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Higui & Fabi: lucha lésbica x 2

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Una fue presa por defenderse de un grupo de hombres que intentó violarla por ser lesbiana, y se transformó en un símbolo. Y la otra, activista histórica, creó una agrupación, un archivo documental y un sello editorial que levanta las banderas lésbica, feminista y queer. De las batallas ganadas, a todo lo que falta. MARÍA DEL CARMEN VARELA

Si soltamos un ave, no se va a sentar en una silla, va a buscar lo alto, no va a hacer una lectura humana de lo que es el espacio, las aves tenemos visión aérea, miramos desde arriba y miramos cómo ustedes han hecho esta humanidad, y cómo no paran de chocarse, abarrotarse, transitar amontonados. Y sobre todo nos preservamos de ustedes, los máximos depredadores que hay. Por eso, buscamos lo alto”.
Con estas palabras delineadas y proclamadas por la artista Susy Shock arrancó el ciclo Cotorras en MU Trinchera Boutique. Por segundo año consecutivo, la cita es los primeros jueves de cada mes, con anfitrionas de lujo: las artistas, escritoras y activistas trans Susy Shock y Marlene Wayar.
En este primer encuentro de aves de plumas verde esmeralda, amigas de las alturas y de los nidos comunitarios, hubo dos invitadas: Higui y Fabi Tron. “Las dos se presentan como lesbianas y eso me encanta. Fabi fue una de las primeras en identificarse como una persona trans, pero en otro sentido al mío: de mujer a lesbiana”, cuenta Marlene desde el micrófono.
Fabiana Tron es activista lesbiana y feminista. Integró la agrupación Lesbianas a la vista, hace ya más de veinte años, participa de Potencia Tortillera, archivo documental digitalizado del activismo lésbico, y dirige el sello editorial Bocavulvaria, un emprendimiento autogestivo que fomenta la difusión de ensayos de teoría feminista y queer.
Siguió muy de cerca el juicio a Daniel Torres, el asesino de Pepa Gaitán. Torres es el padre de quien fue la novia de Pepa; la mató de un escopetazo el 7 de marzo de 2010 en Córdoba. La familia pidió que se lo considere un crimen por orientación sexual, pero para la justicia fue un homicidio simple.
Eva Analía De Jesús, más conocida como Higui, estuvo siete meses presa en el penal de Magdalena por haberse defendido de una patota y apuñalar a un hombre -que luego falleció- cuando intentaban hacerle una “violación correctiva2, por ser lesbiana, el 16 de octubre de 2016 en Bella Vista. La presión ejercida por distintas organizaciones territoriales, asambleas de mujeres trans y lesbianas que participaron de escraches al fiscal y jornadas para exigir la libertad y absolución permitió que Higui aguarde en libertad el comienzo del juicio previsto para este mes de abril, pero finalmente pospuesto hasta febrero de 2020.

Algo íntimo

Vestida de negro y con plumaje verde coronando su melena recogida, Marlene propone: “Este es el sitio donde podemos hacer intimidad”. Higui toma la posta: “Tengo ganas de contar algo íntimo. Tuve mi primer orgasmo sin culpa. Parecía que iba a reventar mi cuerpo, mi cabeza, mi corazón y por allá también. ¡Qué lindo! Y encima con una chica. ¡Olvidate! Estoy re agradecida, me llena de felicidad. Estoy aprendiendo un montón de cosas, se abrió mi cabeza, gracias a todas, a todes, no sé a veces cómo hablar porque es un lenguaje nuevo, todos los días estoy aprendiendo. Antes sentía mi pecho vacío y ahora cada una de sus personitas llena mi pecho de felicidad y ya no puedo vivir sin ustedes. Antes me sentía nadie, no me veían, y ahora me ven. Me puedo morir mañana porque ustedes me hicieron sentir la felicidad”, agradece Higui por micrófono ante decenas de personas que ocupan todo el espacio cultural del barrio de Congreso.
Varias cotorras nos miran desde las alturas de las escaleras, cercanas a sus nidos, chillan con su modo tan característico y cantan: “La carne más barata del mercado es la carne trava”, parafraseando la canción A carne, interpretada por la brasileña Elza Soares, que dice: “La carne más barata del mercado es la carne negra”.
Marlene continúa el diálogo con las invitadas. Higui cuenta emocionada: “Yo tengo una hermana travesti, y las pasé cuando la llevaban en cana. Una vez estuvo tres meses y no sabíamos en qué lugar estaba. Yo sé todas las que pasaron ustedes, por eso las adoro. Me gustaría que mi hermana estuviera acá. Ustedes están preparando el camino para los niños que gracias a la lucha de ustedes van a ser felices, que van a crecer sin todos esos traumas de mierda en la cabeza”.
Con su ropa deportiva y su gorrita, Higui despierta la carcajada con su espontaneidad, inocencia y sus chistes constantes. “Me queman la cabeza todas esas palabras, no entiendo bien. Yo no me siento nada, me siento Higui, nomás. No me siento ni nena ni nene, todos los días me levanto distinta. Cuando estoy con mis sobrinitos estoy hecha una doña, les hago bizcochuelo, los llevo a la calesita; después voy y me tomo una birra, no me siento ni masculino ni femenino, ni binarie ni no binarie: son palabras que no entiendo”.
Una hora antes de que arrancara Cotorras, Higui y Fabi charlaban en el bar de la esquina. Se habían cruzado en enero en el Festival de la Diversidad, en El Bolsón. “Pero esta es la primera vez que estamos conversando”, dice Fabi. Higui: “Sí, en El Bolsón bailé mucho. Yo era la única que estaba con ropa”. ¿Cómo te preparás para ser una de las invitadas de la noche? “Estoy ansiosa. Una vez sola fui a un teatro, no conozco mucho. Todo lo que está pasando es nuevo para mí y lo estoy disfrutando. Susy es mi ídola. La amo”.
A Higui la acompañan algunas de las chicas que forman parte de la Campaña por la Absolución, que fueron fundamentales en la decisión de su libertad y la sostuvieron mientras estuvo presa. “Yo no sabía que tenía derechos. Me di cuenta después de toda la lucha. Yo soy una piba de barrio, que no estoy metida en las redes. He tenido celular para las clientas que les corto el pasto, para estar comunicada con mi familia, pero nunca fui de meterme y ver otras cosas. Yo era feliz con mis sobrinos, mis hermanas, mi mamá, mi gatito y mi perrito; ir a cortar el pasto con mi hermana, esa era mi vida antes. Y era un acostumbramiento, como las mujeres golpeadas, lo que me pasaba a mí en el barrio. Hice cosas porque creía mucho en la Biblia y hacia lo que dice la Biblia pero en realidad no era lo que yo sentía. Tuve muchas novias violentas y me tuve que alejar, sufrí mucho. Me quise un poco y me alejé. No tuve buenas experiencias por ahí porque no me respetaba yo. Ahora lo aprendí. Yo pensaba: para qué voy a salir al mundo si en el barrio la paso tan mal. En el mundo me van a matar, tenia miedo, siempre me quedaba ahí, y después que me pasó lo que me pasó… Mi hermana y mi mamá me contaban de las chicas que se habían organizado, hicieron una bandera, están levantando tu bandera, me contaban. Fue el momento justo porque yo quería tirar la toalla, no quería comer, fue algo muy fuerte, yo pedía que me manden cartas. Se fue acomodando mi camino, yo no quería hablar. Las presas, las mismas policías me mostraban videos de lo que las pibas estaban haciendo. Eso me fue levantando y recuperé fuerzas. Empecé a tener fe en las pibas, yo estaba muy perdida, me sentía muy sola, pensaba que me iba a morir adentro de la cárcel. También conocí a Norita Cortiñas”.
Fabiana pregunta: ¿Y qué sentiste cuando Norita se puso el cartel que decía Yo también me defendería como Higui? “Conocí la lucha de las Madres, esa fuerza. Estoy aprendiendo un montón de cosas. También estoy aprendiendo a cuidarme, a valorarme, a respetarme. Tengo derechos: no soy una mierda como te hacen ver ellos”.

Higui & Fabi: lucha lésbica x 2

Fabi Tron, por Lina Etchesuri.

¿En qué confiar?

Fabi nació en un pueblo de Santa Fe y en su juventud se mudó a Buenos Aires para estudiar. “Me hice torta en Buenos Aires, cuando salí de la Facultad de Teología. Se me movió toda la estantería: empecé a militar acá a fines de los ochenta. No había lesbianas públicas. Y salimos con Lesbianas a la vista. Sentí que tenía una deuda pendiente de ser visible en el lugar de donde yo soy, y no lo hice por muchas razones. Yo migré a Buenos Aires para estudiar, no por torta”. Fabi vivió en Córdoba durante catorce años y el año pasado volvió a Santa Fe, a un pueblo tranquilo, cerca del río, cerca de donde nació. “Mi etapa en Córdoba estaba cerrada. Lo tomé como un desafío: el último closet que me quedaba por abrir”.
Higui pregunta: ¿Se dice militar? Fabi responde: “Muy buena pregunta. Es una discusión muy interesante. Algunas personas cuando eligen transformar al mundo, plantean que militan por algo, militar como acción, no como ponerse la gorra, y otros dicen yo soy activista: tiene que ver con en lugar ideológico donde estás parada”.
Higui: “El mundo no creo que cambie pero las personas sí pueden cambiar”.
Fabi: “Yo pensaba que el mundo se podía cambiar, creía mucho en salir a la calle, con el tiempo me di cuenta de que hay cosas de la micropolítica, de las cosas más pequeñas, más cotidianas, que a veces cambian mucho más. Como decís vos, las personas pueden cambiar. Si vos cambiás tu barrio, la otra de más allá también cambia su barrio, yo creo que también podés cambiar el mundo. De a poco, es lento”.
Con la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género, ¿qué se modificó? Fabi: “El matrimonio es una institución que te marca, que regula la heteronormatividad obligatoria, que regula la monogamia obligatoria, es la institución más importante para sostener la heteronorma. Para mi modo de pensar, funciona para el sometimiento y control de las mujeres, entonces yo no podría avalar ni pedir por una institución que es opresora. Como no soy necia no puedo dejar de reconocer que produjo un avance: muchos gays y lesbianas querían casarse y el Estado les reconoció esa unión, entonces se animaron a ser más visibles. A partir de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, por ejemplo, las marchas del orgullo son más masivas. Esa visibilización me parece que es un proceso personal.
ste es un momento muy represivo, fascista, homolesbotransfóbico. Con la Ley de Identidad de Género me parece que es totalmente distinto: en su momento fue un avance muy grande pero me dio pena que otra vez estuviera la casilla de varón y mujer. Pero esa discusión no era viable. Es una de las mejores leyes de identidad de género porque no tiene un tribunal que determine, sino que la persona puede decidir libremente. El problema con esa ley es que la implementación nunca se llevó adelante de manera adecuada. Hay que hacer un trabajo mucho más fuerte, falta concretar el acceso a los tratamientos médicos, la educación, la ESI no funciona como debería, etcétera. Seguimos viviendo en una sociedad muy biologicista”.
Durante todo el juicio por el asesinato de Pepa Gaitán, Fabi se levantaba a las 7 de la mañana para ir en su moto a grabar las sesiones para luego publicarlas. También escribía una crónica de cada jornada. “Para mí fue salir de la negación de que en la Argentina no se mataban a lesbianas. En Córdoba el 7M se vive de otra manera, como un duelo, una herida que sigue abierta. En algún momento hay que cerrarla y eso se logra colectivamente. Además estuvo la actitud del abogado defensor del asesino de la Pepa, que decía cosas horribles de ella. El fiscal lo frenó y ahí se hizo todo más transitable”.
¿Te preocupa el juicio, te estás preparando para esa situación?, pregunta Fabi a Higui. “Yo sé que me van a dar con un caño. Tengo mucha ansiedad por el juicio, estoy como una criatura rebelde, de mal humor. Antes yo tenía todo muy guardado, estaba cohibida, para adentro, ahora ya está: aprendí por las pibas. Me emociona mucho, yo maduré mucho, era una criatura que no quería crecer, porque la gente grande es muy mala, empecé a crecer desde que salí de estar en cana. Me estoy descubriendo todos los días, voy al colegio, a la psicóloga, las pibas de la mesa son re copadas conmigo. Me siento como que soy Súper Higui, me siento más segura. Era hora: ya tengo 44 años”.
Sentada en lo alto sobre un almohadón, Marlene invita a Higui a subir a la escalera, para ver todo desde arriba:
-Si vos cerrás los ojos, yo te llevo a volar, ¿confiás?
-Sí, ustedes son mis hermanas, y si me caigo ahí hay un colchón de gente para amortiguar la caída- contesta Higui, en referencia a la multitud que la aplaude sentada en el suelo.
En su primera noche del año, las Cotorras hicieron lo que mejor saben hacer: abrieron el pico para sacar ramilletes de palabras, mezcladas con cantos combativos y chillidos amorosos. Desde las alturas, invitaron a disfrutar de las caricias de sus plumas y, juntas, armoniosas, aguerridas y alegres, hicieron volar sueños de lucha y libertad.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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