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Lo que dejó el Festival de Cine de Derechos Humanos: viajes, gritos y rituales

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Pese a la crisis del sector, sin salas abiertas en el AMBA, sin financiamiento y con un INCAA golpeado, el 19º FICDH exhibió producciones de enorme calidad, que hablan de la época y muestran que hay vida más acá de Netflix. La directora del festival, su programadora y directorxs de tres films recomendados cuentan por qué el cine es un derecho humano. Por Néstor Saracho.

El Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos (FICDH) organizó su edición número 19, por primera vez, de manera online. Fue del 27 de mayo al 2 de junio de 2021 y se proyectaron 53 películas de 27 países.

La directora Florencia Santucho y la coordinadora de programación Malena Bystrowicz cuentan a MU detalles de este festival que permite visibilizar producciones sociales y diversas miradas: “No solo aumentó notablemente la calidad y cantidad de producciones de  derechos humanos –plantea Florencia– sino también el número de festivales que se proponen como herramienta de sensibilización y transformación social”.

Cuenta que el FICDH fue el primer festival latinoamericano en vincular el cine con las demandas de los organismos, allá por 1997, cuando la industria cinematográfica internacional aún no incluía los derechos humanos entre sus categorías temáticas. Hoy, y gracias a la experiencia adquirida a nivel regional e internacional, el FICDH es uno de los festivales pioneros de la Human Rights Film Network que reúne hoy a más de 40 festivales de cine de todo el mundo.

El ritual del alcaucil | The ritual of the artichoke TRAILER from Ximena Gonzalez on Vimeo.

Lo que dejó el Festival de Cine de Derechos Humanos: viajes, gritos y rituales
El ritual del alcaucil, de Ximena González, fue premiada por el público. Fantasmas, memorias, historias sin tiempo y desapariciones, en clave de los silencios cotidianos.

Cine & corchazos

¿Cómo fue el proceso de organizarlo en este contexto pandémico? “Para un festival de cine como el nuestro, que se dedica hace años a generar debates críticos en torno a los temas socioambientales más urgentes de la actualidad, la pandemia representó una oportunidad para poner en luz la crisis de un sistema de vida, producción y consumo que hace tiempo se venía denunciando. Como todos los eventos culturales, tuvimos que enfrentar muchísimas dificultades desde la drástica caída de los fondos, hasta la adaptación forzada a un formato con nuevas reglas y jugadores. Supimos aprovechar las oportunidades que nos ofreció esta nueva condición virtual, llegando a más público e integrando exitosamente la participación de figuras de otros países a la propuesta del Festival. Destacamos el lanzamiento de nuestra plataforma de streaming que fue fruto de la alianza con una sociedad italiana, SMK/OpenDDB, que comparte con nosotres una visión política del cine como herramienta de cambio social”.

El mayor desafío es el de alcanzar nuevos públicos. “Sobre todo entre los más jóvenes. Es por eso que trabajamos mucho la imagen, la comunicación y la propuesta artística desde un abordaje integrador e innovador que permita deconstruir la visión tradicional de los derechos humanos”, resalta Florencia. 

Sobre los desafíos que plantean estos tiempos para continuar exhibiendo, Malena Bystrowicz reflexiona: “Es un cambio de época. Todos los paradigmas se ponen en cuestión. El capitalismo se autofagocita y por el privilegio de unos pocos el planeta se sumerge en un laberinto cada vez más oscuro. Sin embargo no han muerto ni las utopías, ni el cine: al contrario, se hacen cada vez más necesarios”. Remata sin vueltas: “El cine, los libros, la música y la cultura han salvado a más de une del corchazo”.

Como parte de esa salvación el FICDH representa un espacio fundamental, no solo de distribución y exhibición de cine (fundamental para artistas y las obras) sino como derecho, cultura, mirada y expresión hoy más que nunca urgente: “Cuando todo esto pase, el cine, habrá mutado en parte”, sigue Malena. “Algunas cosas ya estarán incorporadas y otras volverán a su forma tradicional: ahora estamos en el medio del caos. Habrá que hacer un buen montaje de esta absurda película apocalíptica que estamos protagonizando”. 

Los Gritos from Silbando Bembas on Vimeo.

Lo que dejó el Festival de Cine de Derechos Humanos: viajes, gritos y rituales
Los gritos, del Colectivo Silbando Bembas: sobre cómo la violencia machista se agravó con la pandemia. Lo que no hace el Estado, el encierro como terror y la organización de las salidas.

Tres tremendas tramas 

El largo viaje de Alejandro Bordón, de Marcelo Goyeneche, El ritual del alcaucil, de Ximena González y Los gritos del colectivo Silbando Bembas fueron algunas de las películas exhibidas y elogiadas en esta última edición del FICDH. 

El largo viaje de Alejandro Bordón cuenta el calvario de un hombre que es víctima de una causa armada por la policía y busca desesperadamente su libertad. Bordón inicia así el largo viaje para demostrar su inocencia de un crimen que jamás cometió. 

Marcelo Goyeneche detalla a MU la importancia de este tipo de festivales: “Son una ventana muy importante para nuestro cine. Permiten al espectador acceder a films con temáticas que en otros lugares es difícil hallar, ya que su exhibición es muy limitada, además del conocimiento de distintas problemáticas en otras partes del mundo. Este es otro de los aspectos de importancia dentro de lo que denominamos soberanía audiovisual de un país. La exhibición y la diversidad de pantallas deben estar acompañadas de políticas públicas de fomento al sector audiovisual”.

Sobre su film: “Con El largo viaje de Alejandro Bordón tuvimos la posibilidad de visibilizar la criminalización de los sectores populares, una realidad que va en aumento, con una de las prácticas vinculadas a las violaciones a los derechos humanos como son las causas armadas y que se han convertido en un flagelo”.

Otra de las películas exhibidas –que recibió el premio del público– fue El ritual del alcaucil, de Ximena González, filmada en parte en los alrededores del cementerio de Avellaneda, pegado a Villa Corina, escenario fantasmagórico que da rienda suelta a memorias, fantasmas, e historias sin tiempo, desde los desaparecidos hasta los silencios cotidianos. Su directora explica a MU: “Durante todo el proceso de realización tuvimos claro que estábamos haciendo una película que necesariamente se resignificaba en el encuentro con les espectadores. Hacer una película documental siempre implica una intervención sobre la realidad, una transformación, pero que no tiene que ver con la manera en que cambia el comportamiento de les actores sociales frente a la cámara, sino con el modo en que se trastocan ciertas dinámicas sociales al ser atravesadas por una nueva mirada, por un equipo que llega a ver desde otro enfoque algo que quizás siempre había estado ahí o, como en el caso de nuestra película, a preguntar y romper el silencio sobre aquello que pretende olvidarse. Un espacio como el FICDH nos permite ponerle cara, cuerpo e historia a nuestres interlocutores e ir al encuentro de los sentidos que nos devuelven frente a las imágenes que ofrecemos”.

Los gritos, del colectivo Silbando Bembas, fue otra de las exhibiciones que se llevó el premio Cine.ar, la plataforma pública de exhibición de cine nacional. En el film, mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries conviven con sus agresores, donde el encierro significa terror. Un documental en el que las víctimas relatan lo que (no) está pasando en las líneas telefónicas de atención, lo que el Estado (no) está haciendo y lo que (sí) podemos hacer para seguir desde la organización y la calle. 

Según este colectivo audiovisual, Los gritos nació en un marco para abordar “la violencia machista como fenómeno que se agudizó durante la pandemia, y el rol del Estado que tiene una posición de clase y que viene a intentar paliar con medidas poco efectivas, para nada integrales, que no tienen en cuenta los contextos de las víctimas”. 

Lo que dejó el Festival de Cine de Derechos Humanos: viajes, gritos y rituales
El largo viaje de Alejandro Bordón, o la historia de una víctima de una causa armada por la policía. Dirigida por Marcelo Goyeneche, que reivindica la soberanía audiovisual.

Detrás de la pantalla

Para les directores, el proceso de llegar al estreno siempre está plagado de inconvenientes. A la habitual falta de salas para exhibir cine argentino, se sumó el cierre, más la falta de pantallas en la programación de plataformas y canales de TV privados. Y la pandemia aceleró el proceso de cambio en el hábito de consumo de productos audiovisuales. Para Marcelo Goyeneche, este combo es peligroso: “Porque el consumo cultural no solo está vinculado a ver una película, leer un libro o pasar un rato agradable: tiene que ver con la construcción de imaginarios e identidades”.

Goyeneche plantea: “Necesitamos políticas públicas de fomento al cine nacional y la aplicación de la Ley de Cine. En el escenario global, o se defiende a la industria audiovisual de cada país, o se monopoliza el  acceso a través de las plataformas como Amazon, Netflix, etc. Estas plataformas de streaming han ganado fortunas con la pandemia al ver crecer exponencialmente a sus abonados, y con cifras multimillonarias de las que nada va destinado a financiar al cine nacional”.

La directora González coincide en la actualidad de crisis y la urgencia de políticas públicas: “Estamos atravesando un contexto de crisis que ha sido fuertemente profundizado por la deficiente gestión del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). La implementación de políticas públicas para favorecer la distribución y exhibición del cine nacional –especialmente la ficción independiente y el documental– es una deuda pendiente de todas las gestiones del INCAA, y no es excusa la pandemia para que nos encontremos con una problemática apremiante a la hora de mostrar nuestras películas”.

Algunos ejemplos de esa falta de apoyo estatal: “La posibilidad de estrenar o reponer películas desde la plataforma y el canal del INCAA es restringida. En ciertas oportunidades el mismo Instituto invisibiliza las películas producidas con su apoyo. Elabora un nuevo plan de fomento a espaldas de las asociaciones de cine, desoyendo sus propuestas para el crecimiento y democratización de la producción y la exhibición. Hay un cerco dominado por multipantallas transnacionales, que lucran inescrupulosamente –fraguando la cuota de pantalla, por ejemplo– mientras el INCAA mira para otro lado, dejando hacer al mercado, y desatendiendo las iniciativas que buscan mitigar esta problemática. Es el caso del entramado de Espacios INCAA o del circuito altamente valioso de festivales nacionales, que realizan una labor extraordinaria y que fue desfinanciado por esta gestión”.

Para Marcelo Goyeneche dentro del cine se pueden ver muchos cines. “Algunos de ellos, como el cine documental y de ficción independiente, están en riesgo de morir o desaparecer”, asegura. Quizá su augurio provenga de decisiones como la que aprobó la Ley 27.432 que plantea que las fuentes de financiamiento que iban directo al INCAA para el fomento al cine nacional, no pasen más al INCAA sino al Poder Ejecutivo. “Esto significa que el INCAA quede sin recursos propios para funcionar dependiendo de lo que cada año se le asigne en la Ley de Presupuesto y perdiendo su carácter de autarquía, generando así un desfinanciamiento de la industria audiovisual en general y del cine independiente en particular”, remarca Goyeneche.

González vislumbra una situación de  amenaza: “Quizás el cine no ha muerto, pero nuestro cine –el que intenta recuperar su lugar de enunciación para producir imágenes desde nuestros territorios, comunidades y experiencias diversas– está claramente en peligro”.

Silbando Bembas habla de “readaptarse” y discutir el paradigma Netflix que creció con la crisis sanitaria: “Producen un cine mercantilizado y hegemónico a través de la precarización laboral. Son los grandes beneficiados de este contexto que vieron sus ganancias aumentadas y reciben hasta exenciones impositivas. No se ven obligados a cumplir una cuota de pantalla”. Y rematan: “¿Qué es lo que tendrá prioridad para el INCAA: el cine independiente, con mirada crítica, o el cine de las grandes productoras?”.

Las respuestas brotarán como un desafío entre quienes sientan al cine no como una mercancía sino como un derecho humano.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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