CABA
Un mes de la intervención de Canillitas: qué está en juego
El 3 de julio el sindicato amaneció rodeado de 120 gendarmes y siete carros de asalto por una orden judicial que desplazó a la Comisión Directiva y procesó a su secretario general. Es la séptima intervención en la historia del gremio –la mayoría en dictaduras-, que en la última década conquistó derechos y combatió la desregulación del sector. Hoy Canillitas nuclea a 5000 vendedores de diarios y revistas del conurbano y Capital Federal. Qué significa la intervención en el actual escenario de despidos y de hostigamiento a la organización sindical. El rol del Grupo Clarín y el avance en la concentración.
Claudia Herrera llega al kiosco del barrio porteño de San Cristóbal todos los días a las 5:30 de la mañana. Su parada está en Garay y Pichincha, a dos cuadras del Hospital Garraham. De lunes a lunes desanuda los paquetes, ordena los periódicos y las revistas y las acomoda con prolijidad en la parada que administra desde 1994. “Soy canilla hace veintitrés años”, dice. “Desde aquí hablo con Don Pedro, con Doña Rosa, con el jefe de una dirección nacional de alguna dependencia, con algún cirujano, con contadores públicos, con abogados. Cuando hablamos de multiplicidad de voces hablamos de esto: multiplicidad de opiniones y formas de vivir. Estás para el que busca un diario y para el que te pide cambio para el colectivo”.
Claudia sintetiza un oficio que es historia.
Claudia también es protesorera del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (Sivendia, conocido Canillitas), intervenido hace un mes por una orden que dictó el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, del Juzgado Criminal y Correccional N°8. El juez desplazó y procesó al secretario general del gremio, el diputado Omar Plaini, por “adulteración de documento público”, en base a una causa de 2013 cuando una lista opositora denunció supuestas irregularidades en los comicios del gremio. Si bien la Sala X de la Cámara Electoral ratificó el resultado electoral y luego la Corte Suprema de Justicia de la Nación desestimó la denuncia, más de cien efectivos de Gendarmería llegaron a las 9 de la mañana del 3 de julio en siete carros de asalto para rodear al sindicato. Los canillitas advierten que el proceso es una “aberración” ya que un juez federal no debería intervenir en competencia del fuero laboral, pero Martínez de Giorgi entiende que son cuestiones distintas y que lo que él debe analizar es la falsificación de datos en las planillas.
La intervención de Canillitas se produjo en un contexto de hostigamiento a los sindicatos y de demonización desde el Gobierno a los reclamos laborales y los fallos favorables a trabajadoras y trabajadores, en medio de rumores de una reforma laboral después de las elecciones. Canillitas se sumó a la lista de gremios intervenidos que incluye al Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), la Unión de Personal de Seguridad Privada de la República Argentina (UPSRA) y la Federación de Empleados de la Industria Azucarera (FEIA). En el caso de los azucareros, el Ministerio de Trabajo también buscó la suspensión de las elecciones del Sindicato de Obreros y Empleados Azucareros del Ingenio Ledesma. Las intervenciones de FEIA y UPSRA fueron revocadas por la Justicia laboral. En cuanto al SOMU, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral desplazó, procesó, encarceló y embargó por 10 millones de pesos a su secretario general, Omar “Caballo” Suárez, acusado de ser el jefe de una asociación ilícita.
Más allá de las particularidades de cada una de las intervenciones, el caso de Canillitas suma hipótesis que van desde un ataque al gremio por su manifiesto apoyo al frente Unidad Ciudadana -que encabeza la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner- hasta la sombra del Grupo Clarín por las reivindicaciones que el gremio conquistó en estos años. “Es muy difícil pensar que no esté Clarín luego de más de una década de lucha”, dice a lavaca Omar Plaini. “El gremio nació en 1944 y tiene 16 paros a lo largo de 73 años de historia: nosotros hicimos 14 sólo en esta década y siempre contra los mismos. Hicimos marchas, petitorios, paros para defender nuestros derechos contra el poder hegemónico de la comunicación”.
Por esa razón, Plaini repetirá un mismo concepto a lo largo de esta nota:
-No fue gratis.
Un fallo «adulterado»
“Nada fue hecho al azar”, dice Plaini. El 5 de julio, la Comisión Directiva iba a comunicar la apertura del proceso electoral que elegiría las autoridades para el período 2017-2021. Cuarenta y ocho horas antes llegó la orden de intervención con el combo de allanamiento, procesamiento del secretario general y desplazamiento de toda la CD.
-¿Qué ocurrió?
-En 2013 se realiza la elección del gremio. La lista opositora usó dos estrategias: por un lado competir y por otro, judicializar. Dijeron que el lugar de aquella asamblea no era el adecuado. Una falsedad: fue en el gremio de la UATRE (peones rurales), para más de 1000 personas. Adujeron que las planillas de ingresos (apellido, lugar de parada y número de afiliado) habían sido adulteradas y que figuraban personas muertas. Hay que aclarar que en todo padrón electoral vos hacés un corte, y entre ese corte y la fecha de la asamblea puede ser que haya fallecidos. Es más: a veces nos enteramos que hay un nuevo titular de kioscos recién cuando sus hijos vienen al gremio a notificarse. Las elecciones se hicieron y sacamos el 89 por ciento de los votos. La oposición sacó el 8,9. Fue contundente. La causa inicial fue por adulteración de documento de uso privado. La sala 10 fue tajante: no hay irregularidad. La Corte ratificó por unanimidad el fallo. Cosa juzgada: yo hice convenios y acuerdos en nombre de la organización con el certificado que otorga el Ministerio de Trabajo.
-¿Cómo llegan a esta instancia?
-La lista opositora nos dijo que no siguieron la causa. ¿Cuándo es que entonces empieza a moverse? Cuando pedimos la prescripción, hace ocho meses, de cara al nuevo proceso electoral. El juez cambia la carátula para no darle la prescripción: de “adulteración en uso privado” pasa a “público”, y eso aumenta la pena de 2 a 6 años. Además, dicta la falta de mérito a los cinco miembros de la Junta Electoral y al secretario de actas, y me procesa a mí y a la escribana. Otra aberración: solicita la intervención citando el artículo 56 de la ley de Asociaciones Sindicales cuando no es competencia de un juez penal correccional, sino del fuero laboral. Por último, descabeza a toda la CD además de la intervención. El juez podía continuar el proceso conmigo, hasta inclusive no permitirme ejercer la conducción, ¿pero por qué también al resto de la CD si ni siquiera está imputada de nada?
El secretario de Organización, Carlos Vila, dice que no hay razones que motiven la intervención: “No hay dudas de que hay condimentos políticos. Es un gremio que viene cumplimentando con la ley: todas las asambleas, nuestras memorias y balances fueron supervisadas por el Ministerio de Trabajo. ¿De dónde viene esto?”.
Intervención en Canillitas: asamblea exigió paro y movilización
Historia de una flexibilización
El sindicato de Canillitas tiene 5000 afilados y afiliadas entre 30 municipios del primer, segundo y tercer cordón del conurbano junto a la Ciudad de Buenos Aires. Son 5000 puntos de venta distribuidos en 70 kilómetros, desde Florencio Varela hasta Luján. “Este gremio no era reconocido hasta que llegamos”, dice Plaini. “Nunca había integrado la CGT. Es un gremio chico en números pero grande en sus convicciones. También es complejo, porque no estamos 500 compañeros trabajando juntos dentro de un predio o una fábrica: acá te parás en Congreso y tenés que hacer 60 km al sur, 60 km al norte y 60 km al oeste para reunir a los compañeros. Sólo La Matanza (el municipio más grande del país con 2 millones de habitantes) tiene 302 kilómetros cuadrados: allí tenemos más de 400 vendedores de diarios. El nivel de conciencia y el activo militante que ha logrado este sindicato llevó muchos años de trabajo”.
La historia corta del gremio tiene un punto de ruptura a fines de la década del ´90, en la transición neoliberal entre el gobierno de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa.
Vila: “Un sábado de 1999 nos desayunamos, mientras armábamos los diarios, que La Nación anunciaba en tapa con títulos catástrofe que el Gobierno había desregulado la venta de diarios y revistas. Fue la resolución 416: nos puso en alarma. Nos juntamos para exigirle a la CD de aquel momento acciones contra eso. En el 2000 se cambia la resolución por el decreto 1025, que creaba un sistema mixto entre la Secretaría de Comercio y el Ministerio de Trabajo. Le permitía a los medios recurrir a cualquier instancia para vender sus publicaciones”.
La distribución y venta de diarios y revistas estuvo regida –desde 1946 hasta ese entonces- por la ley 12.921, con el Ministerio de Trabajo como órgano de aplicación. El decreto 1025 estableció un nuevo paradigma al establecer “un régimen general de libertad de competencia y desregulación de la actividad económica”, aún vigente. La Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA) denunció junto a Canillitas las consecuencias que ese decreto produjo hacia la concentración del mercado gráfico. Plaini: “El decreto desregulaba totalmente la actividad y nos pasaba al área de Comercio. Nos sacaba del ámbito laboral. Eso fue auspiciado por Clarín y La Nación. El 1 de julio de 2000 hicimos un paro general”.
El proceso desregulatorio siguió con la quita de 8 puntos del porcentaje de precio de tapa de las publicaciones, que conforman el salario canillita. Por las presiones de las corporaciones mediáticas el Estado redujo el 40 por ciento del precio de tapa al 32 por ciento. “Eso significó que perdimos entre un 22 y un 25 por ciento de nuestro salario”, dice Claudia Herrera. “De repente nos quedamos con el 75 por ciento de nuestro sueldo, trabajando de lunes a lunes, sin ningún feriado: sólo teníamos el 1 de mayo, el 25 de diciembre y el 1 de enero. Hubo años donde muchísimos compañeros no podían irse de vacaciones”.
La lista encabezada por Omar Plaini ganó las elecciones del 2006. “Por cuatro votos”, dice. Y también dice que, a partir de ese momento, empezaron a luchar por sus derechos.
El respeto es un derecho
Hicieron paros, movilizaciones, juntada de firmas, convocatorias. “Hicimos 184 reuniones zonales en 9 meses. Inauguramos las asambleas y los plenarios abiertos para discutir con todos los compañeros los problemas del sector. En ese momento dijimos que desde 1998 nos habían arrebatado el 7 de noviembre (Día del Canillita) por decisión de los grandes diarios, que editaban igual y el gremio nunca se opuso. Tuvimos ovación: la propuesta fue unánime. Y ese 7 de noviembre paramos: los diarios se editaron todos, sacaron personal propio a distribuirlos, pero hicimos combate. Les mojábamos los periódicos. En 2009 el feriado fue ley nacional”.
En 2010 consiguieron el viernes santo.
Vila: “Sumamos plus por días de descanso, recuperamos el porcentaje en algunos diarios (no todos: Clarín, La Nación, Página/12 son algunos de los que aún pagan 32 por ciento), ganamos porcentajes mayores en revistas de suscripción. Con esto arrancamos muchas acciones de reivindicación y de posicionamiento político. Este era un sindicato gris, amarillo, y nosotros logramos posicionarlo: que el canillita sea una marca y nos traten con respeto”.
En ese marco irrumpe lo que Plaini describe como la discusión central: la desregulación. “Con los decretos lo que pasaba era que nunca reconocían nuestra laboralidad: esa fue la gran batalla. En 2009 pedimos volver a la vieja ley 12.921, que nos otorgaba la exclusividad, el porcentaje, la devolución de los diarios no vendidos y nos daba la calidad de sujeto de derecho laboral. En 2009, logramos que el decreto 1693 modificara los artículos 3 y 4 del sancionado por De la Rua: ahí dice que estamos en un régimen de libre comercio siempre y cuando no afecte la tutela de los derechos laborales. Luego, logramos que nuestra actividad no sólo sea considerada comunicacional sino cultural y al servicio de la comunidad”.
Esas reivindicaciones –dicen los canillitas- les trajeron enemigos muy poderosos.
La catástrofe
La intervención que dictó Martínez de Giorgi es la séptima en la historia del gremio. Las otras: 1955 (dictadura de Aramburu), 1962 (golpe a Frondizi), 1969 (dictadura de Onganía), 1976 (dictadura de Videla), 1986 y 1989. Esta última, durante el gobierno de Menem, tiene un apellido en común con la última intervención: el ministro de Trabajo era Jorge Triaca, padre del actual ministro de Trabajo (de igual nombre) del Gobierno de Mauricio Macri.
El 18 de julio a las 11 de la mañana se presentaron tres interventores del Ministerio de Trabajo para conformar la comisión administradora y normalizadora. Vila: “No saben nada de la actividad, porque es muy compleja en su esencia. Acá no hay no hay una patronal definida y hay situaciones de conflictividad todo el tiempo: con las municipalidades, con los corrimientos de las paradas, con los distribuidores, con los propios vendedores. Eso nos preocupa: ¿una intervención a quién va a defender? ¿A los vendedores o las editoras?”.
Plaini: “Nuestro gremio es estratégico por la comunicación. También el más plural: están todas las voces. No es casualidad que la mayoría de las intervenciones fueron en dictaduras”.
Vila enmarca la actual intervención en contexto.
“Me llama la atención los últimos sucesos que ocurrieron en el último mes: todos los días un procesado, una denuncia, alguien perseguido, alguien que se quiere desaforar. Si no es De Vido, es Boudou, el contador de los Kirchner o la intervención de Canillitas. Así todos los días: es como una política de marketing. Mantienen denuncias por un lado pero, por otro, dan un mensaje al mundo sindical: ´Si se portan mal, el peso es éste´. La agenda que sale a las 3 de la mañana de la cinta de un diario se replica durante 24 horas por múltiples plataformas: tener un gremio como Canillitas disciplinado es lo que más anhelan los grandes grupos. La caída de la venta de los diarios es tan profunda que uno se pregunta por qué meterse con un gremio que va mal. Nosotros visualizamos que el gremio va a seguir siendo importante: por su anclaje en el territorio y su entretejido social el vendedor de diarios está en todos los lugares. Y esto es así: o se reconvierte en beneficio de los trabajadores o en servicio de los grandes grupos. El panorama en el sector durante estos años fue de mayor concentración de los recorridos de la distribución. Antes había 100, hoy hay una ventena y aproximadamente el 50 por ciento está en manos de Clarín. ¿Qué quiere decir? Que primero dominan la distribución y, lo que le sigue, es el punto de venta. Si ya tienen parte de la distribución tomada y luego intervienen el sindicato de vendedores, el negocio es terriblemente catastrófico”.
“Nos falta el coraje de ver la realidad”
Plaini también es el secretario administrativo de la CGT y una de las voces más vehementes que exigieron paro y movilización en los diversos plenarios que realizó la mayor entidad gremial del país. Luego del plenario de secretarios generales realizado en el Microestadio de Ferro, el triunvirato conformado por Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid difundió un documento crítico y convocó a una movilización –sin paro- para el 22 de agosto.
-¿Cómo ve a la CGT en este escenario? En la asamblea que realizaron en la puerta del sindicato luego de la intervención, el pedido fue concreto: “Paro”.
-Exactamente el mismo planteo hice en la CGT. Creo que la unidad ha sido un paso importante, pero no fue su totalidad. Sigue habiendo divisiones en el movimiento sindical y algunos sectores siguen estando afuera, por más que estén adhiriendo (el MASA, que encabeza el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sassia, no participó en el plenario en Ferro). Yo lo dije y lo resalto: hay que cambiar la actitud en la CGT. Este Gobierno no dejó cosa por hacer en perjuicio de los sectores más vulnerables y de los trabajadores. Despidos, suspensiones, inflación, intervenciones, allanamientos, endeudamiento externo brutal. ¿Qué más? La CGT tiene que cambiar la actitud, porque lo que hoy te exige la base es un plan de lucha. Yo soy parte y estas cosas las discuto dentro del parlamento obrero. He aceptado hasta ahora la decisión de la mayoría de los componentes de ese secretariado, pero mi posición es clara: hay que hacer un paro y una movilización. De lo contrario, la imagen de la base con respecto a la CGT se deteriora.
-Más allá de si provino de sectores específicos o no, la movilización del 7 de marzo dejó una frase que luego se instaló como concepto ante esa indefinición: “Poné la fecha”.
-Cometimos errores. Ese 7 de marzo nació como una convocatira al sector industrial, después nos sobrepasó y acompañaron todos los sectores: movimientos sindical, movimientos sociales y ciudadanos autoconvocados. Y me parece que ahí habría que haber tomado una decision. Pero claro: en un triunvirato es muy difícil, si no hay un solo liderazgo. Tampoco eso se construye de la noche a la mañana. Más allá de que ese día pudo haber provocadores o vaya uno a saber qué, yo estaba entre los que esperaban que se tomara otra actitud.
-¿Está a tiempo de modificarla?
-Es muy difícil saberlo. Creo que tenemos que ir camino, más tarde o más temprano, a un solo liderazgo. Y estoy convencido de que la base difícilmente se equivoque. Siempre pongo un oído abajo, y cuando vos no escuchás lo que te dicen o no respondés, eso finalmente tiene una consecuencia. Hoy creo que a nosotros nos faltó y nos falta el coraje de ver la realidad. De lo contrario, te convierte en una actitud de connivencia con el gobierno. Eso es lo que piensan los trabajadores abajo. Y son la mayoría.
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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