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Misiones arde

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Cuando uno habla de Misiones, la primera y única imagen que se le viene a la mente es la selva o las cataratas: en absoluto uno pensaría en policías acuartelados, docentes cortando rutas o personal de salud apostado en el ministerio. Pero detrás del velo de la hipnotizante naturaleza misionera se esconde una realidad de miseria generalizada: sueldos de indigencia, costo de vida altísimo, una clase gobernante enquistada en el poder y un aparato mediático blindando el plan de ajuste de la casta misionera.

Desde Misiones, por Sergio Rondán

Son las 7 de la tarde de un viernes atípico en la ciudad de Posadas: hace varios días que el clima fluctúa entre una lluvia leve pero constante, y un cielo encapotado y frío. Llovizna y hace frío. Sí, hace frío y acá es más húmedo y penetra todo. Pero a los policías no les importa. “Nosotros estamos acostumbrados a pasarla mal… estamos acostumbrados a que nos maltraten” dice con un extraño orgullo un miembro de la fuerza en actividad, sin necesidad de mencionar al gobierno que encabeza Hugo Passalacqua.

Misiones arde

La policía misionera utilizando gomas para apoyar su reclamo en la calle.

El policía no puede dar su nombre: es la situación de muchos de los policías que se encuentran acuartelados en el Comando Radioeléctrico UR-I de Posadas. En cambio, Ramón Amarilla, suboficial retirado, sí puede dar su testimonio: “No estamos acuartelados, el comando está operativo. La calle fue cortada por la municipalidad”. Algo de razón tiene porque la cartelería de la municipalidad de Posadas es la que anuncia el desvío. Pero la decena de patrulleros que atraviesan la avenida República Oriental del Uruguay, una de las arterias que conducen al centro de Posadas, muestran otra cosa.

De golpe suenan todas las sirenas de los patrulleros apostados. Una mujer con altavoz toma la palabra: “Saludamos a los camaradas de Eldorado que acaban de llegar, quiero escuchar esas bocinas y aplausos, demostremos que la familia policial no se rinde.” Misiones es una provincia que tiene 1.280.960 habitantes: unos 330 mil viven en Posadas y su área metropolitana, otros 70 mil en Oberá, a 100 km de la capital yendo hacia el centro de la provincia y otros 60 mil habitan en Eldorado, a 200 km sobre la Ruta Nacional N°12. El resto de la población vive en alguno de los 75 municipios. “Estamos esperando camaradas de Iguazú, de Wanda, de El Soberbio… de todos lados se están moviendo hacia Posadas para manifestarse. No nos vamos a mover de acá. Solo pedimos lo justo: poder darle dos comidas al día a nuestras familias y que nuestros galleteros (como se le dice al niño/a que está cursando sus primeros años de escolaridad) puedan ir a la escuela con un cuaderno y un lápiz en la mochila”. Amarilla es certero con sus palabras: la situación salarial es insostenible. El escalafón más bajo de las fuerzas cobra cerca de 450 mil pesos, por lo tanto entra en la línea de pobreza ya que no alcanza a cubrir ni de cerca la canasta básica.

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La protesta docente, ignorada masivamente por los medios misioneros: privados y subordinados al gobierno

Pero esta situación no sucede solamente con la policía. Los reclamos de las fuerzas de seguridad siempre ganan más notoriedad porque no son la norma. Nadie está acostumbrado a ver policías cortando calles sino más bien lo contrario. Por eso quizás el reclamo docente o de salud pase desapercibido. Aunque el caso docente es paradigmático en esta provincia ya que es una lucha que viene de hace rato y se agravó con la llegada de Milei.

“Antes del cambio de gobierno, la gestión saliente envió fondos para pagar los componentes salariales que Nación aporta al sueldo del docente de Misiones. Pero esa plata nunca llegó a nuestros bolsillos”. Jorge Romero es profesor de Historia y referente dentro de las bases docentes que se movilizan sin pedir permiso a los aparatos ni estructuras. Para entender lo que dice hay que comprender cómo funciona el salario docente. Luego de la reforma constitucional de 1994, las provincias debieron hacerse cargo de la educación. Misiones, como tantas otras, no tenía dinero para los sueldos: de ahí surgen los 1.000 días de la carpa blanca que terminaron en el famoso FONID, o Fondo Nacional de Incentivo Docente, el cual se cobra desde 1998. En el caso de Misiones y otras provincias, no solo Nación enviaba ese dinero, sino también la Garantía Nacional y la Conectividad; la primera correspondía a una suma para aquellas provincias donde los gobiernos provinciales no podían llegar al piso de la Paritaria Nacional Docente. La segunda surge luego de la pandemia. Pero en números, el FONID representaba 12.500 pesos, la Garantía unos 50.000 y la conectividad otros 12.500. ¿No se entiende? No, claro que no se entiende pero digamos que con todas esas cifras, la maestra misionera en noviembre del 2023 debería haber cobrado 250 mil pesos pero recibió 161 mil pesos.

Misiones arde

La policía en la calle, esta vez para ejercer su derecho a reclamar, ante el silencio oficial.

El dinero se giró, llegó a la provincia, pero nunca a los docentes, que hasta bien entrado febrero estuvieron cobrando esa miseria. Recién a mediados de ese mes el gobierno provincial fue soltando el dinero a cuentagotas, es decir, en cuotas. El docente misionero nunca cobró su sueldo entero sino en partes, cosa bastante única en el país.

“Acá el problema viene de hace rato y es exclusiva responsabilidad de la Renovación (el partido que gobierna hace 21 años la provincia) que mantiene a los docentes en la indigencia. Y no es solo el salario, el acceso a los cargos no es transparente. No existen los actos públicos, muchos cargos se reparten a dedo. Hasta hay desplazamientos hechos a dedo, es una locura” cuenta otra docente que prefiere guardar su identidad. Actualmente un docente de grado cobra 237.000 pesos por cargo sin antigüedad: esto es, un sueldo que está muy por debajo de la línea de indigencia. Carlos Lezcano, referente de la lucha misionera lo explicó muy bien en una mesa de discusión: “Un docente con un cargo es indigente, un docente con dos cargos es pobre”.

Cuando Buenos Aires pone su ojo sobre un punto del país, este cobra existencia y relevancia, tanto para bien como para mal. Ante un hecho como este, uno esperaría que medios locales estén cubriendo la situación pero en Misiones eso no sucede.

Misiones arde

¿No hay radios o canales de televisión? Si, y bastantes, muchos de ellos bajo la órbita de Multimedios SAPEM (Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria) siendo Canal 12 su nave insignia. El aparato comunicacional de la Renovación maneja los medios públicos para imponer su discurso de una Misiones blanca, pura, radiante y mayormente rubia. Quienes no están bajo la órbita directa de SAPEM reciben de una u otra manera dinero para mantener una férrea bajada de línea. En este caso, ninguno de esos medios cubren la situación.

Un ejemplo: se escuchó a Jorge Rial decir al aire que intentó comunicarse con colegas de Misiones para pedir un móvil pero que nadie respondió. Rodrigo Aranda, vicepresidente de SAPEM y hermano de Ramiro Aranda, ministro de Educación provincial, dio la orden de no cubrir nada. Todos son comentarios off the record, por supuesto: nadie quiere quedar expuesto. Es por eso que los cortes de ruta que los docentes vienen realizando hace un mes por toda la provincia no tienen difusión: la gente no se entera. Solo trascendió cuando un gendarme muy suelto de lengua amenazó con disparar pero quedó en eso: en un producto de la memética actual.

“Canal 12 es un medio oficialista que no dice nada. Solamente muestran las Cataratas y pajaritos, eso es Misiones para ellos. Nosotros venimos protestando desde enero. 10 días estuvimos acampando en la Casa de Gobierno y no vino nadie. Nadie nos recibe, esta situación es extrema y de acá no nos movemos”. Lo mismo pasa con docentes o personal de salud. Nadie recibe a nadie, los aumentos que se dieron en febrero no llegaron al 10% y se realizaron por decreto. Mientras tanto, el gobierno de Misiones se muestra como un ejemplo de educación y de salud desde sus medios y las redes.

Pero en las calles, pese al frío y la lluvia, el clima arde. La semana que pasó los docentes cortaron la Ruta Nacional N°12, que bordea el Paraná y la Ruta Nacional 14°, bordeando el Uruguay. Buscaron al ministro de Hacienda, Alfredo Safrán, que nunca apareció, lo mismo el ministro de Educación Aranda. Intentando burlar el cerco mediático, se enteraron de que el vicegobernador iba a estar en un streaming del grupo SAPEM y lo encararon en YouTube pero también lo esperaron a la salida del programa. Lucas Spinelli huyó en una fastuosa camioneta 4×4 y casi provoca un accidente. Al día siguiente, los docentes marcharon hacia la Legislatura, que se hallaba vallada y con un cerco policial, cosa nunca antes vista. Hubo forcejeos, insultos al gobierno provincial, se tiraron vallas. Los policías solamente estaban haciendo de escudo sin usar la fuerza, aunque también tuvieron que escoltar a los diputados de la Renovación que huyeron por una salida lateral.

“Nosotros de acá no nos vamos. Lo nuestro va a ir hasta las últimas consecuencias. Alguien tiene que venir, dar la cara y hablar, tenemos vocación de diálogo” sentencia Ramón Amarilla. No se siente asustado por el “comité de crisis” de Patricia Bullrich. Los docentes tampoco, y ya comienzan a movilizarse desde toda la provincia. La batalla dura se dará el lunes, cuando el gobierno anuncie el aumento que tiene planeado. “Nos van a ofrecer solamente un aumento por encima de la inflación de abril, ya se sabe. Pero nadie va a aceptar eso” dice Jorge Romero y plantea la forma del futuro: “Vamos a seguir luchando hasta que la dignidad se haga costumbre”.

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Elecciones porteñas 1: “Hay que sufrir”

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El bunker libertario volvió a ser el hotel del megamillonario Eduardo Elsztain. La motosierra y la anunciada presencia del perro Conan. El Zorro libertario, la fuerza del cielo, y un peloteo con un jubilado que de algún modo explica el presente. Alfredo Casero una feliz víctima de todos. Esta crónica se complementa con los otros escenarios que muestra lavaca este domingo de elecciones legislativas en las que el candidato del gobierno Manuel Adorni tuvo poco más del 30% de los votos, el opositor Leandro Santoro superó el 27, el PRO algo menos del 16%, y en el que el 47% de la gente no fue a votar. Las reflexiones y los hits libertarios.

Por Franco Ciancaglini

Cae la tarde y cae el frío frente al Hotel Libertador: el búnker de la Libertad Avanza deja a periodistas y público afuera. Y adentro, solo la casta, compuesta por una rara mezcla de pocos políticos y muchas celebridades tuiteras de cuarta y quinta categoría. Mientras cae la noche los únicos que serán reconocidos al entrar serán Lilia Lemoine, El Gordo Dan, Espert, y el actor Alfredo Casero, que tuvo una exclusiva con lavaca.

Afuera, ocupando desde temprano el vértice del vallado para estar lo más cerca posible de la puerta (a unos 15 metros) el núcleo duro de la militancia despliega su color:

  • Llegan el Zorro Libertario,
  • Jaqui y su hija Isabela con una careta de Adorni primero y de Conan después;
  • está Santiago, el de la pala gigante;
  • aquel que tiene un cartel escrito a mano sobre la fuerza del cielo que dice Virrey del Pino;
  • y un joven con un parlante gigante que pasa en loop la marcha militar Avenida de las Camelias.

Estas personas están siempre en todas las manifestaciones. Son los seguidores geeks que avivan las cámaras y hacen disparar flashes; detrás, jóvenes vestidos de negro y de traje los acompañan más o menos silenciosamente; los más organizados son aquellos que llevan remeras y banderas que los lectores de lavaca han sabido describir como de estética Harry Potter con el lema “las fuerzas del cielo”.

Uno de los primeros que descubrió a esta especie fue Damián, vendedor de merchandasing desde hace casi diez años.

Elecciones porteñas 1: “Hay que sufrir”

Damián y el merchandising libertario (fotos Juan Valeiro).

Cuenta que en la pandemia salió a vender banderas argentinas y escarapelas en las marchas anticuarentena. “Ahí me di cuenta de que había un grupito de jóvenes que tenían su propia marca” dice señalando a la Bandera de Gadsden que muestra una víbora y la leyenda “Don´t tread on me” (no me pisotees o, más libremente, no te cagues en mí)  que paradójicamente fue símbolo de un grupo de autodefensa LGTBQ en la década de los 90. “Empecé a seguirlos y cuando salió Milei, yo ya estaba ahí”.

Con visión de negocios, Damián es entonces uno de los que aplicó la marca Milei a variedad de pines con algunas frases tristemente célebres (“No la ven”, “Esto es exactamente lo que voté”) o que encarnan memes: por ejemplo el de la cara del Ministro de Economía y la leyenda “Caputo masterclass”. Los pines que más salen: el que dice “Las fuerzas del cielo” y el de la cara de Milei. Sobre las gorras: “Antes me las sacaban de las manos a 15 lucas. Hoy las puse a 6 y no vendí nada”. ¿La calle está así? “En los recitales hay más plata, la gente compra. Aquí ni se acercan”.

Fernando confirma la teoría. Vino para el recital de Eugenia Quevedo al Movistar Arena acompañando a su mujer, que eligió también hospedaje: el Hotel Libertador. “La verdad está buenísimo”, cuenta. 600 mil pesos el finde. Jamás se imaginó que su paseo coincidiría con el bunker libertario, propiedad del megamillonario Eduardo Elsztain que se lo cedió a Milei durante la campaña electoral de 2023 no se sabe a cambio de qué.  

Fernando tiene una carnicería en Coronel Suárez (a 600 km de CABA) con cinco empleados, aclara que trabaja mucho y sugiere que no apoya a este gobierno. Post recital, cuenta, se fue a comer una pizza y quedó espantado con los precios: “Una grande de muzza, una levité y un agua, 40 lucas”. A su lado, un compañero ocasional lo escucha y suma: “¿El Fernandito sabés cuánto está? ¡3.500 pesos!”.

Ambos están chusmeando cerca de las vallas, observando la situación. Antes de irse para adentro, el carnicero anuncia un invierno duro en Suárez. Él tiene su negocio bien ubicado en el centro, pero ya siente una baja en los bolsillos golpeados. “La verdad, no sé qué va a pasar” dice y apaga su cigarrillo para entrar al hotel donde, asegura, está un piso abajo del 21 donde se hospeda Santiago Caputo. “Eso me dijo mi señora; yo solo lo conozco a Milei”.

Elecciones porteñas 1: “Hay que sufrir”

Eduardo es un veterano de 78 años, vive cerca, sobre Avenida Libertador, lo abriga una campera uniqlo, una banderita argentina y, también, mira por curiosidad. ¿Le gusta Adorni, o Milei, los dos? “El conjunto me gusta. Mientras no vuelvan los que estuvieron antes…”.

¿Pero qué le gusta más, este gobierno o que no esté el kirchnerismo?

-Primero, es eso. Son antripatria, anti todo. El peronismo nunca acepta a nadie que no sea peronista.

¿No se parece esa descripción a lo que pregona Milei?

-Hay que darle una oportunidad, nada más.

¿La economía?

-Muy bien.

¿Usted está mejor que antes?

-Hay que sufrir, soy jubilado, pero bueno, hay que sufrir. No queda otra.

¿Piensa que en adelante será mejor?

Pienso que sí, se va a ir sintiendo la mejoría. Brillante la idea de ir cerrando ministerios, empezando por el de la Mujer.

¿Pero los jubilados no fueron los principales recortados?

-Pero, ¿por qué? Porque llevaron millones para el ministerio de la Mujer, porque eran todos parásitos. Ahora este hombre va a empezar de a poquito con la anticorrupción.

¿El caso de la criptomoneda Libra, cómo lo ve?

La gente siempre le va a buscar algún motivo para criticarlo. Yo mientras combata la corrupción lo veo bien. Y lo otro que siga su curso, para eso está la justicia, entre comillas. Acá no hay justicia, acá la justicia la manejan los oficialismos.

¿O sea, ahora, este gobierno?

-Bueno, por eso.

¿Por eso…?

-Por eso.

¿Macri le gusta?

-Mirá, yo lo voté a Macri. Pero cuando él ganó, dejó en manos no sé si era Sturzenegger… y si yo pagaba 100 de gas, pasé a pagar mil. Entonces la gente votó con el bolsillo; yo voté con el bolsillo, y le voté en contra.

¿Y ahora con qué votó?

Acompañándolo a este hombre.

De repente sale alguien desde adentro del hotel y desde unos 10 metros grita 4 números y vuelve corriendo hacia adentro: ¡31 a 27! Algunos escucharon, la mayoría pregunta qué dijo: “Que vamos ganando”, aclara el del cartel de Virrey del Pino a la tropa. Entonces se desata el primer hit de la jornada, la famosa canción arrítmica compuesta por Inteligencia artificial con melodía de Dragon Ball llamada “Me chupa la pija la opinión de los kukas”.

En pleno entone, que no superará el pogo de una canción melódica de Euge Quevedo, sale Lilia Lemoine y se pliega a los cánticos. Dura unos pocos segundos esa euforia: la diputada agarra el cartel de Virrey del Pino y lo sacude para lograr así algunas fotos y videos, y vuelve a meterse al hotel de Elsztain.

Elecciones porteñas 1: “Hay que sufrir”

Con los números se disparan las primeras interpretaciones: una mujer dice que está aliviada porque “estaba toda cagada” con que ganara Santoro; el hombre de la uniqlo de la calle Libertador dice que todavía hay que esperar el escrutinio final; otra mujer calcula que lo positivo es “la cantidad de votos que tienen en contra” en clara referencia al kirchnerismo; un joven se acerca y sentencia: “Murió el PRO”.

Otra de las estrellas del no-bunker libertario es una niña llamada Isabella. Su madre la lleva a todas las marchas y le da una motosierra hecha con cartón y le hace poner distintas caretas de personas, y también de un perro: Conan. Su madre es Jaqui.

¿Por qué las caretas a tu hija?

-Lo hago por apoyo al Presidente desde siempre.

¿Desde cuándo?

-Las marchas de las 2 vidas. Él estaba, yo estaba ahí también, una persona común, yo le dije que el aborto tiene que dejar de existir, y también le pedí por los animales. Soy activista por los animales. Tengo la careta de Adorni, de Milei, y también la de Conan.

¿Qué te representa el perro Conan?

-Tengo algo personal con Conan. De haberlo visto en mi casa. Ella (señala a la hija) lo vio en mi casa. Ojalá se lo pueda contar al Presidente.

¿Cómo fue ese momento?

Isabella me dijo que estaba Conan en el comedor. Yo me quedé. Mi perro ladraba. Y ahí me quedé asustada y dije: no puede ser. Por eso para nosotros Conan nos acompaña todo el tiempo.

¿Todo el tiempo?

-Exactamente. Es un mensaje. Cada vez que yo voy a buscarlo al presidente, Conan aparece.

Jaqui, esta vez, no contó con la llegada del perro fallecido en 2017. Su hija sonríe.

Llegan números cada vez más definitivos: sigue arriba Adorni, debajo Santoro, detrás lejos Lospennato, mucho más allá Larreta y el resto. Las interpretaciones: “Liquidamos a dos, al kirchnerismo y al PRO”, “ahora hay que ir por Buenos Aires que es el último bastión de los kukas”; “con una mano en el corazón quisiera que vuelva Marra”; “en provincia, Espert”; “no, Bullrich”.

Desfilan nombres pensando en elecciones futuras: Laje, Santilli, el Gordo Dan, que luego pasará saludando del otro lado de las vallas.

De este lado sigue el Zorro, que hoy fiscalizó en una escuela en Balvanera, siendo él de Almirante Brown. “Cero pesitos, de onda, para toda la gilada que fueron a pudrirla a Palermo”, arranca picante, nada a tono con el aristócrata Diego de la Vega.

¿Te enojó que haya salido que a les pagaron a algunas personas por ir al cierre de campaña? “Sí, pero se notaba a la legua que eran altos orcos”.

¿Fue una operación? “Obvio. Yo lo sigo a MIlei desde que éramos 40. Nuestra cabeza es otra, no nos metemos en política para estar rapiñando”. El Zorro se llama Juan Pablo y es jardinero. ¿Sería candidato? “¡Yo le gano a Moreno!”.

Con los números puestos, la euforia aumenta y antes justo de que hable Milei, llega el ex actor Alfredo Casero:

¿A qué viniste al bunker? ¿Te invitaron?

Sí, vine a verlo.

¿Estás contento?

Claro que estoy contento.

¿Qué te gusta, que haya ganado Adorni o que el PRO haya perdido?

Me importa un pedo la derrota del Pro, me importa la victoria de Adorni.

¿Y cómo la ves para la elección nacional?

Me parece que tendría que haber sido más. Fijate, son los tres tercios de Cristina. Adorni tendría que haber ganado por muchísimo más. Lo que pasa es que se separan, lo mismo pasó la otra vez: mientras tengamos a Macri y todo eso…

¿Por qué pensás que votó tan poca gente?

No tienen idea lo que se juega. Son unos pelotudos, porque se podrían haber quedado un moco muy grande. Es una verdadera pena que la gente no entienda que tiene que votar. Son culo pesado. Mucha gente no fue, gente amiga mía no fue. No tienen idea lo que se pierden.

¿No es al revés, la baja participación tal vez favoreció al gobierno?

Vos sos muy joven, a mí me cagaron muchas veces. Es única la posibilidad. Me voy a jugar. Y en realidad me juego porque lo creo. Porque ya me cagaron todos.

Si te invitan a ser candidato, ¿te gustaría?

¡Voy a ser candidato para presidente! ¡Chau!

Después de la ironía Casero sortea la valla.

Detrás suyo una joven morocha con trenzas dice “soy candidata” pero no la dejan pasar.

Una nenita grita Milei Milei.

Se sigue escuchando el hit arrítmico que dice: “Para hablar hay que ganar”.

Se avecina una larga y fría noche de memes.

Fin.

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Elecciones porteñas 2: del catering a la calle

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Ferro congregó a Es ahora Buenos Aires, el frente que logró el segundo lugar en las elecciones. Las voces y los silencios, las empanadas mordidas, los frutazos y lo que mostraban las pantallas. La diferencia de clima humano entre el adentro y el afuera. Esta crónica se complementa con los otros escenarios que muestra lavaca sobre este domingo de elecciones legislativas en las que el candidato del gobierno Manuel Adorni tuvo poco más del 30% de los votos, el opositor Leandro Santoro superó el 27, el PRO algo menos del 16%, y en el que el 47% de la gente no fue a votar. Misterios y certezas de un acto que no se hizo.

Por Lucas Pedulla

Foto de portada Edgardo Gómez/ Tiempo Argentino

Son las 17:06, faltan sólo cincuenta y cuatro minutos para el cierre de los comicios, y en la sala de prensa del búnker de Es Ahora Buenos Aires, en cuyas gráficas predomina un color verde flúor acorde al verde más oscuro del club Ferro Carril Oeste, en el barrio porteño de Caballito, la única información que circula –y circulará- es que el armador de la lista que encabeza Leandro Santoro, el presidente de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, será la voz oficial cuando aparezcan las primeras tendencias de los resultados, a las 19.15.

Falta mucho. 

La decisión de muchos periodistas parece, entonces, prudente: cruzan la sala –una cancha de fútbol cinco– en dirección a la mesa de catering, donde hay jugo de naranja, café, peras, manzanas rojas, manzanas verdes, ciruelas, naranjas, mandarinas, budín de chocolate, budín de banana, medialunas de grasa, medialunas de manteca, y en un ratito llegará lo salado, anuncian los jóvenes contratados para el evento. Uno de ellos no es de CABA, sino de González Catán, y confiesa, por lo bajo, que le gusta Adorni: “Es algo distinto, al menos”, dice, mientras ofrece jugo en vaso de plástico o de vidrio, si es que se quedan en la mesa. Alrededor, algunos periodistas que se ven las caras todos los miércoles en la marcha de los jubilados se preguntan cómo están: “Qué lindo poder comer una medialuna y no correr por los gases”, dice uno, en toda una definición actual del oficio. 

Elecciones porteñas 2: del catering a la calle

La mesa es precedida por una hilera de diez televisores RCA que sintonizan nueve canales –América, El 9, TV Pública, El Trece, LN+, Crónica, TN, A24 y C5N- expectantes de la definición, salvo Canal 26, que informa: “Di María confirmó su salida tras perder el campeonato a manos de Sporting”. Un colega dice que se les rompió el móvil.

En un lateral del búnker hay movimiento: personal de organización va y viene armando el escenario donde Santoro le hablará a la militancia. Una trabajadora de la empresa de seguridad invita a pasar al cronista de lavaca, que ve un microestadio vacío, a la espera de un gran acto. Uno de los que mira de reojo el armado es otro trabajador de seguridad, a quien tampoco le interesan mucho las elecciones porteñas porque es de Quilmes, sur conurbano: “Me parece que son todos lo mismo”, dice con desdén, pero destaca el trabajo de su intendencia que todas las semanas limpia el arroyo Las Piedras, aunque la gente siga tirando basura.

De vuelta a la cancha, la charla es con otro empleado de la empresa, que llegó a las 10 y al menos hasta la medianoche tiene que estar. Este varón sí es porteño, de Villa Luro, y dudaba entre “el Chino” (Alejandro Kim, de Principios y Valores, que sacó el 2,03% de los votos) o Santoro.

Pero votó por Santoro: “Más vale perro viejo conocido, a ver si podemos frenar al presidente”, dice y pregunta a la prensa si se sabe algo de los resultados. Por el búnker no circula mucha info, y a algunos periodistas se los ve fastidiosos porque los candidatos llegan por otro ingreso. En los pasillos, algunos organizadores comentan mensajes que le llegan. “Para mí esto es un frutazo –dice uno-, porque tengo a Santoro dos puntos arriba”. Otro le contesta: “Me llegó otra cosa, pero también sospecho: empate técnico con Adorni”.

A las 17.33 empiezan a probar los micrófonos. Las teles siguen mostrando sus títulos:

  • C5N: “El peronismo va por el batacazo”.
  • A24: “Elección local con impacto nacional”.
  • Crónica: “Todos creen que pueden ganar”.
  • Canal 26: “Según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, Racing es el mejor equipo del fútbol argentino”.

El tiempo pasa. El cierre de los comicios aumenta las ansiedades. “Somos los únicos que no tenemos algo para decir”, rezongan los periodistas que preguntan cuándo va a bajar alguien, mientras miran por los televisores a sus colegas hablando desde otros búnkers. Algunos mensajes empiezan a llegar. “En mi mesa de migrantes en Almagro ganó Adorni”, avisa una militante peronista. Otro mensaje sobre la baja participación: “Ninguna mesa llegó a 60 personas”. El dato se confirmaría: la participación (53,14%) fue la más baja en 28 años. 

Son las 19.15, hora programada para que hable Olmos, y llegan los primeros resultados: Adorni arriba, segundo Santoro, tercero Lospennato. Al microestadio empieza a llegar la militancia.

Maia, 20 años, acepta hablar con lavaca, aunque reconoce que está “recaliente”, y explica por qué: “Pensé que nos iba a ir mejor. Que iba a ser al revés: primero nosotros con 30, segundo ellos con 27. Estuve fiscalizando todo el día”, dice y revolea los ojos. En su mesa hubo empate, pero en la escuela –en Parque Chacabuco– ganó Santoro. El barrio queda en la Comuna 7, donde Adorni terminó sacando apenas una leve ventaja. En tanto, la alianza Santoro, político que se asume alfonsinista, con el peronismo porteño, se impuso en seis comunas.

Maia sobre el tercer puesto de Lospenatto: “Es la muerte del PRO. Para mí les va a pasar lo mismo que le pasó al radicalismo en Juntos por el Cambio: el PRO va a terminar cooptado en La Libertad Avanza”. Le gustaba la composición de la lista de Es ahora Buenos Aires: un radical, la vicedecana de Medicina de la UBA (Claudia Negri), el titular de la Juventud Universitaria Peronista (Federico Mochi), una militante social (Mariana González), un militante de La Cámpora (Juan Pablo Modarelli), una sindicalista (Noemí Geminiani), otro militante territorial (Pitu Salvatierra), entre otros. Maia milita con Negri, en la organización 100 Barrios: “Es la única forma de ganar en la ciudad, con un peronismo más amplio. Siento que en la ciudad es la única forma de competir”, dice Maia y agradece la nota, aunque confiesa: “Me contuve”. 

Son las 19.33 y hay movimiento. La prensa se acomoda. Casi veinte minutos después, el cronista del Canal de la Ciudad advierte “ahí vienen” y entran en escena no sólo Olmos, sino el propio Santoro con toda la tropa.

Habla Santoro: “Las urnas han expresado una decisión inapelable. En esta elección se ha cerrado un ciclo político que permitió que durante años las demandas históricas queden insatisfechas. Es necesario poner en contexto: el PRO ha dejado de representar a la mayoría de los porteños”. También dice que compitieron contra dos gobiernos –el nacional y el porteño– y celebra que, con estos resultados, se convirtieron en la primera minoría de la Legislatura, no sólo renovando las ocho bancas en juego, sino ganando dos nuevas. 

No hay lugar a preguntas y todos se retiran. El único que saluda a la prensa es Pitu Salvatierra: “El sur ganó”, dice celebrando a esos barrios porteños, los más pobres de esta ciudad con más 3 millones de almas.

Pasadas las 20 horas, mientras la prensa come empanadas de carne recién llegadas (“están frías”, susurra una cronista, que apoya la suya, mordida, sobre la mesa), afuera hay revuelo. Las mismas personas que habían llegado durante la tarde al microestadio, se retiran. “¿Fiscalizamos todo el día para esto?”, dice una militante, enojada ya no sólo con el resultado, sino porque cancelaron el acto previsto. Enrique, de 74 años, levanta los brazos: “Salimos segundos, sí, pero al menos hablemos y pensemos juntos, loco”. Esperaban algo más, en esta noche tan fría después de las tormentas que arrasaron varios pueblos y ciudades.  

Pedro, también de 74, dice que se quedó pelado militando en política, como reclamando algún tipo de explicación: “Nos convocaron a un acto de cierre, sabiendo que no fue el mejor resultado, pero vinimos a escuchar las palabras de los dirigentes por quienes trabajamos todo el día. Ha habido un desplante de la conducción, una falta de respeto cívico, más allá de lo ideológico. Es cívico. Me da una mezcla de indignación y, lo peor, de no entender”. Pedro saluda triste y se va, mientras explica qué pasa a cantidad de militantes que recién están llegando a Ferro, después de fiscalizar, como él.

Sin embargo, en la calle Avellaneda al 1200 se canta la marcha peronista. El clima es otro. Pitu Salvatierra recibe abrazos porque los votos permitieron que él pueda ocupar una banca. Está asimilando el resultado y, también, la decisión de levantar el acto: “Fue una elección normal para el peronismo –dice a lavaca-. Si hace un año y medio nos decían que íbamos a salir segundos a dos puntos del primero, firmaba cualquiera, pero en el último tiempo nos ilusionamos con la posibilidad de poder ganar. Por eso el resultado te golpea un poco, pero fríamente no es un mal resultado. Los grandes perdedores son los del PRO”.

¿Por qué entonces levantaron el acto?

-Son decisiones que a mí me superan. La verdad es que cada candidato se empezó a ir y la gente empezó a llegar: creo que hay más efusividad en la gente que en nosotros. Creo que nos equivocamos, porque veo a la gente más contenta que algunos candidatos. 

¿Vos estás contento?

-Estoy contento, capaz es un poco mezquino, porque tiene que ver con que, por primera vez en la historia de la ciudad un villero va a estar sentado en una banca de la Legislatura. Por primera vez los 300.000 villeros van a tener a alguien que los represente. 

-¿Qué pensás del resultado del PRO?

Es un proyecto político agotado, la gente se ha cansado de verlo haciendo negocios para los amigos y está buscando otra cosa. Está en nosotros saber interpretar qué está buscando la sociedad porteña para poder acercarle, en las próximas elecciones, una propuesta que esté más en sintonía con lo que desea. 

En la mano de enfrente también hay celebración: es por Mariana González, militante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), acompañante de personas en situación de calle y con consumos problemáticos de drogas. Como Pitu, es otro rostro, otra realidad social, que va a ocupar una banca. Y en medio de un clima apático y de derrota, Mariana sonríe a cientos de militantes que la fueron a apoyar: “Los luchadores nunca se sienten perdedores, y yo no voy a ser nunca una perdedora. Que se sientan perdedores otros. Les agradezco todo lo que caminamos juntos: corrimos una maratón. Somos solidaridad, somos amor, somos un proyecto que no tiene que ver con esta elección sino con ideales. Y la idea es que otra vida feliz, justa, mejor, y con derechos, es posible”. 

Todo un contraste entre el afuera y el adentro. El análisis de qué significa ese mosaico vendrá con el correr de los días.

Mientras tanto, hay militancia que sigue llegando. Varios no quieren hablar, sino juntarse y encontrarse con otros, y pensar y conversar en ronda.

“Mucho no entiendo”, se sincera una joven, cansada de todo el día, que solo necesita un abrazo, sentarse en el cordón de la vereda de un Ferro ya oscuro y semivacío, y abrirse una lata de cerveza.

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Elecciones porteñas 3: La lógica del escorpión

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Mauricio Macri enmudecido, la oración fúnebre en una noche sin música ni bailes, los pulgares para arriba de un habitué de galera. El antes y después en el reducto del PRO, que muy temprano tuvo un escenario vacío (foto). Esta crónica se complementa con los otros escenarios que muestra lavaca este domingo de elecciones legislativas en las que el candidato del gobierno Manuel Adorni tuvo poco más del 30% de los votos, el opositor Leandro Santoro superó el 27, el PRO que dejó enmudecido a Macri algo menos del 16%, y en el que el 47% de la gente no fue a votar. Y una reflexión sobre el pesimismo.

Por Claudia Acuña

1.Los especuladores electorales afirman que la escasa participación en las elecciones favorece a los extremos. Ahí estamos. A las 18.15 la candidata del FIT, Vanina Biassi, ingresa a la sede del Club Atlético Fernández Fierro –tradicional hogar de la banda tanguera autogestiva– con  una sonrisa y dos presagios: 1) La concurrencia a las urnas de apenas el 50% del padrón perjudica al PRO; 2) La izquierda hizo una gran elección.

Las primeras mesas reportadas por sus fiscales le informan:

  • Adorni arrasa en el norte y Santoro lo supera en el sur. Entre los dos suman el 60% de la torta de los votos emitidos.
  • La porción PRO –dividida entre Silvia Lospennato y Horacio Rodriguez Larreta– supera por poco el 20.
  • Lo que sobra alcanza para que ella –diputada hasta junio– se transforme en diciembre en legisladora porteña.

Las horas confirmarán ese reparto que parece conformar a este extremo: podría ser peor.

2.En el vagón del subte B que me lleva a la otra punta del extremo hay cinco chicos muy jóvenes sentados frente a mí, muy pálidos, con remera, jean y camperas muy negras, que escuchan con atención la cátedra que uno de ellos les ofrece sobre el mejor uso en el Hot Sale de la Cuenta DNI, del kicillofista Banco Provincia.

Los miro.

Me miran verlos.

Los sigo mirando.

Me siguen mirando.

Ambos lados estamos tratando de descifrar intereses o intenciones.

La mía está poblada de preguntas: ¿qué representa esta generación de varones? ¿cómo dialoga esta escena con aquel subte que hace pocos años estuvo invadido por chicas con glitter y pañuelos verdes y ahora por estos pequeños clanes de muchachos oscurecidos? Hay más, pero el vagón se detiene en la estación en la que siempre supe que iban a descender: la que los lleva al miting electoral de Javier Milei.

3.En Plaza de Mayo me sorprende una fila de media cuadra de hombres también ensombrecidos. Los cuento: son 62. No hay mujeres esperando por el plato de comida que esta noche fría ofrece un sacerdote que, micrófono en mano, solicita: “Agradezcan a Dios su solidaridad infinita”.

4.Cuatro cuadras más allá hay velorio. En la calle Balcarce, con escenario y cuatro mozos con bandejas en la mano sosteniendo medialunas que nadie come. Hay poca gente –las cuento: 178– y muchos dirigentes sobre la tarima con fondo amarillo. En el lugar más sombrío, Mauricio Macri, enmudecido. Al frente, leyendo la oración fúnebre, su primo y Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.

Elecciones porteñas 3: La lógica del escorpión

Lo escuchan sin pasión y lo aplauden sin ganas. Otra vez la memoria: esta es la séptima oportunidad en la que soy testigo de una ceremonia electoral del PRO. Lo he visto nacer, ganar y celebrar con tres diferentes candidatos; la última vez hace apenas dos años, con Patricia Bullrich como su candidata a presidenta, hoy ya ministra y afiliada a las tropas que acaban de humillarlo. En el juego inevitable de las diferencias noto que no hay música ni baile ni declaraciones y que apenas leída la declaración, la fila de dirigentes huye para eludir no solo a la prensa, sino a los pocos presentes.

Un funcionario de Macri, Jorge, me dirá –por gentileza– algo que interprete oficialmente esta derrota: “Entendimos el mensaje: no somos obtusos. El lunes no juntaremos a reformular, tanto la acción de gobierno como la de la Legislatura. Creemos que la elección se nacionalizó y que nosotros no supimos transmitir qué estaba realmente en juego: la ciudad. “

Le pregunto, entonces, cómo interpreta esta elección en otros términos: sin el apoyo del PRO Milei no sería presidente. Sonríe: “La interpreto como la lógica del escorpión”.

Finalmente, el medio del vacío, encuentro a otro de los infaltables testigos, desde el principio hasta este fin: el Mago Sin dientes. Le pido una foto y posa con los pulgares en alto. Le advierto: es el símbolo del otro bando. Responde. “Pensá lo que quieras”.

Lo que quiero pensar entonces es que el pesimismo es el lujo de los ricos.

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