CABA
#ChauAtanor: incendio en la planta contaminante de San Nicolás
Meses después de que fuera clausurada y luego reabierta sin ningún tipo de control judicial ni estatal, la planta de San Nicolás de Atanor, segunda productora de glifosato en Argentina y fabricadora de los agrotóxicos más utilizados en el país, sufrió un extraño incendio que tapó con una humareda negra al Barrio Química, que desde hace años denuncia a la multinacional por centenares de muertes por cáncer y enfermedades respiratorias. Todavía no se sabe con certeza qué pasó. “Se escuchaban las explosiones”, dicen los vecinos a lavaca. La propia policía les recomendó que se metieran en las casas por la toxicidad de la combustión. Fotos, videos, historia y testimonios del desastre.
Ayer cerca de las 17 se produjo un incendio en la planta de la empresa Atanor en San Nicolás, que había sido clausurada apenas 2 meses atrás por orden del juez Facundo Puente al comprobar que se arrojaban químicos al arroyo Jaguardón, afluente del río Paraná. Fue reabierta semanas después para que la Autoridad del Agua (ADA) pudiera extraer muestras, pero el juzgado no dispuso ninguna medida de control: la fábrica siguió funcionando como si las denuncias por contaminación, muertes y enfermedades respiratorias del barrio no existieran.
Vanesa Vargas estaba haciendo empanadas cuando su hermana le alertó que Atanor se estaba prendiendo fuego. “Ahí es cuando salgo y veo el humo y escucho las explosiones”, dice Vargas a lavaca¸el día después de que el Barrio Química se tapara de una humareda negra proveniente de la segunda empresa productora de glifosato en Argentina.
Vargas salió de su casa y se encontró con otros vecinos también alertados y preocupados por saber qué estaba pasando. “No había nadie de la Municipalidad. Éramos sólo los vecinos. Había nada más que tres policías que llegaron con los bomberos”, cuentan. Finalmente intervinieron varias dotaciones de bomberos, entre ellos la de Villa Ramallo.
Vargas sacó el celular y empezó a transmitir en vivo por Facebook. El video puede verse en su perfil: una torre de humo llega hasta el cielo y tapa el sol, mientras la incertidumbre de los vecinos crece segundo a segundo. “Eso, después, va a caer todo acá”, dice uno. Hay niñas que andan en bicicleta como un domingo normal. Otros se asoman desde sus casas y filman. Otro pasa en moto sin mirar el cielo.
El video puede verse aquí:
“Me encantaría poder dar información, pero no la tenemos”, dice Vargas. “Fue muy alarmante. Nadie sabía qué pasaba. Estaba todos los chicos afuera, y no sabíamos cuán peligroso era: si teníamos que ir adentro, si era tóxico o no, qué era lo que estaba pasando. En un momento empezaron a caer unas gotas negras”.
En el minuto 5 del video se escucha cómo los vecinos preguntan a los efectivos policiales si sabían qué había provocado el incendio. Les dijeron que no. En ese momento sintieron que algo estaba lloviendo del cielo. La propia oficial dijo: “Lo que nosotros le vamos a aconsejar es que se metan adentro de sus casas, porque lo que está cayendo es tóxico”.
Vargas hablaba mientras filmaba: “En este momento está cayendo lluvia ácida a pesar de estar el cielo despejado. Esa es la información que nos da la policía hasta el momento, pero no nos dice nada más”. Vargas habló con los vecinos y dijo había que meterse adentro: “Está cayendo una llovizna”. Todo el diálogo y la filmación se dieron a metros del alambrado que separa al barrio del predio de la fábrica. Dice Vargas a lavaca: “No hubo ninguna contención”.
El humo negro iba tapando cada vez más el celeste del cielo.
El podio agrotóxico
La planta de Atanor que se estaba incendiando produce:
- 12 mil toneladas al año de atrazina, tercer agrotóxico más utilizado en el país.
- 8 mil toneladas al año de simazina.
- 600 toneladas al año de formulación de herbicidas 2,4D (segundo herbicida más utilizado en el país, declarado en 2015 como “posiblemente cancerígeno” por la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer de la OMS) y 2,4DB
- 500 toneladas al año de formulación de “insecticidas y otros”.
La multinacional se presenta en su página web como “el único productor de 2,4D y 2,4DB del Mercosur y el segundo productor de glifosato de Argentina y uno de los principales productores de Atrazina a nivel mundial”. También destaca la formulación de cipermetrina y clorpirifos, usados en fumigaciones sobre plantaciones transgénicas.
Hace un mes, el juez de Ejecución Penal de San Nicolás, Facundo Puente, ordenó la clausura preventiva del sector de producción de Atrazina de la planta al probar que allí se arrojaban químicos al arroyo Jaguardón, que desemboca en el río Paraná. La Cámara de Apelaciones confirmó la medida, pero solicitó que la empresa estuviera en funcionamiento para que la Autoridad del Agua (ADA) pudiera extraer muestra. Puente lo hizo, pero sin disponer ninguna medida de control. Fabían Maggi, abogado de un grupo de vecinos que denuncia hace años la contaminación en el barrio dice a lavaca: “Atanor quedó funcionando como siempre”.
De todos modos, la notificación a ADA se libró. ¿Se hizo? Maggi: “La planta fue reabierta para que la autoridad haga lo que tiene que hacer y no hizo durante décadas. Pero cuando el juez se lo notifica no hizo nada. Pasaron 20 días sin que mueva un papel”.
El descontrol del control
Lavaca se comunicó con la planta de San Nicolás, pero el pedido de entrevista no fue derivado. Atendió un guardia de portería: “Me ordenaron no pasar ninguna llamada. Están reunidos. Están elaborando un parte de prensa”. En la Casa Central en Munro tampoco hubo respuestas.
De la Municipalidad de San Nicolás contesta José Luis Roberto, director de Contralor e Inspección Ciudadana. “Todavía no pudimos evaluar ni determinar el riesgo”, dice a lavaca. “Se está viendo si hay contaminación. Están trabajando los peritos. Lo que pasó fue un incendio precedido por una explosión. El incendio ocurrió en un galpón viejo, de estructura vieja, con techo de chapa y madera. Estaba todo destruido y quedaban sólo algunas columnas de pie. Según la empresa, había allí un montón de bidones vacíos a la espera de ser llenados”.
¿Los bidones podían tener contaminantes?
“Es algo que todavía no pudimos evaluar”.
El director de Contralor cuenta que fue “personalmente” a la fábrica. “Cuando vieron que el fuego estaba controlado, tomamos muestras fotográfica e hicimos 40 minutos de recorrida”. ¿Cuál fue el motivo del incendio? “Por lo que la empresa maneja fue un tema de circuito eléctrico, pero no descartan algún atentado, sabotaje o mala intención de una persona”. ¿Qué piensan desde la Municipalidad? “No tuvimos ningún tipo de evaluación científica hasta el momento. El lugar se destruyó por completo, estamos esperando informe. Y que el OPDS eleve actuaciones”.
El OPDS es el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, la entidad pública que debe monitorear y fiscalizar a las empresas de tercera categoría como Atanor, es decir, peligrosa y de riesgo para la población. No atendieron a lavaca. “Todo lo que es el control ambiental lo efectúa la Provincia: nosotros atendemos el riesgo de incendios y la zona circundante”, dice Roberto. OPDS es un organismo cuestionado por los vecinos. Dice el abogado Maggi: “Cuando hay contaminación no hay solamente un empresario contaminador sino un funcionario corrupto. Atanor no tiene permisos de descarga de efluentes gaseosos al aire, ni líquidos al río. Sin embargo el OPDS (que es la autoridad de aplicación) le dio el certificado de aptitud ambiental”.
Los vecinos denuncian hace años distintos casos de enfermedades que asocian a la contaminación de la planta. Responden en la Municipalidad: “Acá no han llegado formalmente denuncias contra Atanor. Sí a la provincia, porque la gente sabe que la autoridad de aplicación es la misma provincia”. Sin embargo, la Municipalidad podría actuar de oficio: los químicos que produce Atanor están catalogados por la OMS como “posiblemente cancerígenos”. Roberto: “Sabemos que produce Atrazina y glifosato. Nosotros hasta ahora no hemos determinado bien la toxicidad del glifosato, pero si no se maneja adecuadamente puede producir daños”.
Entonces: ¿para qué está el municipio? Roberto: “Nosotros intervenimos administrativamente al solicitar estudios de impacto ambiental, algún certificado, pero todo se deriva a La Plata”. ¿Y las denuncias por contaminación del barrio? “No tuvimos denuncias puntuales por Atanor. Nosotros hacemos la inspección hasta dos veces anuales porque hacemos control de incendios”.
De cualquiera manera, Atanor se incendió.
Cómo rezarle al viento
“Ellos tienen la obligación de intervenir”, desmiente el abogado Maggi. “Lo que pasó fue un desastre, y esto te demuestra que enseguida se ponen a funcionar todos los mecanismos que en lugar de cuidarnos están para mentir y ocultar lo que realmente pasa. Es muy duro. Hablan de bidones de plástico vacíos, pero eso no puede ser: todos sabemos que se queman con mucha lentitud. Evidentemente había un producto líquido altamente combustible. Allí había algo que hizo que se transformara en pocos minutos en una superficie enorme de llamas gigantes. ¿Qué es? No lo sabemos. Pueden ser fertilizantes, pesticidas o productos químicos acopiados para la producción, pero a los 2 minutos ya estaban diciendo en los medios locales que no había contaminación y que eso no era tóxico para el medio ambiente”.
MU viajó al Barrio Química para la edición que actualmente está en kioscos: habló con vecinos y vecinas que denunciaron las 200 muertes por cáncer relevadas en un censo casero y las enfermedades respiratorias que aún padecen. También habló con Carolina Alejandra Cruz, mamá de Lina, la niña de 6 años que murió en julio por un tumor en el pulmón. Además, entrevistó Darío Álvarez, extrabajador de Atanor y uno de los primeros denunciantes por contaminación: contó cómo la empresa enterraba residuos tóxicos y volcaba los derrames al arroyo, además de las afecciones que atacaban a sus compañeros. La revista puede leerse online aquí:
Maggi habla del riesgo que significó para el barrio. “Si uno ve la fotografía aérea, las llamas y el humo se dirigían hacia el barrio. Si el viento soplaba hacia el otro lado, las llamas y el calor se dirigían a las filas de tanques con acopio de líquidos. Sólo por el viento, todo eso podría haber ardido y hubiera sido un desastre. Además, la falta de previsión: ni siquiera cortaron el tránsito y la gente caminaba por los alrededores de la planta. Estaban muy asustados. Realmente podría haber sido una catástrofe. Espero que esto sea un punto de quiebre para que la causa avance”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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