Sigamos en contacto

CABA

El remedio es la ley

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Mario Sebastiani, el médito que alza la voz para despenalizar el aborto. Su larga experiencia proclama: la legalización es el único camino para terminar con la indignidad y la muerte a las que expone el Estado a las mujeres. Argumentos que sintetizó en el Congreso y desarrolla didácticamente en esta nota. Por Anabella Arrascaeta.

El remedio es la leyEl doctor Mario Sebastiani está sentado atrás del escritorio del último consultorio del pasillo que lo separa de la sala donde muchas embarazadas esperan. Caminó con entusiasmo la larga fila de puertas buscando ese lugar vacío. Más tarde recorrerá con los mismos pasos ágiles el hospital. Abrirá puertas con su credencial y mostrará rincones que atesora: un parque interno, las ventanas de un edificio histórico, una escalera enmarcada en enormes columnas que brillan y parecen haber detenido las agujas del reloj hace tiempo. El doctor Sebastiani se mueve ligero y con la sabiduría de quien conoce los ascensores, escaleras y atajos de un edificio que para el resto de los mortales es un gigante coqueto de piedra destinado a anular toda capacidad innata de GPS. Se mueve como en su casa en el sentido más literal y menos metafórico de la expresión: hijo de padre napolitano y madre húngara, aunque él nació en Buenos Aires ya de niño lo apodaron  El Italiano. En la Scuola Cristoforo Colombo transitó toda su escolaridad; en la Universidad de Buenos Aires cursó Medicina y la residencia lo llevó a su origen: hoy es médico especialista en Obstetricia e integrante del Comité de Bioética del Hospital Italiano.

El doctor Sebastiani lleva más de nueve mil partos asistidos, escribió nueve libros, participó en la publicación de cerca de 50 trabajos en revistas y espacios científicos y presentó más de 80 en congresos, jornadas y simposios. Su tesis de doctorado: Sexualidad y embarazo. La teoría y la practica criaron en él una corriente filosófica que él llama “anti-natalista” que define así: “Traer hijos a este mundo tiene que ser un acto de responsabilidad”.

Los años y la experiencia lo radicalizaron hasta poner en palabras una incómoda realidad: “La maternidad es una condena para la mujer”.

Y explica por qué: “Es un proyecto para toda la vida: no tiene salida”.

Desde esa ética responsable y reflexiva del nacimiento, el doctor Sebastiani sostiene: “El aborto es una cosa buena”. Y explica por qué: “permite decidir cuáles son los hijos deseados y los no deseados. Los no deseados no son malos, lo que no es bueno es empezar la vida en el no deseo. Lo lógico sería venir a este mundo deseados”.

El doctor Sebastiani reconoce todo lo maravilloso que es traer un hijo al mundo, pero advierte: “La felicidad que cada uno la viva como quiera”. Como médico, recuerda que las redes de riesgo están tendidas sobre el cuerpo de la mujer. Enumera: “Aborto espontáneo, hipertensión, diabetes, desprendimiento de la placenta, parto, cesárea, infección, hemorragia”.

Y concluye: “La especie humana es una especie absolutamente dependiente. No logramos adquirir competencias sino en el larguísimo tiempo: el niño va a ser una entidad relativamente autónoma recién a los 2 años”.

Las consecuencias, al igual que los riesgos, tienen geografía femenina: “Esa dependencia hace que cuando vas a pedir trabajo, vas perdiendo porque tenés un hijo. Ganás menos o te quedás en tu casa. Y la economía es libertad. Cuando una mujer no trabaja, cuando le dicen: ‘vos quedate a cuidar los chicos y yo trabajo’, ejercen un poder sobre ella que no te podés imaginar. Y el hombre con poder es violento”.

Billetera mata inseguridad

El doctor Sebastiani siempre supo que iba a ser médico: de chico lo fascinaban los guardapolvos blancos y las muestras gratis. Supo también desde siempre que quería trabajar con mujeres. Su curriculum indica que en cuarto año de la carrera de Medicina llegó al Hospital de San Miguel Dr. Raul Larcade. Recuerda ahora esas guardia en las que todas las noches, a las 22 horas, hacía la recorrida como practicante: “Era el último perro, el último llegado”. Era 1973. En una cama vio a una chica que se estaba muriendo. Preguntó a quienes estaban con él -los dos jefes de guardia, los dos cirujanos, el pediatra mayor y el menor- por qué se iba a morir. “Porque se hizo un aborto”, contestaron. La chica tenía un síndrome de Mondor, un cuadro infeccioso que sigue a un aborto séptico. El doctor Sebastiani confiesa que en ese momento preguntó si el aborto era legal o no, porque en Italia, ya en ese entonces, se había despenalizado. “El aborto acá es ilegal y se debe haber puesto un tallo vegetal o algo así”, le  respondieron sus colegas. Él lanzó una pregunta más: “¿Y si estuviéramos en Italia?”. La respuesta cambió su vida para siempre: “En Italia no se muere nadie porque el aborto es legal”.

En ese hospital se enamoró de la obstetricia y recibió una lección que nunca había recibido en la universidad: las mujeres abortan. Y explica por qué: “En la universidad te enseñan que uno de cada diez embarazos termina en aborto espontáneo. Entonces, tendríamos que haber hecho un raspado cada diez partos, pero no: hacíamos más raspados que partos. Lo cual estaba indicando que las mujeres se hacían abortos”.

Años más tarde ingresó a la residencia en el Hospital Italiano. La realidad cotidiana cambió: “Acá no hay aborto infectado: hay clase media”. Cuando un tiempo después empezó a viajar por el interior del país el escenario se tornó siniestro: “Vas por los hospitales públicos de las provincias y se vivencia lo que es el drama”.

El drama que nombra el doctor Sebastiani tiene una causa: la ilegalidad. Y una consecuencia: la desigualdad. En un debate televisivo, Sebastiani ilustró esta situación: “La mujer pobre está totalmente desamparada.  La rica resuelve: tiene en Santa Fe y Callao su solución segura. ¿Qué es lo que hace la ley? Iguala a las personas. ¿Qué sucede en nuestro país? Las pobres se enferman, las pobres se mueren, las pobres tienen 12, 14 hijos. Cuando le pregunto si quiere a sus hijos me dice que sí, pero cuando le vuelvo a preguntar si le hubiera gustado tener menos hijos me vuelve a decir que sí”.

Lo indecible

Los pasillos del Hospital Italiano confirman que al doctor Sebastiani lo conocen todos. En cada esquina alguien lo saluda, a todos les contesta por su nombre y les hace algún comentario. Después sigue veloz a abrir otra puerta. Una dualidad convive armónicamente en él: parece que no queda espacio libre en su agenda y, al mismo tiempo, se muestra dispuesto a dedicarle a cada quien todo el tiempo del mundo. La última persona que se cruza antes de llegar al escritorio es un colega un poco más joven: le avisa que va a hacer una entrevista periodística y, entre risas, le contestan que no es nada raro. El doctor Sebastiani siempre está disputando la palabra. Así inició su militancia por el aborto legal, seguro y gratuito: tomando la palabra. Escribió hace más de 35 años una carta de lectores al diario La Nación y desde entonces no paró.

“En el ADN de la mujer está el aborto: una de cada dos mujeres va a tener un aborto en su vida. Sin embargo no se habla de este tema en las carreras o en la currícula de pregrado de Ginecología o de Obstetricia, salvo cuando se lo menciona en las infecciones obstétricas y ginecológicas”.

El contexto cambió.

Dibuja una línea de tiempo para explicar cómo: “Cuando empecé, el aborto era kriptonita. Hoy es un discurso prácticamente cotidiano. Cada uno no deja de manifestar su posición, pero existe una mayor conciencia de que es un derecho de las mujeres”. Lo importante, destaca, es poder nombrar lo que sucede.

El marketing de la culpa

El doctor Sebastiani señala una posible teoría sobre porqué se silencia el aborto: el marketing de la culpa. Quienes están a favor del aborto clandestino desarrollan un abanico de estrategias que condenan y estigmatizan la libre elección de las mujeres. Dicen: “El aborto es una marca para toda la vida”. El doctor Sebastiani responde con cifras: en el país se realizan entre 400 y 600 mil abortos por año. Pregunta: “¿Vos ves a 400 mil mujeres llorando?”. Y contesta: “No. Lo que veo es tranquilidad”.

Sigue: “Hay una política sistemática de  culpabilizar a la mujer que aborta, mientras que no culpabilizan a nadie por tener un hijo que no fue programado”. En este escenario, una estrategia que propone para vivir maternidades deseadas y responsables es, nada menos, que planificarlas.

Dicen: “Estamos a favor de la vida”. El doctor Sebastiani contesta: “Aquel que está a favor de la vida, y se queda tranquilo diciéndolo, no puede no mirar que existe un número de abortos espectacular, que existe enfermedad y muerte como no hay en otros escenarios donde la ley es distinta y se le da cobertura a la mujer. Cuando alguien plantea esta situación de culpa y de la potestad de la vida del embrión -cosas totalmente respetables- tiene que hacerse cargo de cuál es la condición. Nosotros no estamos obligando a nadie a abortar, pero hay unos que obligan a no abortar y obligan así a la mujer al riesgo, la inseguridad, la enfermedad y la muerte”. El doctor Sebastiani resume: “Esta defensa irrestricta de la vida del embrión nos trae a como estamos. ¿Y cómo estamos? Impresentables. Sin solución”.

Frente a frente

El 30 de junio de 2016 se presentó por sexta vez el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Todavía no tuvo trámite parlamentario, más que una reunión informativa de la Comisión de Salud Pública que evidenció la necesidad urgente de un debate.

La sala estaba llena. El doctor Sebastiani -pelo blanco, ojos pícaros, camisa y saco, acodado en la mesa- esperaba su turno para tomar la palabra. Fue invitado para disertar desde la perspectiva médica a favor de la despenalización. Había también abogados, militantes, diputados, políticos y representantes de instituciones a favor del aborto clandestino. Cuando llegó su momento tuvo menos de diez minutos para exponer. No necesitó más: fue el único ovacionado de la jornada.

Días antes analizó el papel que deben ocupar los médicos en el debate sobre el aborto legal. Empezó aclarando: “Los médicos pertenecemos a un sistema que se llama salud pública. Si ese sistema le da la espalda a una mujer que decide interrumpir su embarazo pasa lo que sucede en la actualidad: tenemos enfermedad, muerte y ninguna prevención de la repitencia”. El doctor Sebastiani propone cambiar la lógica: “¿Qué pasa si la salud pública responde? Tendríamos menor cantidad de embarazos no deseados, mayor planificación familiar, acompañamiento de la mujer, no tendríamos enfermedad, no tendríamos muerte”.

Tras los cristales chiquitos y transparentes de sus anteojos dice ver cada día cómo el aborto “se ha transformado en un evento muy privado. Privado no es soledad. No tiene que ser en soledad: tiene que ser asesorado, tiene que haber un equipo médico que acompañe”.

¿Legalizar el aborto impactaría sobre la estructura del sistema de salud?

Hoy en el sistema público tenés una de cada dos camas ginecológicas ocupadas por complicaciones del aborto. Si vos legalizás el aborto tendrías el 50% de las camas libres. Es grosera la diferencia: hoy tenés 76.000 internaciones anuales por complicaciones por aborto. Eso no existiría.

¿El sistema de salud pasó a ser la puerta de entrada al sistema penal para las mujeres que abortan?

Hay distintos colores: quien acepta hacer el asesoramiento en la forma que corresponde a la condición médica; quien acepta hacerlo, pero debajo de la mesa sin que lo escuchen y, la peor variante, el que se escuda en una orden del jefe de servicio que determina sobre lo que se puede hacer y lo que no. Es un problema grave, porque eso se aplica incluso hasta en un evento legal como el aborto no punible. Bajar este tipo de criterios sobre profesionales jóvenes a través del miedo, incluso del grito, es un problema que se ve muy frecuentemente. Por eso la instancia de interrupción legal del embarazo está funcionando con muletas porque hay lugares que son permeables y otros que no.

¿Por qué cree que los médicos denuncian a una paciente que abortó?

Me da la impresión de que los médicos no es que están con la Biblia en la mano o con el obispo atrás. Tienen miedo, alguien les impuso entonces ese miedo. Estas cosas que hay que corregirlas. Mientras yo le digo que está muy mal denunciar a un paciente que confió en el secreto médico, hay otro que le dice: ‘Si le pasa algo a la mujer vos vas preso’. Escuchan dos versiones, se enloquecen. Y nadie les habla del Derecho. Los médicos hoy contamos con tres fallos muy importantes: el Fallo FAL, el Manual del Ministerio sobre Aborto No Punible y el fallo de la Ciudad, que autoriza, mediante declaración jurada de la víctima de una violación, a que los médicos practiquen un aborto. Muchos pensaron que iba a ser una aberración, que las mujeres iban a llegar al hospital público inventando haber sido violadas para hacerse abortos. En cuatro años en Hospital Italiano: una. Mujeres que se hicieron abortos: un montón. La mujer no miente, pero la sociedad considera que su palabra no es confiable.

¿Qué implicancia tiene la criminalización médica del aborto?

¿Por qué muchas mujeres se han muerto? Por consultar tarde, porque sabían que si iban al hospital las denunciaban. Hoy la denuncia ha caído notablemente. Hoy se sabe que el médico que denuncia es pasible de tener una demanda. Después del caso Natividad Frias quedó una norma bien clara: si bien existen intereses contrapuestos sobre lo que es el aborto como evento penal, la privacidad de las personas cuenta. La otra cosa que cuenta es que no importa la denuncia, lo que hay que hacer es buena medicina. En vez de estar pensando en la denuncia tengo que pensar cómo resuelvo, tengo que tomar conductas inmediatas porque el tiempo es oro. Lo que está existiendo, según tomo conocimiento en el último Congreso de Ginecología y Obstetricia, es que está habiendo denuncias a los médicos que no cumplen con el protocolo de atención de la interrupción legal del embarazo. Ha cambiado la escena criminalizadora: antes los anti aborto eran los denunciantes, hoy están calladitos la boca.

En el actual escenario, ¿qué puede hacer un médico?

Hoy el aborto está prohibido, pero nada me impide que te asesore sobre el aborto. Así pasó en Uruguay: primero empezaron asesorando, y la mortalidad bajó. La consejería ayuda notablemente la situación. En el pasado era palabra prohibida, no se nos hubiera ocurrido asesorar, teníamos miedo de ir presos, de que nos echaran de nuestro trabajo. Era imposible. Sin embargo desde hace años los que estamos en este movimiento decimos: mi conocimiento le pertenece al paciente. ¿Cómo voy a negárselo? Además soy médico egresado de la universidad pública: te lo debo. Vos pagaste mis estudios. La realidad es que hoy, una mujer que quiere hacerse un aborto toma las pastillas sin tener la información necesaria o va a lo de un personaje que se lo hace. Y ese personaje no quiere saber ni el nombre de la paciente ni nada: ni la edad, ni el grupo sanguíneo, nada. Mucho menos le va a preguntar qué es lo que necesita para seguir ese embarazo, lo cual sería una buena pregunta. No le pregunta si ha habido un evento de violencia. No te pregunta nada. Pide la plata, hace el aborto y dice: ‘Tomatela de acá ya’. En una situación legal, un médico te preguntaría qué necesitás. Te preguntaría la edad, dato fundamental para saber en qué sectores hay que trabajar en prevención del embarazo no deseado. Te haría con una seguridad médica máxima la interrupción del embarazo y, además, te daría la planificación familiar necesaria para que no vuelvas al consultorio en  una situación similar. Todo eso significa legalizar el aborto.

 

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.022