Nota
Se postergó el remate de Roca Negra: bandera roja, a media asta
Después de que se presentara un proyecto de ley de expropiación en la Legislatura bonaerense y una declaración de interés en el Concejo Deliberante de Lanús, la Justicia decidió suspender por 45 días la convocatoria a remate del predio de Roca Negra, donde unas 150 personas trabajan en proyectos de economía social y en el que numerosas organizaciones sociales encuentran su lugar de reunión. La decisión de ejecutar el terreno se había tomado para resarcir al Banco Ciudad por una deuda hipotecaria que habían contraído los antiguos dueños de la firma. La prórroga no da una solución definitiva al conflicto, aunque trae alivio a las organizaciones comunitarias.
Después de que se presentara un proyecto de ley de expropiación en la Legislatura bonaerense y una declaración de interés en el Concejo Deliberante de Lanús, la Justicia decidió suspender por 45 días la convocatoria a remate del predio de Roca Negra, donde unas 150 personas trabajan en proyectos de economía social y en el que numerosas organizaciones sociales encuentran su lugar de reunión
El terreno de Roca Negra, ubicado en Camino General Belgrano 4431 de Monte Chingolo, pertenecía a una empresa metarlúrgica del mismo nombre, que lo abandonó hace algo más de 15 años. Sus directivos, al parecer, antes de presentarse en quiebra tomaron un crédito hipotecario en el Banco Ciudad que nunca pagaron. Para resarcir a la entidad financiera, la Justicia convocó a un remate de esas dos hectáreas y media para 4 de marzo, ahora postergado por 45 días.
Hace poco más de cinco años, las Madres de Plaza de Mayo ocuparon este predio. Desde entonces, se utiliza para diferentes actividades laborales, comunitarias y culturales. Allí, por ejemplo, poco después de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán tocó León Gieco en un festival realizado para protestar contra la violencia que venían sufriendo los movimientos sociales. También se realizaron los encuentros de Enero Autónomo y las Rondas de Pensamiento Autónomo, que reunía a integrantes de distintos espacios surgidos a partir de la crisis de 2001.
Cuando las Madres de Plaza de Mayo ingresaron al lugar encontraron un verdadero basural. Debieron desmalezarlo, recoger toneladas de chatarra, y realizar instalaciones de gas, eléctricas y sanitarias. Actualmente, las Madres cedieron el terreno a distintos movimientos sociales. En los galpones de Roca Negra, por ejemplo, funciona la Cooperativa de Trabajo Frutihortícola de Lanús, que fue inaugurado por la mismísima Hebe de Bonafini.
El Frente Darío Santillán, a su vez, desarrolla allí sus emprendimientos de herrería, huerta comunitaria y serigrafía, todos financiados con el programa Manos a la Obra, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. También funciona la fábrica de bloques de cemento del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús, la misma en la que trabajó Santillán hasta que las balas del comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo César Acosta terminaran con su vida. Además, diversos movimientos campesinos suelen utilizar el lugar para realizar sus encuentros nacionales y seminarios de formación política. Y el 17 de marzo próximo, la sociedad civil Semillita de Algarrobo tiene planteado inaugurar en Roca Negra un bachillerato para adultos, en el que trabajarán 15 docentes. Hasta el momento, 25 personas ya se han inscripto.
Los movimientos sociales que trabajan en Roca Negra no sólo exigen que el terreno no se remate sino que además bregan por su expropiación definitiva, de manera de poder seguir trabajando allí de manera tranquila. Para eso, presentaron en la Cámara de Diputados bonaerense un proyecto de expropiación del predio. También hicieron lo propio en el Municipio de Lanús, para que se vote una ordenanza mediante la que se declare el predio como de interés municipal. Ambas iniciativas, así como también la gestión realizada ante la justicia por el diputado nacional Claudio Lozano posibilitaron la postergación de la fecha de remate, una señal que fue leída de manera positiva por parte de las organizaciones que trabajan en el lugar.
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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