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La pastilla para portarse bien

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Ritalina. Es el psicofármaco pediátrico más recetado. En Estados Unidos es una plaga y aquí, una tendencia peligrosa: según los registros, ya se duplicó la importación de la droga. Los especialistas alertan sobre el diagnóstico irresponsable de un síndrome que parece inventado por los laboratorios, para tranquilidad de maestros y padres.

H oy me olvidé de tomar la pastilla –anuncia Diego, de 9 años, a la maestra–; así que voy a estar un poco loquito.
La toma todos los días, antes de entrar a clase. Un rato después de tragarla ya se siente distinto: no molesta ni se sacude en el asiento. La maestra lo nota más atento, menos disperso. Y más obediente.
La pastilla “para portarse bien” es metilfenidato en 5 miligramos, mejor conocida por el nombre comercial: Ritalina. Es el más recetado de los psicofármacos para niños, una moda que nació en Estados Unidos y que aterrizó en las escuelas privadas de la zona de norte de Buenos Aires para extenderse ahora al resto del país.
“En estos momentos estamos viendo de 5 a 6 chicos medicados por aula”, revela Gabriela Dueñas, licenciada en educación y psicopedagoga de varios colegios de Olivos. “Tuvimos el primer alerta hace ya más de ocho años, cuando empezamos a recibir en las escuelas alumnos a los que les estaban recetando algún tipo de remedio que desconocíamos. Me acuerdo de que en el año 98, una profesora se acercó al gabinete psicopedagógico y nos dijo: ’Yo no soy médica, pero me resulta extraño que tantos chicos de un curso, cada uno con historias distintas, tengan un mismo diagnóstico y el mismo tratamiento’. Cuando comenzamos a mirar de qué se trataba sólo sabíamos eso, que había algo extraño, algo que nos llamaba la atención.”
En la mayoría de los casos se trataba de chicos a quienes se les había diagnosticado Déficit de Atención (dda) o Déficit de Atención con Hiperactividad (ddah), un síndrome que se aplica a niños inquietos, dispersos e impulsivos, como paso previo a recetarles la droga.
En Estados Unidos el uso de medicamentos psiquiátricos en niños está tan extendido que el tema apareció en un capítulo de Los Simpson: a Bart le recetan, para mejorar su rendimiento escolar, un psicotrópico en experimentación. Tras volverse paranoico y derribar un satélite espía, su madre decide que abandone el tratamiento.
 
Estimulantes
La Ritalina es una droga que actúa igual que las anfetaminas; aumenta el tiempo de atención, como lo hacen todos los estimulantes, desde la cafeína hasta la pastilla de éxtasis”, explica el neuropediatra León Benasayag. El especialista dice que hay situaciones en las que la medicación es “necesaria y efectiva”, pero expresa su desacuerdo, en cambio, sobre el diagnóstico de Déficit de Atención: ”Es una construcción de la industria farmacéutica que no tiene entidad médica”, sostiene.
¿Por qué lo dice?
Porque no hay pruebas de laboratorio que demuestren la existencia de un problema biológico que origine ese supuesto déficit de atención (como sería un hepatograma para diagnosticar una hepatitis o un análisis de colesterol). Se dice que lo que le pasa a estos chicos es que tienen un déficit de dopamina (un neurotransmisor clave para el funcionamiento de las neuronas), pero si les hacemos dosajes de dopamina en sangre y en orina no aparece nada de eso.
 
Bensayag, decano en su especialidad, va más allá: “El Déficit de Atención es presentado por quienes lo diagnostican en base a postulados falsos como ‘un trastorno genético’ o una ‘enfermedad’. Esto carece de respaldo científico y no hay evidencias de que esos niños tengan alteraciones orgánicas. Lo que se hace es aplicarles este ‘nombre’ a chicos que tienen alteraciones de muy diverso orden, donde encajan lo social, lo psicológico, la patología neurológica, lo psicopedagógico y lo emocional. Una consecuencia importante es que corremos el riesgo de proponer un tratamiento para un nombre y no para lo que realmente le ocurre al paciente”.
Aunque no hay estadísticas sobre la cantidad de recetas que se extienden al año, la prueba más clara de que el consumo de metilfenidato ha tenido un aumento creciente en Argentina son sus volúmenes de importación.
Para traer la droga al país es requisito pedir una autorización. De acuerdo a ese registro el especialista Juan Vasen –psicoanalista y psiquiatra infantil– aporta datos concretos:
 
En 2003 se pidió autorización para importar 23,7 kilos.
En 2004, 40,4 kilos: un cuarenta por ciento más.
En 2005, 49,5 kilos.
Y este año el pedido volvió a saltar a casi el doble: 80,4 kilos.
 
 
Autodiagnóstico
Antes de seguir con la nota, pedimos al lector que vuelva a su época de escuela primaria, a su banco de 4º grado, y conteste si al chico que fue le pasaba algo de esto:
 
¿A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares?
¿A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas?
¿A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente?
¿A menudo no sigue instrucciones y no finaliza las tareas?
¿A menudo tiene dificultades para organizarlas?
¿A menudo evita, le disgusta o es renuente a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido?
¿A menudo extravía objetos necesarios para las tareas (por ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices o libros)?
¿A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes?
¿A menudo es descuidado en las actividades diarias?
 
Si contestó afirmativamente a seis de estos ítems, lo lamentamos: usted es candidato a convertirse en portador del Déficit de Atención.
Las preguntas son parte del Cuestionario de Conners, que se entrega a padres y maestros para que evalúen la conducta escolar de los chicos. El Cuestionario de Conners circula por Internet y ha tenido difusión en esas revistas que suelen animar la espera en peluquerías, con versiones adaptadas al coeficiente intelectual de sus editores. Por ejemplo:
¿Su hijo está como en la luna?
¿Se lo ve malhumorado y con cara de enojado?
Cada respuesta cosecha un puntaje, según la escala tradicional (las opciones son nada / poco / bastante / mucho). Al sumar los resultados ya se tiene un diagnóstico.
Los textos médicos sobre el Síndrome de Déficit de Atención aseguran que esta enfermedad a pesar de ser diagnosticada con este tipo de métodos tiene un origen genético. (Por supuesto, el test que consultó en la peluquería no cuenta porque no califica ni para método.)
“Completar el Cuestionario de Conners es el primer paso, dado generalmente por un docente, para recomendar la consulta con el psiquiatra y su correspondiente tratamiento”, apunta la psicopedagoga Dueñas.
Vasen agrega otro dato: el año pasado pusieron a prueba uno de estos cuestionarios en el Policlínico de Neuquén: según sus resultados, sobre 1.300 alumnos el 48% padecía dda.
 
Los padres
Patricia, la mamá de Martín, pasó por la experiencia de que su hijo tomara Ritalina. “Martín estaba en 4º grado y tenía problemas de conducta, era inquieto, tenía malas contestaciones, también en casa. Los maestros me sugirieron hacer una consulta con un psiquiatra, que le mandó hacer un electro y nos dio una medicación para ayudarlo a que tuviera mayor atención. La tomó durante un año. Al siguiente, la recomendación fue cambiársela por otra; cuando leí el prospecto casi me muero, porque ya era un antipsicótico.”
Juan Vasen cuenta que recibe cada vez más frecuentes consultas de padres a cuyos hijos les han diagnosticado dda:
Tener un diagnóstico de una “enfermedad” que no es tan “grave”’ (como podría serlo el autismo o la psicosis), no importa con cuánta inconsistencia se haya hecho, es inicialmente un alivio para los padres. Por otra parte, ¿cómo no van a recibir con beneplácito un medicamento que al potenciar el funcionamiento cortical hace que los chicos hagan lo que habitualmente no pueden hacer o no les interesa? Sin embargo, más que en un déficit de dopamina que les impida prestar atención, tendríamos que pensar si los chicos no pueden prestarla porque ya la han prestado a otros lados. Yo siempre digo que uno presta a quien le devuelve. Y la escuela, en un sentido, no le devuelve al chico lo que él espera cuando le presta su atención. Ahí se produce una ruptura, un desencuentro importante.
¿Por qué este desencuentro se califica como enfermedad?
Porque vivimos en una sociedad cuyos paradigmas más seductores son tecnocráticos. Eso quiere decir que las prácticas sociales tienden a ser reemplazadas por maniobras técnicas. Curar es una práctica, y administrar un medicamento es una técnica. Es mucho más fácil administrar un medicamento que curar. Educar, formar, es una práctica; capacitar es una técnica. Diagnosticar también es una práctica. Diagnosticar viene de discernir, de cerner, de encontrar lo diferente dentro de lo común, tiene que ver con el cerner la arena para encontrar pepitas de oro. En cambio clasificar es una técnica: se mete en una misma bolsa aquellos casos que tienen rasgos comunes. Esto es lo que se hace con el Déficit de Atención: se agrupa bajo ese nombre a chicos con dificultades de aprendizaje sin profundizar en qué le pasa a cada uno. Es una manera cuantitativa y cruda de llamar “enfermedad” a un problema de época, que tiene que ver con el cambio de lugar del niño, del padre y de la escuela, del Estado, del consumo y del mercado, todo lo que genera una infancia diferente de las que podíamos pensar hace 20 o 30 años. Chicos que están atentos a otras cosas, seducidos por otras cosas y contenidos de otras maneras.
 
En el colegio
El Colegio de la Ciudad está ubicado en Belgrano, cuarenta cuadras al sur de Olivos pero todavía en la zona norte. Su director, Néstor Abramovich, hizo en octubre pasado un llamado de alarma cuando encontró que el 3 por ciento de los alumnos estaban tomando metilfenidato u otros psicotrópicos. “A nosotros nos habían llegado ya medicados al secundario. Son chicos a los cuales, en general, se los ha comenzado a tratar con estas drogas en la primaria, a partir de 3º o 4º grado. En esto han colaborado bastante las escuelas, en el sentido de orientar y sugerir una derivación que conduce linealmente a este tratamiento.”
Luego de elaborar el tema con padres y docentes, en su colegio el porcentaje bajó al uno por ciento.
Sin embargo, quienes trabajan en educación advierten que la tendencia a usar estimulantes con los chicos (e incluso otro tipo de medicación como los antidepresivos) se ha ido difundiendo desde los sectores sociales medios altos a los medios-medios. A mediados de mayo, el problema fue abordado por la directora de área de educación especial porteña, Silvia Dubrovsky, quien sintetizó el cuadro de situación en una frase: “No es raro que dentro del aula nos encontremos con niños que vienen a la escuela medicados y que recién a media mañana estén en condiciones de estar en clase”.
Mucho más al sur de la ciudad, en San Cristóbal, Guillermo Volkind, director del secundario El Taller, confirma que allí han tenido casos de alumnos medicados. Volkind es parte del nuevo movimiento contra la patologización de la infancia. “Tuvimos el caso de un papá, que era médico y que decidió no suministrarle más la droga a su hijo porque un día la probó él y quedó muy desencajado. ‘Si a mí me pasó esto yo a mi hijo no se lo doy’, nos planteó. Recién un par de años después encontramos un artículo sobre qué era la ritalina y cómo se estaba difundiendo su uso.”
Patricia, la madre de Martín, también después de informarse decidió que su hijo dejara el tratamiento. “Empecé a investigar, me metí en Internet y decidí hacer más consultas. Una segunda psiquiatra me recomendó que no le diera nada y que, en todo caso, hiciéramos una terapia psicológica. Le sacamos todas las pastillas. Martín continúa siendo inquieto, pero siguió adelante con la escuela y le fue bien. Ahora está en primer año.”
En el año 2005, los laboratorios facturaron 150 millones de pesos en el rubro de estimulantes y otras drogas destinadas a chicos inquietos y desatentos en la escuela. Esos 150 millones expresaron un cincuenta por ciento más de ventas que en el año anterior. En Argentina, el mercado de la infancia es un territorio todavía a conquistar para la industria farmacéutica.
El sector ha presionado en el Congreso para que el Trastorno por Déficit de Atención sea declarado una discapacidad, lo que comprometería al Estado y a las obras sociales a adquirir los medicamentos que “curan” el dda, para suministrarlos en los hospitales y a sus afiliados.
Como parte de la misma estrategia, detrás del Síndrome por Déficit de Atención avanzan otras “enfermedades” de diagnóstico rápido. Gabriela Dueñas las enumera: “tea (Trastorno Específico de Aprendizaje), toc (Trastorno Obsesivo Compulsivo, el que sufre Jack Nicholson en la película Mejor imposible), tgd (Trastorno Generalizado de Desarrollo) y todd (Trastorno Oposicionista Desafiante)”, para los chicos-problema.
 
Hipótesis de moda
¿Por qué esta tendencia encuentra espacio en la Argentina 2007? Los tres especialistas consultados arriesgan sus hipótesis:
 
Dueñas: “Creo que tiene que ver con las ideologías que Zygmunt Bauman describe como la modernidad líquida. Optamos por las soluciones rápidas, ya. En este caso, la solución es una medicación que rápidamente obtura la dificultad. Eso es algo que se estimula desde la cultura en la que vivimos. Fijate que las propagandas son: ‘aprendé inglés sin estudiar’, ‘adelgace sin dejar de comer’, ‘fortalezca sus músculos sin hacer gimnasia’. Todas promotoras de la respuesta rápida”.
 
Vasen: “En general, la escuela antes contenía y la familia también, de una manera a veces autoritaria, rígida, es cierto. Pero lo que hay actualmente es del orden de la inconsistencia. Es decir, si antes la queja podía ser del lado del autoritarismo y la rebelión, en este momento es más bien del aburrimiento, de la falta de enganche, por la inconsistencia que propone la escuela en general. La investidura del maestro está deteriorada. Antes era vivido como un transmisor de saber y una fuente básica de formación para el niño, junto con los padres. En en estos momentos, llevado al extremo, lo que dice el maestro es una opinión más y el chico pasa a ser una suerte de cliente que pretende tener siempre razón y que se ubica en un lugar que no es el del que va a tratar de formarse para ser un ciudadano futuro, sino de aquel que va a tratar de adquirir algunas capacidades para después desempeñarse en el mercado laboral”.
 
Volkind: “Con los pibes hubo una suerte de ensañamiento. En lugar de verlos como víctimas de condiciones de vida, se los comenzó a mirar como peligrosos y aparecieron respuestas desde lo más mecánico. También tiene que ver con la vieja discusión sobre cuánto es biológico y cuánto social. No es casual que esto encuentre espacio en años en que se han destituido teorías que explican la complejidad de lo social y cuando tienen más aire teorías que explican lo psicológico desde la biología. Sobre esta tendencia a aislar el aspecto biológico del conflicto o del síndrome se montan los laboratorios”.
 
 
Con triple receta
Por su potencialidad adictiva, el metilfenidato está incluido en el listado de drogas de alta vigilancia controladas por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (jife) de la onu. En Argentina se vende con receta por triplicado, es decir con el mismo tratamiento que la morfina.
Los especialistas advierten que el peligro de adicción no se limita al metilfenidato, sino que “buena parte, si no todas las drogas aprobadas para uso en Déficit de Atención, y particularmente los estimulantes, tienen potencial adictivo”, señalan Roberto Diez, Inés Bignone y María Serrate, titular de cátedra de Farmacología de la uba y médicas de la Unidad de Farmacovigilancia de la uba, respectivamente, en el libro “add ¿una patología de mercado?”
 
¿Son drogas de control?– pregunta MU a Vasen.
Sí, si se tiene en cuenta la masividad de su uso. Es cierto que hay muchos más chicos inquietos e hiperactivos, esto es un paradigma de nuestra época. Estos chicos en las escuelas, en las casas, son más demandantes, desafiantes, problemáticos, y requieren de un sobreesfuerzo. Desde este punto de vista, es claro que los medicamentos terminan siendo formas de control social de la infancia, porque toda intervención con un psicofármaco tiene un trasfondo autoritario, de restitución de un orden, de una normalidad. No quiere decir con esto que esté mal usar fármacos (me gustaría aclarar que yo, como médico, los utilizo), pero creo que el tema es utilizarlos en la medida en que se acompañan de una estrategia que apunte no solamente a un aquietamiento o a que los niños sean más “eficaces”, sino a una producción del chico para mejorar su situación.
 
Vasen pregunta: cuando la escuela, los padres, la medicina, el mundo adulto, no pueden leer con más detenimiento los síntomas de los chicos,. ¿a quién le falta, verdaderamente, prestar atención?

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

Marcha de jubilados: balas y bolitas
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