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Qué es ser travesti

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Marlene Wayar. Es una de las activistas y teóricas del movimiento trans más importantes. De la niñez a la elección de la identidad, repasa la experiencia que sustenta su pensamiento y las historias que nos permiten preguntarnos qué queremos ser.

Qué es ser travesti

Travesti, trava, trans, las palabras puede ser maravillosas pero a veces pueden ser puras etiquetas. Marlene Wayar es una persona que activa en la calle y a la vez sacude muchas normas y cánones de pensamiento del clásico y machista, también del clásico y feminista, y también del clásico y trans. Dirigió la revista El Teje, primera publicación trava del continente, y ayudó a tejer la cooperativa textil Nadia Echazú, un sueño concretado por la siempre recordada Lohana Berkins. Es también una de las socias fundadoras de Arecia, pero además Marlene ha publicado Travesti, una teoría lo suficientemente buena de la Editorial Muchas Nueces. En ese libro Marlene plantea la teoría travesti, trans, sudaca y popone paradigmas nuevos, o estallidos nuevos, para pensar desde la ciudadanía y la cultura, pasando por la niñez y la democracia, la educación y la rebeldía, y todo lo demás. 

¿Cómo nació el libro?

Es violencia obstetricia. Quienes me circundaban, amistades, compañeros, Muchas Nueces, MU, insistieron que tenía que salir finalmente algo escrito que tenía que producir y salió a los ponchazos. Es un libro urgente, entendí que era necesario que diera el puntapié inicial. Desde los 2000 venimos proponiendo la teoría travesti latinoamericana como una cuestión a construir y no estaba sucediendo, siempre íbamos a parar con suerte al transfeminismo, que está todo bien que así sea, pero nos merecemos un corpus teórico e identitario propio.

¿Y con qué tiene que ver ese corpus?

Tiene que ver con lo que específicamente podemos aportarle a esta sociedad, a la sociedad, al globo, de lo que no están viendo. Creería que, o intuyo yo, que eso específico travesti está en ponerle un parate al adultocentrismo, volver al ejercicio de pensarnos infantes, donde las divisiones, cuando les niñes juegan solos, no emergen. Emergen cuando empieza el mundo adulto: no te juntes con este, qué haces con ese tonto, esa chinita no se qué… pero hay una cuestión física que nos separa del mundo adulto, están allá arriba, nos mandan, nos ordenan. Hay una cuestión de que después empezas a hacer comunista, socialista, peronista, de derecha o de izquierda, celeste o verde, en la infancia todavía está ese registro de somos nosotres, somos nosotras, somos nostredad y creo que aporta a poder jugar todos juntes.

¿Cómo se puede seguir jugando?

No sé si en rigor lo podemos sostener, creo que es un resultado poder mantener la alegría, la frescura, el juego, la capacidad de observar a les niñes, a la naturaleza, a las mascotas y reírte por lo que sea. Creo que es un resultado de la responsabilidad de no tener limada la cabeza de culpas, de sentirte que estás en una cadena de acciones que te van haciendo cómplices: asesinan a un qom sojeros y gendarmes en el Chaco y sos cómplice, ¿cómo hago para no ser cómplices? Estamos en un país donde deberíamos en algún momento haber ido todas y todos hacia el Chaco a decir: paren la matanza, no queremos ser cómplices de esto. O buscar alternativas, por Facebook, por Instagram… No creo mucho en el activismo por redes pero se trata de hacer algo concreto que diga “tenemos en claro, son ustedes”, e ir cercando a quiénes son los responsables, las responsables, por ejemplo de esa matanza, y tomar las acciones que deberían suceder, intervenir la provincia. Está todo escrito, es muy simple si se piensa, hay un corpus penal, hay tanto escrito, ¿qué parte de “no matarás” no entendiste? No matarás por acción, no matarás por omisión, no pueden morir niñeces de hambre y que nos sigamos negando a verlo, y que estemos con ese peso de sentir que somos responsables de eso. Somos responsables de no exigir que los medios de transporte con los cuales me dirijo a trabajar no sean con un mínimo de comodidad para mí que estoy queriendo aportar a mi sociedad y que quiero que el resto de los trabajadores y trabajadoras vayan bien en un transporte que se aparte de un concepto del tiempo que le dedico al trabajo. Todas esas cuestiones se van cargando y la consecuencia es la infelicidad, es alejarme de la posibilidad y la frescura de reírme. La risa que busco termina siendo el esperpento, el reírme del chiste burdo y barato del gordo porque es gordo, del puto porque es puto, del que se cayó, del que se le cayó el diente en cámara, del que se le cayó el paladar, de Norma Plá cuando le saca la peluca a la policía.

Ver lo conservador, lo reaccionario, el machismo, en la derecha es más fácil. Qué pasa cuando esos elementos aparecen en movimientos como el feminismo, ¿está eso también?

Está en mí tratar de negar lo inoculado que tengo en mí y saber que hay algo innato. La primera vez que en el subte me miran de mala manera, sigue caminado ese mismo tipo, le mira el culo a otra, le dice “gorda” a otra, y va así, la primera reacción que tengo es: “viene el subte, le pego una patada y que se lo lleve puesto”. No soy una santa. Trabajo conmigo misma para reconocerme en esos lugares, para tomarme cinco minutos, para perdonar a ese pobre personaje que tan alienado está que no nos puede apreciar con delicadeza, no nos puede abordar con respeto. Es un pobre resultado de una micro pedagogía constante que lo ha convertido en eso. No está afuera, es muy simple el ejercicio de poner afuera, cercar, es lo que hacen las sociedades y los Estados genocidas, construir esos guetos que cada vez son más etéreos, que cada vez son más intangibles, como el campo de concentración o la zona de apartheid. Ya no es así. No quiero convertirme en eso. Cuando era muy chica me hacía mucho ruido y me producía mucha seducción: “que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda”. Me hacía ruido: ¿hacerle comer mierda a otra persona? ¿Al rico? Prefiero sus recursos.

Infancia trava

¿Qué recordás de tu propia infancia que te haya traído a ser ésta que sos hoy?

Mi mamá fue muy prolija, ella tuvo a Walter, a los cuatro años a Waldo y a los cuatro años a mí. Con una criatura de cuatro años podía tener otra en brazos, tres estaba bien. Y mi hermano mayor no sé por qué celó mucho a mi mamá conmigo, en mi cabeza pensaba que debía celarlo a su hermano que lo había seguido y él le había sacado a su mamá pero yo tenía bastante apego con mi vieja, bastante complicidad, en la cocina, ellos con mi papá, eran electricistas, estaban con el auto, las herramientas, el futbol, tenían muchas más complicidades. Entre esas cosas él me escondía un oso que era el objeto preciado por mí, un osito, hasta que un día aparece arriba del ropero y descabezado. En mi elucubración era lógico que fuera él porque estaba tan alto que no podía ser otro, y mi mamá medio cansada de la situación lo llama a Walter, le dice “no podés ser así”. Él no niega el hecho y dice: “Fui yo porque ese oso es mío”. Y ahí me doy cuenta que ese oso no era mío, era una herencia, que él había dejado de jugar con el oso y yo lo había recibido; me hizo sentir una enorme frustración y desde ese momento mi objetivo fue mi mamá. Encima él vivía en otra lógica, entraba al secundario, turno doble, menos interés en la casa, yo quedé convencida de muy chiquita que habíamos tenido una batalla, casi legal, y que yo la había ganado: que el objeto preciado, mi mamá, me pertenecía. Y cuestiones como esa. Después de más adolescentes mi vieja y mi viejo no van a saber qué hacer con una trava, pero esta trava y su omnipotencia, su soberbia, su amor propio, el amor propio que ellos construyeron, amor propio por mi libertad, mi autonomía, hicieron que ellos sin entender nada de diversidad, de disidencia, sin Butler, sin nada, siguieran sosteniendo el abrazo, siguieran sostenido el amor. Les costará mucho dolor, y yo realmente pude ver que les dolía sobre todo verme marchar a la prostitución: era todo lo contrario para lo que estaban preparados y aun así sostuvieron el amor. Esas cuestiones me marcaron muchísimo.

La práctica de la teoría

Hiciste El Teje, ahora sacaste el libro, siempre bajaste al plano teórico y de la reflexión cuestiones que siempre tuvieron que ver con el ejercicio, con el hacer, salir a la calle, sin embargo decías que tardaste mucho ¿con qué tiene que ver esta reflexión?

Es con nuestras condiciones misma, con qué tiene que ver la travestidad; tiene que ver con tantísimas cosas, incluso con la biología, que la hemos puesto en el lugar de prohibido pensar que esto es biológico. Tiene que ver con el proceso de alienación que yo iba sufriendo e iba soportando desde esta soberbia, esta omnipotencia que tenía de niña, no darme cuenta que estaba muy enferma, con una cuestión de adicción muy grande, entonces yo salía eufórica a la escena pública, mataba a cualquiera y después volvía a castigarme y caía y caía, y me auto-laceraba. Tiene que ver con la insistencia de que esto fuese colectivo, de que lo construyéramos colectivamente, que no podía ser con mi firma, copyright de Marlene Wayar. Tiene que ver con que en ese proceso voy descubriendo que si tantas personas me lo piden y puedo manifestar que esto no es mío, que yo finalmente me hago responsable, pongo mi firma y digo esto yo lo legitimo, es legítimo, pero me ha sido pasado, no es mío, no es todo producción mía, a lo mejor se me cayó a mí la idea pero es un aprendizaje en la prostitución, con mis compañeras, esto es colectivo, yo soy la última que le da forma, empaqueta. Tiene que ver con la desesperación y la responsabilidad: no pueden seguir naciendo niñas, niños, que no tengan dónde pararse, que sigan pensando durante mucho tiempo que son la primer monstruosidad en el mundo, no, que sepan que habremos muchas monstras previas y que tengan de dónde pararse a caminar inclusive para criticarnos. Tiene que ver con la desesperación de saber que tenés una espada de Damocles sobre tu cabeza, podés ser mañana víctima en manos de un policía, en manos de un travesticida, en manos de un accidente pedorro, en tus propias manos con una sobredosis: está ahí la fehaciente posibilidad de tu deceso, entonces dejá algo. Que nuestras vidas no sean efímeras, la responsabilidad, el homenaje a todas mis muertas, tiene que ver con muchas cosas. Tiene que ver con la posibilidad de reparación, también, de decir: acá estamos, nos ha movido el resentimiento, nos ha movido tantas cosas a lo largo de nuestras vidas pero no nos queremos quedar ahí. Acá no hay victimismo, somos víctimas que es diferente, somos víctimas activas y a pesar de todo el desbarajuste que han hecho, del estado de cosas espantoso en el que hemos tenido que nacer, crecer y desarrollarnos, a pesar de eso queremos reparar, queremos ser propositivas.

Qué es ser travesti

El cuerpo político

¿La identidad es una construcción atravesada por lo colectivo pero es a la vez algo que uno se auto alumbra, una auto creación más que algo heredado?

Siempre partimos de la herencia, quieras o no está ahí, todo el mundo te preexiste. Y hay genialidades, saquémoslo del plano para ejemplificar: está Picasso, que tiene su recorrido propio pero hay tanto que lo preexiste, el hecho de que ya agarre pinceles y óleo son dos cosas que le preexisten. Con algo contás y desde ahí vas a empezar a construir, porque te oponés o por empatía con algo. Vas creando, y te vas independizando, y le vas dando una forma particularísima a todo eso que te preexiste, vas cometiendo errores, subsanando errores, y vas construyendo. Hay un elemento que creo que al menos nosotras no hemos contado que es el amor responsable. Y creo que muchos y muchas de nosotras no lo tenemos más allá de la comunidad travesti. Sí, tu deseo existe pero estamos en el plano de la realidad entonces con amor y diciéndotelo bien voy a decirte algunas cosas que hay que decirte para que pienses y para que pensemos en colectivo. Por ejemplo: estas con 40 kilos, tenés un metro setenta, no es saludable, estás vomitando sistemáticamente, no es saludable, te vas a morir, no estas siendo sexy con 40 kilos, es mentira, sos un esqueleto, sos una momia caminando, me da miedo verte así. Eso es amor responsable. La otra puede creer lo que quiera. Pero mi responsabilidad es decirte que no te veo bien y si recurrimos a cualquier informe mínimamente científico van a decir que no estás siendo alimentada bien, que tu perspectiva es que probablemente mueras.  De la misma manera es nuestra responsabilidad es decirle “no” todas las intervenciones en nuestro cuerpo, incluso cuando lo quieras intervenir al extremo primero aprendé a querer tu cuerpo, este es el cuerpo que tenés, tu estatura, tu piel, tu genialidad, tus ojos, tus uñas: querelo y después dale la forma, pero intentemos ser lo menos invasivos posibles porque lo que está en juego es tu salud y que vos puedas disfrutar de tu cuerpo, que conozcas tu cuerpo, que conozcas tu deseo, que conozcas qué prácticas te gustan o no.

Marlene Wayar, ¿qué es para vos la política?

Es tu voz en el espacio público, que nadie opine por vos, que tu voz estéen cualquier discusión en el espacio público. La política es que tu voz no deje de estar en cómo construimos relaciones sociales. Ojalá esto pudiera ser realidad, que fuéramos tan conscientes de que la voz de cada quien importa en su autonomía y en la construcción de redes sociales que vamos a sostener después hasta lo macro político, pero empezando por lo micro.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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