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Trágico y moderno

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Julieta Carrera y un Shakespeare en versión clown. Es la Desdémona de un Otelo que hace reír. Y una de las mejores intérpretes de un género que pone el cuerpo para romper la distancia entre el actor y el espectador. ▶ MARÍA DEL CARMEN VARELA

Trágico y modernoAcomodarse en una butaca para ver un clásico no tiene por qué convertirse en un acontecimiento solemne. Al menos en este caso, aunque se trate de Otelo, de William Shakespeare. Confusión, envidia, rencor, celos, venganza, odio, pasiones turbulentas se desatan y anudan la desgracia. Y sin final feliz: termina mal, muy mal. Pero en esta adaptación del director Gabriel Chame Buendía, hay tragedia, pero también hay comedia.  Con actores que provienen del teatro físico y el clown, las dos máscaras del teatro se dan la mano y caminan juntas. La carcajada acompaña a la amargura, pero no la disuelve, sino que la abraza, la delata y la condena. Los personajes mantienen varios de los diálogos originales, las herramientas del clown le dan frescura, actualidad y carisma. La grandilocuencia de los textos, lo que dicen, se tiñe de otros matices por cómo lo dicen.

Matías Bassi, Hernán Franco, Martín López Carzolio y Julieta Carrera son los actores que en cien minutos te cuentan una historia en la que, sin temor a spoilear, se comete un femicidio. La historia es popularmente conocida: Otelo la mata por celos. ¿Por eso mata? ¿Qué hay detrás del supuesto enceguecimiento que provocan los celos? La actriz Julieta Carrera interpreta a esa mujer a quien Shakespeare llamó Desdémona. “Mientras ensayábamos veíamos que en las noticias Otelo está muy presente. La temática es muy actual. Pensaba: a cuántas mujeres les pasa lo mismo”.

Otra reflexión de actualidad: los hombres que protagonizan la historia transmiten información distorsionada intencionalmente, de acuerdo a la propia conveniencia. “Me hace acordar a algunos medios de comunicación”, ironiza Julieta. “Yago también está hoy muy presente”.

Onda clown

¿Qué es el clown?: “Alguien que rompe la cuarta pared. Nosotros estamos contándole algo al público haciendo contacto, queremos llegar al otro. El clown viene a romper esa distancia, nos acerca. Por supuesto que está bueno que te haga emocionar, pero también te tiene que hacer reír. Por ser gracioso parece que sos un tonto y no: tenés que tener una mirada y un conocimiento de la vida para hacer reír. La comedia y la tragedia están conectadas”.

En esta puesta, Michael Casio se traslada con el célebre pasito de Michael Jackson que todos queríamos imitar en los ochenta.  Emilia, mujer de Yago y dama de compañía de Desdémona, se expresa con un inequívoco acento cordobés. Otelo, impostado y violento, le grita a su esposa “puta” . El resto es historia conocida. Dulce, amorosa, confiada, Desdémona no siente culpa, pero le teme. Pocos creen en el amor de Desdémona hacia Otelo, de otra raza, otras costumbres. La debe haber hechizado, no pudo haberse enamorado de este hombre, especula Brabantio, padre de la bella Desdémona, ambos personajes interpretados por Julieta Carrera. “El espectáculo gusta porque hay mucho para identificarse. Los primeros veinte minutos son un poco difíciles porque hay mucho ritmo, mucho texto. Es como cuando conocés a alguien,  que al principio no sabés qué onda”. 

Chame Buendía quería llevar Otelo al escenario. Fue un trabajo arduo, estuvieron tres meses calurosos ensayando entre seis y ocho horas, todos los días, para que el espectáculo estuviera listo. Así creó Othelo: la letra h delata que su intervención. Insiste Julieta en que la clave para interpretar un personaje es poner el cuerpo en acción. Mucho más que moverse. “No construyo al personaje desde la cabeza, sino como una payasa que actúa, así que es simplemente ponerse a jugar. Jamás pensé que algún día iba a ser una princesa. Es el papel que nunca creí que me darían, pero como clown lo puedo hacer”.

Haciendo el camino

A los 13 años Julieta iba caminando con su mamá y vio un cartel que decía “Teatro para adolescentes” en su Mar del Plata natal. Como era muy tímida pensó que tomar clases podría ayudarla. Más adelante estudió Servicio Social en Tandil, pero no terminaba de convencerla. Un día perdió la libreta de estudiante y se prometió que si no la encontraba, no cursaría más. Como no apareció ni tampoco se preocupó mucho por buscarla, empacó sus cosas y se vino a la Capital . Tenía 22 años.  Trabajó en espectáculos infantiles, en un call center, animaba fiestas, le alcanzaba para pagar el alquiler de un departamento con una amiga, con la que comían mucho pan casero para llenar la panza. “Era lo que tenía que hacer. Mi familia se angustiaba, pero igual me apoyaban. Trabajé en la calle, era fenomenal, nos iba bien, pero sentía que no era para mí, que les robaba el espacio a otros que vivían de eso. Me di el gusto y después dejé de hacerlo. En el teatro me siento cómoda”.

Trabajó en un espectáculo del reconocido clown Marcelo Katz, dio clases en su escuela, más tarde estudió con el actor Pompeyo Audivert. “Recomiendo estudiar con los maestros, sin generarse expectativas, sin esperar a que te llamen. Hay gente joven que también es grossa, pero la gente grande tiene más experiencia de vida, se les nota que han transitado. Eso se ve cuando están en el escenario. Me gusta la gente que tiene su sello personal, que defiende lo que hace, que puede cambiar. Hay que renovarse también en el arte”.

Además de actuar en Otelo, dirige Rauch en el Camarín de las Musas, que transcurre en un restaurante ubicado en una ruta, en el que la dueña y tres camareros preparan la gran apertura. También participa de Las de Barranco, el clásico de Gregorio de Laferrere, obra que forma parte de Teatro Bombón, en la Casona Iluminada.

Da clases de clown y cuando nota que alguno de sus alumnos la pasa mal, le recomienda pensar si tiene ganas de estar ahí. “Hay tantas profesiones para abarcar. A veces ves una persona y pensás que te gustaría ser como ella o él. Esa persona es linda porque hace lo que le gusta. Está bueno hacerse preguntas e ir encontrando las respuestas. ¿Qué quiero para mí? ¿Qué me moviliza?”

Le preocupa la situación actual del teatro, la crisis que lo atraviesa, especialmente a las salas independientes, que son el ámbito en el que se mueve. Aclara que le interesa construir y no quedarse en la queja solamente. “Apaguemos la tele y juntémonos con amigos para ver qué se nos ocurre”.

Derechos Humanos

A 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?

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Este martes 9 de diciembre se cumplen 40 años de la lectura de la sentencia del Juicio a las Juntas Militares. Habrá un acto en la Corte Suprema de homenaje a los jueces Carlos Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Guillermo Ledesma y Jorge Valerga Aráoz (fallecieron los otros dos integrantes de aquella Cámara Federal: Andrés D’Alessio y Jorge Torlasco).

Testigo privilegiado de muchas de las audiencias por su cobertura para el diario La Razón, Sergio Ciancaglini, actual periodista de MU y coautor del libro Nada más que la verdad (junto a Martín Granovsky) repasa escenas, revelaciones y el contexto de una experiencia inédita en el mundo en la que por primera vez se juzgó un crimen masivo cometido desde el Estado por una dictadura.

Los testigos, los alegatos, las sorpresas, la ubicación de la locura y de la cordura. Los gestos de Videla, Massera y Viola. Los testimonios de las mujeres sobre los ataques y violaciones que sufrieron. El antisemitismo militar. El peso desde el cual los médicos calculaban que era factible torturar. El sitio de lo impensable, y la proyección de aquella historia pensando en los derechos humanos del presente.

Por Sergio Ciancaglini

A 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?
Los militares en 1985, de pie ante los jueces. Fotos gentileza de Telam y Fondo Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Archivo Memoria Abierta.
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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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