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Esto es cultura
El agite cultural. Una red de organizaciones culturales agita la ciudad de Buenos Aires al ritmo de las arbitrariedades estatales. Clausuras, tarifazos y vacíos en la reglamentación que son resistidos y solucionados por estos actores sociales. ▶ LUCÍA AITA Y MARÍA DEL CARMEN VARELA
En diferentes espacios culturales de la ciudad de Buenos Aires la escena se repite: hay una ronda grande de mujeres y hombres jóvenes que debaten, mate de por medio. Los artistas, estudiantes, docentes y gestores de centros culturales están en pie de guerra. Los motivos son muchos: suba de tarifas, falta de fomento, clausuras arbitrarias, entre otros. Las estrategias para dar pelea también son numerosas y variadas: clases abiertas, volanteadas, intervenciones en el espacio público, acciones de repudio y festivales. Los protagonistas de la movida cultural porteña accionan de forma optimista frente a un panorama político y económico desolador. Aquí, el variado menú de esa resistencia:
Escena
En la actualidad, Buenos Aires tiene uno de los mejores niveles mundiales de teatro y danza independientes. “Para potenciar esto, el gobierno no debería cerrar espacios sino, por el contrario, ayudar a su creación y preservación. Esta es su obligación constitucional”, plantean los integrantes de Escena. Esta organización nació en el 2010 y reúne a más de veinte espacios culturales y teatros independientes de la Ciudad. Sus miembros sostienen que prefieren que sus obras se caractericen por el valor artístico y no por el comercial. Desde el origen, los miembros de Escena realizan acciones culturales en las que exigen, entre otras cosas, que no se clausuren ni cierren más teatros ni espacios culturales.
Una de esas acciones fue en la puerta misma de la Agencia Gubernamental de Control para exigir que se reabra la Unidad de Proyectos Especiales, un espacio creado por decreto que obliga a designar un representante de Habilitaciones y uno de Fiscalización y Control para trabajar en conjunto con el sector cultural y mejorar sus condiciones.
Este grupo realiza y gestiona todos los años el Festival Escena, en el que participa una gran cantidad de salas y artistas independientes. Este año el festival todavía está en proceso de organización, pero adelantan que buscan que su contenido sea “un manifiesto en oposición al statu quo político actual”.
Cultura Unida
Desde Cultura Unida se lanzó la campaña Emergencia Cultural. La primera acción fue un apagón de un minuto en más de 200 espacios culturales, para evidenciar el momento crítico que atraviesan por las subas de luz y agua. Desde hace dos años este movimiento viene trabajando por la defensa y la promoción de la cultura, atento a las necesidades del sector. Integran Cultura Unida: ARTEI (Asociación Argentina del Teatro Independiente), MECA (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos), ESCENA (Espacios Escénicos Autónomos), FAAO (Frente de Artistas Ambulantes Organizados), AOM (Asociación de Organizadores de Milongas), CLUMVI (Cámara de Clubes de Música en Vivo), Seamos Libres, Foro de Danza en Acción, Abogados Culturales, FACC (Fuerza Artística de Choque Comunicativo), Construyendo Cultura, Potencia Unida, Roja y Blanca Actores, LaCulturaNoSeClausura, Peñas Unidas.
Reclamaron una tarifa diferenciada en el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación. La Procuración General de la Nación se propuso como intermediaria para llevar adelante la acción administrativa y legal.
La EMAD en emergencia
Directivos, docentes, no docentes y estudiantes de la Escuela Metropolitana de Artes Dramáticas declararon al establecimiento en estado de emergencia. Toda la comunidad educativa de una de las principales instituciones públicas de formación teatral de Buenos Aires anuncia que si no se toman medidas deberán cerrar sus puertas. “A principio de año hubo un recorte formal del 30 por ciento del presupuesto sin tener en cuenta la inflación ni la suba de tarifas. Por eso el recorte real que sufrimos es de un 70 por ciento”, dice Christian Chen Serna, estudiante de tercer año de la carrera de Formación de Actor. Agrega: “Necesitamos ser escuchados y salir ya de esta situación. Nos empezamos a organizar porque nuestro deseo es seguir formándonos para hacer lo que nos gusta”. Los reclamos de los miembros de la EMAD son: designación de horas docentes, aumento del personal no docente, aumento de horas cátedra, refacción edilicia inmediata de todas las sedes y cumplimiento de normas básicas de seguridad.
La EMAD depende de la Dirección de Enseñanza Artística (DGEArt), a cargo de Marcelo Birman, y de la Subsecretaría de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Darío Lopérfido. La primera acción fue movilizarse atrás de una bandera que decía: “EMAD: Aquí se forman los teatristas de la ciudad” y llevar una carta a la DGEArt y después, al Ministerio de Cultura. También juntaron adhesiones de una gran cantidad de actores y directores reconocidos y realizaron clases públicas en las puertas del Teatro Colón. Con esta última intervención lograron una reunión con Birman, en la que reconoció que había un 400 por ciento de aumento para reformas edilicias de las escuelas de arte y prometió hacer las obras correspondientes. “En primer lugar nos dijo que iba a poner aire acondicionado. Le contestamos que se nos está cayendo el techo, no tenemos casi personal no docente que abra las puertas de la escuela y tenemos compañeros con dengue por un estancamiento de agua lleno de mosquitos en una de las sedes”, enumera Christian. “Además investigamos el presupuesto y ese aumento del 400 por ciento estaba desde enero, no lo habían comunicado y es solo para infraestructura, mientras que en el presupuesto para funcionamiento diario figura un recorte del 13 por ciento”. Todos los miembros de la EMAD piensan hacer un seguimiento exhaustivo de las medidas de la DGArt y si no hay ningún cambio, van a seguir con las acciones.
Lopérfido Renunciá Ya
El 25 de enero de este año, Darío Lopérfido, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y director artístico del Teatro Colón, sostuvo en una entrevista que en Argentina no hubo 30.000 desaparecidos. Mabel Careaga, hija de Esther Ballestrino de Careaga, Madre de Plaza de Mayo desaparecida, dirigió una carta documento al ministro de Cultura de la Ciudad exigiendo su renuncia. Un grupo de artistas y representantes de la comunidad cultural acompañó ese reclamo. “Con sus afirmaciones, pone en tela de juicio la integridad de los organismos de derechos humanos y banaliza una lucha de 40 años por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, dicen los miembros del colectivo, que declaró al ministro persona no grata para la cultura. Desde ese momento, los artistas comenzaron una serie de acciones para exigir que Darío Lopérfido renuncie a su cargo porque no los representa como comunidad cultural.
Algunas de las acciones realizadas: una volanteada con el pedido de renuncia en la apertura de la programación del Teatro Colón, una intervención con velas en la puerta del Teatro General San Martín y la marcha unificada de la comunidad artística el 24 de marzo.
Otra acción que llevan a cabo los actores, bailarines y directores: al comenzar cada función piden a los espectadores que graben lo que va a suceder: entonces, pasan el audio de las declaraciones del ministro y la exigencia de su renuncia. Esa misma acción, a su vez, fue replicada por directores de cine en el BAFICI. También hicieron oír las palabras de Lopérfido con un megáfono en la inauguración de ArteBA 2016. Todas las acciones terminan con un grito fuerte y claro que refleja su repudio y reclamo colectivo: Renunciá Ya.
Fuerza Artística de Choque Comunicativo
La FACC nació cuando un grupo de artistas, a partir del cambio de gobierno nacional, sintió que les urgía poner el cuerpo fuera de sus teatros. Si bien sus encuentros comienzan a partir del triunfo de Cambiemos, los artistas que conforman la FACC aclaran que no son un colectivo antigobierno, sino que “quieren instalar una simbología en la calle que hable de un grado de resistencia y que explicite que una parte de la sociedad está enojada y en pie de protesta”.
La chispa que encendió la primera acción fue la llegada de Obama a la Argentina y su presencia el 24 de marzo en el país. Los integrantes de la FACC dicen que sintieron la necesidad de salir hacia los espacios públicos por una combinación de motivos políticos y sociales, que van desde el constante atropello a los espacios culturales hasta la violencia social general. “Frente a un Estado policial que reprime el arte la respuesta que encontramos fue salir a hacer lo que sabemos hacer. No nos interesa el teatro panfletario. No es nuestra estética, ni nuestra búsqueda poética, por eso seguimos en la investigación para ser claros con el mensaje, prepararnos y aprender a ponerle el cuerpo a la calle”.
Utilizan las técnicas de la creación teatral para realizar sus acciones. “Tenemos esa herramienta. Somos artistas escénicos, artistas performáticos, gestores culturales, y tenemos los espacios. Todo eso ahora lo queremos poner en función de lo que pasa”.
La FACC lleva cinco acciones en tres meses de trabajo intenso. Por un lado, una pila de cuerpos desnudos que simbolizó, entre otras cosas, la violencia estatal argentina y estadounidense sobre los cuerpos de la sociedad. Por otro, una intervención sobre el puente de Juan B. Justo y Córdoba: se pararon al borde del puente con globos amarillos atados al cuello. Por último, pusieron el cuerpo para acompañar a una asamblea en contra de un desalojo en el barrio del Abasto. Hicieron un living humano para abrazar y sostener a las familias y vecinos que resistían el desalojo.
ARTEI
Casi trescientas salas de teatro independiente se distribuyen en la geografía porteña. La cartelera del off crece día a día en cantidad y calidad. Para atender, expresar y resolver los problemas propios de estos espacios en expansión, en 1998 se fundó la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI). Obtener subsidios para adecuar y mejorar la infraestructura y así acompañar su crecimiento fue una de las necesidades del sector, aunque en este momento la emergencia es otra: la suba desmedida de tarifas pone en riesgo su labor. Aumentos de hasta el 500% son una amenaza concreta: la mayoría de las salas no puede costear las facturas de luz, agua y gas. Tampoco quieren trasladar ese aumento desmedido al valor del espectáculo, ya que si lo hicieran en el mismo porcentaje, una entrada pasaría a costar entre 700 y 900 pesos.
Imposible.
La Carpintería es un teatro que tiene capacidad para cien espectadores. Tras el tarifazo, pasó de pagar 1.500 a 7.500 pesos por el servicio eléctrico y de 400 a 6.000 pesos por el de agua. Sol Tester, actriz y una de las gestoras de esta sala del barrio del Abasto, explica qué significa esto: “Fue un cambio brusco y no hubo medidas que puedan acompañar ese tarifazo. Están en riesgo un montón de espacios porque las entradas no se pueden subir a ese nivel de aumento. Tampoco hay presupuesto para abrir una sala. Para entrar a Proteatro tenés que tener antes nueve meses el teatro abierto”.
Desde ARTEI, que también forma parte de Cultura Unida, solicitan ser incluidos en una tarifa social.
Cámara de Clubes de música en vivo
La música en vivo está en la mira de los controles después de diciembre de 2004. La masacre de Cromañón en lugar de condenar la corrupción en el sistema de control estatal, aumentó las restricciones. Si bien la actividad musical siguió desarrollándose, muchos espacios sufrieron clausuras y multas al no estar amparados por una ley que los defina como centros de música en vivo. Encuadrarse como teatros independientes fue la solución transitoria que encontró este tipo de espacios. “Somos lugares autogestivos y vivimos al día. Lo que generamos lo utilizamos para mantener en norma el lugar. Somos espacios prolijos, nuestras principales clausuras son por desvirtuación de rubro o por falta de una persona para el plan de evacuación. Hay lugares de tango que son para 30 personas y te exigen una planta de evacuación atendida por siete personas, algo imposible por desproporcionado”, explica Hugo, del espacio El Emergente. Para exigir la actualización de las normas de habilitación y discutir problemáticas afines, hace un año surgió la Cámara de Clubes de música en vivo, que reúne a más de 40 lugares de la Ciudad de Buenos Aires.
Además de las clausuras y la falta de implementación de la ley que ya está vigente, el nuevo obstáculo es el aumento de tarifas. En el caso de El Emergente, pasaron de pagar 1.700 por bimestre a 4.500 por mes. Y así, la actividad toda fue puesta en riesgo.
Frente de Artistas Ambulantes Organizados
Músicos, malabaristas, actores, clowns, muralistas, estatuas vivientes, bailarines que desarrollan su arte en espacios públicos están agrupados en este Frente desde hace dos años. Los inconvenientes que afrontan los artistas autogestivos -que suman 2 mil en la ciudad de Buenos Aires- están relacionados con la criminalización de actuar en la calle. Cuando la Policía Metropolitana se hizo cargo de la seguridad en los subtes comenzaron las actas contravencionales. Los artistas callejeros solían encontrarse en la Defensoría del Pueblo y en la cola de denuncias decidieron crear el Frente. Así elaboraron un Manual de Artistas Ambulantes, instructivo que contiene la normativa legal vigente. Ruidos molestos es la principal acusación. Los Amigos de la calle Florida, los anticuarios de San Telmo y la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) son los recurrentes denunciantes. “Hay un proyecto de ley hecho a nuestras espaldas que parece dictado por representantes de estas cámaras. Es un mamarracho. Fue presentado por el PRO. Establece que la autoridad de aplicación es el Ministerio de Espacio Público: nos trata como sombrillas. Nuestra actividad tiene que estar regulada por Cultura”, afirma Alejandro Cabrera Britos, integrante de la banda Jamaicaderos y miembro del Frente. “La ley vigente establece que la actividad del artista callejero no constituye contravención, salvo contraprestación pecuniaria. Como nuestra actividad es a la gorra o voluntaria, estamos cumpliendo con lo que dice esa ley. Y además, el artículo 32 de la Constitución de la Ciudad dice que el Estado debe fomentar, velar y proteger la diversidad cultural en el espacio público y lo incumplen constantemente porque para ellos la cultura es mercancía y para nosotros un derecho”.
MECA
Otra consecuencia de Cromañón: el vacío legal para regular la actividad de los centros culturales. Así, las inspecciones municipales derivaron en multas y clausuras arbitrarias, amparadas en la falta de una normativa específica que regule estos ámbitos que no son restaurantes ni librerías, ni teatros ni clubes sociales. Pero que pueden ser todo eso y mucho más. Desde 2010 un grupo de representantes de distintos espacios se juntan para debatir, consensuar y proponer. Así nació MECA, un movimiento conformado por 22 centro culturales, que redactó la ley, elaborada durante tres años, aprobada en 2015 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, pero que aún no se aplica. Lisa Kerner y Jorgelina De Simone, de Casa Brandon, participaron de la redacción. Lisa: “Tardó mucho en publicarse en el Boletín Oficial: tuvimos que hacer presión. Una vez que lo logramos, lo que tenía que hacer el Ministerio de Cultura era abrir el Registro de Usos Culturales. Recién hace diez días abrieron el Registro porque fuimos todos juntos a reclamar”. A las clausuras se suma el tarifazo: “Estamos teniendo todas las reuniones que se puedan tener con todos los funcionarios, afinando la inteligencia para cranear todos juntos estrategias de supervivencia y de presión. Son reclamos urgentes”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.