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Aprender a ser: Mundo Nuevo, escuela cooperativa de gestión social

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Cumplen 50 años de (auto)gestionar la institución por fuera de la lógica estatal o privada. También, por fuera del financiamiento del Estado: reclaman una ley para las escuelas cooperativas y de gestión colectiva. Mundo Nuevo, pionera en el rubro, sigue enseñando y aprendiendo junto a las y los alumnos que la definen mejor que nadie. Del sueño de una docente embarazada expulsada de su trabajo a la creación de un espacio asambleario. Y una propuesta a la comunidad: la compra del edificio. Por María del Carmen Varela.

Aprender a ser: Mundo Nuevo, escuela cooperativa de gestión social
Docentes y autoridades de Mundo Nuevo en asamblea: decisiones colectivas. Las y los alumnos también se reúnen cada 15 días. En pandemia murales y actividades virtuales para sostenerse en el aislamiento. Ahora volvieron los juegos y abrazos, además de la búsqueda de una ley para la enseñanza de gestión social. Fotos: Lina Etchesuri.

“Si vos te equivocás, acá no te gritan. Te dicen: tratá de resolverlo y si necesitás ayuda, pedime. Es distinto”, relata una voz infantil en un video donde hay niñes que juegan, ríen, barren, bailan, dibujan y  explican que en esta escuela se aprenden muchas cosas, como ciencias naturales, inglés, música, magia, circo y fotografía. Otra niña reflexiona: “Todo el mundo, para tener una profesión tiene que ir a la escuela”. Un niño se visualiza en el futuro: “A mí me gustaría ser rockero o antropólogo”.  Todes elles son algunes de les 300 alumnes de Mundo Nuevo, una escuela cooperativa de gestión social ubicada en el barrio porteño de Villa Crespo  Así la definen les pequeñes: “La directora, las chicas que limpian, los maestros: todos son dueños”; “Un trabajo cooperativo es que el trabajo es en equipo: no decide uno lo que vas a poner, sino todos”.  

Parir escuela

Este año la escuela con rayuelas pintadas en el piso está de fiesta: cumple 50 años. ¿Cómo nació? “De la necesidad de crear un lugar más amoroso”, dice la maestra Denise Hillman, recordando la historia que parió un nuevo mundo: una docente estaba embarazada y en la escuela donde trabajaba no le renovaron el cargo. Decidió organizar una nueva escuela junto a otres docentes y algunas familias. Al poco tiempo se constituyeron como cooperativa de trabajo, primero en el barrio de Belgrano y a mediados de los 70 se establecieron donde están ahora, Serrano 557. “Una escuela nueva para un mundo nuevo, para un hombre nuevo, era el lema”, cuenta Denise Hilman, exalumna de la escuela, maestra por más de dos décadas y actual coordinadora pedagógica de primaria. 

Más de veinte maestrxs y profesorxs de distintas artes y disciplinas se reúnen en asamblea los martes por la tarde cada quince días. A partir de las 6 y durante tres horas se juntan “para pensar la cooperativa, para gestionarla, para inventar cosas, para formarmos”, cuenta Serena Colombo, asociada a la cooperativa desde 1999 y actual directora de primaria. Se saludan con abrazos y sonrisas, circula el mate y la palabra.

Y las preguntas: ¿cuáles son las diferencias con otras escuelas? Serena prefiere hablar de características en lugar de diferencias. “Hay muchas escuelas que son cooperativas en la República Argentina y pasamos desapercibidas pero existimos. Y hay algo que nos caracteriza pero tratamos de no decir que nos diferencia. Y no es menor. Primero porque no queremos separarnos de otros sino decir lo que nosotros tenemos para aportar al sistema educativo”. Entonces, señala que esas singularidades tienen que ver con acciones concretas: 

La propuesta pedagógica tiene que ver con pensar con otres;

El conocimiento es algo que se comparte y se construye colectivamente;

Los problemas no son individuales, entre todes se buscan posibles soluciones.

Así como les docentes se reúnen en asamblea cada 15 días, les alumnes hacen lo mismo. Serena: “Se juntan para  pensar lo que les pasa,  planear cosas; eso habla de apropiarse del espacio que habitamos, de las ideas que tenemos, compartirlas, hacerlas crecer. No es una democracia en donde se hace lo que yo quiero, sino que nos pensamos juntos. Incluso a veces a mí me gustaría tal cosa, pero pensando en el conjunto sería mejor otra”.

Se comparten las cajas de útiles y materiales así como los juguetes en los recreos. Una vez al año se eligen delegades de cada aula. Quienes quieren participar se postulan. Les elegides tienen un mandato de un año y les delegades de cada grado se juntan en almuerzos cada quince días “para pensar los conflictos, los problemas, las propuestas, las ideas, los deseos que tienen para la escuela, la organización del uso de algunos espacios y últimamente, propuestas para el festejo de los 50 años. Es un espacio donde la cooperación se ve de manera muy directa, además de los pequeños gestos cotidianos, de ayudar a alguien a atarse los cordones, avisar si hay alguien que está triste, acompañar a alguien que está enojado, ayudar a resolver conflictos y que puedan con autonomía también resolver sus propios conflictos”, relata Lara Benítez Bregant, maestra de 3° grado, tallerista en narración oral e integrante del Consejo de Administración. 

Romper la lógica

Noelia Díaz Carnevale es maestra de 2° grado y cuenta que cuando ingresó a trabajar a Mundo Nuevo le llamó la atención el método para elegir a les abanderades. Por lo general en otras escuelas consiste en la evaluación de los promedios y muchas veces los chicos y chicas suelen repetirse. “Acá lo que se hace es que les chiques piensen criterios y voten. Mes a mes van cambiando las abanderadas, los abanderados. Este año pasó que quedaban dos niños sin haber ido nunca a la bandera y lo que hicimos fue pensar en criterios para que estos dos compañeros puedan ir a la bandera. No entraron en los criterios del año pero se pudo pensar algo para ellos”. 

La cooperativa se constituye de 75 asociades que ocupan diferentes puestos de trabajo y tienen la misma autoridad para tomar decisiones. Lara: “Somos todes asociades de la cooperativa; dentro de la estructura hay personas que ocupamos roles de maestras, maestros, directora, coordinadora, y también hay personas que ocupan cargos de administración, de mantenimiento, de maestranza. Podemos presentar propuestas; en otras escuelas es más la conducción la que lo hace y no se dan esos espacios de pensar la práctica pedagógica, o como nos gusta decir a nosotres: político-pedagógica, entre todes. Nos retroalimentamos todo el tiempo; estamos buscando a compañeres que tienen más experiencia en algún tema para preguntarles cómo hacer con algo”. Desandar las estructuras es una práctica constante. “Hay algo de la lógica patronal que es difícil de romper y que no es lo que el mundo nos propone constantemente ni a nosotres ni a les chiques; romper eso es interesante y hermoso: por eso elegimos estar acá y construir acá”.

El arte es una herramienta fundamental en las aulas y patios de Mundo Nuevo. Por eso en los talleres que se dictan a lo largo de jardín y primaria, les chiques tienen la posibilidad de experimentar con la música, las artes plásticas, la danza, la narración oral y la expresión corporal, Otra de las oportunidades para compartir no solo con les compañeres de la escuela sino con les amigues y vecines del barrio, se da en “Para todos mis compas”, un espacio abierto a la comunidad que incluye talleres optativos de circo, clown, de objetos, fotografía, cine, títeres, luthería y percusión. Del taller de murga surgió “La huella de los monos”, que con sus colores distintivos rojo, amarillo y violeta, sale a tocar y llevar su música por el barrio. 

“Más compost, menos basura” dice un cartel pegado en la pared del patio principal. Al lado, una cartulina blanca resalta que “todo junto es basura, separados son materiales” y explica qué comprende cada categoría de orgánicos y reciclables. Recibieron la visita de Carlos Briganti, “El Reciclador Urbano”, y sobre la vereda de la calle Serrano hay consecuencias de eso: algunas gomas de automóviles pintadas de colores albergan gran cantidad y variedad de hojas verdes. 

Sobre la pared blanca del patio las familias organizaron en agosto una jornada para pintar un mural colectivo. Presentaron diferentes bocetos y entre todes eligieron uno: del tronco de un árbol salen muchas ramas y en lugar de hojas hay manos estampadas en distintos colores. Cada participante estampó la suya. También arman una feria autogestiva —La Coopada— de la que participan trabajadores y familas de la escuela, con ropa, juegos, libros, alimentos saludables y llevan adelante talleres de radio, yoga, plástica y foros de conversación sobre distintas temáticas.

Aprender a ser: Mundo Nuevo, escuela cooperativa de gestión social

La ley de la autogestión

Mundo Nuevo está constituida legalmente como cooperativa. Además de esta cuestión organizativa en cuanto a contar con asociades que toman decisiones de manera conjunta, también aparecen otras vivencias y sensaciones a la hora de ponerlo en práctica. Así lo expresa Macarena Aizaga, maestra de la escuela: “El cooperativismo no tiene que ver con este espacio puntual sino que es un modo de habitar y compartir con otres y eso se cuela en nuestros cuerpos, en la salas, en las aulas desde el nivel inicial, las rondas de la circulación de la palabra, los espacios de debate, el estar pendiente de qué le pasa al otro y  poder construir colectivamente. Nos transforma como adultes: es imposible que no se cuele eso en las chicas y chicos y en el quehacer cotidiano de la práctica docente”.

También pertenece a la categoría de “gestión social” y esto significa que no es de gestión estatal y tampoco de gestión privada, las habituales clasificaciones de las instituciones educativas. Explica Serena: “Todas las estadísticas dicen cuántas escuelas de gestión estatal y cuantas de gestión privada hay, dependiendo de la jurisdicción, aparecemos como de gestión privada o gestion estatal. Y no somos ni una cosa ni la otra. En 2020 se empezó a hacer un relevamiento que está buenísimo, organizado por el Ministerio de Educación nacional, es voluntario. Ahí se contabilizaron alrededor de 800 experiencias en todo el país, aunque creemos que hay muchas más”. A fines de octubre se presentó el proyecto de ley de Experiencias Educativas de Gestión Social, Cooperativa y Comunitaria en la Cámara de Diputados de la Nación, con autoría del diputado Eduardo Toniolli y en la que participó, entre otras, la comunidad educativa de Mundo Nuevo. La Ley busca la regulación de estas experiencias educativas, asegurar sus derechos y obligaciones y aportar a su financiamiento. “El proyecto de ley que nosotros estamos presentando —señala Serena— propone que así como las escuelas de gestión estatal son sostenidas económicamente por el Estado, las de gestión social y cooperativa también porque nos parece que el Estado debe solventar, sostener y propiciar que la comunidad se haga cargo de la gestión de lo público, dando cuenta de cada centavo, por supuesto. La gestión colectiva nos da la posibilidad de apropiarnos del espacio, de hacernos cargo, de ver cuántas lamparitas se necesitan, cómo armamos el recreo, eso es parte de la gestión colectiva, es parte de lo que el Estado debería sostener también”.

Durante la pandemia Mundo Nuevo continuó con las clases, como se podía, de manera vitual, se pusieron en contacto con las familias para conocer su situación, les aseguraron que ningún chique quedaría afuera por no poder pagar la cuota y ante el panorama de incertidumbre intentaron brindar tranquilidad. Surgió la Coope de familias: “Se organizaron para sostener el proyecto, para mostrarnos su confianza, hicieron el mural colectivo, proponían cosas. Es lo más potente que nos dejó la pandemia: esa sensación de comunidad”, asegura Macarena. Alegría, define Denise, como el motor que potenció el reencuentro con les alumnes. “Todavía lo estamos viviendo con el cuerpo, valorando mucho los espacios, lo que antes era obvio. Este año fue liberador volver al encuentro, al juego. Nos preguntamos mucho por los efectos, de estar atentos a eso, que también estaba en el cuerpo de los chicos y de las chicas y saber que quizás hay algunas cosas que no estábamos entendiendo de las que estaban pasando y que quizás tenían que ver esos dos años tan particulares en la vida de todos”.

A Lara, le recordó por qué se inclinó por este camino: “Esto es lo que elegimos. El encuentro es fundamental para el aprendizaje”. 

En este año que Mundo Nuevo cumple cinco décadas ininterrumpidas de funcionamiento, la comunidad se puso su regalo objetivo: comprar el edificio. Cuenta Denise: “Somos dueños y dueñas de una parte del edificio, pero es compartido con otros propietarios y tenemos el deseo y la necesidad de hacerlo propio. Estamos pensando modos para que suceda, y confiados en que lo vamos a lograr. Para eso nos estamos moviendo mucho y necesitamos de otras decisiones amigas que nos ayuden a lograrlo”. 

Están organizando una campaña de financiamiento colectivo y las familias lanzaron una rifa. Asegura Serena que “este espacio merece ser albergado, cobijado por la comunidad, y eso le decimos a todo el mundo: si queremos un espacio para habitar, ya lo tenemos y es este”.

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Eruca Sativa: mujeres al frente

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Lula Bertoldi y Brenda Martin comparten algunas claves sobre cómo empezó la magia de la música para ellas, y cómo siguen haciendo camino en un mundo machista y violento, a 15 años del nacimiento una banda que es historia, presente y futuro. Lo que no se negocia, el lugar de las mujeres en el rock, las confusiones, las composiciones, el componente político de la vida, las inspiraciones, el valor, y el espíritu conectado a la época. Por Lucas Pedulla y Claudia Acuña.

Eruca Sativa: mujeres al frente
Foto: Marieta Vazquez
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Viaje al corazón mapuche

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MU en Bariloche con las mujeres detenidas. ¿Cómo están y qué piensan las mujeres presas tras el desalojo de la comunidad Lafken Winkul Mapu, de Villa Mascardi? ¿Cómo son las reuniones mapuche con representantes del gobierno? El testimonio de la violencia sufrida por Romina, la embarazada que parió a su bebé Lluko rodeada de policías. La machi, también presa, habla sobre el significado del territorio. La comunidad frente a un Estado que burla la Constitución. Viaje para conocer y comprender lo que plantea un pueblo que propone memoria, verdad y justicia. Por Francisco Pandolfi.

Viaje al corazón mapuche
Luciana Jaramillo (con lentes), presa. Débora Vera (presa y ya liberada) abraza a la hija mayor de Celeste Ardaiz Guenumil (a su lado, otra de las presas). La niña se llama Mewlen (remolino). Fotos: Eugenia Neme.
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Voz originaria: Cristina Pérez, referenta de Lhaka Honhat

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Con 32 años fue elegida asambleariamente como lideresa de una asociación de comunidades de Santa Victoria Este, Salta. MU viajó como parte de una investigación que ocupó sucesivos números: Viaje al país olvidado. En esta última entrega, Pérez repasa todos los temas que asedian a las comunidades originarias de la zona, pueblos wichí, chorote, toba, tapiete y chulupí: la propiedad comunitaria de la tierra, la falta de agua y servicios básicos, el hambre y la desnutrición, el machismo, los criollos.  Por Francisco Pandolfi.

Voz originaria: Cristina Pérez, referenta de Lhaka Honhat
Cristina Pérez no suele dar entrevistas, pero accedió a hablar con MU: “Hay dirigentes que siguen pensando que la mujer originaria solo debe dedicarse a la artesanía o a la casa. Incluso a la gente del gobierno le cuesta ver que sea yo quien esté al mando de la organización”. Fotos: Alejandro Michaux
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LA NUEVA MU. La vanguardia

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