unos minutos más tarde se sumó una violinista. El saxo y el violín entrelazaron sus sonidos. Música y danza se abrazaron, se completaron. Más tarde se incorporó una voz femenina, un canto catártico y profundo. Después de siete meses, el espacio teatral de Riobamba 143 volvió a ser habitado, con los cuidados higiénicos necesarios y con el entusiasmo de vivenciar un hecho artístico.

Protocolo de re-ritualización del teatro (actividad teatral sin público). Ese es el titulo que lleva esta acción artística que ya se realizó en Espacio Roseti, en el barrio porteño de Chacarita. “Nosotres les habitantes y entrenantes de los espacios que se encuentran privados de su actividad esencial como agentes artísticos, desarrollamos este protocolo de acción para re-ritualizar el teatro y revitalizar nuestra investigación como parte esencial y transformadora de la realidad. Es un punto de inicio para conquistar con el menor riesgo posible el regreso a las actividades y/o manifestaciones que suceden en los espacios que habitamos, elegimos, y acompañamos”, definieron quienes pensaron y experimentaron este Protocolo, que propone “ofrendar al teatro un acto de re-ritualización a través de una danza (entiéndase danza como cualquier movimiento físico) desde el rol de performer hasta el del observador. Puede incluir cantos y textos. Puede ser un largo silencio”.

El Protocolo de re-ritualización se gestó en el marco de Plantel, las Residencias creativas virtuales que llevaron a cabo desde Mula Cultura con la colaboración de Juan Coulasso, actor y director de Espacio Roseti. “El fin principal es que se replique, que se contagie, y empezar a re-ritualizar la actividad, tanto desde los espacios y desde el propio cuerpo de quienes entrenamos –sostiene la actriz e intérprete Celeste Martínez Cal, quien entrena en Roseti y también forma parte del colectivo Orgía-. Lo más lindo de todo es cuando entran a jugar esos limites. Tiene un valor muy poderoso volver a los espacios, encontrarte con el limite y desplegar en siete minutos todo lo que tengas para darle a ese lugar que también tiene sus huellas”.

De acuerdo al Protocolo, en el espacio escénico habrá un sistema de limpieza del sector utilizado que está a cargo de cada performer antes de abandonar el cuadrado y darle paso al siguiente performer, respetar el horario pautado, evitar el uso del transporte público para movilizarse hasta el espacio y utilizar barbijo todo el tiempo. Celeste: “Si se abre una ranurita, vamos a entrar y abrir un mundo. Nadie nos va a decir: vayan y abran los teatros. Es ir abriendo, entrar, conquistar los espacios, la calle, lo que sea necesario para retomar la actividad”.

Más de diez actrices, actores, bailarinxs se fueron turnando en los cuadrados durante dos horas. En tiempos de pautas impartidas por cadena nacional y de puertas cerradas de los teatros y espacios culturales por decisión de las autoridades, se vuelve significativo iniciar movimiento en un espacio delimitado. Los límites son una imposición, pero también un desafío. Cuando era momento de que la intervención de cada performer llegara a su fin, en su rol de supervisión Celeste señalaba con su voz: “Vamos preparando el cambio”. Y la frase adquiría también otro matiz. ¿Qué otra cosa puede generar un cambio más que el movimiento?

Danzas alegres, tensas, enroscadas, disociadas, en espejo, envolventes, ariscas, apasionadas, danza a ciegas, sigilosas, espasmódicas, estridentes. ¿Qué bailan esos cuerpos? ¿Y qué nos proponen bailar? Quizás la época. “Si no hay futuro, entonces que haya devenires” dice un cartel escrito a mano por unx de lxs performers una vez terminada la actividad. Transitar el borde, ver qué hay más allá de la frontera, propiciar el despliegue del movimiento hasta donde sea posible. Y con la sabiduría del andar, ir preparando el cambio.



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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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