Nota
Democracia más directa en Chubut, contra la megaminería
Con 13.007 firmas, más del 3 por ciento de patrón electoral provincial, la Unión de Asambleas Ciudadanas de Chubut presentó ante la Legislatura un proyecto superador de la actual Ley 5001, que ya prohibía la megaminería a cielo abierto con uso de cianuro. La propuesta busca extender la prohibición a otros químicos y a la extracción de minerales nucleares. Es la primera vez en la historia de la provincia que se utiliza la Iniciativa Popular: un mecanismo de democracia semidirecta que obliga a los legisladores a tratar el proyecto dentro de los próximos 6 meses.
“No creo que los diputados rechacen una iniciativa de este tipo. Sería un suicidio político” argumenta desde Rawson Lucas Fossati, en diálogo con lavaca. “Chubut es una de las provincias de la Patagonia, junto a Tierra del Fuego, que no tiene megaminería. Y queremos seguir así”. En una ciudad de la provincia, Esquel, se produjo el primer plebiscito sobre el tema minero, en 2003, que mostró un 82% de la población en contra de este tipo de proyectos. La propuesta ya tomó estado parlamentario. Es el Proyecto de Ley Nº 075/14.
Chernobyl y la Constitución
El proyecto busca mejorar los alcances de la ley 5001, que ya prohíbe en Chubut la minería a cielo abierto con uso de cianuro. La norma, que este martes entraría en estado parlamentario y tiene un plazo de seis meses para ser tratada en la Legislatura provincial, introduce la prohibición de otra docena de químicos (mercurio y ácido sulfúrico, entre otros), la extracción de minerales nucleares como el uranio y el torio (advierten la peligrosidad mediante los ejemplos de Chernobyl y Fukushima), y cualquier actividad metalífera comprendida en el inciso B del artículo 249 del Código de Minería (exploración, explotación, trituración, fundición, etc).
La argumentación del proyecto se apoya en un texto antiguo, la Constitución Nacional, que en su artículo 41 plantea que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.
Cómo se hizo
“Reunir las firmas fue producto del trabajo colectivo de un conjunto de asambleas de distintas ciudades y pueblos que constituyen la UAC de Chubut, No a la Mina de Esquel y todas las asambleas de los foros sociales, como también los pueblos originarios de la región de la meseta”, sostiene Lucas Fossati, integrante de las asambleas de Rawson.
Fossati explica que, a fines de 2012, las asambleas determinaron el deseo de trabajar en una ley que englobe la problemática de la megaminería en forma general a partir del trabajo colectivo. Consultaron especialistas, vecinos, vecinas, organizaciones ambientales y realizaron recopilaciones de datos e investigaciones. El resultado fue la convocatoria a la Iniciativa Popular, un mecanismo de democracia semidirecta contemplado por la Constitución provincial.
“Es muy significativo”, expresa Pablo Lada, de la UAC chubutense e integrante del Foro Ambiental y Social de la Patagonia, en Trelew. “Venimos marcando un camino de hace 10 años con la práctica democrática como una forma de participación ciudadana. Venimos de conquistas interesantes, como el plebiscito que arrancó la gente de Esquel”.
Fossati es optimista respecto al tratamiento parlamentario del proyecto. “No creo que los diputados rechacen una iniciativa de este tipo. Sería un suicidio político, porque Chubut es una de las pocas provincias de la Patagonia, junto a Tierra del Fuego, que no tiene megaminería, y que ya tiene una ley que prohíbe el uso de cianuro”, dice.
¿Progreso minero?
Zulma Usqueda es ama de casa, estudia Comunicación Social, vive en Comodoro Rivadavia y forma parte del Foro Ambiental y Social de la Patagonia. “Acompañamos con más de 2 mil firmas”, dice orgullosa a lavaca. Conoce de cerca el tema de la megaminería: es hija de catamarqueños e investigó las consecuencias de proyecto Bajo la Alumbrera, el yacimiento de cobre y oro en la provincia que gobierna Lucía Corpacci. “Eran era muy graves”, cuenta. Logró impulsar, junto a buena parte del claustro docente, no docente y estudiantil, que la Universidad Nacional de la Patagonia, San Juan Bosco rechazara el dinero proveniente de esa minera.
Usqueda repasa la formación del Foro Ambiental Social y de otros núcleos de resistencia a lo largo de la región. “Había que trabajar en red, más fuerte. Por eso además se conformó la UAC chubutense”, resume. El caso de La Alumbrera no surge solamente del diálogo con Usqueda, sino que también queda explícito en los fundamentos al proyecto de ley. Allí subrayan que, luego de “padecer 13 años la explotación” de la minera, el proyecto sólo “generó menos de 100 puestos de trabajo insalubre para andalgalenses”; provocó “un sensible incremento en los casos de cáncer” y derribó las “promesas de falso progreso” para sumar el cóctel de “contaminación y destrucción de territorios, fuentes de agua y patrones de vida”.
Contaminación psíquica
El proyecto también cita como cuestionamiento a la actividad extractiva de la megaminería, los enormes volúmenes de agua utilizados para sustentar los emprendimientos. En algunos casos, destacan, equivalen a más de 86 millones de litros por día. “Pero quieren utilizarlo en regiones donde el agua escasea”, afirma la iniciativa. “Por ejemplo, en la planta chilena Chuquicamata y La Escondida, pretenden trasladar agua de Salta hacia ese sector chileno, seco, estéril”.
Los casos citados no son al azar. El proyecto sostiene que los emprendimientos de las corporaciones mineras generan, también, una “contaminación psíquica y social” en los pueblos. A eso se suma el principal argumento de las transnacionales, que también adoptan los estados: la actividad minera es la supuesta tabla de salvación de las economías regionales.
“Hoy Chubut funciona sin megaminería”, afirma Fossati. “Acá tenemos una amplia producción de pesca, agricultura, ganadería, fruticultura, una gran capacidad acuífera, con proyectos productivos que no dañan el ambiente. Y hasta energía éolica. Es decir, hay suficientes recursos y capacidad. Lo que ocurre es que estos negociados generan una gran ganancia para las multinacionales a bajo costo”.
En ese sentido, Zulma Usqueda subraya la importancia de salir a la calle para discutir la iniciativa. “El negocio está en el petróleo y en la minería. Ningún gobierno fomentó otro tipo de economías, y no hay voluntad de hacerlo. Los que lo tienen que llevar adelante son los pueblos”.
Vecinos vs vecinos
La iniciativa cita puntos clave de la Ley General de Ambiente, como el principio preventivo (tratarán de prevenirse las causas y fuentes de problemas ambientales) y el principio precautorio (la ausencia de información científica no deberá usarse como razón para postergar una decisión sobre estos emprendimientos cuando haya peligro de daño grave o irreversible).
Analía Ferreira, asambleísta de Puerto Madryn, destaca la participación de los pueblos originarios en el respaldo de la ley. “Si no fuera por ellos y por la movida de Esquel, capaz no estaríamos acá”, afirma. Y cuenta una anécdota: “Vino el intendente de Paso de los Indios, con pobladores, a decir que nuestro proyecto era mentiroso y que en la meseta querían la megaminería. Estábamos desorientados. Pero, en medio de una reunión, nos llega un mensaje sobre una marcha por el No a la Mina en ese pueblo. Así que llamamos y nos apoyaron”.
Ferreira valora la gran participación popular y la importancia de hablar cara a cara con las personas para explicarles las consecuencias del extractivismo. Usqueda remarca que también hay vecinos y vecinas que no estaban de acuerdo. “Acá hay mucho miedo”, dice. “Hay miedo a perder el trabajo si uno dice lo que piensa”.
Por ese motivo, Fossati apunta que los proyectos mineros no afectan solamente a los territorios. “Hay empresas internacionales que están plantando bandera. Nosotros tenemos derecho a nuestra autodeterminación, pero están usurpando, metiéndose en las oficinas, en nuestras instituciones, en nuestras familias”, explica. “Están dividiendo y enfrentando vecinos contra vecinos. Ese es otro aspecto de contaminación: la infiltración de una ideología que busca dividir a la sociedad”.
Antecedentes
El proyecto de ley, en sus fundamentos, cita otras legislaciones que han prohibido el uso de cianuro en sus actividades mineras:
- Montana (Estados Unidos): en 1998, una iniciativa de los ciudadanos prohibió el uso de cianuro en minas de oro y plata a cielo abierto.
- Colorado (Estados Unidos): cinco condados han prohibido el uso del cianuro en operaciones mineras.
- Turquía: en 1997, el Consejo de Estado de Turquía decidió no permitir la producción de oro a través del proceso de lixiviación de cianuro (Decisión 1997/2311).
- República Checa: desde 2000 a 2002, el Senado checo y su parlamento dictaron regulaciones que prohibieron la producción de oro mediante el proceso de lixiviación de cianuro (Ley Minera de 1991, artículo 30).
- Alemania: en 2002, se dictó un decreto prohibiendo la minería que utiliza cianuro.
- Costa Rica: en 2002 dictó una moratoria con relación a minas a cielo abierto que utilizan cianuro.
- El proyecto, además, también cita cuáles son las provincias argentinas que prohibieron esta práctica,
- Chubut (Ley 5001 del 08/05/2003);
- Río Negro (Ley 3981 del 21/07/2005) (A fines de 2012, sin consulta previa, el gobierno provincial buscó dejarla sin efecto, lo que motivó una intensa movilización social y una represión en la que intervinieron patotas de la UOCRA. “En medio de esa lucha empezamos a diagramar este proyecto”, dice Pablo Lada.).
- Tucumán (Ley 7879 del 20/04/2007);
- Mendoza (Ley 7722 del 20/06/2007);
- La Pampa (Ley 2349 del 16/08/2007);
- Córdoba (Ley 9526 del 24/09/2008);
- San Luis (Ley 634 del 1/10/2008).
- Tierra del Fuego promulgó la ley Nº 853 que prohíbe la mega minería o minería a cielo abierto
Ni una firma rechazada
Pablo Lada subraya que la iniciativa fue un trabajo coordinado en distintas ciudades. A eso suma el esfuerzo de cada una de las organizaciones sociales, sindicales y asambleas para reunir, contrar las firmas, chequearlas. “Hubo un trabajo muy riguroso. Cuando llegó al Tribunal Electoral Provincial, no hubo ni una rechazada”, señala.
“Creemos que tenemos posibilidades”, se ilusiona Fossati. “La expectativa es grande. Obviamente, hay muchos intereses en juego, y también están las complicidades, la corrupción y las disputas de poderes. Pero acá va a haber un grado de enfrentamiento contra toda la población si esto se rechaza. El pueblo va a salir a la calle. La situación es diferente a lo que ocurre en otras provincias. La población ya decidió”.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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