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Los ojos no mienten

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Ojos Locos. Junto a Callejeros, son la otra banda rockera de sobrevivientes de Cromañón: fueron el grupo soporte de aquel 30 de diciembre. Pero son mucho más que eso. En esta conversación cuentan sus vivencias, trazan lo que bien podría ser un retrato de la época y revelan el compromiso que los une con quienes salieron de aquella trampa: honrar la vida.

V illa Real es tal vez el barrio más pequeño de Buenos Aires, triangular, como un corazón que late arrinconado contra la General Paz. No se sabe de qué reyes habla ese corazón, o si nombra a la realidad.
Ojos Locos sigue vivo después de la muerte. Sus integrantes son todos sobrevivientes de Cromañón que no quieren semejante etiqueta instalada en el alma. “Nosotros sobrevivimos una noche, pero ahora estamos viviendo” necesitan aclarar, como les ocurre a miles de chicos.
Junto a la sala de ensayos hay silencio. Leia, la labradora de Martín, mueve la cola después de olernos a todos como aprobando el comienzo de una charla de horas alrededor de cuál es, parafraseando una de sus canciones, la verdad en el corazón.
En los recitales que han venido dando, reúnen no menos de 1.800 personas cantando como en las marchas de Cromañón: “Escuchenlo: ni la bengala, ni el rocanrol, a nuestros pibes los mató la corrupción”. Los chicos repiten su fiesta eterna de saltos, abrazos, pogos, novias sobre los hombros y alegría. En la periferia, hay damas y caballeros maduros sacudiéndose al ritmo de Demasiado lomo.
Ojos Locos nació en 2002. Martín, que estudió piano con profesor particular y terminó el secundario como técnico electrónico, estaba trabajando como técnico en computación en una pequeña empresa, aunque en esos años de crisis densa “lo único que hacíamos era pintar el techo de la oficina”. E imaginar canciones.
Pronto se sumó Luis: “Mi batería parecía la cocina de mi vieja”. Integraba (y sigue integrando) un grupo de música celta. Tiene 29 años, y trabaja en la colchonería familiar, haciendo repartos. Luego Germán -Cherman para el público- autodidacta de la armónica, aunque desde entonces se ha dedicado a estudiar con profesor. Trabaja en una pinturería 12 horas por día, desde las 6 de la mañana. Llegó Pájaro, guitarrista y obrero de imprenta. Matute, bajista y empleado administrativo de una empresa “bajo régimen de cuasi explotación” informa Martín (por eso no estuvo en la charla). Y Juan, 20 años, estudiante de Medicina, hijo de padres médicos. “Yo sabía tres acordes y él –señala a Martín- me trajo a tocar.” Estudió guitarra, abandonó Medicina, y ganó la música: se dedica a Ojos Locos a tiempo completo, estudia música contemporánea y da clases de guitarra.
El grupo se da a conocer con sus nombres de pila y apodos. Los que crean que el autor de las canciones es Martín Martínes, deberán saber que tal apellido es apenas un seudónimo, en esta banda que trabaja y proyecta las cosas en nombre propio.
 
Lo que hay que ver
¿Por qué Ojos Locos? Martín: “Fue un juego. Fonéticamente está bueno. Y te abre a muchas cosas. Luis: “La gente come basura fuera de McDonald’s. Para ver eso y no hacer nada… no tenés que mirar”. Martín: “O tiene que ser normal para vos. Tus ojos están locos para ver eso, diciendo ¿y qué?”. Luis habla de sinceridad: “Vos estás triste y tus ojos no mienten”, pero Martín retruca: “También hay gente que tiene entrenada la mirada para estar delante de 200 diputados y decir cualquier cosa”.
En 2003 hicieron recitales donde ya llevaban 350 personas. En 2004 ya iban 900. “Lo principal para nosotros era autogestionar. No dejar que te impongan horario, sonido, cantidad de temas, sino tratar de generar nuestro propio espacio, para no despersonalizarnos” dicen. Habían hecho un demo (un disco propio) de diez canciones. Entonces, llegó el 30 de diciembre de 2004.
 
Cromañón
El saxofonista de Callejeros, y anteriormente de Viejas Locas, Juancho Carbone, había sido un invitado permanente de Ojos Locos. No integraba el grupo, pero sí su historia. Para Cromañón, aquel 30 de diciembre, Callejeros invitó a Ojos Locos como banda soporte. Ya se sabe el resto. El sueño de la noche de verano se transformó en un viaje al infierno. ¿Qué pasó?
Los chicos de Ojos Locos se miran: “Es una marca en la vida. Yo no sé si la entenderemos alguna vez en su verdadera dimensión” razona Martín. “Vos nos preguntás, y no sé que palabras decir. No puedo hablar mucho de eso” dice Luis, como si los silencios no fueran también una respuesta.
La consecuencia más directa de Cromañón para Ojos Locos fue la muerte de diez amigos, incluyendo a Diego Fernández, el padre de Pájaro, el guitarrista. Pájaro me mira. Ojos rojos. Sale. Juan, el otro guitarrista, explica: “Tocando con el grupo del momento, venían todos”. Por eso había padres, novias, hermanos, familiares.
Pájaro vuelve a la ronda. Como Germán, parece de los que prefieren escuchar. El propio Martín estuvo internado 18 días: “Perdí el conocimiento adentro, me desperté en el hospital”. Lograron salvarlo del humo negro de cianuro. Leia nos observa sin mover la cola, como si por un momento hubiéramos formado allí la banda más silenciosa de toda Villa Real.
 
Medios negocios
¿Qué pasó a partir de entonces? “Desde el primer día la opción que tomamos fue no hablar del tema de Cromañón. Nos llamaron de todos los canales de televisión, radios, revistas. En el caso de ustedes es distinto, sabemos que tienen otro modo de tocar estos temas.” Martín distingue: “Yo no creo en los medios. Son negocios. A veces a pienso que generan los hechos, los inventan”. Luis: “No les preocupa decir la verdad”.
Martín va a las marchas de los 30 por Cromañón. Pájaro no, pero tampoco las cuestiona: “Cada cual tiene su forma de sacar adelante la situación que está viviendo.” Luis cuenta que le hizo muy bien poder encontrarse con los padres: “Visitarlos, conversar, comer algo juntos. Esos contactos me fortalecieron más.” Realizaron terapias grupales e individuales. “Lo grupal fue bueno porque abrió la conversación entre todos, no que cada uno se quede en su mambo.” Mambo sería negar el problema: “No lo podés esquivar. Y encima ves a otra gente que está en pie y se moviliza… y con más razón entonces”.
Martín plantea una cuestión: “Si pensás en vos solo, y no como parte de algo colectivo, te dejás caer. Siempre en la historia de la humanidad, después de las tragedias, la forma de salir es en grupo”. Reconoce que hay chicos que se recompusieron bien, y otros siguen encerrados en aquel día. “No hablamos de estar mal en el colegio, el trabajo, la pareja: hablamos de las esencias de lo que es la vida.”
 
Mirada autocrítica
¿En esos encuentros con los familiares, hay autocrítica con respecto a los recitales, las bengalas y todo eso que angustia a los padres? “Siempre hicimos esa autocrítica. A veces no detectás el peligro, porque no ves el contexto en el que estás parado. Uno nunca podía pensar que el lugar iba a estar en esas condiciones para que la inconsciencia o algo que uno no podía prever desatara un desastre.”
Una diferencia: Callejeros parece haberse replegado con respecto a los familiares, para encarar un modo de comunicación más mediático. “Por cosas del destino, no estamos tan en el ojo de la tormenta como ellos. Buscamos otros contactos, y nos hizo muy bien. Ves a padres que están destruidos, y en otros casos los ves en pie, y te sacás el sombrero: pueden dar amor, conectarse, la verdad es que son una obligación para nosotros.” Frente a lo mediático, Ojos Locos parece considerarse a sí misma como un medio de comunicación. “Nuestro medio son nuestras canciones, las cosas que hacemos, nuestros vínculos con los familiares. Contarte que hice un disco en Mataderos Records es fácil. Pero esto otro es comunicarte en serio, o intentarlo.”
Hay padres que les cuestionaron que Juancho siguiera siendo el saxofonista eternamente invitado. Martín: “Creemos en él, sabemos que no es un asesino ni un culpable. Ésa es nuestra convicción, y por eso mismo no puedo, después de todo lo que pasó, no darme cuenta de que la vida sigue.”
 
Salto mental
Ojos Locos ha tomado la experiencia como un disparador para valorizar la vida. Martín: “La vida es como un sube y baja. Pero esto fue como un golpe (mueve las manos abruptamente: el sube y baja se derrumbó). Lo que podías esperar a los 70 años te pasó a los 16 o 17. La tuviste al lado. Eso te hace percibir todo distinto”. Juan: “Yo empecé a apreciar la relación familiar, los amigos. Muchas veces la gente es egoísta en las relaciones, y aprendés a ver y a pensar en el otro”. Pájaro: “A mí todo esto me abrió mucho. Querés conocer a más personas, y te dejás conocer. No se encuentra la felicidad, andá a saber qué es eso…”
Luis cree que los chicos que estuvieron en Cromañón han tenido que hacer un salto mental que corresponde a los 40 años o más. Habla de una especie de dolor de poder ver: “Es como si hoy te pusieran ante los ojos el mundo que el resto de la gente no ve. Puede ser como una carga. Vos dirías: quiero ver el mundo como antes, y no hacerme tanto problema. Pero pensar, tener la cabeza abierta, te trae eso”. Germán: “Yo valoro a la banda. Me ayudó mucho. Empecé a conocer más a cada uno” dice, y vuelve a callar, con la armónica en el bolsillo.
Hay una cantidad de gente aparentemente preñada de progresismo, que despotrica contra Cromañón y todas las iniciativas y reclamos que se generaron a partir de entonces. Dice Martín: “Hay progres que se piensan que la única lucha son los 30.000 desaparecidos. Otros te hablan del imperialismo, de Estados Unidos. Y yo creo que la lucha es más doméstica, y más actual. Hay personas que tienen 50 años o 60 y como militaron alguna vez, se piensan que tienen carta blanca para hablar de lo que quieran. Y la verdad es que la realidad los superó”.
Se trataría de la distinción entre sabiduría y decadencia. Ojos Locos va más allá: “Nos superó incluso a los que tenemos 25 ó 30 años. Nos comió. Así que uno de 50 ó 60 ¿qué se cree que sabe de la realidad? Hoy la cosa es día a día, y donde te quedaste, todo te pasó de largo. Como nos pasó a nosotros. Mirá lo que vivimos. Y mucho más terrorífico es cuando entendés que todo eso se debió a intereses y poderes económicos”.
 
La frontera del menemismo
Para el grupo existe una frontera generacional: “Los pibes de 2000 para acá son distintos a los de la época menemista. El que tiene 22 ó 23 no es lo mismo que el de 17 de hoy. Son esos cinco años en que este país se vino abajo. A los grandes se les pichó la burbuja, y no quieren verlo. Pero estos otros, los más pibitos, arrancaron con la burbuja pinchada. Todo mal. Frente a eso no dejan lugar a que ‘bueno, el Estado me va a asistir, a cuidar, me van a dar’. Saben que son ellos por su lado. Y nada más”. ¿Se trataría de mayor madurez en los más chicos? “Creo que sí. Cuando nosotros teníamos 17 éramos peores que los chicos de ahora”.
Juan, el guitarrista (recuérdese que tiene 20 años): “Los pibes no se engañan. Nosotros no veíamos. Pensábamos que estábamos en el sistema. Los pibes la tienen más clara, saben que todos somos parias. Muchos pibes te dicen que se ven sin futuro. Para nosotros ese vocabulario no existía…, ¿no tener futuro?”.
Acaso haya que lograr aún más sutileza para diferenciar situaciones. Martín: “El rock quedó fuera del alcance de los chicos marginales. Antes capaz que tenían acceso, y en algunos casos el rock podía ser más ‘reventado’. Pero la gente quedó metida en una olla a presión, se juega muchas veces la vida sólo por caminar las cuatro cuadras hasta tomar el bondi, cuando tiene la moneda para pagarlo. Ya no la tiene. El pibe que está con esa presión, no puede sentarse a planear un futuro, una familia. ¿Qué va a planear si se la está jugando con solo salir a la calle? ¿Qué peligro puede ver en una bengala, o que un tipo suba y les diga ‘boludos córtenla’? Todo eso es un juego, cuando todos los días boletean a uno en tu barrrio”. Un recuerdo: “Yo salía con una pibita de Varela. Barrio, barrio. Ahí bajaban uno por mes. Yo le decía: ¿no tenés miedo? Y me contestaba: ‘¿Y qué querés que haga? El día que me toca, me toca’. A la persona que está pensando que el día que le toca le toca, ¿qué le decís? ¿No tomes birra, el alcohol a largo plazo te daña? No hay largo plazo”.
 
Producir vida
La conversación siguió y siguió. Los Ojos Locos mencionaron algunos temas:
 
La cultura: “Cultura no es saber los ríos de Europa. Memorizar y no pensar. La cultura pasa por la realización que logre cada uno en su vida”.
 
El sistema: “Acá parece que te desarrollás según las cosas que tenés. Pero yo creo que las sociedades y las personas se tendrían que desarrollar por lo que son. Si vos valés por la casa, por el auto, por la ropa, no sos. Y eso genera angustia y miedo”.
 
La culpa: “La culpa de por qué yo quedé vivo… tendría que generar más culpa no honrar la vida que tenemos. Vos no decidiste lo que pasó. Lo que pasa es que muchos chicos no lo pueden ver, y no tienen una ayuda profesional. Pero más que culpa, tendrían que estar dando su testimonio para cambiar un montón de cosas”.
 
La felicidad: “No está prohibido que vos vuelvas a ser feliz. Nosotros tuvimos la suerte de la música, de tener un lugar para expresar. Los jóvenes están empujados a tantas cosas que no les dejan encontrar un lugar donde buscar su propia expresión”. (La relación entre felicidad y la propia expresión merece ser recordada).
 
La política: “De política no hablo, porque no existe” informa Martín.
 
El trabajo: “La crisis no está en el hecho mismo de trabajar en algo que no te guste 13 ó 14 horas. Sino que te sentís parte de algo que no va a ningún lado. Y el trabajo se basa en un negocio, y en pagarle mal a la gente. Si yo trabajo y gobernara gente decente, capaz que lo aguanto. Pero cuando no encontrás una realización para vos, te estás sintiendo parte de un sistema que es una mierda, y que te convierte a vos también en una mierda por pertenecer a ese sistema”.
 
El rock: “Hay un rock establishment. Las bandas desenmascaran a ese rock con limusinas, tapados de piel y alfombras rojas. La mayor convocatoria de gente en el país la mueve el rock barrial, lejos. La gente pide que seas transparente. Y honesto”.
 
Contaron también que se consideran una cooperativa. No votan, porque no quieren que nadie pierda. Prefieren usar más tiempo y decidir por consenso.
Reparten equitativamente los ingresos. Hasta ahora van empatando gastos y ganancias. “Los discos se autogestionan, los recitales también”. Lo principal flota en el aire: el deseo, el entusiasmo.
Leia vuelve a mover la cola. Los chicos cuentan que producen los discos de modo independiente. Posiblemente ésa sea la clave, y así quieran producir su propia vida, día a día, con los riesgos y la potencia que eso significa. Tal vez esa sea la verdad que ronda los sueños, los temas y los silencios que laten en Villa Real.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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