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Wanda y el fin del botinerismo
Por qué y cómo Wanda Nara pasó de transgesora a conservadora, a poco de dos partidos clave: el #AbortoLegal y Argentina-Francia.
Por Pablo Marchetti
Argentina juega en unas horas. ¿Se puede hablar o escribir sobre otra cosa? No. Si hasta tengo puesto TyC Sports de fondo. Sí, están hablando los ahora triunfalistas que antes eran opositores extremos. Hablan de fútbol quienes antes filtraban audios y hablaban de joda, descontrol y traiciones. Eso sí, siempre a los gritos. El tono se mantiene.
La tele en TyC Sports es el sonido de fondo ideal para reafirmar que voy a hacer lo contrario de lo que hacen ellos. Si ellos hablan de fútbol, yo voy a hablar de escándalos y de videos filtrados. Voy a hablar de botineras. Voy a hablar de una traición. Ok, exagero. No es traición. Ella nunca me prometió nada. Fue una ilusión mía, nada más. Y terminó en decepción. Pero decepción profunda, de esas que duelen.
Wanda Nara dijo que estaba en contra de la legalización del aborto. No sólo eso: lo dijo en defensa de Amalia Granata. Parece que Granata perdió su trabajo como periodista en Canal 9 porque publicó un tuit donde les recriminaba a las feministas de pañuelo verde que nunca habían hecho nada en contra del cáncer de mama.
Maravilloso. Si es por eso, tengo otras muchas demandas sociales: ¿Por qué las Madres de Plaza de Mayo nunca dijeron nada sobre las hemorroides? ¿Por qué las Madres del Paco no dijeron nunca nada sobre el uso de cinturón de seguridad y de sillitas para bebés? ¿Por qué los Bomberos Voluntarios de La Boca nunca hicieron campaña contra el pie de atleta?
¿Entienden por qué la decepción es tan grande? Si Wanda sólo hubiera dicho: “Defiendo las dos vidas, no al aborto” ya me hubiera decepcionado mucho. Su adhesión a la causa anti derecho ya hubiera significado el fin de una admiración profunda. Pero lo de suscribir los dichos de Granata es demasiado.
Wanda Nara es (era, hasta este episodio la lamentable), la mejor comunicadora del país. Su fórmula para transformarse en una celebridad es puramente comunicacional. Y esa comunicación está puesta en función de un producto que no es nada. Nada menos que esa comunicación.
Comunicación sin tener qué comunicar. Sólo eso. O comunicando eso. La comunicación de Moebius. Si existe el arte conceptual, Wanda hace comunicación conceptual. No hay aquí ni una actriz, ni una cantante, ni una periodista. Ella es su producto, ella es su canal.
La jugada con Icardi contra Maxi López es antológica. Su ex andaba con otras. ¿Cómo dar vuelta el estigma y hacer que el cornudo fuera él y no ella? Cambió a su marido por un amigo de su marido. Un colega más joven, más lindo y mejor futbolista. O sea, millonario. Pero millonario en serio.
Wanda se empoderó transformándose en una celebridad de Milán. Autos de alta gama, marcas de lujo, yates, vida Instagram. Como Dalí o Andy Warhol sin haber pintado ni serigrafiado nunca. Si eso no es empoderamiento, ¿el empoderamiento dónde está?
El empoderamiento de Wanda me generó entusiasmo. Y quizá ese entusiasmo no dejó ver claramente cuáles son las bases sociales y los intereses que defiende Wanda. Cuál fue la institución de donde surgió Wanda, y a la que ella debe lealtad: las botineras. Una institución surgida al calor de la frontera de tabúes, pecados y perversiones que traza la Iglesia Católica.
Las botineras son la síntesis perfecta entre el clisé del deseo sexual más inconfesable con el clisé del deseo de la realización femenina con la maternidad. El camino que va del hilo dental al baby shower. El estereotipo femenino dominante para el estereotipo del varón dominante. Puro patriarcado.
Más allá de la maestría para la comunicación que la llevó al empoderamiento sin otro talento que el de estar, Wanda fue, es y será una botinera. Pretender que Wanda abdique del botinerismo es como creer que, por sus posiciones a favor de los pobres y sus denuncias a algunos poderosos, el Papa va a echar de la Iglesia Católica a todos los corruptos y a terminar con el celibato y la pedofilia.
Es curioso: los dos mayores ejemplos de personas que cuestionan “por izquierda” a las instituciones a las que pertenecen son argentinas y viven en Italia. El Papa Francisco y Wanda Nara tienen, además, los mismos límites propios de esas instituciones. Instituciones conservadoras que están en contra de la legalización del aborto.
Era esperable el mensaje de Wanda expresándose en contra del aborto legal. Lo que estuvo totalmente de más, insisto, es subirse a un argumento tan absurdo como el de Amalia Granata. Da bronca, además, que una gran intelectual como Wanda, se involucre con una simple periodista menor como Granata.
Wanda eligió el mismo camino que el Padre Pepe. Entiendo que un cura villero, defensor de causas nobles, que labura en el barrio, que se embarra y se la juega día a día, defienda lo que defiende para demostrar su pertenencia a una institución. Y que lo haga, además, en un momento clave para esa institución. Es el precio que tiene que pagar por ser parte. Lo que no entiendo es la sobreactuación.
La palabra del Padre Pepe fue uno de los poquísimos buenos momentos que lograron los anti derecho en el debate en comisiones en Diputados. Justamente, por lo que representa: una autoridad si de conocer a los pobres se trata. Si estar allí fue una sobreactuación, ¿qué decir de su alusión a la ESMA?
El Papa Francisco también tuvo un momento en el que le salió el Bergoglio que lleva dentro. Y en una línea similar al Padre Pepe vinculó al aborto con el Holocausto Nazi. Otra vez: demasiado. OK, es el Papa. No se puede hacer el boludo, decir algo y después guardarse un mes y medio, como hizo Juan Grabois. Pero Wanda sí podría haber hecho como Grabois.
Una decepción lo de Wanda. Menos mal que Mauro Icardi no esté en el plantel argentino. ¿Se imaginan a Wanda comunicando su oposición al aborto legal como esposa de un futbolista de la Selección? Hubiera significado no uno, sino varios goles del equipo anti derecho. Igual no alcanza. Ni siquiera eso parece alcanzarles a los anti derecho.
Faltan apenas unas horas para que empiece Argentina-Francia. En TyC Sports, los gritones hablan de cómo se plantará Argentina. Si con Higuaín, si con Messi como 9. Hablan de cómo juega Pogba. Parecen delegados de un encuentro de la socialdemocracia sueca. Mejor hablo de botineras. Ahora que ya no quedan botineras.
¿Es el fin de las botineras? ¿Se cae el botinerismo? ¿Se va a caer, se va a caer? Quién sabe. Una cosa es segura: la alianza entre el culto católico y el culo católico ya no es lo que era.
Wanda Nara sola no le alcanza a los anti derecho católico-botineros para dar vuelta el partido que están perdiendo por goleada. Ojalá que en unas horas, a la Argentina le baste y le sobre con Lionel Messi para ganarle a Francia y pasar a cuartos.
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