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Reynols: ver más allá
Una de las bandas más importantes del país, reconocida mundialmente, con un baterista muy famoso y dos que acompañan y hablan en esta nota: autogestión, humor, libertad, verdadera integración, y cómo no tocar nunca dos veces el mismo tema. Historias desopilantes, miradas sobre la escena, y el repaso de 30 años de carrera. Anuncian primicia única.
Texto: Julián Melone
Fotos: Sol Tumi
Hablar de la mejor banda de todos los tiempos es una tarea difícil por conflictos estéticos y corporativos; pero hablar de las más importantes es un poco más sencillo: hay límites más claros y menos subjetividad involucrada. Así podemos aseverar que Reynols es la banda más importante del sonido de los últimos (al menos) 25 años… Pero para llegar a esa conclusión hay que adentrarse concienzudamente en su universo.
Cuando se abría la caja del primer CD de Reynols, “Gordura Vegetal Hidrogenada”, no había CD alguno, sino una nota informando que el disco se había desmaterializado 15 segundos atrás. Sinfonía de 10.000 Pollos recopila conversaciones de estos animales adentro de un criadero: Reynols asegura que es el único disco en el cual todos sus intérpretes fueron comidos posteriormente; Blank Tapes registra el sonido de cintas de casetes vírgenes; Fire Music utiliza la música de las llamas de diferentes fogatas; son autores del primer concierto para plantas y la única banda que compuso una canción usando la Torre Eiffel como instrumento.
Dicho esto, pareciera que lo más importante de Reynols es su valentía y su significancia; la presencia de artistas que ponen en jaque las concepciones sonoras de lo que consumimos bajo el nombre de “música”. Entonces, la simbología de Reynols se erige por sobre la física o no-física de su producto artístico, ¿verdad?
Bueno, no exactamente.
30 años es mucho
Así lo aseguran Roberto Conlazo y Alan Courtis, dos tercios de la formación actual de Reynols en el 30° aniversario de la banda. Su líder, Miguel Tomasín, no pudo reunirse con MU ya que está viviendo a 2.503 km de distancia de la entrevista, muy ocupado diseñando los planos de una nueva ciudad.
“Pienso opuestamente y eso también está buenísimo”, ríe Roberto ante la idea de Reynols como símbolo por sobre banda. “Cada uno percibe las cosas como las percibe y eso es completamente real: lo que vos sentís es tuyo. Pero creo que Reynols tiene muchísimas aristas”, sigue.
Alan retoma el diálogo: “Yo entiendo que son distintos niveles: entrás en nuestra frecuencia o no entrás. Obviamente no es fácil, porque implica salir de la forma (sic), pero hay gente que escuchó nuestra música por horas. ¡Y puede ser tu FM! ¿Quién dice que la FM que hay ahora es la FM?”.
R: “El trabajo que venimos haciendo con Miguel es resetear completamente tus parámetros estéticos para que te preguntes por qué te gusta lo que te gusta”.
A: “Muchas cosas te terminan gustando por repetición, te bombardean con un mismo tema y de golpe lo estás cantando, mientras que nosotros no hacemos nunca la misma canción dos veces”.
Alan se preocupa por contestar lo que se pregunta y en la foto a publicar. Roberto es más caótico y rebota entre tópicos usando el humor irónico como vehículo. Pero al mismo tiempo, vibran en la misma frecuencia. Verlos interactuar es ser testigo de una amistad producto de una larga lucha en común.
Los 30 años de Reynols fueron la excusa pandémica para publicar Minecxiología (Dobra Robota editora), una meticulosa recopilación de todo lo que Reynols hizo, fue e implica; de lo que se dijo sobre ellos y lo que no; una crónica honesta sobre el proyecto desde diferentes perspectivas en un formato dinámico y entretenido. “Lo malo es que ya está desactualizada” dice Alan, riéndose.
Al repasar la numerosa evidencia de cariño y respeto hacia Reynols desde distintos ambientes, no es descabellado indicar que Reynols es la banda independiente más exitosa de todos los tiempos.
R: “Éxito es una palabra. Punto. La gloria es cotillón”.
A: “El problema es lo binario, éxito-fracaso ¡Es absurdo! Estamos contentos con lo que hacemos desde siempre porque tratamos de cuidar nuestra libertad”.
Aseguran con orgullo que todo lo que consiguieron fue sin mánager. Además, Reynols jamás les representó un sostén económico, en parte por elección. No depender monetariamente de la banda les permitió sostener la libertad compositiva y estética. Esto no significa que no represente un ingreso de dinero: las giras se autofinanciaban vendiendo un discos, entradas y otros rebusques. Están felices y aliviados de haber logrado no vivir atados a los intereses de compañías: las palabras “negocio” o “industria” en la música les generan escalofríos.
R: “Hoy por hoy, con Reynols podemos sacar un vinilo en cualquier parte del mundo como queramos: verde, violeta, con la tapa de tal forma…”
A: “Hay bandas que se enfocan en lo económico: nosotros preferimos cuidar la obra”.
R: En una época, la idea de Reynols era que el público se fuera. ¡Decime algo más anti comercial que eso!
Un gran baterista famoso
Hablar de Reynols sin hablar de Miguel Tomasín es no hablar de Reynols.
Miguel ocupó el liderazgo de la banda apenas se integró a ella. En ese entonces, Roberto y Alan tenían su banda “Burt Reynolds Ensamble” y daban clases en la academia independiente de música EFIMUS, que cerró en 2004. Allí fue donde conocieron a Miguel, quien estrechó sus manos diciendo “Soy Miguel, un gran baterista famoso”, con la sabiduría de un Buda moderno de metro y medio.
A: “Y tenía razón, pero todavía no lo sabíamos. No estaba siendo fanfarrón, él no es competitivo, no necesita serlo. Pasa que maneja otro nivel de verdad”.
R: “¡Él siempre fue baterista! De hecho, Miguel dice que armó Reynols en 1967: nosotros no habíamos nacido todavía… y yo le creo”.
A: “Él ya tocaba, tenía ritmo. La verdad es que lo único que hacía falta era lograr un intercambio, explicarle cómo agarrar los palillos y esas cosas en el lenguaje que él entendía”.
Miguel les cambió la forma de enfrentar la búsqueda artística. El entonces “Burt Reynolds Ensamble” estaba orgulloso de su intensa libertad musical y algunas anécdotas épicas en su haber. La más popular: mientras daban un recital al aire libre en la plaza, un policía emergió de la nada ordenándoles que dejen de tocar porque “dan una mala imagen de nuestro país” (sic: está grabado). Ante la renuencia de la banda, el oficial blandió una cachiporra de manera amenazante… casi golpeando a un turista curioso que se había acercado alegremente al show. Al poco tiempo, volvieron allí, esta vez enchufando los instrumentos a un zapallo.
R: “Cuando creímos estar en un lugar muy alto, vino Miguel y nos mostró que no, que lo que hacíamos era el piso de la NASA. Nos explotó el lado dormido del cerebro”.
A: “Es increíble verlo, es un tipo sin limitaciones. Él siempre dice ‘sí, ¿por qué no?’”.
En su primer show en vivo, Miguel se presentó a tocar la batería con dos palitos muy finitos. El resto de la banda se mostró sorprendido y luego descubrieron que esos palillos que usaba para tocar la batería habían sido originalmente los barrotes de su cuna.
R: “¿Quién más tiene una anécdota así? ¡Excede lo simbólico!”.
La pág. 247 de Minecxiología, titula que “Reynols no hubiese existido sin Jorge Tomasín”, el papá de Miguel. Alan y Roberto lo recuerdan como un hombre profundo, de consejos sabios, estricto y justo.
También recuerdan uno de los primeros recitales de Reynols. Fue en un colegio secundario, con 40 minutos de sonido extremo, gritos, destrucción de instrumentos y un público adolescente descontrolado. El show fue tan zarpado que estaban seguros de haber perdido el visto bueno de Jorge y que (por ende) era el final de Reynols. Sin embargo, el gran hombre los recibió debajo del escenario con una sonrisa: “Chicos, la verdad no entendí lo que tocaron, pero lo vi a Miguel muy feliz, así que denle para adelante”.
“Miguel es como un hermano, sus hermanos son nuestros hermanos y Jorge fue como nuestro papá”, asegura Reynols.
El síndrome de los medios
Hablemos de Miguel, entonces: Miguel tiene síndrome de Down. Y quien pretenda que esto es solo una nota al pie, se miente y falta el respeto a todo lo logrado por Reynols.
De hecho, Reynols sufre una explosión de popularidad debido a que diferentes vértices del periodismo ansían titular la discapacidad de Miguel por sobre todo lo demás. Así es que su imagen se vio acompañada de zócalos y corresponsales que usaban el cliché del golpe bajo en notas superficiales.
A: “Empecemos porque Miguel es un gran artista: toca, baila, pinta y dibuja re bien. Después puede gustarte o no lo que hace, pero el tipo tiene una trayectoria intachable y es de los mejores en lo suyo”.
R: “Pasa que estamos en un mundo que cree que incluir a alguien es que sea el empleado el mes de McDonald’s… entonces hay medio año luz de distancia por más bienintencionado que sea”.
En un sistema que se llena la boca con la palabra inclusión (aunque a duras penas pueda ejercer la integración), Reynols va a la vanguardia. Alan y Roberto aseguran que se trata de un viaje de ida y de vuelta: permitirse entrar al mundo de Miguel, que Miguel les permita entrar y viceversa. La verdadera inclusión consiste en ese espíritu cooperativista de admitirnos todos distintos y, justamente por eso, relacionarnos horizontalmente.
R: “Él vive en el ahora. Diez segundos después puede cambiar, como si atravesara un portal dimensional”.
A: “O sea, hay cosas que dijo hace 30 años y recién ahora estamos entendiendo su dimensión. Nuestra comprensión es muy limitada, mientras que él percibe cosas que uno no”.
Cuando Reynols grabó con la banda Acid Mothers Temple, los invitados quedaron impresionados con Miguel. Roberto asegura que, para el bajista Tabata Mitsuru, Miguel representa un nivel superior al maestro-sensei, alguien que enseña sin enseñar y que su mera presencia puede cambiarle la percepción de la realidad a aquellos que lo rodean.
R: “Le preguntás, ‘Miguel ¿vos quién sos?’ y te responde ‘Soy El Padrino 1, 2, 3 y 4’. Lo vibra y es real. Si me dice que inventó el sol, yo le creo: creo que creo más en lo que no se ve que en lo que se ve”.
Pero, ¿cómo saber que no están explotándolo por beneficio propio?
Antes y después de la entrevista, tanto Alan como Roberto estuvieron muy ocupados en saber qué iba a decirse o publicarse sobre Miguel. “Todo por cuidar a Miguel”, aseguran. Y se nota.
A: “Es todo un tema la exposición, no es gratuita. Siempre que hacés algo, hay gente que te va a odiar. Ni te digo los mensajes y mails que recibimos… los leo, pero no se los mostramos a Miguel. Los golpes los recibo yo, pero no vamos a dejar que lo lastimen”.
R: “Para ser justos, los haters son la gran minoría, pero están. Además, Miguel es muy puro: también queremos cuidar eso”.
Cuando tiene una cámara delante, Miguel se comporta con soltura y onda superlativa. Se calza los lentes de sol y, en un canal de noticias argentino, asegura que un vaso en el fondo del Océano Atlántico es un vaso lleno de agua, ante la incomprensión general. Hoy lo tratan con algo más parecido al respeto que se merece. Sin embargo, vale mencionar cuando fueron banda estable del programa Buenas Tardes Salud (TV Pública, entonces ATC, 1998-99) del mítico doctor Socolinsky: allí Reynols era estrella tocando en vivo todos los días, en un programa dirigido a madres y abuelas.
Re-conocimientos
Lamentablemente, aún hoy día muchos se resisten a Reynols y aseguran que si su líder no tuviera síndrome de Down, la banda no tendría un mínimo de consideración en el ambiente.
R: “Es una lógica un poco infantil, la verdad… Vamos a suponer que una banda agarra a un chico con SD y lo pone a tocar la batería. Ok. ¿Y qué pasa? ¿Cómo sostenés eso? Son 30 años de Reynols”.
A: “En los 60, a bandas como The Residents o Velvet Underground, les decían ‘esto lo puede hacer cualquiera’. Bueno, ¡hacelo entonces! Ponete a grabar el sonido del fuego, que suene y te lo edite un sello alemán: tomate ese trabajo. Y a ver si después trasciende las eras”.
R: “No es que hicimos un casting, la relación se dio de manera única y Miguel nos cambió la vida”.
Los medios internacionales también propiciaron cosas increíbles. La prestigiosa revista musical The Wire hace tapa con Miguel, Alan y Roberto, transformando a Reynols en la primera banda independiente latina en ser tapa de TW… y seguramente la primera banda cuyo líder tiene síndrome de Down haciendo tapa en cualquier revista de tirada internacional.
“Mirá lo que logra Miguel” dice un Alan ansioso, mostrando una foto. Sucede que el diario The New York Times dedicó una nota de página completa sobre Reynols: en la foto puede verse el ejemplar papel abierto sobre una mesa con las dos páginas completas de cara hacia arriba. Del lado izquierdo se titula el fracaso de las negociaciones entre Biden y Putin por la ocupación ucraniana, retratado con una foto en blanco y negro donde ambos mandatarios se muestran tiesos y parcos; en el lado derecho hay una explosión de colores, gracias a una foto de Miguel notoriamente feliz tocando la guitarra, como parte de un artículo meticuloso. La elección geográfica de la nota es una representación de lo que Tomasín representa para Reynols, y, con algo de suerte, para el mundo.
A: “O no saben lo que publicaron o entendieron todo bien. Si alguien va a salvar al mundo es Miguel, ¡mirá lo feliz que está de estar vivo!”.
Reynols sigue ejerciendo la verdadera libertad. Además de Minecxiología, editaron el álbum Minecxio Greatest No Hits y pronto saldrá Acid Mother Reynols Vol. 3 (primicia exclusiva para MU, aseguran); el 7 de diciembre la galería MITE expondrá la muestra internacional por los 30 años de la banda; cuando hay una chance, Alan y Roberto dan talleres musicales alrededor del mundo para gente con alguna discapacidad.
Mientras tanto, Alan y Roberto no pueden dejar de recordar anécdotas con Miguel sobre mariachis, planetas de sardinas y zambullidas en la pileta. Es claro que la distancia de hoy día con Miguel duele un poco.
“Es una lástima que no esté acá, porque es tan divertido…”, dice Alan. “Nos reímos mucho juntos. Puede decir cualquier cosa y tiene la risa fácil, siempre con buena energía”.
Miguel sigue ocupado y disfrutando la vida en familia -y no seremos nosotros quienes interrumpan. Así que nos quedamos con una de sus icónicas frases que, como su obra, trasciende contextos y situaciones: “Yo mando un saludo para todos los públicos hasta que eran chiquititos. Gracias, eh”.
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