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8 claves para entender qué hace la OMC en Argentina
El escritor y periodista uruguayo Raúl Zibechi analiza el mapa internacional que da contexto al encuentro de 160 ministros que deciden el futuro del comercio global. La “guerra comercial” que tiene como protagonistas a Estados Unidos y China. La estrategia de Trump. El gurú chino del comercio digital. Y el rol de Latinoamérica en medio de un posible acuerdo con la Unión Europea. ¿Hay proyecto a largo plazo?
¿Qué es y cómo funciona la OMC?
La organización mundial de comercio es una organización bien importante, porque es la encargada de regular aspectos fundamentales del comercio internacional. Hoy esto es crucial porque hay una guerra comercial en todo el mundo, que es un anticipo de lo que podría ser una guerra de otro tipo. La OMC tiene 22 años nomás, es un organismo que no pertenece a Naciones Unidas ni a ninguno de los organismos conocidos que fueron creados en Bretton Woods – FMI, Banco Mundial- sino que nace de un acuerdo sobre aranceles aduaneros y de comercio. Ahí los países más importantes – hoy tiene más de 160 miembros- deciden crear una organización que negocia las condiciones bajo las cuales se realiza el comercio mundial. Hoy el capitalismo no funciona sino hay compra venta, por eso el Black Friday. Hay un estancamiento del comercio, un estancamiento de las ventas, una tendencia de las personas a comprar menos. Todo esto genera problemas de comercio: el cuello de botella hoy en el mundo es el comercio. Por eso es importante la OMC: porque se define cómo van a circular tus mercancías en el mundo.
¿Cómo es esa guerra comercial?
Uno de los países que está en el centro de la guerra comercial es Estados Unidos, y el otro es China. La vieja potencia imperial en decadencia, y la nueva potencia que va a ser hegemónica en unas décadas. El problema de esto es que China fabrica mercancías a un precio mucho más barato que el resto del mundo, en concreto que Estados Unidos; y a su vez crea déficit comercial, porque EE.UU tiene un enorme déficit comercial con China y China tiene posibilidad de acumular grandes fondos a partir del comercio. La OMC puede sancionar o crear condiciones para esas mercancías; permanentemente en la OMC hay rondas de negociaciones en este sentido que debaten sobre los aranceles que se les ponen a las mercancías, y por otro lado, las subvenciones estatales a ciertas producciones. Por ejemplo: China hoy es un gran productor de energías renovables. Entonces EE.UU dice que esas máquinas que producen para energía solar o eólica están subvencionadas por el Estado, y que por eso son más baratas que los de ellos. La producción de China es tan potente y la forma que tiene EE.UU de defenderse, con Trump, es a través de estas regulaciones en el comercio. Hasta ahora estábamos en plena globalización, cada vez menos impuestos, pero ahora Trump dijo: la globalización se me vino en contra. Entonces para que vuelvan las industrias a Estados Unidos dicen: volvemos al proteccionismo, porque entonces podremos fabricar todo para nuestro mercado y llevamos las tarifas de la importación de los productos de afuera. Es una guerra de tarifas arancelarias y de condiciones de producción. Si yo te denuncio que fabricás autos subsisiados por el Estado, te genera problemas en la OMC. China no está en la OMC, hay que aceptarla, justamente.
¿Qué rol juega Latinoamérica?
Latinoamérica es un protagonista de poco peso, pero que tiene un cierto peso en lo que es la producción agropecuaria. Es la reserva agropecuaria del mundo: Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, grandes productores de soja y de otros alimentos. Ahí hay un debate de los países del primer mundo sobre este tipo de productos. Los países más chicos, los más débiles del mundo están sufriendo porque hay un fuerte crecimiento del proteccionismo. Hasta ahora todo eso funcionaba porque había una división mundial del trabajo: los países del norte importaban productos manufacturados muy caros, y nosotros exportábamos materia prima. Entonces, los términos de intercambio favorecían siempre al norte. En los últimos 20 años aparece Asia, en concreto China, y hace que las grandes multinacionales americanas y europeas decidan instalarse en China porque las condiciones son mejores: precios más baratos, regulaciones menores. Y a su vez China empieza a producir de todo. Rompe los términos de intercambio. Entonces China y Asia en general, también ahora la India, empiezan a ser grandes productores de productos manufacturados, rompiendo el monopolio del norte. Ejemplo: para el año 2000 EE.UU era el mayor fabricante de autos del mundo: 12 millones. Con la crisis del 2008 hubo un cambio brutal: hoy China fabrica 28 millones de autos al año, y Estados Unidos sigue fabricando 12 millones. China era un productor marginal y hoy fabrica 1 de cada 3 autos que hay en el mundo. Y así con muchos productos.
¿Las reformas laborales en Argentina y Brasil son parte de la reconfiguración que intentan esos países para ser competitivos?
Tiene que ver con eso pero sobre todo con el deseo de los empresarios de ganar más a corto plazo. Lo que Argentina y Brasil no tienen proyecciones a largo plazo. Yo creo que van a la deriva mientras China, India, Rusia van con un plan para convertirse en países hegemónicos. La industria automotriz brasilera está muy mal y la Argentina también; y además no tienen marcas propias. Los brasileños dependen de las marcas internacionales.
¿Por qué vamos a la deriva?
No hay un proyecto estratégico, que trascienda los gobiernos. Que se están insertando en el mundo quiere decir que están haciendo negocios en mejores condiciones. Pero no hay proyecto de especialización productiva para Argentina. ¿A qué se va a dedicar? Nadie sabe. Lo que hay es gente que hace negocios, ni siquiera diría empresarios. Argentina en los años 60 fabricaba trenes, hoy en día los importa de China. El acero también lo tuvo, y hoy lo importa de Brasil. No hay una industria pesada en Argentina, no hay intereses nacionales y por lo tanto proyecto nacional en los distintos gobiernos.
Lo que exportamos son recursos: soja, minerales, petróleo
Un país no se hace grande exportando granos, ni se hace grande exportando petróleo. Vos necesitás un proyecto de país; en algo te tenés que especializar para que te rindan las inversiones, un proyecto de larga duración. Y ese es el gran problema que yo le veo hoy a los países de América Latina. Hoy tocó la soja porque el Banco Mundial de la mano de Monsanto dijo ´es soja´; entonces Argentina es monoexportador de commodities. Brasil exporta soja y también exporta mineral de hierro, y es un gran exportador de aviones, tiene la tercera fábrica de aviones del mundo. Mirado desde esa perspectiva vemos las enormes debilidades que tienen nuestros países.
¿Cómo es el acuerdo que se pretende entre la UE y Mercosur?
A la Unión Europea le conviene reposicionarse en América Latina, abrir el mercado a los productos latinoamericanos. La mitad de las exportaciones de America Latina, antes del 2000, eran a EE.UU; hoy solo el 33% son a EEUU. El 18% son a China, y en el 2000 mil era 5%. Europa cayó al 13%. Entonces quiere reposicionarse porque sino su industria se paraliza, o no crece. El acuerdo implica que los países del Mercosur disminuyen un 90% los impuestos para las importaciones de la UE. Y a su vez la UE reduce impuestos a los productos del Mercosur. Pero no llegaron a un acuerdo. Mercosur bajó y la UE no alcanzó a ceder. Este problema está sin resolverse y no creo yo que se resuelva pronto; dicen los brasileños que no se va a resolver antes del año que viene.
Uno de los gurúes que vino a Argentina es Jack Ma, presidente de Alibaba, que plantea que el futuro está en el comercio digital. ¿Hay ahí alguna veta nueva que plantee otro paradigma a los viejos modelos industriales?
Hay dos elementos. El primero a tener en cuenta es que Jack Ma es dueño de una empresa privada pero es miembro del comité central del partido comunista chino. Ese es el capitalismo chino de hoy, muy vinculado al partido comunista. Segundo, los chinos han sobrepasado a Estados Unidos en el grueso de las nuevas tecnologías. Las principales supercomputadoras del mundo ya son chinas. Hay un par de rubros donde China todavía no es vanguardia – que son los big data y la inteligencia artificial-, que todavía EE.UU va a la cabeza. Y Jack Ma de Alibaba está a la vanguardia en el tema de la telefonía celular y la inteligencia artificial. Este tipo de empresas como Alibaba, Amazon, Google, Facebook son las mas interesadas en la globalización, por eso son opuestas a Trump, porque dependen de las nuevas tecnologias, de la internet libre, etc. Ahí hay contradicciones del capitalismo actual. Trump representa más a las industrias tradicionales como la petrolera; y estos representan más a las industrias de vanguardia, más tecnológicas. Por eso este tipo, que es la estrella de la OMC, defiende una completa liberalización del comercio.
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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