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De cuarentena en un hotel porteño: una científica cuenta cómo la lucha contra la pandemia puede convertirse en simulacro

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La doctora en Biología Alicia Massarini está con su familia en cuarentena en el hotel Presidente desde el 23 de marzo, cuando volvió de Brasil. ¿Con qué se encontró? Prepotencia en Ezeiza, inexistencia de atención médica real y de explicaciones, voluntarios en el hotel que en realidad son trabajadores precarizados, médicos que por teléfono reconocen su desacuerdo con el protocolo que se aplica, personal del hotel sin resguardo alguno para su propia salud, instrucciones insólitas, falta de información y de contención, entre otras cosas. Reflexiones sobre la situación. La “malvinización” del coronavirus. El negocio hotelero. Los acatamientos frente la necesidad de pensar. La ciencia cuando se transforma en dogma. Las rupturas “despreciables” de la cuarentena, y las que hay que comprender. Lo que se debate y lo que no, esperando el hisopado.

(Novedad posterior: Tras publicarse esta nota, este martes 31 de marzo, los pasajeros alojados en el hotel Presidente fueron convocados, se les hizo un hisopado, y tras varias horas se les permitió ir a culminar el cumplimiento de su cuarentena en sus hogares, en lugar de permanecer en un lugar que se estaba convirtiendo en un foco de contagio. Celebramos el triunfo de un bien escaso llamado sentido común. Aquí la nota completa).

“Estamos aislados, angustiados y convencidos de que esta práctica no es racional epidemiológica ni humanamente” dice a lavaca la doctora en Biología Alicia Massarini, instalada en uno de los hoteles (el Presidente) dispuestos por la Ciudad para aislar a los pasajeros que llegan desde países considerados de riesgo.

“Estamos exponiéndonos sin ningún control y exponiendo a los trabajadores de los hoteles. Aquí somos unos 250 pero hay más de 2.000 personas en cuarentena en unos 10 hoteles, por lo que pudimos saber”. No se trata de una pasajera quejosa, sino de una científica comprometida con temas de ciencia, salud pública y cuestiones socioambientales, asombrada en este caso por los mecanismos porteños para enfrentar al coronavirus que le toca ver de cerca.

Massarini es doctora en ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora Adjunta de Conicet. Profesora de la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología (UBA). Profesora de la Maestría en Enseñanza de las Ciencias (UNSAM). Coautora de la 7° edición de Biología de Curtis y forma parte del equipo que integra el Diplomado Andrés Carrasco en Periodismo y Comunicación Ambiental.

La amenaza y el premio

Cuenta Alicia Massarini: “Estoy con mis hijas y mi actual pareja. Íbamos a volver el 22 pero cancelaron vuelos y tuvimos que sacar pasajes para el 23. Al llegar a Ezeiza nos separaron en dos filas según nuestro domicilio, en CABA o en provincia. A los de CABA nos mandaban a hoteles, y a los de provincia podían ir a sus casas pero a poncho, por su propios medios. Si el problema era la circulación de personas y del virus, en esos casos la gente quedaba sin ninguna contención ni resguardo y sin ningún transporte que los llevara pese a que todos veníamos en el mismo vuelo y del mismo país”.

Traducción: si los domiciliados en Capital eran peligrosos, los de provincia lo eran en la misma medida, pero quedaron a su arbitrio. Todo un error desde el punto de vista del control de la enfermedad. “Pero lo que nos dijeron funcionarios de Ciudad es que su incumbencia era con quienes vivían aquí. Los otros se tuvieron que ir por las suyas. Eso ya era inconsistente y no es coherente con ningún protocolo nacional ni con algún criterio epidemiológico válido”.

La descripción de la situación en Ezeiza: “Fue muy tortuoso. Fueron unas 3 horas con la gente una al lado de la otra sin criterio de aislamiento. Eso lo organizaba la policía Aeroportuaria. Pero no había ningún funcionario, y menos todavía algún equipo de salud que estuviese supervisando”.

Al aparecer funcionarios de Ciudad, Massarini pidió que le explicaran el marco legal, el protocolo, de lo que se estaba haciendo. “No nos mostraron nada, y como yo insistí, uno de los funcionarios me dijo que el día anterior habían detenido e iniciado causa penal a un matrimonio que se había puesto violento”.

Massarini no es violenta, ni pateaba puertas como se informó sobre esa pareja, pero entendió el mensaje: “Era una amenaza. Me estaban diciendo: no moleste, porque esto termina en una causa judicial. Así que no seguí con eso, más que nada para no violentar a mi familia. Pero me llamó la atención el grado de prepotencia y autoritarismo”.

Subieron a la gente a micros de la empresa Tienda León, sin tampoco informarles nada. “Nadie hablaba con nosotros hasta que apareció un chofer que le dijo a los de adelante a dónde iríamos y esas personas se dieron vuelta sonriendo, triunfantes: ‘tranquilos que nos llevan al Presidente’ decían, como si fuese una gran noticia, o un premio”.

De cuarentena en un hotel porteño: una científica cuenta cómo la lucha contra la pandemia puede convertirse en simulacro

Voluntarios pero no tanto

En la puerta del hotel les dejaron el equipaje en el suelo. Los pasajeros fueron recuperando sus valijas y subieron a las habitaciones acompañados por voluntarios. “Después supimos que muchos no son voluntarios, sino docentes precarizados a los que en buena medida obligan a hacer este trabajo con la amenaza de perder su continuidad laboral si no acceden”. El tema fue denunciado además por ADEMYS, la Asociación de Docentes de la Enseñanza Media y Secundaria (https://www.ademys.org.ar/v2/docentes-precarizadxs-coronavirus-y-voluntariado-el-uso-de-trabajadorxs-de-jornada-extendida/)  

Observa Alicia: “Se nota que los voluntarios no lo son, ni están siendo capacitados ni tienen una claridad con respecto al protocolo como para hacer lo que hacen. Son personas que están molestas y que preferirían estar haciendo su propia cuarentena. Vino una chica con un pulverizador. Le pregunté qué era y me contestó: ‘un líquido’. No sabía lo que estaba haciendo”. 

La cuarentena se cumple en cada habitación. “Te dan un número para llamar al lobby del hotel. Se supone que te atienden médicos, pero nunca vimos a ninguno, ni tampoco a psiquiatras. Encontré también que los profesionales en Salud Mental denunciaron el tema” relata Massarini, en referencia al Centro de Salud Mental Nº 3 que fue convocado para asistir justamente en los hoteles porteños. Sus profesionales se ofrecieron a hacerlo solicitando mínimas medidas de precaución de las que no tuvieron respuesta. “Nos respondieron arbitrariamente repartiendo a los profesionales a diferentes hoteles para asistir desde el lunes 30/03 sin un esquema de trabajo claro, protocolo, ni recursos suficientes para contener una situación que ellos mismos generaron al obligar a los pasajeros a hospedarse en hoteles” informó el Centro en un comunicado.

Continúa Alicia su historia de estos días: “Este lunes quisimos hablar con los médicos, tanto por estar en la edad de riesgo, como porque mi pareja tiene antecedentes cardíacos. Estuvimos intentando desde las 8.30 pero nos decían cualquier cosa: que el médico había salido, que probáramos luego. Nuevamente: se nota que no hay contención alguna”.

A la inversa, recibieron un llamado para preguntarles la edad y si tenían alguna enfermedad previa. “Pero ese llamado fue al cuarto día. Y la médica que llamó al conversar terminó reconociendo que estaba totalmente en desacuerdo con lo que están haciendo pero que no les prestan atención y sus opiniones no valen”.

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La bióloga Alicia Massarini limpia ella misma su habitación.

Contagio y negocios

Cuenta Alicia Massarini que la limpieza estuvo a cargo al principio de los voluntarios involuntarios. “Venían con esos líquidos y los tiraban en los baños. Después contrataron a una empresa de limpieza de clínicas y quirófanos, pero esos trabajadores dicen que no les corresponde esa tarea y que vienen acá obligados. También ellos querrían hacer su cuarentena”.

Los primeros días recibían algo llamado “catering”. “Era un desastre. Ni qué decir que no había nada para vegetarianos, celíacos o veganos. Es cierto que al menos traían algo, hubo hoteles en los que nos contaron que no recibieron comida durante dos días. Pero después pusieron a cargo de la cocina a los trabajadores del hotel y mejoró mucho. Creo que también los obligaron y los hacen repartirla con sus uniformes y no con equipo especial para una cuarentena. Entonces esto más que un hotel es un foco de contagio entre nosotros, y también para los trabajadores involucrados”. 

De todos modos, en el sistema desinformativo, no tuvieron datos sobre si alguno de los pasajeros estaba infectado.

“Pudimos armar un grupo de WhatsApp pero en seguida se notó que hay gente del oficialismo porteño que logró meterse, con discursos muy estructurados, sistemáticos, sobre cualquier comentario crítico que aparezca en el grupo. Te deja la sensación de un estado policial”.

Todo este mecanismo no es idéntico para pasajeros de otros vuelos. “Supimos que hubo un vuelo posterior, desde Miami, y a la gente la mandaron a su casa. Tal vez se habían saturado los hoteles, o no sé cuál es la explicación. Mi hipótesis es que tal vez haya un negocio, como siempre, en este caso con los hoteles. Esto se les empezó a ir de las manos porque hay muchas denuncias, y ahora no saben cómo cerrarlo”.

¿La ciencia es una religión?

¿Cómo interpretar las medidas que puso en marcha el gobierno? “El gobierno nacional se alineó con las indicaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) y desde esa perspectiva lo que hacen con la cuarentena es correcto, más allá de que en ciudad lo que hacen en este tema de los hoteles es un mamarracho”.

A la vez Alicia cree que hay que reflexionar sobre los modelos en base a los cuales la OMS hace sus recomendaciones. “Hay un debate sobre criterios y consideraciones para tomar una decisión como esta. Hay países que hacen cosas diferentes, como Suecia, y lo debe hacer con asesoramiento también de sus expertos. O sea: hay diferentes formas de pensar el problema. Pero acá la razón tecnocientífica parece ser una religión. Imponer la razón tecnocientífica es un reduccionismo que empobrece la posibilidad de pensar el problema integralmente. Pero aún dentro de esa lógica, hay distintas formas de pensar to que está pasando. Sería importante entonces un debate político y científico con distintos actores sociales sindicatos, partidos, movimientos. Espacios para debatir y pensar. Ya que estamos en el barco de la cuarentena, el debate debería ser: ¿cómo salimos?”.

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Uno de los alimentos ofrecidos en uno de los hoteles: galletitas “Cautiva”, sin metáforas.

La malvinización coronavirus

El problema del debate, podría decirse, es que choca a veces con la necesidad de medidas urgentes: “Por supuesto. El tema es ver si esa voz científica es la única. ¿Qué dicen los científicos sociales? Hablamos de cuarentena en casa, pero sabemos que no es lo mismo el que vive en una casa confortable que quien vive en un barrio vulnerable. Eso hay que pensarlo integralmente, más allá del asistencialismo. Y no responder solo a la lógica estadística sobre cómo se dispersa el virus. Estamos todos de acuerdo en que hay que achatar la curva de crecimiento, pero la complejidad del problema no está considerada si solo vemos ese aspecto”.

Massarini cree que en momentos como éste “aparece un sesgo autoritario policial. Una malvinización del coronavirus, la obligación del consenso. Me parece que tenemos que tomar una política, como se ha hecho, pero eso no quiere decir que no podamos seguir pensando críticamente y disentir con algunas cuestiones. Por ejemplo, que la razón tecnocientífica no es una verdad absoluta. Se lo toma como un dogma de fe. Creo que hay que escuchar a quienes plantean otras opciones, para contraponer ideas. Eso es sano. No es un acto delictivo disentir. Hay que darle lugar a las posturas divergentes aunque no estemos de acuerdo”.

Imagina Alicia un marco más amplio de discusión: “Marcos más democráticos, que haya actores sociales involucrados en los debates, aunque el Ejecutivo sea el que tome las decisiones. Necesitamos un debate más abierto donde todos expresen sus posturas y sus saberes. De lo contrario se pueden cometer muchos errores incluso para que las políticas del Ejecutivo sean efectivas”. 

Los despreciables y los comprensibles

Sorpresa. Los huéspedes del Presidente recibieron un instructivo: “Indicaciones de higiene para pasajeros en aislamiento”. Les dieron una botella de lavandina y un balde para limpiar el baño y les proponen “limpiar a habitación con agua y jabón (superficies de madera y alfombras). “Te imaginás lo que es lavar la alfombra con agua y jabón. Son cosas sin sentido. Como lo médico. No nos vio ningún profesional, pero al tercer día nos dejaron en el piso, delante de cada puerta, un termómetro para que nos tomemos la fiebre. Esa fue la única atención médica que recibimos”.

Entre muchas cosas, Alicia Massarini es autora junto a Adriana Schnek de Ciencia entre todxs, un libro científico que discute a la ciencia, y que entre muchas otras cosas desbarata la “neutralidad” de la tecnociencia, y reivindica el pensamiento crítico. “Pero el pensamiento crítico parece no tener lugar en una situación como esta,  donde lo que vale muchas veces es la subordinación. Las personas que no cumplen las medidas son indeseables, pero hay muchos que no la cumplen porque no pueden. El que vive día a día, el que no tiene  ingreso alguno en barrios vulnerables. Criminalizar y estigmatizar a los que no cumplen me parece siniestro, y aparece ese sentimiento bélico de todos contra el virus, y el  que hace algo distinto es una especie de enemigo. Así se obtura toda discusión”. 

El problema es que aparece una farándula conocida: empresarios en yates y Mercedes, socios de countries que llevan al personal doméstico en los baúles, surfers huyendo, rugbiers pegando. “Claro, son expresiones de clase despreciables, que despiertan bronca. Pero no son el único escenario que no cumple la cuarentena, Hay otros escenarios como los que te mencionaba antes que hay que comprenderlos,  y no pueden ser tratados del mismo modo, como si fuese una cuestión bélica”.

Alicia se apura a aclarar que no está llamando a romper la cuarentena ni a hacer bolsonarismo explícito. “Está bien, vamos a respetar las medidas que marca la política. Pero respetar no quiere dejar de pensar críticamente. Y hay que valorar el disenso como algo positivo y necesario. Porque si no te tapan la boca si estás en desacuerdo como si fueses un enemigo, y no es así”.

La lección de un barbijo

Propone Alicia, por ejemplo, estudiar qué hacen los suecos y con qué fundamentos para tomar un plan de acción diferente. “Tal vez lo que hacen allá no sirve acá, pero es importante conocerlo. O entender los problemas de contexto. Por ejemplo, en nuestro país, ¿qué va a pasar con chicos que tienen  daño genético por agrotóxicos, o personas con su salud quebrantada por estar sometidos a intoxicaciones crónicas? ¿Cómo van a responder sus organismos frente a la agresión del coronavirus? Son preguntas pertinentes que tenemos que hacernos y para la que no alcanza la estadística. Al contrario, la estadística invisibiliza y reduce. Entonces, no alcanza con alarmarse y asustarse: hay que entender”.

En 2019 se organizó en Rosario una Marcha de los Barbijos, contra las fumigaciones y en rechazo a un modelo agroindustrial que contamina y enferma masivamente grandes zonas transgénicas y de monocultivo del país. Allí marcharon, juntas, la Madre de Plaza de Mayo Línea fundadora Nora Cortiñas y Alicia Massarini, ambas con sus respectivos barbijos.

“El mismo barbijo fue el que usé ahora, volviendo de Brasil” cuenta Massarini.

¿El barbijo es un símbolo de que lo ambiental y la pandemia son problemas que responden a una misma lógica? “Si uno comprende la destrucción de ecosistemas, la construcción de megaciudades, la relación enferma que tenemos co la naturaleza, y en función de eso la aparición de zoonosis, enfermedades que aparecen por ese proceso de destrucción y el traspaso de virus mutantes de especies salvajes que infectan a los seres humanos. Eso permite pensar la pandemia. Y entender que si todo sigue así, no va a ser la única, ni algo excepcional”.

La espera es de una semana más. “Ahora dicen que tal vez nos hagan un hisopado y nos manden a terminar la cuarentena en nuestras casas, monitoreando a cada persona según el resultado. No se entiende por qué no lo hicieron el primer día. Es un disparate tenernos acá, con un posible foco de contagio entre nosotros y los trabajadores. Tomando el recaudo de hacer una muestra al llegar se solucionaba. Hubiese sido caro, pero muchos caro es lo que están haciendo ahora, y epidemiológicamente injustificable” dice Alicia, desde el piso 17, pensando en cómo seguirá esta historia.

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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LA NUEVA MU. No podrán

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