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Misiones: el conflicto sigue encendiéndose

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A cinco días del acampe policial, cada vez son mas los trabajadores y trabajadoras (autoconvocados o no) que adhieren a los reclamos laborales. Este miércoles fue tomado el ministerio de Salud. Antes, los docentes habían cortado un puente en una ruta nacional sin intervención de protocolo alguno. El acampe en la Avenida Uruguay de Posadas ya tiene miles de policías interviniendo, y ocupa 7 cuadras. Las contradicciones y absurdos del gobierno, blindado con medios afines, las ofertas rechazadas, mientras algunos gremios negocian aumentos menores a los reclamados. Las responsabilidades nacionales, el rol sindical frente a sus bases, el clima social y el devenir de un conflicto alimentado a base de ajuste e indiferencia oficial hacia la gente. (Desde Misiones, por Sergio Rondán)

“Acá nadie se mueve hasta obtener un 100%”, dice un uniformado tras la reunión de la mesa salarial y la oferta aparentemente sustanciosa de 62% de aumento, que fue rechazada. “No nos sirve, el policía de escalafón más bajo seguiría por debajo de una canasta básica alimentaria”, explica otro de los efectivos. El ministerio de Salud fue ocupado además este miércoles al mediodía, con el mismo reclamo del 100% como síntoma de la crisis que vive al provincia entre sus trabajadores estatales.

El frío de los últimos días ha quedado atrás pero solo por un tiempo, un alivio para los miles de policías que continúan el acampe en el Comando Radioeléctrico UR-I de Misiones. Eso que empezó tan solo con la Avenida Uruguay cortada entre la calle Félix Aguirre y Félix Bogado, hoy se extiende desde la Avenida Trincheras hasta Avenida Cabred: siete cuadras de la Avenida Uruguay están cortadas, repletas de carpas, anafes, parrillas, ollas populares, patrulleros, gazebos, pilas enormes de madera lista para encender el fuego para el mate o para cocinar. Ya resulta difícil encontrar a Ramón Amarilla o German Villalba, los referentes: la marea de gente y periodistas de Buenos Aires los tienen ocupados.

El parque del conocimiento

Quizás vista desde afuera la cifra del 62% parezca importante, pero hay que entender que el costo de vida en Misiones es de los más caros del país. Solo con hablar con cualquier misionero uno se da cuenta que el promedio de las boletas de luz rondan los 50 mil pesos. En muchos hogares, incluso, llegan a 100 mil. Si se le suma el agua, Internet, garrafa y colectivos, muy probablemente una familia misionera gaste tres cuartas partes de sus ingresos en pagar servicios. 

“Mirá si serán caraduras los del gobierno, que hace unos meses anunciaron con bombos y platillos la posibilidad de pagar la luz en 3 cuotas. ¡Estamos todos locos!”, comenta Valeria, maestra preceptora en referencia a un planteo de la administración de Renovación, encabezada por el gobernador Hugo Passalacqua.

Con los docentes la situación es aún peor que con la policía: la mesa salarial del lunes, a la cual invitaron a unos pocos gremios, se realizó muy lejos de la ciudad, en el Parque del Conocimiento, un predio enorme similar a Tecnópolis, con naves grandes para hacer eventos, un teatro, centro de convenciones, cine IMAX, un observatorio y varias instalaciones más. Un detalle de color: muchos contratos de quienes trabajan allí se realizan a través del oficialista Multimedios SAPEM. Por supuesto que la locación de la reunión se conoció minutos antes de la misma, para que la docencia ya no pudiera movilizarse allí para hacer presión. ¿Qué sucedió en la reunión? Participaron cuatro gremios docentes: UDA, SADOP, SIDEPP y UDPM. Estos dos últimos fueron los que pusieron la firma al acuerdo de 34% y llevaron el básico a 100 mil pesos, para que una maestra de grado sin antigüedad gane 400 mil pesos, menos de la mitad de una canasta básica. UDPM es el gremio con más afiliados y el que históricamente firmó lo que la Renovación (el partido de gobierno) le ponía delante: esta vez no fue la excepción. El absurdo: su secretario, “Grillo” Caballero, llamó a sumarse al paro nacional docente del jueves, que tiene en su pliego de reclamos, justamente, un salario acorde a la inflación.

Misiones: el conflicto sigue encendiéndose

Avenida Uruguay, en pleno centro de Posadas. Hay reposeras pero no hay reposo, sino cinco días de un acampe junto al Comando Radioeléctrico, que ya ocupa siete cuadras.

La gente y los aparatos

En salud la situación es similar a educación. Este martes los gremios de ATE y UPCN firmaron un acuerdo a espaldas de sus bases, que lo rechazaron tajantemente. “Por más que los diarios amigos se encarguen de titular que el conflicto en salud se terminó, eso no es cierto. No sólo no terminó sino que además nos sumamos al acampe”, nos cuenta una enfermera, apostada junto con sus colegas en Junín y Tucumán, sede de la cartera de salud, en un corte de calles en el centro neurálgico de Posadas. No es para menos: por más que Canal 12 se canse de promocionar en sus matutinos que los acuerdos superan a la inflación, la realidad es otra. Hasta ahora todos los salarios acordados están por debajo de la canasta básica alimentaria, aunque el ministro de Seguridad Marcelo Pérez haga malabares discursivos para decir que “ahora hay otra medición que es la Canasta Básica per cápita, que según el INDEC está en 268 mil pesos, y cualquier salario de la administración pública hoy supera esa Canasta Básica y el salario mínimo”. Por más discursos que se difundan, la realidad es la que los desmiente, y la que alimenta la rebelión de la gente. 

Hay algo evidente cuando se comienza a caminar por la avenida Uruguay y sus calles aledañas: no hay aparatos sindicales. Son las bases trabajadoras las que se movilizan. Las banderas que se ven dan cuenta de eso: banderas de Argentina, pancartas de escuelas, carteles con proclamas. Por más que desde algunos medios quieran pegar el reclamo al kirchnerismo, peronismo, el trotskismo, a los piqueteros, al Polo Obrero, o a cualquier aparato denostado mediáticamente (con justa causa o no) la realidad es otra: la maestra de a pie, la enfermera, el empleado judicial, todos se están moviendo.

Justamente por esa razón muchos docentes deben hacer un tremendo esfuerzo personal para sostener el reclamo: cuesta movilizarse a Posadas, y dinero es lo que falta. Por eso abrieron un fondo de lucha para poder costear gastos. Precisamente los docentes autoconvocados por fuera de todo aparato son quienes están apostando a una estrategia que se simbolizó este martes, cuando cortaron por varias horas el puente de Garupá. Pese a los trolls oficialistas, ahí no había “colectivos rentados” ni ninguno de los estereotipos con los que se busca atacar a trabajadores y trabajadoras que se movilizan.

La plancha

Mientras tanto, el gobierno hace una especie de plancha política. Firma acuerdos con los sindicatos amigos, ignora a quienes reclaman aumentos y utiliza su aparato mediático para intentar imponer una realidad que no existe más que en los estudios de Canal 12. Es común ver a funcionarios, reconocidos trolls y amigos del poder replicar los anuncios que hace el Ejecutivo. El planteo general es conocido: no hay plata. Sin embargo, si uno analiza las cifras del Ministerio de Hacienda se da cuenta que la plata está, pero que no se sabe a dónde se gira. Resulta evidente que los medios relacionados con el gobierno reciben su tajada. Rodrigo Aranda, vicepresidente de Multimedios SAPEM, se encarga de producir contenidos irrelevantes. ¿Quién los paga? La crisis provincial es una respuesta.

¿Quién es responsable?

“Yo los apoyo, y todos los vecinos de la zona. La situación de miseria es insostenible. Pero los comerciantes de la avenida no sé cuánto más van a aguantar. Ya están perdiendo muchas ventas. No sé de quién es la culpa, pero alguien tiene que resolver esto”, explica un vecino de la zona acampe del Comando Radioeléctrico.  

Para el misionero la culpa está repartida: hay quienes dicen que es un problema provincial, otros apuntan al gobierno nacional exclusivamente, pero la realidad está en el medio: la provincia tiene manejos oscuros con los fondos y no rinde cuentas a nadie de la plata que envía Nación; y Nación desde la llegada de Javier Milei no solo recortó muchos fondos sino que además generó una espiral inflacionaria y una caída de la actividad comercial, industrial y económica en general. La situación cada vez es más compleja porque ninguna autoridad del gobierno da respuestas a quienes reclaman. Mientras tanto, las calles son un hervidero.

Los docentes autoconvocados, luego de cortar el puente, resolvieron marchar hacia el acampe y decidieron hacer su propio acampe en Trincheras y Uruguay. En medio del silencio o las operaciones mediáticas, los recolectores de basura y los municipales autoconvocados también planean sumarse a lo que ya es un momento histórico en una provincia que está diciendo basta.

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Diez cuadras de feminismo

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Por Claudia Acuña.

¿Cuánto mide diez cuadras de feminismo? La respuesta no es matemática, sino política y la política hoy es batalla y es incógnita. La calle revela algunos de sus misterios. Nos dicta, por ejemplo, lo que no hay:

No hay policías, ni protocolo.

No hay escenario ni documento.

Hay sí muchas personas organizadas y con convicciones que transmiten en carteles, en banderas y hasta en los cuerpos. Yasmín es una síntesis. Tiene 17 años, es de Lomas de Zamora. Su cara está cubierta con un pañuelo violeta que proclama Ni una menos, en la pierna derecha con marcador rojo se escribió Yo sí te creo; en la izquierda Yo tenía 5 años; en la muñeca, el pañuelo verde que defiende el aborto legal y sobre el corazón, un cartel que grita Fuera Milei. Fue abusada por su padrastro, dirá sobre lo que informan sus piernas. “Está haciendo mierda el país”, dirá sobre lo que exige su corazón.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay también pancarta oficial de la CGT. Y algunas voces que explican lo que implica haber logrado sacarla de su letargo.

Micaela Polak, secretaria de género del sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) lo sintetiza así: “El Bloque Sindical Transfeminista tiene un protagonismo en la organización de estas marchas y dentro de la CGT. En noviembre, por ejemplo, hicimos un encuentro con más de mil mujeres sindicalistas. El 8M recuerda a las obreras muertas en un incendio y en estos momentos ese crimen cometido contra quienes defendían sus derechos se resignifica con este crimen que están cometiendo contra nuestros derechos laborales, contra las y los jubilados, contra las paritarias, con la precarización. Y que la CGT recoja esto hoy y esté presente de manera contundente es un mensaje esperanzador para enfrentar a Milei. El fascismo nos ha elegido como enemigas principales en todo el mundo y en nuestro país, en particular. Es lógico, entonces, que seamos nosotras quienes estemos protagonizando los movimientos que son necesarios para enfrentarlo”.

Diez cuadras de feminismo

Una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos: Nietes. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Las docentes de la agrupación El Desborde, que integra el gremio de UTE, advierten: “Es para prestarle atención a lo que está pasando dentro de la CGT en estos momentos. Hay muchas compañeras que están haciendo fuerza ahí adentro y quién te dice que en breve no logren imponer una secretaria general”. Su mensaje para hoy lo llevan escrito en las remeras y lo repiten ante el grabador: “Arriba el feminismo que va a vencer”. Completan: “Es una etapa difícil, adversa, porque volvemos a ser la variable de ajuste, pero es en la calle, es con organización y es para adelante como se superan estas épocas, como lo hicimos siempre. “

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Maqui, de la Comisión de Mujeres del Sindicato del Neumático, suma: “Estamos en las calles no simplemente marchando, sino luchando por todos los reclamos que tenemos ante un gobierno que quiere llevarse por delante todos nuestros derechos. Sobre todo en esta fecha que siempre fue importante para las trabajadoras y hoy más que nunca, cuando quieren hacer desaparecer hasta  la figura de femicidio y cuando,  como madres y trabajadoras, estamos soportando todo el peso del ajuste. Es un momento para estar juntas y buscar una salida. Es un día para repetir: exigimos que no nos maten y respeten nuestros derechos.”

Magdalena, integrante de la junta interna ATE Capital en el Conicet. “Estamos soportando el embate desde un montón de frentes, muy preocupadas por la situación en general, no solo en el Conicet sino en todo el sector público que está sufriendo un recorte brutal en programas que afectan a toda la población, no solo a nosotras”.

Pregunta difícil: ¿por qué no salen a la calle todas las personas despedidas del Estado?

Lo que percibo es que es un sector súper precarizado, que está haciendo malabares para sobrevivir, y también que es todo un desafío organizar eso. Creo que construir esta resistencia es difícil porque lo que está amenazada es la subsistencia.

¿Qué tiene para decirle el feminismo a esos despedidos?

Que más que nunca hay que evitar que el miedo te paralice, que hay que salir a la calle, hay que encontrarse, escuchar y conversar para crear la respuesta entre todas. Se van construyendo las respuestas en el caminar. El movimiento feminista lo hizo siempre con sensibilidad. El feminismo tiene una tradición larguísima que nos enseña a abrazar las crisis  y a no eludir las dificultades, sino a enfrentarlas. A poner el cuerpo y el corazón en los momentos más críticos.

La última difícil: ¿quién conduce a este movimiento?

Su historia.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay también militantes de partidos políticos –otro milagro que produjo esta marcha– y  adolescentes –muchísimas– que a su paso cantan:

“Los varones quienes parar/que paren/ que paren/ que paren de matarnos”.

Hay, adelante, una bandera que proclama “Asamblea Antifascista y Antirracista”, la noticia de esta, la más nueva y la más vieja de las batallas. Entre quienes la sostienen –trabajadoras sexuales, travas, lesbianas, personas no binarias y otras identidades que hoy están al frente y siempre fueron las últimas de la fila– está Jazmín. Al lento paso de la marcha resume su historia: comenzó su transición trans en 2022, a prostituirse a los 17, a estudiar la licenciatura en Economía cuando se sancionó la Ley de Identidad, a tener un trabajo con derechos, cuando se logró la ley de cupo. “Mi vida es un resumen de cómo impacta en la vida de las personas tener estas leyes. Y también cómo el feminismo nos dio las herramientas para lograrlo. Luchamos por una sociedad fraternal y sorora y eso significa hoy estar en las calles contra el fascismo. No estamos por nosotras: el feminismo siempre es abrazo”.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay, además, intervenciones artísticas que exponen a otra de las protagonistas que impulsa esta protesta: la tierra. Es lo que llevan en las manos las mujeres vestidas de blanco, con las bocas tapadas con cintas que advierten “peligro” y es también lo que exponen las mapuche que enarbolan la ancestral bandera de su criminalizada nación.

Diez cuadras de feminismo

Gustavo Melmann, reclamando justicia por el crimen dsu hija Natalia. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay más, por supuesto, porque la Avenida de Mayo y sus laterales desbordan de mensajes que son de actualidad y de urgencia, pero que también anuncian horizontes y esperanzas. Mateo y Ana representan exactamente eso. Están parados frente a la Catedral, son primos, tienen 8 y 7 años y eligieron compartir hoy estas noticias escritas con colores en una cartulina:

“Soy nene, no quiero ser macho”.

“Quiero ser la artista, no la musa”.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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La marcha sin fin

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La señora de canas y anteojos sacude su dedo índice a centímetros de la cara del policía. Es menuda y el uniformado es del tamaño de un gorila con casco y palo, pero no es la abuela la que tiembla cuando le grita:

-Mirame a los ojos: a mí me estás pegando. A mí, que tengo 70 años y dos hijas que estudiaron para no ser policía como vos.

La marcha sin fin

Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org

En el piso del Congreso de la Nación hay seis jubilados y cinco fotógrafos que están siendo asistidos por la posta sanitaria para mitigar el gas con el que los cegaron –que no es ni lacrimógeno ni pimienta y activa su laceración con cualquier medio húmedo, como el sudor de esta tarde infernal-, mientras la multitud canta:

“Qué feo, qué feo, qué feo debe ser/ pegarle a un jubilado para poder comer”.

Los peatones que ven la escena desde la vereda de enfrente editorializan al paso:

“Se están robando a los pibes y ustedes están pegándole a los jubilados”.

“Oíme tortuga: son cuatro por cada viejo de 80 años. Qué fácil te ganás la guita”.

“El día que tu jefa reparta la plata del operativo entre los jubilados van a tener que ir a laburar en serio, ratas”.

La marcha sin fin

Uno de los atacados por el gas pimienta policial. La gente cantó: «Qué vergüenza, qué vergüenza, pegarle a jubilados por dos pesos con cincuenta». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así es el final de otro miércoles de la ronda que repiten cada semana las personas que trabajaron toda su vida y aportaron durante décadas para gozar de un derecho que se ha transformado en un extraño privilegio: ser el sector social más perjudicado por las políticas de ajuste, pero también el único que no claudica ni se calla.

La marcha sin fin

Uno de los hinchas de Chacarita, presente en la marcha en el Congreso. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así lo explica Carlos, el jubilado que conmovió a los hinchas de Chacarita – un club de fútbol experto en el pogo policial– que hoy se sumaron a la ronda con la intención explícita de protegerlos:

“Trabajé durante 40 años en el correo. No me regalaron nada. La estoy pasando mal, pero no estoy acá por mí porque yo ya estoy jugado: tengo 75 pirulos. Estoy acá por mis cuatro hijos y mis dos nietos. Estoy acá porque les quiero dejar un país digno para que puedan vivir en paz”.

La marcha sin fin

Carlos, el jubilado que cada miércoles marcha con la camiseta de Chacarita y esta vez impulsó que llegue parte de la barra del club a apoyar el reclamo. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Sobre el Presidente:

“Milei es un pobre tipo. Está mal de la cabeza. Yo le aconsejaría que, por el bien de todos los argentinos, dé un paso al costado: nos va a hacer un gran favor. Está muy mal asesorado, y tiene al lado esas lacras de los Caputo: esos sí… esos sí qué saben lo que están haciendo. Yo nunca tomo revancha con nadie, pero a esos dos me gustaría encontrarlos cara a cara para preguntarles qué significa para ellos ser tan ambiciosos –casi enfermos– de la plata y el poder a costa del hambre de los argentinos. Pero es mi opinión personal, porque acá no hablamos de política. Acá venimos a reclamar nuestros remedios y nuestra dignidad. Acá venimos todos los miércoles y nos encontramos con personas como esa abuelita de 82 años que nos dice ´hoy no almorcé´: Por ellas estamos. Lo único que queremos es dar la vuelta al Congreso y que no nos peguen”.

Carlos llora.

La marcha sin fin

Una imagen de esta época. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

“No estás solo”.

Dos hinchas de Chacarita lo abrazan y le prometen:

Lo rodean, también, una familia con esa misma camiseta: el padre, jubilado; la hija, investigadora del Conicet y lesbiana; el nieto, quinto grado de la escuela pública. Será ella quien presenta así al trío para señalar, con esas etiquetas sociales, lo que significa estar ahí hoy: “Unir la luchas, unir las fuerzas: la indiferencia no es una opción.”

La marcha sin fin

Acorralados: jubilados apretujados y víctimas del gas pimienta de la policía. La canción: «Qué veo debe ser, pegarle a jubilados para poder comer». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

La hinchada suma, además, esa poética instantánea, que acribilla sin pausa al doble cordón policial:

“No tenemos casco/ no pegamo`a jubilados/Somos locos y borrachos / porque somos funebreros”.

Refieren así a la identidad de ese club de fútbol, que nació vecino al cementerio, pero en el territorio del Congreso el verso se reinterpreta: son quienes entierran al miedo.

La marcha sin fin

Retrato de un miércoles. La bandera para cubrirse de los gases policiales. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así, sumando gota por gota personas y organizaciones hasta ser multitud, la ronda gira por los grises muros del Congreso, desbordando el desproporcionado cordón de policías y gendarmes, que tira palos y gases sin piedad, pero también sin suerte: la vuelta se completa.

El final, literalmente, es realmente otro: no habrá fin. Lo anuncia el gesto de Zulema y Keiko, dos jubiladas insurrectas, cuando con elegancia y picardía apoyan ambas los dedos en los labios para lanzarle besos a los uniformados, con una promesa:

“Nos vemos el miércoles”.

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El abrazo y una convicción: «Nos vemos el miércoles». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

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El vacío

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Mercedes golpea la cacerola con una cuchara mientras grita:

“Pueblo, despierte”.

Lo repite infinitas veces. Por momentos agrega su por qué:

“Nos gobierna un estafador”.

Me dice –muy enojada– que tiene “los huevos al plato” porque mientras en Instagram la colman de likes, en la calle la dejan sola.

El vacío

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fue, sin embargo, su solitaria cacerola la que se escuchó por cadena nacional en momentos en que la camioneta blindada del Presidente pasó por Avenida de Mayo hacia el Congreso de la Nación, para dar inicio a su segunda apertura de la labor legislativa.  Eran las nueve en punto de la noche y en la calle lo que había era un enorme vacío custodiado por cientos de uniformado pertenecientes a cinco fuerzas de seguridad. La oscuridad de la noche sin luna, los cortes de calles, las vallas y la sobredimensionada custodia del paso presidencial –que incluía francotiradores y aparatos inhibidores de drones– reforzaban la imagen distópica de un operativo que no parecía de seguridad, sino de aislamiento.

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El palacio. Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Adentro del Palacio le esperaba lo mismo: un inmenso recinto vacío ante el cual el Presidente intentó monologar durante una hora veinte minutos. No pudo. Bastó también una sola interrupción –la del diputado radical Facundo Manes– para que quede en evidencia que este es su momento débil. La segunda evidencia fue el anuncio de que enviará para su aprobación el acuerdo con el FMI, que está –dijo– próximo, pero que depende –no dijo– de ese voto positivo para que se realice.

El vacío

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

Cuando la realidad entorpece la puesta, quien irrumpe en escena es Santiago Caputo. Esta vez acaparó la atención al amenazar al diputado Manes, delante de las cámaras. Otra vez.

No fue el único que agredió a quienes estaban en el Salón de los Pasos Perdidos, esa clásica antesala del recinto convertido hoy en un ring de exhibición de patoteadas por sus secuaces. Otra muestra de debilidad: allí solo ataca quien pierde.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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