CABA
Una de terror: los relatos de los detenidos en Congreso
Las revelaciones de las personas perseguidas y detenidas por Gendarmería en la represión del jueves -cuando ya se había dado de baja la sesión que pretendió tratar la reforma previsional- demuestran la violencia y arbitrariedad del operativo de Gendarmería y otras fuerzas de seguridad. Algunos de los 14 que fueron llevados al edificio Centinela en Retiro ni siquiera se estaban manifestando. Este viernes fueron liberados diez de ellos, todos heridos y con una causa en su contra por “intimidación pública” que instruye el juez federal Claudio Bonadío. La joven que volvía de trabajar, el repartidor de coca colas y el que viajó al centro porque tenía que entregar un presupuesto.
Damiana Negrín Barcelló, 22 años, volvía de trabajar en el subte B y al salir de la estación Callao vio una escena de terror. Personas corriendo, otras que lloraban por los gases, tachos quemados, humo y disparos de fondo.
Primero se metió en un Farmacity. Esperó un rato y, como vive en la calle Belgrano, del otro lado del Congreso, se dispuso a cruzar. No llegó.
Eran alrededor de las 17 horas, la sesión en la Cámara de Diputados que pretendía tratar la reforma previsional ya se había levantado y la Gendarmería, junto con la Policía Federal, había desatado un operativo de caza de personas que todavía se manifestaban.
Si el epicentro durante el mediodía fue la Plaza de los Dos Congresos, a la tarde grupos de gendarmes recorrían las calles laterales. Fue a la altura de Callao y Bartolomé Mitre, justo por la puerta trasera del Anexo del Congreso nacional, hasta donde llegó Damiana. Y fue ahí donde la detuvieron junto, al menos, a 13 personas más.
El video de la detención de Damiana recorrió las redes por lo brutal y erróneo del caso: Damiana no había asistido a la marcha ni se estaba manifestando. Al salir en libertad, relató que la golpearon y manosearon (cosa que se puede observar en el propio video, así como se pueden escuchar los gritos aterrados de la joven).
Pero ahora es la propia Damiana quien enfrenta una causa judicial por “intimidación pública” y debe declarar ante el juez que estaba de turno al momento de estas detenciones: Claudio Bonadío.
Así se llevaron detenida a Damiana Negrín Barcelló en la represión en Congreso, @PatoBullrich. Ahora está detenida en la Unidad Especial de Investigaciones de Gendarmería. #FueraBullrich @CIDH pic.twitter.com/ACpB2Em38w
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
Violencia y abuso
En la puerta de la Unidad Especial de Investigaciones que tiene la Gendarmería en Retiro, justo atrás del famoso “Edificio Centinela”, hay unos 30 familiares esperando que liberen a sus hijos, amigos, esposos o compañeros. La mitad está por Damiana, entre sus padres, unos diez amigos y amigas, docentes y su joven abogado de traje.
“Damiana es muy querida, y es muy chica”, explica uno de los docentes sobre semejante convocatoria, mientras reparte sandwiches de miga y vasos de plástico para pasar la tarde. Alguien suma otro factor convocante: “Me enteré por Twitter, porque es un nombre muy particular y yo la conozco de toda la vida”. Otros detenidos aquí no corren la misma suerte: Mario Marcelo Córdoba, por ejemplo, está en situación de calle. Su mujer es sordomuda y nadie dio aviso de sus detención. ¿Dónde vive? Callao y Corrientes.
Eso fue precisamente lo primero que aclaró Damiana al salir, en las pocas palabras que pronunció antes de irse a su casa a descansar: «Estoy bien. Agradezco a todo el mundo. No soy yo sola. Somos un montón acá adentro».
#AHORA | Habla Damiana: "Me agarraron. Me golpearon. Me tiraron contra una camioneta. Me manosearon. No se lo recomiendo a nadie. Yo estaba a cuatro cuadras de mi casa. Salí de laburar: estaba volviendo a mi casa, loco. No tenía nada que ver". pic.twitter.com/m0X3Cm50fj
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
El clima afuera era familiar, y de aguante. No había consignas ni banderas, solo gente preocupada por la detención y los golpes, y además por la causa federal que les va a quedar a los detenidos.
El padre de Damiana cuenta a lavaca: «Ella salió del subte, vio todo y se metió en la farmacia. Después, cuando intentó volver a la calle, la policía salió del vallado y empezó a detener gente. Ella no estaba en la moto que estaba a su lado, como parece en el video. Venía de trabajar».
Poco después Damiana atravesó la salida del edificio de Gendarmería, después de haber estado 24 horas detenida. El padre es el primero que la cruza y le da un abrazo. Sobre su cuello se funden los brazos moretoneados de su hija.
Damiana entonces pudo contar en primera persona: «Me agarraron. Me golpearon. Me tiraron contra una camioneta. Me manosearon. No se lo recomiendo a nadie. Yo estaba a cuatro cuadras de mi casa. Salí de laburar: estaba volviendo a mi casa, loco. No tenía nada que ver. Yo no hice nada. Nadie hizo nada».
Uno de los amigos de la familia sintetiza: “Si estaba Damiana acá adentro, puede estar cualquiera. Es más buena que Lassie”.
#AHORA | Sale en libertad Damiana Negrí Barcello, una de las detenidas en la brutal represión en Congreso. Llantos y abrazos en Retiro. pic.twitter.com/1m2GH04CGi
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
Postales de la represión
La historia del día es la de Damiana, pero las historias de los 13 detenidos en el edificio Centinela apuntan a lo mismo: revelan cómo la Gendarmería actuó de manera arbitraria y violenta. En la puerta del Centinela los familiares reconstruyen la dinámica: «Salieron a detener a cualquiera. Entre los familiares pudimos reconstruir cómo: cada quince minutos la policía salía de las vallas y detenía a cualquiera. Ahora están todos imputados y en algún momento mi hija va a tener que declarar ante Bonadio», dice el papá de Damiana.
#AHORA | Habla Facundo Sebatían Merlan Rey, otro de los detenidos en la brutal represión en Congreso que fue liberado. Está muy golpeado: "Vivo en Rivadavia y Riobamba. Todos los que estamos acá nos detuvieron en Callao y Mitre. Fue la misma redada arbitraria". pic.twitter.com/mczYWMkWMH
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
La cara de Facundo Merlan Rey es otra de las postales de la represión: tiene los dos ojos violetas, hinchados, y el pómulo con una fuerte contusión: “Uno me agarró y otro me dio un rodillazo”, cuenta. Facundo vive en Rivadavia y Riobamba, también llegaba de trabajar, y se acercó a la plaza a buscar a una persona. A la vuelta, lo detuvieron en la zona conflictiva: «A todos los que estamos acá nos detuvieron en Callao y Mitre. Fue la misma redada arbitraria».
Oscar Roberto Plata Zelada también está lastimado, aunque no se le ve. Sale rengueando cuando lo liberan, y en seguida dos personas le prestan sus hombros para que se sostenga: no puede caminar sin esa ayuda. “Tengo la rodilla dislocada. Me pegaron una patada para detenerme”, cuenta a lavaca. “El médico me vio que no tenía una fractura y listo, me detuvieron”, dice sobre la constatación de la lesión, y los parámetros de los gendarmes sobre los niveles de violencia suficientes.
Oscar, que es de Hurlingham, cuenta a lavaca qué hacía en el lugar: «Tenía que entregar un presupuesto y pasé porque cualquier argentino tiene que estar en contra de la reforma. No estuve ni cinco minutos. Estaba en el lugar y el momento no indicado».
#AHORA | Oscar Besteiro, otro de los liberados tras la brutal represión. Dice a @Lavacatuitera: "Tenía que entregar un presupuesto y pasé porque cualquier argentino tiene que estar en contra de la reforma. No estuve ni cinco minutos. Estaba en el lugar y el momento no indicado". pic.twitter.com/USz7YYM1OA
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
Su compañera, Cecilia, relata: “Lo detuvieron antes de las 18.30. Recién me pudo llamar a las 21. Hasta ese momento, no nos decían dónde estaban”. Oscar ya fue informado sobre la fecha en la que tiene que declarar ante Bonadío: el 8 de enero.
Jorge, repartidor de gaseosas, es otro de los liberados. Estaba trabajando en Callao y Mitre. «Ellos (los gendarmes) decían que a nosotros nos tienen que matar porque nosotros no tenemos derecho de estar ahí. Nos cagaron a palos durante el traslado”.
#AHORA | Jorge, repartidor de gaseosas, otro de los liberados. Estaba trabajando en Callao y Mitre. "Ellos (los gendarmes) decían que a nosotros nos tienen que matar porque nosotros no tenemos derecho de estar ahí". pic.twitter.com/mHuD7ytH6M
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) December 15, 2017
Algunas personas van llegando al Centinela con logos de la CTEP, una de las organizaciones con más participación contra la intención de sancionar una reforma previsional que, según reconocimiento unánime, perjudica gravemente a los jubilados. Entonan una canción:
“Libertad, libertad/ a los presos por luchar”.
No muchas personas se suman al cántico. No parece ser éste el caso.
El lunes a las 14 la cámara de Diputados está convocada nuevamente para tratar la ley, y se seguirá escribiendo esta historia.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 4 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 3 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 3 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 4 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias