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Una mirada desde abajo sobre lo que pasó en la primera vuelta y la que se viene. Desde Famatina a Esquel, pasando por el conurbano. Cómo analizan el nuevo escenario. La apuesta en común: construir la democracia todos los días, en el barrio y en la calle.

A días de un balotaje inédito y tal vez insólito que nadie sabe bien qué cosas desatará en la siempre extraña realidad argentina, Waldemar Cubilla mira la villa La Carcova, junto a los basurales de José León Suárez, y propone una palabra para describir la situación actual, que tal vez refleje lo que sienten millones de personas asombradas:

“Jaque”

Así comenzó una recorrida de MU para conocer ideas, incertidumbres e intuiciones de quienes integran algunas experiencias sociales emblemáticas (aunque para algunos serán desconocidas), que orbitan lejos de las farándulas de moda, pero palpitan estos tiempos. Modos diferentes de pensar la política, no sólo como asunto partidario, sino como acción de grupos y comunidades. Otras miradas, otras formas de actuar, y otras orejas.

“La oreja tiene que estar más presente que la boca en estos barrios para entender qué es lo que pasa. Por eso hay críticas a los partidos políticos o a algunos funcionarios. Vos tenés frío, y te traen ojotas” dice Waldemar, Wali, que hace un año conmovió al Papa cuando pudo saludarlo en Roma, regalarle una gorra de la Biblioteca Popular La Carcova y decirle, entre otras cosas: “Yo era adicto a la delincuencia, pero ahora estoy dando clases”. Waldemar tiene 35 años, pasó 10 en la cárcel, robó con armas y empezó a estudiar Sociología cuando la Universidad de San Martín instaló la carrera, tanto para presos como para guardiacárceles. “Estudiar me abrió la cabeza, me mostró otro mundo”. Cumplió su condena. Volvió a La Carcova (que en el barrio se pronuncia sin acento en la a). Tiene dos hijos: Eros y Jano. “Mucha mitología griega en la cárcel”, se ríe. Venía de hacer alfabetización de adultos detrás de las rejas y quería replicar la experiencia en la villa, fundando además una biblioteca: empezó a construir una casilla con chapas y maderas sobre la tierra, pero lo rodeó un puñado de chiquilines de entre 8 y 10 años con preguntas irreverentes como ¿qué es una biblioteca? La oreja comprendió todo, y Wali decidió que La Biblio (así se la conoce desde siempre) sería para los chicos. Eso fue hace 4 años. La Biblio ha crecido mucho, tiene 8 talleres para los chicos, Wali sigue yendo a la cárcel a ver a sus compañeros, trabaja además en la UNSAM y está a punto de recibirse de Licenciado en Sociología, en un país absorbido por la situación electoral.

“Acá el resultado fue una sacudida, por los planes que se pueden perder. Al mismo tiempo pasó algo: mucha gente recibió ayuda para hacer su casa, por ejemplo. Pero es mucha más la que no la recibió. Todo fue muy administrativo. A vos te doy, a vos no. Y los que no recibieron se sienten afuera”. ¿Y los planes sociales? “Te asegurás la olla, no morirte de hambre. Pero también es muy administrativo. No se lo siente como un derecho, no se lo politiza en el buen sentido de la palabra, para que se entienda qué significa ese plan”. La Biblio ha crecido en ladrillos y cemento y talleres gracias al aporte de la UNSAM, el SEDRONAR (por allí la invitación a visitar al Papa) y la Secretaría de la Niñez. “Uno lo agradece, pero a la vez sabe que lo que nos dieron son migajas. Igual crecimos una banda. Otras organizaciones recibieron mucho más, y están cada vez peor. Lo que nos dieron está puesto acá. Los vecinos lo ven. Y por eso nos creen y confían”.

Otro dato: “Lo primero que me vino a la cabeza es qué puede pasar con nuestro trabajo en la cárcel al gobernar María Eugenia Vidal. Hasta ahora el gobierno nacional hacía campañas para contener a la policía, para que seamos los veedores de la Bonaerense. Pero ahora va a haber un gobierno en la provincia más preocupado por la represión. Y la droga las maneja la policía en gran parte”, advierte, recordando que a mitad de año cayó toda una banda de jefes policiales ligada a la protección al narcotráfico. “Pero si tenés un gobierno más de derecha que va a trabajar al lado de la policía, tenemos problemas. Charlamos entre nosotros que es un momento más que nunca para llamarnos, estar atentos, buscarnos, porque la puerta de la cárcel es cada vez más grande. El discurso de la guerra contra el narcotráfico es cárcel contra nosotros, vidas en riesgo, mientras el narco sigue igual, trabajando como siempre, o más tranquilo todavía”.

Decisiones: “Voto a Scioli, a pesar de que duplicó las cárceles, porque creo que con Macri sería peor. Pero no vamos a las reuniones de los movimientos kirchneristas del barrio. Somos nacionales y populares, pero estos compañeros nos dejaron afuera siempre. Si no sos un soldado te quedaste afuera. Bueno, preferimos ser independientes, ser autónomos, tomar nuestras propias decisiones”.

Repartir el poder

Corina Milán es una joven profesora de Literatura, dos hijos, vecina y asambleísta de Esquel, la ciudad que en 2003 plebiscitó con un 82% su rechazo a la megaminería. Fue una de las fichadas este año por servicios de inteligencia (con perdón de la palabra inteligencia) junto a otros vecinos y a comunidades mapuches de Chubut, lo cual indica que las mineras y determinadas autoridades (con perdón de la palabra) mantienen su nivel de hostilidades con respecto a la comunidad. Hace un año la Iniciativa Popular presentada con más de 13.000 firmas para prohibir la megaminería fue ignorada por diputados chubutenses que recibían mensajitos telefónicos con directivas de los ejecutivos de las mineras.

En las elecciones de Esquel pasó algo raro. Para presidente ganó Scioli, para gobernador, Mario Das Neves (opositor a kirchnerismo) y para intendente Sergio Ongarato (radical de Cambiemos). Mucho corte de boleta, como que la gente quiere repartir el poder. Todos los candidatos en Esquel, incluso el intendente electo, estuvieron contra la minería, eso es un avance, si es que cumplen con su palabra. Das Neves se vistió de antiminero para oponerse a Buzzi (kirchnerista, ex dasnevista) que hizo un gobierno bastante espantoso. Pero sabemos que a nivel nacional vienen tiempos difíciles. Los dos muchachos que pelean el balotaje son enemigos de lo que nosotros planteamos”. Por mail Corina envía la tapa de El Inversor energético y minero, que titula La minería celebra la orientación pro-sector de Scioli, Massa y Macri.

Corina nunca pensó en votar a Macri ni tampoco a Scioli, aunque aclara que lo dice a título exclusivamente personal, y no en nombre de los vecinos autoconvocados. “Valoro políticas que llevó adelante el kirchnerismo, por ejemplo en recursos educativos. Nos llegan buenos libros, películas, materiales. Valoro la reivindicación de las Madres y Abuelas, el matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y montones de cosas que celebro, pero muchas corresponden a luchas anteriores y más amplias. No es que las inventó el kirchnerismo graciosamente. Los derechos humanos son un patrimonio de todos. Pero esa vara tan alta que pusieron con buenas políticas marca la contradicción con otras. No puede haber derechos humanos selectivos. Que las víctimas de los 70 tengan un valor que no le dan a los derechos humanos de los pueblos de la cordillera, los fumigados, o los pueblos originarios. Uno tiene que ser coherente”, se ilusiona Corina.

Esquel ha creado consignas inolvidables como el No a la mina (sitio web de referencia internacional), ¿Qué parte del No es la que no entienden?, El agua vale más que el oro, o No somos Grinpis, somos la ballena. “Lo que decimos es que vamos a seguir siempre en la calle hasta que las mineras se vayan. El 4 de cada mes nos movilizamos haga frío, calor o una primaverita como ahora, y vamos con nuestros hijos, conversamos, estamos juntos. Se ganó mucha conciencia, y se ganó autodeterminación. Lo nuestro es de largo aliento. El objetivo está por encima de la coyuntura electoral y por eso vamos a estar en la calle, sin descartar que quieran hacer una represión zarpada contra nosotros. Ojalá entiendan que tenemos razón, como lo demostró el derrame de cianuro de Jáchal, en San Juan, el mes pasado. Pero cuando supe cómo reprimieron a la gente allí o en Angulo (La Rioja) te juro que lloré de bronca. Parecería que no les importa la vida. Parecería que creen que somos todos boludos”.

Valores que Corina adjudica a la experiencia de Esquel: “Salimos a hablar casa por casa, no hay líderes, así que no pueden descabezarnos, la experiencia colectiva, fraternal, es preciosa de experimentar y te fortalece, te compromete y sobre todo te entusiasma. No es lo electoral, sin otro modo de hacer política, no de partidos sino entre nosotros, y cotidianamente”.

Sobrar el partido

“Nosotros no votamos a Macri porque lo conocemos en la ciudad y ha trabajado fluidamente con la patronal que quiso vaciar el hotel”. Federico Tonarelli es vicepresidente de la Cooperativa del Hotel Bauen, y presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA). “Pero frente al balotaje estamos preocupados. En términos futbolísticos, creo que cancherearon el partido en la primera vuelta,  pensando que sacaban más de 10 puntos de diferencia. No vieron que había un torrente de votos que piensa que el macrismo es un cambio. También reconozco que pudo haber un voto castigo de gente que no es macrista, pero me parece peligroso creer que Macri representa la continuidad de las cosas bien hechas. Para nosotros es todo lo contrario”.

Federico reconoce:“Hay muchas cosas que este gobierno hizo, y también muchas cosas que no hizo, y que ahora habría que poner en marcha. Lo que aprendimos en las empresas recuperadas es que no podés confiar simplemente en la voluntad de quien gobierna. Si no se pelea desde abajo, desde el mundo del trabajo, los cambios no van a poder producirse ni aunque todos los funcionarios sean compañeros. Acá hubo un veranito de esperar que te contesten algunos reclamos, pero ahora deja de tener sentido seguir recostado en eso. Hay que prepararse para lo que se viene, que no es fácil. Y si no, pueden venir por nosotros, uno por uno”.

¿Qué significa la autogestión, pensando hacia el futuro? “Que no somos como las empresas de capital. Somos cooperativas, horizontales, gestionamos y decidimos los trabajadores. Todo el mundo se llena la boca hablando de distribución de la riqueza, pero en estas experiencias se distribuye equitativamente en serio. Son valores contrarios a las empresas con fines de lucro. Lo nuestro es la economía social y el trabajo colectivo”. Desde 2007 el Bauen está amenazado de desalojo. Alguna vez Federico pensó que no dejaría que lo saquen vivo del hotel. “Pero en los peores momentos, aparecieron los mejores momentos: la solidaridad de la gente, la confianza, y la legitimidad que nos da saber que tenemos razón y que nuestro planteo es el justo. Una compañera me dijo una vez que convertimos en normal algo anormal, como es trabajar todos los días en un lugar acechado judicialmente. Pero es así: de acá no nos vamos ni locos”, dice, sabiendo nunca se puede cancherear ningún partido.

Todo se puede

Cristina Devita es una de las fundadoras de una escuela que no es privada ni estatal, sino de gestión social: Creciendo Juntos, de Moreno. Cuenta que la Radio Estudiantil Comunitaria de esa escuela lanzó un manifiesto titulado No somos neutrales. Cristina: “No estamos hablando de nombres sino de proyectos, en nuestro caso en el campo educativo. Creo que la situación de la primera vuelta es que todos nos tranquilizamos un poco, pero los votos demostraron que no tendría que haber sido así”, dice. En lo educativo hay cuestionamientos gruesos sobre lo que ocurre en las escuelas bonaerenses: “Los chicos han tenido pocas clases, pero a la vez la currícula educativa es excepcional. Entonces hay una paradoja. Los buenos programas solos no alcanzan, los ponen en práctica los docentes, que a veces son un hueso duro de roer. Te pueden bajar plata, capacitarte, pero si no querés hacerlo, estás en un confort bárbaro y no pensás en los chicos, la cosa no funciona. Mejorar la educación, hacer cambios, trae incomodidad porque exige más de cada uno”.

Creciendo Juntos no tiene dueño, es de la comunidad de docentes, padres y alumnos. Aplica un paradigma educativo de excelencia, participativo y con logros notables en términos bonaerenses: no hay casi deserción, los chicos no faltan (incluso van los feriados) y egresan rumbo a las universidades. “Nosotros ya sabemos lo que se viene, porque en provincia ganó el PRO. Y bueno: nos tendrán que conocer. Empezaremos desde cero. Iremos, nos presentaremos. Capaz que nos beneficia, aunque a nosotros nos interesa que se beneficien todos. Habrá que ver si estamos o no en el horno”, diagnostica culinariamente. Cristina recuerda una frase que repite a los chicos, a sus compañeros, y a sí misma. No se refiere a las elecciones ni a los gobiernos, sino a la vida: “Todo se puede, menos rendirse”.

Cristalizados

La Unión Solidaria de Trabajadores (UST) es una cooperativa encargada de sanear el relleno sanitario del CEAMSE en Wilde, pero además creó escuelas, un polideportivo una Mesa de Organizaciones Barriales y un emprendimiento agroecológico para enseñar a los chicos de las escuelas y abastecer a sus 80 obreros. Mario Barrios: “Somos de un barrio pobre, peronista y kirchnerista, donde lo que pasó electoralmente se nota: incluso los que reciben programas sociales se sienten cansados. Es que el plan social, aparte de las corruptelas, no te cambia la vida, sino que cristaliza la pobreza. Podés consumir, o parar la olla, pero no te da horizonte. Se pierde el orgullo por lo que hacés, que reconozco que es lo que hemos recuperado nosotros con la UST: la capacidad de hacer cosas. El Estado no es una cosa arriba nuestra, el Estado somos nosotros, y me parece que se delegó mucho en que el gobierno haga las cosas. Y eso siempre termina mal, más allá de las cosas positivas. Creo que nosotros estamos destinados a todo lo que seamos capaces de inventar y de sostener. Porque hay que sostener con el cuerpo lo que uno dice con la boca. Nuestras herramientas son trabajar, estar siempre, hablar, tener autonomía, que sepan que nadie nos maneja con una billetera. ¿Nos van a querer cerrar, o no darnos plata? Hay que perder el miedo. Este país pasó por demasiadas cosas, ¿cómo vamos a tenerle miedo a Scioli o a Macri?”.

Desde Famatina, Carina Díaz Moreno, de los vecinos autoconvocados contra la minería habla de algo similar: “Acabamos de echar a la cuarta minera de los últimos 10 años, ahora haciendo un bloqueo de caminos en Angulo. No tenemos esperanza en las elecciones ni porque cambie un presidente. Ojalá el que gane entienda. La democracia la creamos nosotros, todos los días, participando en la decisión sobre los bienes comunes y el territorio, recuperando el pensamiento crítico y la participación. Ese es el motor de lo social”.

Cuando le cuento lo que dijo Carina, Waldemar mira el campito, la villa, y aclara una idea que había quedado pendiente. “Vamos a ver qué pasa. Es jaque, pero no mate”.

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