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La tarifa de un crimen: 30 mil pesos

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Un arma y 30 mil pesos le ofreció la policía Daiana Toledo a su entonces concubino Jonathan Morales, un joven de 27 años con antecedentes penales, para que asesinara a Sergio Heredia. Heredia es el abogado del caso de Daniel Solano. Solano es un trabajador desaparecido en Choele Choel, Rio Negro.
La oferta fue revelada por el propio Jonathan Morales ante la familia Solano ya a fines de 2013, relato que repitió luego en una conferencia de prensa, y también ante la Fiscalía de General Roca.
La tarifa de un crimen: 30 mil pesos

La maraña

Sobre la situación, el abogado Sergio Heredia dijo: “No es casualidad que Daiana Toledo, además de policía, sea la madrastra de la principal testigo del caso”. Esa testigo, cuyo nombre se desconoce ya que fue considerada bajo el sistema de protección de identidad, fue quien reveló que vio cómo la policía golpeó a Solano y lo subió a una camioneta Ecosport el 5 de noviembre de 2011, momento desde el cual el joven trabajador de la cosecha de fruta está desaparecido. Solano, que había llegado desde Salta, era referente del reclamo para que la empresa Agrocosecha pagara lo acordado con los trabajadores “golondrina”.
Con respecto a la testigo protegida, Heredia señaló que además recibió una serie de amenazas para evitar que declarara, y que un familiar sufrió una sospechosa causa armada, otro mensaje para que la testigo se llamara a silencio.
Otro dato aportado por Heredia es que la causa contra Jonathan Morales los abogados que representan a su ex concubina Daiana Toledo son los mismos que los de la empresa AgroCosecha, donde trabajaba Solano. Heredia considera que la empresa conducida por Gustavo y Adrián Lapenta tiene parte de responsabilidad en lo ocurrido.

Presos libres

La causa que investiga el paradero del cuerpo de Daniel Solano tiene a 22 policías imputados, de los cuales 13 están procesados y 7 detenidos. Además, en otra causa paralela se investigan las maniobras realizadas por la empresa AgroCosecha y su contratista belga Univeg-Expofrut por presunta estafa laboral y trata de personas, condiciones contra las que Daniel se estaba pronunciando y le habrían costado la vida.
Según pudo probar Heredia a través de fotos, los 7 policías detenidos por la causa de la muerte y desaparición de Daniel, pese a estar presos, “tienen privilegios, salen a las calles y se pasean en vehículos policiales”. Distribuidos en distintas comisarías de la zona, desde el primer día en que fueron trasladados recibieron un trato preferencial: se los llevó en una camioneta Traffic – no en el camión celular correspondiente- y junto a sus familiares.

Dos desaparecidos más

Las investigaciones demostraron además que al menos otras dos desapariciones ocurridas en el Valle estarían vinculadas al caso Solano. Sobre una de ellas, las pericias de ADN terminaron de confirmar que el cuerpo hallado en octubre de 2013 a orillas de un río en General Conesa correspondía a Pedro Cabaña Cubas, un trabajador paraguayo desaparecido cuyo caso guarda nexos con el de Daniel Solano.
Por ejemplo: el patrón de la estancia Negro Muerto donde Cabaña Cubas trabajaba es Paulino Rivera, uno de los testigos que dijo ver a Solano en un bar días después de su desaparición, estrategia de confusión que luego fue desmentida. Además, el caso de la desaparición de Cubas lo investigaba uno de los policías detenidos por la desaparición de Solano, Carlos Berté, y su expediente estaba en el juzgado de la jueza Marisa Bosco, sobre quien hoy corre un juicio político “por mal desempeño en sus funciones” en el caso Solano. Para Heredia, la confirmación de la identidad del cuerpo es otro paso que van encerrando el círculo sobre qué es lo que ocurrió con Solano.

Lo que pide un padre

Heredia relata que este martes 18, acordaron con el fiscal de la causa, Guillermo Brodato, que trabajarían en el requerimiento para llegar al juicio oral y público en el mes de junio. “La idea es ir imputando todos los delitos, ir cerrando las acusaciones de todas las personas que participaron en la desaparición de Daniel”, dice Heredia. Pone un ejemplo: en uno de los rastrillajes un policía de apellido Etchegaray hizo desaparecer una billetera encontrada que pertenecía a Daniel: “¿Cómo puede ser que no esté imputado? Tenemos que ir cerrando esos delitos”, dice sobre el trabajo que les espera.
Desde la denuncia del intento de asesinato, Heredia cuenta con protección de Gendarmería, que le hace guardia en la iglesia de Choele Choel, en la que vive desde que representa al padre de Daniel Gualberto Solano. Gualberto viajó a fines de 2011 desde su Tartagal hasta Choele Choel y allí sigue, esperando justicia. Ya lleva dos años de acampe frente a la Fiscalía.
Gualberto pide: “Si me dan el cuerpo, yo me vuelvo a Tartagal”.
Heredia trabaja para ver a los autores materiales e intelectuales presos.
Los dos parecen decididos a quedarse en Rio Negro hasta que eso suceda.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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