Nota
Denunciar al que denuncia
El abogado de un policía procesado por torturar y asesinar a un joven matancero denunció a la APDH de La Matanza y a la Comisión Provincial por la Memoria por manipular testigos para que declaren contra los efectivos. Una conferencia de prensa para desarticular la maniobra. A fines de mayo habrá una movilización frente a la municipalidad.
Pablo Pimentel está tranquilo.
Desde septiembre de 2013 soporta una denuncia, junto a otros integrantes de la comisión directiva de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, por manipular testigos para que declaren en contra de policías. Está sentado frente a una mesa de madera en el patio de la APDH, que antes fue un basural, y que los militantes de la organización lo pusieron en funcionamiento para convertirlo en un espacio cultural y de lucha territorial.
A su lado está Aldo Etchegoyen, co-presidente de la ADPH nacional y vicepresidente de la Comisión Provincial por la Memoria.
A su lado, chiquita pero gigante, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
Pimentel está tranquilo e incluso bromea. Dice que quisieron hacer esta conferencia de prensa en algún bar del centro de San Justo, localidad del partido, pero que la respuesta no los convenció del todo: debían abonar una garantía de consumo de cafés por adelantado. Desestimaron la oferta y decidieron hacerla en el espacio en el que festejarán sus 30 años de vida en La Matanza.
-Gracias por venir –dice Pimentel, y comienza.
Lo insólito
Pablo Pimentel fue denunciado por uno de los abogados defensores de tres policías procesados y detenidos por torturar y asesinar al joven Gabriel Blanco en 2007, en una comisaría de Isidro Casanova, una localidad del distrito.
En ese marco, la apelación de la prisión preventiva del subcomisario Rubén Darío Suárez, el suboficial Ariel Gómez y del oficial Pablo Balbuena, procesados por “tortura seguida de muerte”, había sido desestimada por la Sala I de la Cámara de Apelaciones del Departamento Judicial de La Matanza. Sin embargo, el abogado defensor de uno de los oficiales, Rubén Fernández, jugó una insólita carta: acusó a la APDH y a la Comisión Provincial por la Memoria por supuestas manipulaciones a testigos encarcelados para “obtener declaraciones falsas y agravar la situación procesal” de los oficiales.
En el petitorio de desestimación de la denuncia presentado por Alejandro Bois, abogado de la APDH y de la familia Blanco, al que pudo acceder lavaca, puede leerse un fragmento de la acusación: “El accionar delictivo de sujetos no identificados del Comité Provincial por la Memoria (sic) y la Asociación de Protección de Derechos Humanos de Pablo Pimentel (sic), es clara en que se entrevistó a testigos con la finalidad de obtener declaraciones falsas y agravar la situación procesal de los aquí imputados”.
Además, Fernández sostiene que el “accionar delictivo” de las organizaciones que nombró –de forma incorrecta- “viola de una forma flagrante el principio de objetividad, habida cuenta que tiene testimonios contaminados con propuestas a personas que se encontraban detenidas, y con necesidad imperiosa de obtener beneficios para mejorar su situación procesal”.
La APDH matancera convocó a una movilización y a un acto «contra la impunidad judicial, policial y política» para el 28 de mayo. Será a partir de las 16.30. Concentrarán en intersección de Indart y Arieta, en pleno San Justo, y marcharán hasta la Plaza frente a la municipalidad.
La estrategia
La prisión preventiva de los tres policías se determinó hace poco más de un año. Es decir, seis años después de la muerte de Blanco. “Fue producto de una investigación muy minuciosa”, sostuvo Bois en la conferencia de prensa. “Hasta que el juez no estuvo absolutamente seguro de que estas personas eran responsables de tortura seguida de muerte, y con la gravedad que eso conlleva, no se libraron las órdenes de detención. Ahora que están con prisión preventiva y confirmada por la Cámara de Apelaciones es muy difícil, desde la defensa de estos sujetos, arbitrar una estrategia para conjurar la situación”.
Ahí esta la cuestión. Bois: “Ante tamaña contundencia y esta confirmación, se da como estrategia denunciar a la Comisión Provincial por la Memoria y a la APDH. Se señala que esos organismos ofrecían beneficios a testigos a cambio de declarar en contra de la policía”. El abogado, en la desestimación, apuntó que esa acusación implica el desconocimiento del accionar de esas entidades. “Si vos tenés algo importante para declarar nosotros vamos a hacer lo pertinente para cuidarte. Es obligación de los organismos de derechos humanos arbitrar y pretender que esa persona que va a decir algo que pueda poner en peligro su vida esté cuidado”, explicó en la conferencia.
De todas formas, Bois subrayó que la denuncia tendría que haber sido desestimada inicialmente. “No sólo por lo que decimos nosotros, sino también porque la resolución del juez de garantías que niega la prisión domiciliaria a los policías dice que nada tuvo que ver la decisión que él tomó con cualquier accionar o pretendida influencia de organismos de derechos humanos sobre las pruebas”, aclaró.
El caso
Gabriel Blanco tenía 21 años cuando el 1 de marzo de 2007 fue detenido luego de comprarle un regalo a su hermana, que había dado a luz. Vivía con sus padres, su esposa y su hijo de dos años. Tenía antecedentes por robo, pero estaba logrando salir y trabajaba en un criadero de pollos. A su padre le había contado algo inquietante: la policía lo había detenido para que “trabajara” para ellos. Si no lo hacía, habían amenazado con desaparecerlo. Su padre le respondió que no se preocupara.
Ese día le pidió algo de plata para el regalo. “Me dijo que quería hacerle una sorpresa a la hermana, y yo tenía 30 pesos. Quería hacerle un cartel”, recordó Teófilo Blanco, su padre, en la conferencia, junto a Carmen, la madre del joven. “Estaba con la señora. Cuando iba a entrar al portón lo paró la policía, lo puso contra la camioneta, a ella le pegaron, y se lo llevaron”.
Lo que siguió fue un calvario. Corridas hasta la comisaría, que todavía no llegó, pero cómo puede ser si hace dos horas que lo detuvieron, pero tranquilícese, señora, vayan para casa que nosotros nos encargamos de él. Esa noche Gabriel Blanco apareció colgado en su celda en la comisaría del barrio San Carlos, en Isidro Casanova. La explicación policial: el joven se suicidó porque estaba “deprimido”. Las pericias y la voluntad infinita de la familia en el pedido de justicia demostraron lo contrario.
El perfeccionamiento
“Gabriel tuvo el mismo trato que Luciano Arruga”, sentenció Pablo Pimentel durante la conferencia. “Es acá donde denunciamos categóricamente el accionar hipócrita y de doble función que tiene estos policías a los que nosotros les pagamos los salarios y que han puesto en vilo al país para aumentar sus sueldos. En el tiempo en que están revistiendo el uniforme y haciendo una actividad que se supone de prevención, están incentivando el delito liberando zonas”.
El militante y referente destacó el perfeccionamiento del accionar policial a lo largo de los años. “Cómo desde el caso de Sergio Díaz, el joven que fue muerto a palos en una comisaría de González Catán en 2001 y que significó la primera condena de un policía en Matanza por tortura seguida de muerte, diabólicamente mejoraron el mecanismo con Gabriel Blanco simulando un suicidio. El final fue con el caso de Luciano. Nosotros también denunciamos a los fiscales que avalan esta práctica”, apuntó.
La causa por el asesinato de Blanco fue elevada a juicio. Además de los tres policías, hay otros efectivos procesados por encubrimiento.
Estar acá
“Tuvimos el tupe de pararnos ante el sistema e iniciar tres jury de enjuiciamiento”, definió Pimentel en relación a los recursos presentados por la causa de la desaparición de Luciano Arruga. “Y nosotros creemos que ahí esta el sostenimiento de esta denuncia que tiene la APDH”, señaló en la conferencia, donde también asistieron familiares y amigos del joven, miembros de la CTA y Suteba local, entre otros organismos y organizaciones distritales.
“Hay mucha intencionalidad de desprestigiar a los organismos de derechos humanos. En este caso es a la APDH, que tiene una trayectoria ejemplar”, señaló Nora Cortiñas en la conferencia, y recordó a Luciano Arruga e Iván Torres, un joven desaparecido en Chubut en 2003. “Es la infamia a la que nos sigue acostumbrando la policía. Hay que terminar con esto. Lo más grave es que han asesinado a un pibe por la saña que tiene la policía contra los jóvenes, que pretenden que trabajen para vender droga, cometer delitos e involucrarlos porque después los que van presos son jóvenes y pobres”.
Por su parte, Aldo Ethegoyen expresó que “el torturador comete su delito escondido y se cuida muy bien de no dejar rastros”. En tanto, Elsa Gómez, de Asociación Madres del Dolor y madre de Daniel Sosa, asesinado por la policía en Aldo Bonzi, localidad de La Matanza, resumió: “Yo muero todas las noches mirando la foto de mi negro en la mesa de luz, y resucito todas las mañanas mirándolo sonreír. Y le pregunto, ¿hijo, qué puedo hacer hoy por vos? Bueno, hoy estoy acá”.
Fotos: gentileza APDH La Matanza
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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