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Operativo campaña: desalojo y represión en PepsiCo

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Cientos de efectivos de Gendarmería y policía Bonaerense reprimieron hoy a los trabajadores que ocupaban la fábrica de PepsiCo en Vicente López, luego de que la multinacional despidiera a 600 familias con un cartel pegado en la puerta. Gases, balas de goma y detenciones fueron parte de un operativo impulsado por el fiscal Gastón Larramendi y avalado por la jueza Andrea Rodríguez Mentasty, esposa de un diputado de Cambiemos. Las justificaciones del fiscal, del ministro de seguridad provincial Ritondo y el aval de Vidal. Los nombres que unen a PepsiCo con el Grupo Clarín. Y las voces de los trabajadores que se quedaron afuera y quieren trabajo.
En Gervasio de Posadas y General San Martín, localidad de Florida, la cantidad de fuerzas de seguridad parece insuperable.
Patricia es una de las trabajadoras que desde el 26 de junio permanecían en la empresa en resguardo de las maquinarias y las fuentes de trabajo de otras 599 familias, luego que una de las mayores corporaciones mundiales de alimentos del mundo anunciara mediante un cartel en la puerta el cierre de la planta: “Nunca en mis 42 años viví algo así”.
Desde entonces hicieron marchas, conferencias y concentraciones para visibilizar los despidos masivos, y tomaron la planta para resguardar las fuentes de trabajo y las maquinas.
Hasta que este jueves 13 el fiscal Gastón Larramendi solicitó a la jueza Andrea Rodríguez Mentasty el desalojo.
Las obreras y los obreros, junto a organizaciones solidarias y legisladores, se congregaron en esa esquina para evitar que la policía avanzara hacia el portón de la fábrica. La cantidad de fuerzas, entre Infantería y Gendarmería, los sobrepasó. “Empezaron a doblar la esquina de una forma muy brutal. Cuando tiraron balas de goma y gases, empezamos a correr. Yo corrí una cuadra y media, con toda la infantería y policía detrás. Seguimos y seguimos, hasta que nos pasaron. Fue terrible la sensación”.
-¿Qué sensación?
-De que ellos tienen el poder y nosotros no. Eso transmitían. Fue muy feo.

El día de los eufemismos

La imagen que describen los trabajadores es siempre la misma: la policía los pasó por arriba. La represión comenzó a las 8 de la mañana, horario en el que muchos niños y niñas del barrio llegaban al colegio: un jardín y un colegio fueron evacuados. “Lo que hicieron fue brutal”, dice Catalina Balaguer, 20 años en la fábrica, dos hijas, dos nietas. “Toda la noche estuvimos tratando que tanto la gobernadora Vidal como el presidente Macri intercedieran para parar esta locura: ¡somos trabajadores! Durante un mes demostramos que PepsiCo era el ilegal y no nosotros por defender nuestros puestos de trabajo. Parece que los trabajadores estamos designados a recibir palos. Estuvimos al borde de tener un muerto: se llevaron a una persona desmayada”.
La abogada de CORREPI, María del Carmen Verdú, informó que la policía detuvo a cinco personas y las trasladó a la Comisaría 1° de San Fernando: “El fiscal Larramendi dijo que no estaban presos, sino demorados: es el día de los eufemismos. Le manifestamos que si están en una comisaría y no pueden salir, están presos. Ante la presión, dio la orden de liberarlos”.
La policía ya había entrado a la fábrica y militarizado la zona. Los accesos alrededor de la empresa colapsaban. Al momento del ingreso policial, adentro había otro grupo de obreras y obreros, que subieron al techo. Una de ellas fue Mónica Ortiz, con más de 8 años trabajando en Pepsico. Dice a lavaca: “La bronca es muchísima. También mucha impunidad. Da mucha impotencia ver cómo la empresa se maneja con el apoyo de la gobernadora Vidal, del gobierno de Macri y del sindicato a través de Rodolfo Daer. Tenemos del lado de enfrente a todas estas personas y, de este, a 600 familias”.
La referencia a Daer no es casual. Tres días después de que la empresa anunciara mediante un cartel el cierre, realizaron un plenario en el Sindicato de la Alimentación, con la presencia del secretario general Daer (cabeza de la CGT durante el menemismo, hermano del actual triunviro Héctor Daer). La propuesta de los trabajadores: el llamamiento a un paro y la contribución al fondo de lucha del 2 por ciento de aporte solidario que el gremio descuenta todos los meses.
Balaguer: “Daer se negó a todo”. El sentimiento del sector obrero quedó expresado en una pintada en la puerta de la empresa, esa misma que la policía tiró de forma brutal y registró todas las cámaras de TV.
Dice: “Daer traidor”.

Operativo campaña: desalojo y represión en PepsiCo

Foto tomada por Nacho Yuchark para la MU 113, antes del desalojo.

Operativo campaña

Mónica Ortiz cuenta que desde un primer momento exigieron la presencia del jefe del operativo: “La situación era muy tensa. Había compañeros que amenazaban con tirarse desde el techo si se acercaba la policía”.
-¿Qué les decían?
-Todo el tiempo nos amenazaban. Nos decían que nos iban a pegar, que nos iban a hacer mierda. Así, con esas palabras, a los gritos y armados hasta los dientes.
Otro de los trabajadores que estaba dentro de la planta es el delegado Luis Medina: “La policía rompió adrede un caño de gas. Tuvimos que ponernos máscaras: nos empezamos a ahogar”. ¿Qué decían? “Nos querían pegar, nos insultaban, nos querían dar. Nos paramos en la cornisa, pero ya desde abajo nos llegaban los gases lacrimógenos”.
Los obreros negociaron que subieran diputados y diputadas para garantizar que no los golpearan. Camilo Mones, delegado: “La policía rompió todo: computadoras, vidrios. Incluso entraron en zonas donde no teníamos acceso y escuchábamos cómo estaban destrozando nuestras cosas”. Días atrás habían permitido el ingreso de canales de televisión para documentar que las máquinas estaban intactas. A lo largo de todo el conflicto, siempre sostuvieron: “La empresa está para producir”.

Efecto snack

En medio de la represión y el desalojo, PepsiCo emitió un comunicado: reitera que nunca consideró reabrir la planta de Vicente López y que tomó la “difícil decisión” de cerrarla y relocalizar la producción en Mar del Plata alegando una “imposibilidad de ampliación ni modernización”, una “alta estructura de costos” y “dificultades logísticas de acceso y traslados”.
La multinacional ya cuenta con una planta en el Parque Industrial de Mar del Plata que, según el portal 0223, recibió en los últimos años inversiones de más de 50 millones de dólares. En febrero, se anunció que Pepsico invirtió 2 millones de pesos para comprar allí un predio de 3750 metros cuadrados. Según la empresa, se destinará a la construcción de un “centro recreativo y productivo”. Por ese motivo, los trabajadores afirman que nunca hubo crisis. La empresa, en tanto, ofrece indemnizaciones al 200%. Los trabajadores responden: “Queremos trabajo”.
Silvina Pérez, 8 años en la empresa, estaba en la carpa cuando empezó la represión: “Hace ocho años la empresa nos viene diciendo que gana premios del mejor lugar para trabajar, y de un día para el otro nos pone un cartel que cierra la planta. El día anterior presentó un preventivo de crisis, trucho, pero fue aprobado por el Ministerio de Trabajo. Yo hoy no quiero indemnización. Es plata para hoy pero hambre para mañana. Quiero mi trabajo”.

Dime quién eres

El diario Tiempo Argentino reveló que la jueza que ordenó el desalojo, Andrea Rodríguez Mentasty, es la esposa del diputado provincial por Cambiemos Walter Caruso. Según el artículo, fue designada mediante un trámite express: Caruso es miembro del Consejo de la Magistratura. La designación también fue promovida por el intendente de San Isidro, Gustavo Posse (Cambiemos). El gobierno, a través del ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, justificó la represión: “La policía actuó como tiene que actuar”. Afirmó que la gobernadora María Eugenia Vidal estuvo al tanto del operativo y dijo que la policía sólo cumplió una orden judicial. “Tratamos de hacerlo pacíficamente, lo hicimos de hecho”, sostuvo Ritondo, mientras calificaba de “violentos” a las trabajadoras y trabajadores: “Recibieron a los efectivos de seguridad con agresiones”.
El fiscal Larramendi también habló. En una entrevista con C5N aseguró que pidió el desalojo por invasión a la propiedad privada y por el riesgo ambiental que implicaba “la existencia de tanques de combustible, de aceite y alimentos”. En un reportaje con radio El Mundo, agregó: “De ninguna manera cuestionamos el reclamo gremial, es algo totalmente lícito pero, como todo, todos los derechos no son absolutos y donde termina un derecho empieza el otro. El derecho de reclamar, de huelga, no puede avasallar a todos los demás”. No dijo nada sobre 600 familias que se quedaron en la calle.
Otro nombre ligado al conflicto es el de Marcelo Bombau, presidente de Torneos y Competencias en 2009 (Grupo Clarín) y actual gerente de PepsiCo. Su apellido también ganó fama en medio del escándalo de los Panama Papers, ya que es socio del estudio jurídico M&M Bomchill, responsable de armado de empresas offshore. Clarín no habló de represión, sino de “incidentes”, y el choque entre realidad y TV ficción se produjo entre dos vecinas de Vicente López que hablaron con lavaca.
-Yo estoy desde las 3 de la mañana –dice una de ellas-. A esa hora se empezó a armar el operativo. Escuchá mi voz: tengo tomada toda la garganta por los gases que tiraban.
-Yo vivo acá, pero lo vi por tele– dice la otra.
-No tengo voz: tiraban balas de goma y gas pimienta a la cara de la gente.
-Pero desde los techos de la fábrica también tiraban cosas.
-Le pegaban a trabajadores: a hombres, a mujeres, a todo lo que se moviera.
-Pero decían que provocaron.
-¡Yo estaba ahí! Ellos solo estaban defendiendo su trabajo.

Cómo sigue

Las trabajadoras y los trabajadores fueron a la marcha de las Madres de Plaza de Mayo para manifestarse contra los despidos y la represión. El viernes realizarán una conferencia de prensa en Congreso para denunciar el ataque policial. El sábado, junto a organizaciones sociales y sindicales, evaluarán una jornada nacional de lucha para el martes de la semana que viene.
Patricia Mora, que nunca se imaginó vivir un día así, explica: “Trato de ser ejemplo de mis hijas. Yo peleé por mi trabajo. No le di la mano a una empresa multimillonaria para que nos dejen en la calle. Si yo no peleo por ellas, ¿qué es lo que le espera a la juventud mientras a nosotros nos tratan así? Por eso yo peleo por el futuro”.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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