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Qué es ser travesti
Marlene Wayar. Es una de las activistas y teóricas del movimiento trans más importantes. De la niñez a la elección de la identidad, repasa la experiencia que sustenta su pensamiento y las historias que nos permiten preguntarnos qué queremos ser.
Travesti, trava, trans, las palabras puede ser maravillosas pero a veces pueden ser puras etiquetas. Marlene Wayar es una persona que activa en la calle y a la vez sacude muchas normas y cánones de pensamiento del clásico y machista, también del clásico y feminista, y también del clásico y trans. Dirigió la revista El Teje, primera publicación trava del continente, y ayudó a tejer la cooperativa textil Nadia Echazú, un sueño concretado por la siempre recordada Lohana Berkins. Es también una de las socias fundadoras de Arecia, pero además Marlene ha publicado Travesti, una teoría lo suficientemente buena de la Editorial Muchas Nueces. En ese libro Marlene plantea la teoría travesti, trans, sudaca y popone paradigmas nuevos, o estallidos nuevos, para pensar desde la ciudadanía y la cultura, pasando por la niñez y la democracia, la educación y la rebeldía, y todo lo demás.
¿Cómo nació el libro?
Es violencia obstetricia. Quienes me circundaban, amistades, compañeros, Muchas Nueces, MU, insistieron que tenía que salir finalmente algo escrito que tenía que producir y salió a los ponchazos. Es un libro urgente, entendí que era necesario que diera el puntapié inicial. Desde los 2000 venimos proponiendo la teoría travesti latinoamericana como una cuestión a construir y no estaba sucediendo, siempre íbamos a parar con suerte al transfeminismo, que está todo bien que así sea, pero nos merecemos un corpus teórico e identitario propio.
¿Y con qué tiene que ver ese corpus?
Tiene que ver con lo que específicamente podemos aportarle a esta sociedad, a la sociedad, al globo, de lo que no están viendo. Creería que, o intuyo yo, que eso específico travesti está en ponerle un parate al adultocentrismo, volver al ejercicio de pensarnos infantes, donde las divisiones, cuando les niñes juegan solos, no emergen. Emergen cuando empieza el mundo adulto: no te juntes con este, qué haces con ese tonto, esa chinita no se qué… pero hay una cuestión física que nos separa del mundo adulto, están allá arriba, nos mandan, nos ordenan. Hay una cuestión de que después empezas a hacer comunista, socialista, peronista, de derecha o de izquierda, celeste o verde, en la infancia todavía está ese registro de somos nosotres, somos nosotras, somos nostredad y creo que aporta a poder jugar todos juntes.
¿Cómo se puede seguir jugando?
No sé si en rigor lo podemos sostener, creo que es un resultado poder mantener la alegría, la frescura, el juego, la capacidad de observar a les niñes, a la naturaleza, a las mascotas y reírte por lo que sea. Creo que es un resultado de la responsabilidad de no tener limada la cabeza de culpas, de sentirte que estás en una cadena de acciones que te van haciendo cómplices: asesinan a un qom sojeros y gendarmes en el Chaco y sos cómplice, ¿cómo hago para no ser cómplices? Estamos en un país donde deberíamos en algún momento haber ido todas y todos hacia el Chaco a decir: paren la matanza, no queremos ser cómplices de esto. O buscar alternativas, por Facebook, por Instagram… No creo mucho en el activismo por redes pero se trata de hacer algo concreto que diga “tenemos en claro, son ustedes”, e ir cercando a quiénes son los responsables, las responsables, por ejemplo de esa matanza, y tomar las acciones que deberían suceder, intervenir la provincia. Está todo escrito, es muy simple si se piensa, hay un corpus penal, hay tanto escrito, ¿qué parte de “no matarás” no entendiste? No matarás por acción, no matarás por omisión, no pueden morir niñeces de hambre y que nos sigamos negando a verlo, y que estemos con ese peso de sentir que somos responsables de eso. Somos responsables de no exigir que los medios de transporte con los cuales me dirijo a trabajar no sean con un mínimo de comodidad para mí que estoy queriendo aportar a mi sociedad y que quiero que el resto de los trabajadores y trabajadoras vayan bien en un transporte que se aparte de un concepto del tiempo que le dedico al trabajo. Todas esas cuestiones se van cargando y la consecuencia es la infelicidad, es alejarme de la posibilidad y la frescura de reírme. La risa que busco termina siendo el esperpento, el reírme del chiste burdo y barato del gordo porque es gordo, del puto porque es puto, del que se cayó, del que se le cayó el diente en cámara, del que se le cayó el paladar, de Norma Plá cuando le saca la peluca a la policía.
Ver lo conservador, lo reaccionario, el machismo, en la derecha es más fácil. Qué pasa cuando esos elementos aparecen en movimientos como el feminismo, ¿está eso también?
Está en mí tratar de negar lo inoculado que tengo en mí y saber que hay algo innato. La primera vez que en el subte me miran de mala manera, sigue caminado ese mismo tipo, le mira el culo a otra, le dice “gorda” a otra, y va así, la primera reacción que tengo es: “viene el subte, le pego una patada y que se lo lleve puesto”. No soy una santa. Trabajo conmigo misma para reconocerme en esos lugares, para tomarme cinco minutos, para perdonar a ese pobre personaje que tan alienado está que no nos puede apreciar con delicadeza, no nos puede abordar con respeto. Es un pobre resultado de una micro pedagogía constante que lo ha convertido en eso. No está afuera, es muy simple el ejercicio de poner afuera, cercar, es lo que hacen las sociedades y los Estados genocidas, construir esos guetos que cada vez son más etéreos, que cada vez son más intangibles, como el campo de concentración o la zona de apartheid. Ya no es así. No quiero convertirme en eso. Cuando era muy chica me hacía mucho ruido y me producía mucha seducción: “que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda”. Me hacía ruido: ¿hacerle comer mierda a otra persona? ¿Al rico? Prefiero sus recursos.
Infancia trava
¿Qué recordás de tu propia infancia que te haya traído a ser ésta que sos hoy?
Mi mamá fue muy prolija, ella tuvo a Walter, a los cuatro años a Waldo y a los cuatro años a mí. Con una criatura de cuatro años podía tener otra en brazos, tres estaba bien. Y mi hermano mayor no sé por qué celó mucho a mi mamá conmigo, en mi cabeza pensaba que debía celarlo a su hermano que lo había seguido y él le había sacado a su mamá pero yo tenía bastante apego con mi vieja, bastante complicidad, en la cocina, ellos con mi papá, eran electricistas, estaban con el auto, las herramientas, el futbol, tenían muchas más complicidades. Entre esas cosas él me escondía un oso que era el objeto preciado por mí, un osito, hasta que un día aparece arriba del ropero y descabezado. En mi elucubración era lógico que fuera él porque estaba tan alto que no podía ser otro, y mi mamá medio cansada de la situación lo llama a Walter, le dice “no podés ser así”. Él no niega el hecho y dice: “Fui yo porque ese oso es mío”. Y ahí me doy cuenta que ese oso no era mío, era una herencia, que él había dejado de jugar con el oso y yo lo había recibido; me hizo sentir una enorme frustración y desde ese momento mi objetivo fue mi mamá. Encima él vivía en otra lógica, entraba al secundario, turno doble, menos interés en la casa, yo quedé convencida de muy chiquita que habíamos tenido una batalla, casi legal, y que yo la había ganado: que el objeto preciado, mi mamá, me pertenecía. Y cuestiones como esa. Después de más adolescentes mi vieja y mi viejo no van a saber qué hacer con una trava, pero esta trava y su omnipotencia, su soberbia, su amor propio, el amor propio que ellos construyeron, amor propio por mi libertad, mi autonomía, hicieron que ellos sin entender nada de diversidad, de disidencia, sin Butler, sin nada, siguieran sosteniendo el abrazo, siguieran sostenido el amor. Les costará mucho dolor, y yo realmente pude ver que les dolía sobre todo verme marchar a la prostitución: era todo lo contrario para lo que estaban preparados y aun así sostuvieron el amor. Esas cuestiones me marcaron muchísimo.
La práctica de la teoría
Hiciste El Teje, ahora sacaste el libro, siempre bajaste al plano teórico y de la reflexión cuestiones que siempre tuvieron que ver con el ejercicio, con el hacer, salir a la calle, sin embargo decías que tardaste mucho ¿con qué tiene que ver esta reflexión?
Es con nuestras condiciones misma, con qué tiene que ver la travestidad; tiene que ver con tantísimas cosas, incluso con la biología, que la hemos puesto en el lugar de prohibido pensar que esto es biológico. Tiene que ver con el proceso de alienación que yo iba sufriendo e iba soportando desde esta soberbia, esta omnipotencia que tenía de niña, no darme cuenta que estaba muy enferma, con una cuestión de adicción muy grande, entonces yo salía eufórica a la escena pública, mataba a cualquiera y después volvía a castigarme y caía y caía, y me auto-laceraba. Tiene que ver con la insistencia de que esto fuese colectivo, de que lo construyéramos colectivamente, que no podía ser con mi firma, copyright de Marlene Wayar. Tiene que ver con que en ese proceso voy descubriendo que si tantas personas me lo piden y puedo manifestar que esto no es mío, que yo finalmente me hago responsable, pongo mi firma y digo esto yo lo legitimo, es legítimo, pero me ha sido pasado, no es mío, no es todo producción mía, a lo mejor se me cayó a mí la idea pero es un aprendizaje en la prostitución, con mis compañeras, esto es colectivo, yo soy la última que le da forma, empaqueta. Tiene que ver con la desesperación y la responsabilidad: no pueden seguir naciendo niñas, niños, que no tengan dónde pararse, que sigan pensando durante mucho tiempo que son la primer monstruosidad en el mundo, no, que sepan que habremos muchas monstras previas y que tengan de dónde pararse a caminar inclusive para criticarnos. Tiene que ver con la desesperación de saber que tenés una espada de Damocles sobre tu cabeza, podés ser mañana víctima en manos de un policía, en manos de un travesticida, en manos de un accidente pedorro, en tus propias manos con una sobredosis: está ahí la fehaciente posibilidad de tu deceso, entonces dejá algo. Que nuestras vidas no sean efímeras, la responsabilidad, el homenaje a todas mis muertas, tiene que ver con muchas cosas. Tiene que ver con la posibilidad de reparación, también, de decir: acá estamos, nos ha movido el resentimiento, nos ha movido tantas cosas a lo largo de nuestras vidas pero no nos queremos quedar ahí. Acá no hay victimismo, somos víctimas que es diferente, somos víctimas activas y a pesar de todo el desbarajuste que han hecho, del estado de cosas espantoso en el que hemos tenido que nacer, crecer y desarrollarnos, a pesar de eso queremos reparar, queremos ser propositivas.
El cuerpo político
¿La identidad es una construcción atravesada por lo colectivo pero es a la vez algo que uno se auto alumbra, una auto creación más que algo heredado?
Siempre partimos de la herencia, quieras o no está ahí, todo el mundo te preexiste. Y hay genialidades, saquémoslo del plano para ejemplificar: está Picasso, que tiene su recorrido propio pero hay tanto que lo preexiste, el hecho de que ya agarre pinceles y óleo son dos cosas que le preexisten. Con algo contás y desde ahí vas a empezar a construir, porque te oponés o por empatía con algo. Vas creando, y te vas independizando, y le vas dando una forma particularísima a todo eso que te preexiste, vas cometiendo errores, subsanando errores, y vas construyendo. Hay un elemento que creo que al menos nosotras no hemos contado que es el amor responsable. Y creo que muchos y muchas de nosotras no lo tenemos más allá de la comunidad travesti. Sí, tu deseo existe pero estamos en el plano de la realidad entonces con amor y diciéndotelo bien voy a decirte algunas cosas que hay que decirte para que pienses y para que pensemos en colectivo. Por ejemplo: estas con 40 kilos, tenés un metro setenta, no es saludable, estás vomitando sistemáticamente, no es saludable, te vas a morir, no estas siendo sexy con 40 kilos, es mentira, sos un esqueleto, sos una momia caminando, me da miedo verte así. Eso es amor responsable. La otra puede creer lo que quiera. Pero mi responsabilidad es decirte que no te veo bien y si recurrimos a cualquier informe mínimamente científico van a decir que no estás siendo alimentada bien, que tu perspectiva es que probablemente mueras. De la misma manera es nuestra responsabilidad es decirle “no” todas las intervenciones en nuestro cuerpo, incluso cuando lo quieras intervenir al extremo primero aprendé a querer tu cuerpo, este es el cuerpo que tenés, tu estatura, tu piel, tu genialidad, tus ojos, tus uñas: querelo y después dale la forma, pero intentemos ser lo menos invasivos posibles porque lo que está en juego es tu salud y que vos puedas disfrutar de tu cuerpo, que conozcas tu cuerpo, que conozcas tu deseo, que conozcas qué prácticas te gustan o no.
Marlene Wayar, ¿qué es para vos la política?
Es tu voz en el espacio público, que nadie opine por vos, que tu voz estéen cualquier discusión en el espacio público. La política es que tu voz no deje de estar en cómo construimos relaciones sociales. Ojalá esto pudiera ser realidad, que fuéramos tan conscientes de que la voz de cada quien importa en su autonomía y en la construcción de redes sociales que vamos a sostener después hasta lo macro político, pero empezando por lo micro.
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