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Aires buenos. Elís y Lisandro: niñes y arte en pandemia

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La joven compositora Elís (10 años) y el bailarín Lisandro (6) irrumpieron en una Posta Cultural Sanitaria con una canción sobre la pandemia que hizo delirar al público. Representan a las infancias que, afectadas por el encierro, responden desde el arte. Lo que dicen, lo que bailan, y cómo crear en familia. Por María del Carmen Varela.

Aires buenos. Elís y Lisandro: niñes y arte en pandemia
Lxs hermanxs en acción en la vereda de Mu Trinchera Boutique, durante la 15° Posta Sanitaria Cultural. El tema “Malos aires” habla del trabajo, la tarea, las panzas, los barbijos y la conexión: el humor como forma de mirar la realidad. Foto: Martina Perosa

En la arquitectura de un mundo adultocentrista, en el que la ciencia, los gobiernos y el inclasificable sentido común ordenan #QuedateEnCasa, les niñes transforman el encierro en juego, la obligación en imaginación, el miedo en movimiento  y la incertidumbre en canción. 

En medio de la cuarentena, una niña de diez años compuso una canción que es quizá la mejor forma de describir y, a la vez, reírse de esta época. Su hermano Lisandro (6 años), la acompaña cada vez que la toca bailando a su lado, de una manera tan original como seria.

Entre ese trabajo creativo y la lucidez de la niñez se arma esta historia.

A los 8 años, a Elís Pavan le regalaron una guitarra porque se sentía atraída cada vez que veía una pero no sabía tocar. Tomó clases y a los 9, sentada en un sillón de su casa, compuso una canción a la que tituló “Sin paraguas”, en la que cuenta sobre un futuro cercano en el que va a llover, las gotas van a caer, los charcos van a aparecer, va a llover de abajo para arriba, se va a mojar y a sentir felicidad. 

Hace unos meses, en pleno aislamiento obligatorio, Elís tomó su guitarra y compuso su segundo tema: “Malos Aires”. A medida que se iban sumando días al encierro y se producían cambios de fase, agregaba letra y así esa canción rítimca, fuerte y pegadiza se fue haciendo muy larga. Como la cuarentena. 

Como no recordaba toda la letra, decidió acortarla, y así quedó:

Coronavirus llegó

a Argentina

y ahora en Buenos Aires

hay Malos Aires

Ahora se trabaja

en la cama y en el living

acostado en el sillón,

estoy panzón

Oh oh

estoy panzón

Oh oh

Tarea virtual, reuniones por zoom

Si se cae la internet no sabemos qué hacer

Si estoy sin wifi , ¿cómo voy a vivir?

Sin conexión

Oh oh

Sin conexión

Oh oh

Se abren las plazas, podemos salir

Ahora los cumples los hacemos por ahí

Me encuentro a la gente que no la vi

pero con barbijo

Oh oh

con barbijo

Oh oh 

Coronavirus llegó 

a Argentina

y ahora en Buenos Aires 

hay Malos Aires

“Malos Aires” fue estrenada oficialmente en el marco de una Posta Cultural Itinerante el primer domingo de noviembre en la puerta de MU Trinchera Boutique, convocada por Escena (Espacios Escénicos Autónomos) el  en la que también participaron actrices, actores, bailarinxs, fotógrafxs, aportando un breve hecho artístico con la calle como escenario  y lxs transeuntes como público.  Mientras Elís cantaba, su hermano Lisandro interpretaba la canción mediante movimientos espontáneos y genuinos que recorrían su cuerpo al ritmo de la melodía: un originalísimo bailarín. Les presentes estallaron en aplausos y cantaron el estribillo pegadizo junto a Elís, que manejaba los tiempos como una verdadera frontwoman. Unos días más tarde ambxs fueron invitades a participar de la Posta Sanitaria Cultural de los viernes por la tarde a cargo de la artista Susy Shock, que se vienen desarrollando desde hace casi cuatro meses en la vereda del espacio cultural de lavaca en el barrio de Congreso.  

Aires buenos. Elís y Lisandro: niñes y arte en pandemia

Poesía y política

En cada show, Susy Shock viene elaborando un manifiesto en vivo sobre qué significa este reencuentro desde el arte. Entre tema y tema improvisa unas palabras que tallan un tono político y social que no se oye ni el Congreso ni en la tevé: “Hay que pensarlo todo de nuevo porque hasta acá no funcionó”, dijo en una de sus intervenciones. “Rescataremos lo que está bien, lo que dio frutos, pero hay que sembrar todo de nuevo para mejorarlo, cuidarlo de tanto incendio, de tanto malestar, de tanta injusticia y mala repartija. Y les artistas tenemos que estar ahí pensando. Gracias ciencia, gracias política burocrática, pero ustedes nos han traído hasta acá, hasta este fracaso. Dejen pensar a quienes hasta ahora no han tenido protagonismo, a les artistas, les intelectuales, les humanistas. Nosotres sabemos qué tenemos que hacer: llenarlo todo de arte, de disidencia, de belleza”. 

Fue así que, en medio de estos llamados poéticos-políticos, la familia artista de Elís y Lisandro comenzó a participar de las postas. Susy tiene data en esto de trabajar junto a niñes: editó un libro llamado Crianzas, donde elabora el personaje de tía trava que le habla a su sobrinx. Y después de oir a Elís y Lisandro abrir la posta y dejarle el escenario a ella, siguió completando el rompecabezas: “Este es un momento antipoético de la humanidad. Es la antipoesía gigante, tácita, explícita, abominable. La necesidad de poetizarnos va más allá de escribir poesía, comprar libros de poesía o vociferar palabras que rimen. Salgamos a la calle pensándonos, sintiéndonos, mostrándonos más poéticamente. Es la contundencia de no ser este mundo, mirá cómo es este mundo sin poesía. Entonces, seamos poesía”. 

Las infancias son portadoras de sabiduría. 

Y de poesía.

Familia en pandemia

A los pocos días de iniciada la cuarentena Elís y Lisandro armaron en su cuarto una especie de campamento improvisado con mantas para que sea más divertida la estadía permanente en casa. Elís: “Cuando mi mamá me dijo hay cuarentena por dos semanas me puse contenta. ¡Dos semanas sin ir  a la escuela! Ahora ya no me gusta nada, porque quiero volver a la escuela. Estoy empezando a ver a algunos amigos en la plaza, a mis amigos del barrio. Primero era por mail, después empezaron a usar todos classroom y ahí se organizo mejor, y también empezamos a hacer reuniones por Meet”. 

Elís va a una escuela pública intensificada en arte, aprende danza, música, teatro y plástica. Le gustan los libros de Harry Potter; le falta el último para completar la saga. Ahora está leyendo Robin Hood y algunas obras de teatro como Esperando a Godot. Escucha a los Beatles y hace danza aérea que por estos meses pasó a ser en piso y por zoom. Desde hace algunos años forma parte de un taller de banda del centro cultural La Minga, donde organizan funciones para cada fin de ciclo. Continúan de manera virtual y este año el nombre de la banda pasó a ser Pandemia Musical. En cuarentena aprendió a cocinar chipá y omelettes, y también dedica tiempo a jueguitos y series en la tablet. 

¿Qué no te gusta de les adultes? Elís elige responde en positivo: “Me gusta cuando sonríen”. 

Su hermanito Lisandro, “Lichu”, acaba de cumplir seis años y el año próximo arranca primer grado. Durante la cuarentena aprendió a leer y su debut fue con el libro de historietas Mayor y menor, del ilustrador Chanti. Es un niño tímido con extrañxs pero cuando baila lo hace sin inhibiciones. Sabe bailar capoeira, escucha a Queen, Michael Jackson y la caminata lunar le sale a la perfección. 

¿Cómo fue –y en gran medida sigue siendo– atravesar esta pandemia en familia? 

Cuenta Inés Armas, mamá de Elís y Lichu: “La convivencia tiene sus momentos, intensos e interesantes. Poder estar acompañando las tareas virtuales de cerca, viendo cuáles son los contenidos que los maestros van trabajando y verlos a ellos cómo los resuelven, para mí fue muy interesante. Y el absurdo también de algunas circunstancias de la pandemia, estar encerrados y que a veces no se podía ni siquiera salir a la calle, después se podía ir a la plaza, pero estaban cerradas o había que esperar el horario. Tanto protocolo para todo va generando también incertidumbre en ellos, empiezan a preguntar cosas que una no puede explicar. Es una etapa desafiante. Fueron meses muy diferentes”. Agrega Fagner Pavan, padre de les niñes y compañero de Inés: “Es algo que nunca había sucedido, el hecho de estar casi ocho meses todos los días juntos, es algo sin precedentes para una familia, los cuatro encerrados. Fue un trabajo de equilibrar las energías, los ritmos, las vibraciones. Es todo un aprendizaje muy importante”. 

Cambiar de modo

Inés y Fagner viven en el barrio porteño de Boedo y son trabajadorxs de la cultura. Inés es bailarina, coreógrafa y docente en el Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín y en la Universidad Nacional de Arte. Coordina –junto con Fagner y la bailarina, coreógrafa y docente Victoria Viberti– Galpón F.A.C.E., un espacio cultural que combina danza, teatro, performance e investigación. 

Las clases de Inés de técnica de danza contemporánea pasaron a ser virtuales: “He aprendido a cambiar de modo, a que los chicos estén bailando en sus casas y yo dándoles las instrucciones. Al principio fue angustiante y después encontré la manera y me fui adaptando, intentando llegar con mi material, aprendí a usar otras herramientas, compartir videos, material teórico, ellos también me mandaban videos. Fuimos descubriendo juntos una nueva manera de trabajar. A veces pasaban madres, padres, hermanos por detrás de la pantalla y el chico seguía bailando concentrado. Te metés en la intimidad de las personas. Al taller de danza del San Martín viene gente de todo el país, cada uno con sus  historias y sus maneras de encarar la pandemia”. 

Inés conoció a Fagner –oriundo de San Pablo– durante unas vacaciones en Isla Grande, una de las más paradisíacas de Brasil, que pertenece al estado de Río de Janeiro. Durante cuatro años estuvieron haciendo obras allá y acá, fundaron una compañía y cuando estaba por nacer Elís llegó el momento de decidir si se establecían en Argentina o en Brasil. 

Fagner es actor, director, está a cargo de la curaduría y gestión edilicia de Galpón F.A.C.E. y sostiene junto con Inés y Victoria una etapa de formación de dos años en danza y teatro. 

Cuando llegó la pandemia, también sobrevino la angustia. El Galpón es un espacio cultural que alquilan con mucho esfuerzo y en estos meses pudieron cumplir con la mitad del pago de la renta. La alternativa fue recurrir a subsidios que ayudaran a paliar el sostén económico del espacio y de la familia. “Ocho meses en que te volvés un burócrata que llena papeles para sobrevivir. Y el arte quedó en suspenso”, se lamenta Fagner. “Hay distintas situaciones en los espacios culturales. Este año nosotros comenzamos a formar parte de Escena (Espacios Escénicos Autónomos) y también del Frente de Emergencia de la Danza, dos espacios que nos contuvieron, orientaron, acompañaron y nos dieron fuerza y esperanza”, cuenta Inés, que suma que también este año armaron la agrupación de espacios de Parque Patricios Trama Sur junto a las salas Planta, C.C. Victor Jara y C.C. Gran Sur. 

También forman parte de la compañía Colectivo de Dominio Público (CDP), grupo interdisciplinario que reúne a periodistxs de tecnología, performers, dramaturgxs, bailarinxs y coreógrafxs. La propuesta es poner en discusión las  tensiones devenidas de la era digital a través de intervenciones artísticas y performáticas en colaboración con otros proyectos dedicados al arte, al periodismo y a la tecnología. 

En este contexto desarrollaron “Sinfonía Big Data”, una puesta performática de siete instalaciones que generan una dramaturgia. Elís participó como actriz de esta experiencia que se estrenó en 2019 en el Festival de Pensamiento Contemporáneo en Rosario e hicieron ocho funciones en Fundación Cazadores, en el barrio de Chacarita. El CDP busca generar instancias que lleven a reflexionar sobre “la tensión entre libertad y control existente en nuestro contexto socio-cultural, una sociedad del espectáculo, del consumo y de la tecno-vigilancia”. En la era de la supremacía del algoritmo, urge contrarrestar con la potencia del material sensible.

Bailarle al virus

Inés y Fagner tuvieron que acomodarse a una realidad que imponía contactarse con pares y alumnxs mediante pantallas. “Lo bueno es que pudimos armar nuevos grupos a nivel federal”, reconoce Fagner y aporta Inés: “Es una dimensión que se abre”. Ambxs concluyen: “Sin embargo, queda claro que lo virtual no es nuestro hogar. Acompaña, pero no es nuestra casa”. Juntos organizaron un ciclo de seis encuentros virtuales desde el Galpón que se llamó “Componer – Realidad-Compostar” en el que participó, entre otrxs espositorxs Carlos Briganti, el Reciclador Urbano, para pensar colectivamente sobre nuevas prácticas artísticas y políticas que colaboren en este contexto de emergencia y funcionó además otro taller sobre Huerta Urbana, para seguir plantando otras ideas de cara al futuro.

Lisandro se calza sus guantes negros, se coloca una galera rosada en la cabeza y la guía de sus movimientos está susurrada  por las notas musicales de la guitarra y la entonación de Elís. Su madre explica: “Que Lisandro me diga que quiere ser bailarín es algo muy natural porque es lo que ve todo el tiempo. Después hay que ver cuando crezca. El arte es una perspectiva de conocer el mundo: se va filtrando en la educación, en cada gesto, en todo lo que hacemos. Todos los chicos tienen esa mirada activada desde que nacen, a veces nos olvidamos de eso. Estamos en esta ciudad, en este mundo, en la exigencia y entramos en la vorágine; por suerte los tenemos a ellos para recordarnos. Se ponen a bailar, a actuar, a disfrazars… Pasa con todos los chicos, ya lo traen con ellos” Fagner completa: “Después empiezan los protocolos que imponemos los adultos”. 

Para toda la familia, el protocolo de cuidado fue el compartir ideas para combatir el aburrimiento, el cuidado del gatito Romeo, inventar juegos y bailar al son de canciones propias o ajenas, prácticas habituales para les Pavan que se volvieron cura durante los meses de encierro.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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