Nota
¿Dónde está Santiago Maldonado?
A Santiago Maldonado lo vieron por última vez durante la represión de Gendarmería en el Pu Lof mapuche de Cushamen. Tiene 28 años, es de 25 de Mayo, hace tres meses estaba viviendo en El Bolsón. Había llegado a Esquel el día anterior a la represión. Acompañados de organismos de derechos humanos, familiares y amigos exigieron en una conferencia su aparición con vida. El jefe de escuadrón de Gendarmería dijo que no tienen información. El CELS advierte: “Hay elementos suficientes para entender que se trata de una desaparición forzada”. El Juzgado decretó el secreto de sumario. Germán, su hermano, exige: “Que Macri y Bullrich den una respuesta ya: tengo derecho a saber qué pasó con mi hermano”.
“Mi hermano era un muchacho de 28 años, estaba desarmado, estaba corriendo y trataba de refugiarse para que no lo maten. Era mochilero, estaba de paso. Había llegado el día anterior: no había estado ni 24 horas en el lugar”. Germán Maldonado habla en la conferencia de prensa que organismos de derechos humanos convocaron en la sede de la Federación Judicial Argentina para exigir la aparición con vida de su hermano, Santiago, que fue visto por última vez al martes en la represión de Gendarmería en el Pu Lof en Resistencia del Departamento de Cushamen, huyendo de los disparos de las fuerzas nacionales.
La represión a la comunidad que desde el 13 de marzo de 2015 inició una recuperación de tierras ancestrales en una de las estancias de la corporación Benetton, fue el segundo operativo represivo que vivió el pueblo mapuche esta semana. La Policía de Seguridad Aeroportuaria –con el apoyo de Gendarmería- reprimió el lunes en Bariloche una protesta que exigía la liberación del lonko Facundo Jones Huala, detenido desde el 27 de junio. Hubo nueve personas detenidas que fueron liberadas recién durante la tarde-noche del miércoles.
En el medio, Gendarmería entró a los tiros al Pu Lof de Cushamen, en el paraje Vuelta del Río, reprimió a las familias y quemó las instalaciones de la comunidad. Algunos medios comerciales dijeron que Santiago Maldonado era terrorista y lo ligaron a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM, organización denunciada por ataques en campos cordilleranos). Germán contó quién era su hermano: “Era mochilero, le gustaba la naturaleza, le gustaba viajar. Se creó una bola de nieve, lo tratan de terrorista. Ni siquiera sabía nadar. ¿Terrorista de qué? ¿Un tipo que tiene barba y rasta es un terrorista? A través de la estética hacemos prejuicio. Yo lo que quiero es que aparezca. Y lo queremos vivo”.
Represiones, allanamientos y detenidos: continúa la represión al pueblo mapuche
“Desaparición forzada”
La abogada Elizabeth Gómez Alcorta -una de las defensoras del lonko Jones Huala- brindó información sobre el operativo de Gendarmería: “Comenzó alrededor de las 7:30 de la mañana y terminó entre las 5 y las 6 de la tarde. Eran entre 80 y 100 efectivos de Gendarmería de, por lo menos, los destacamentos de Esquel y El Maitén. Llegaron con móviles, ingresaron y el momento en que se vio que estaban golpeando a una persona, seguramente Santiago, fue en el horario del mediodía. Hay varios testigos que vieron este hecho, que vieron que no cruzó el río (algunos integrantes de la comunidad, para refugiarse de los tiros, se habían arrojado)”.
Gómez Alcorta subrayó que, una vez que los gendarmes se fueron del territorio, la comunidad tomó conocimiento que Santiago no estaba. “Hicieron una búsqueda minuciosa: se llevó a cabo hasta las 4 de la mañana del miércoles. Continuó luego durante todo el día”. La abogada apunta que fueron a los destacamentos de Leleque, El Maitén y Esquel a preguntar por el paradero de Santiago: “No recibieron ninguna respuesta”.
La directora del Área de Justicia y Seguridad del CELS, Paula Litvachky, agregó que es importante la descripción del operativo. “Eso implica para nosotros que la última vez que Santiago tuvo contacto con alguien fue en el marco de un proceso de represión de Gendarmería”. Organismos de derechos humanos y la Defensoría Federal de Esquel presentaron habeas corpus ante el Juzgado Federal de la ciudad para exigir la aparición del joven. En el marco del procedimiento que habilita el habeas como herramienta jurídica ante una desaparición, el Juzgado Federal -a cargo del doctor Guido Otranto- convocó a una audiencia que se desarrolló el viernes a las 10 de la mañana. La abogada del CELS dijo que el jefe de escuadrón de Gendarmería en Esquel sostuvo allí que Santiago “no estuvo formalmente detenido y que no saben qué pasó”. Los organismos confirmaron a lavaca que Otranto decretó el secreto de sumario.
Litvachky: “Hay elementos suficientes para entender que se trata de una desaparición forzada. El juez Otranto está investigando el habeas en ese contexto: dijo que estaba investigando sobre la base del protocolo de actuación del Ministerio Público Fiscal en casos de desaparición forzada. Esto implica que el Estado tiene obligaciones específicas de investigar cuando se presume que una persona desapareció en manos de fuerzas de seguridad. Es obligación de todos los poderes del Estado ponerse a disposición y emplear todos los medios para investigar y sacar a la Gendarmería del medio de la investigación. Es importante que el Ejecutivo fije una posición y dé información oficial sobre qué están haciendo”.
La Defensoría Pública de Esquel–patrocinando a miembros del Pu Lof- presentó otro habeas corpus en la Justicia provincial, que fue rechazado por “incompetente” por el juez José Colabelli. La Cámara Penal confirmó la incompetencia, pero a pedido de la Defensoría ordenó a la Policía provincial la búsqueda de Santiago.
Las presunciones del funcionario
Litvachky recordó que el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Pablo Noceti, estuvo en Chubut cuando se desataron los dos operativos represivos. En declaraciones a Radio Nacional de Esquel, Noceti admitió que armó una coordinación de fuerzas federales y provinciales de Río Negro y Chubut para comenzar a “tomar intervención y detener a todos y cada uno de los miembros del RAM que produzcan delitos en vía pública en flagrancia”.
Y agregó: “A partir de ahora cada vez que se produzca algún daño como se produjo el otro día en el Juzgado Federal, o corte de ruta, que sepan la gente del RAM que van a ser inmediatamente detenidos y judicializados. Que estos hechos no van a quedar impunes”.
Noceti habla de los “daños” en el Juzgado Federal de Bariloche durante la protesta por la liberación de Jones Huala y que justificaron la represión y las nueve detenciones. “Fueron muy violentas”, dice a lavaca Marina Shifrin, abogada. “Les pegaron mucho. Hay una chica que tiene los dientes partidos, personas con las piernas muy golpeadas. Muchos hematomas. Pedimos la excarcelación y pudimos ver qué les imputaban. Les van a quedar causas por daño agravado, por haber roto vidrios, pero el centro de la cuestión no es ese, sino que están luchando contra Benetton para recuperar las tierras vendidas al extranjero”.
Nocetti reconoció que la coordinación es una disposición de la ministra Patricia Bullrich y que “el Presidente también está preocupado por la existencia del RAM”. De todos modos, dijo que les “cuesta mucho” identificar a los miembros de la organización: “Presuponemos que son los mismos que se van a manifestar al juzgado y van al corte de ruta”.
Según publicó Página/12, Noceti fue socio del estudio de Alfredo Battaglia y Luis Fernando Velasco, miembros de la Corporación de Abogados Católicos que calificaron a los juicios por delitos de lesa humanidad como “instrumentos de revancha y de represalia política”. Battaglia también fue abogado defensor del represor Leopoldo Galtieri. En 2003, en la apelación al procesamiento del teniente coronel Fabio Carlos Iriart (excomandante de la subzona militar 14 y máximo responsable de la represión en La Pampa), Nocetti escribió que los juicios eran la “legalización de una venganza”. Hoy es la mano derecha de Patricia Bullrich.
Litvachky: “Es un punto muy preocupante: el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad estuvo presente en la ciudad al mismo tiempo de estos procedimientos violentos. Y con declaraciones justificó que se realicen con este tipo de violencia”.
El Estado es responsable
En ese contexto a Santiago Maldonado lo quisieron vincular como “terrorista”. Su hermano Germán dice a lavaca que sólo era un joven que le gusta viajar y conocer lugares: “Tiene espíritu de navegante, buscaba experiencias de vidas en diferentes medios geográficos”. Santiago tiene 28 años, dos hermanos y es de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. Desde 2013 empezó a recorrer el país (Misiones, Córdoba, el norte argentino) mientras intercalaba estudios de Bellas Artes en La Plata y Botánica. Viajó por Uruguay y por Chile en bicicleta. Cuando volvió trabajó durante varios meses como tatuador: “Era el oficio con el que sustentaba económicamente sus viajes”.
Germán cuenta que en octubre volvió a Chile (esta vez en micro, a Valparaíso) y desde allí viajó a la Patagonia: “Hacía tres meses que estaba en El Bolsón”. En la conferencia repitió una y otra vez había llegado a Cushamen el día anterior a la represión: “Quiero hacer hincapié en la desaparición física. ¿Cómo puede desaparecer gente en 2017? Es algo que no me entra en la cabeza. Escucho casos, pero ahora me toca a mí. No puede ser que esto pase en democracia”.
Otra de las personas que habló fue Eliana, una amiga que Santiago conoció en sus viajes. “Lo dejé hace un mes y medio en El Bolsón y quedamos en reencontrarnos para seguir viajando. Me dolió mucho que digan las cosas que dijeron de él. Nosotros queremos que aparezca con vida. Queremos que aparezca. Siempre acompañamos estos reclamos porque son justos y legítimos: hoy me toca estar acá como amiga”.
En la conferencia participaron Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, y Rosa Schonfeld, mamá de Miguel Bru, dos de los casos más resonantes de desaparición forzada en democracia.
Germán: “Estamos en la nada, seguimos en la incertidumbre. Me llaman a mí, la llaman a mi mamá y llega un momento en que el estrés te desgasta. Uno se va muriendo de a poco con todos esos llamados. Se hace eterno. Sólo quiero que Macri y Bullrich entreguen con vida a mi hermano. Eso es lo que quiero: que Macri y Bullrich den una respuesta hoy. Lo exijo como ciudadano argentino. Tengo derecho a saber qué pasó con mi hermano”.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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