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Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?

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La madre de Tehuel habla por primera vez con los medios sobre la desaparición del joven trans. Denuncia que la investigación es lenta, que hay personas que saben qué ocurrió pero callan, y las insta a que se animen a hablar. Retrato de una familia pobre en el conurbano bonaerense, y de la vida de Tehuel en ese contexto. Lo que dicen los grupos autoconvocadxs que sostienen la consigna de aparición con vida. El hermetismo de la fiscal. Y la lupa sobre dos sospechosos que mantienen un pacto de silencio. 

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi.

Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?
Norma, mamá de Tehuel, en su casa custodiada por un patrullero. Foto: Lina M. Etchesuri

Son las 10 de la mañana y pese a las restricciones por la pandemia, la autopista que va de la ciudad de Buenos Aires a Ezeiza está poblada de camiones y autos. La avenida principal para entrar a San Vicente está llena de árboles frondosos y hay un cartel que presenta al Museo Histórico 17 de Octubre, prueba de que Perón y Evita vivieron un tiempo en esta localidad de 20 mil habitantes que queda a 56 kilómetros de la Capital Federal. Rodolfo Walsh y el filósofo Alejandro Korn también vivieron aquí. Si bien fue una localidad pujante a mediados del siglo XX, hoy la mayoría de su población vive bajo la línea de pobreza.

Para llegar a la casa de Tehuel hay que atravesar el centro local y hacer seis cuadras por calles de tierra. En la entrada, un móvil policial custodia a la familia: “Está desde que nos amenazaron cuando comenzamos a buscar a Tehuel”, dice Norma, su mamá, sentada en la cocina de su casa. “Es la primera vez que hablo con un medio”, cuenta mientras mueve los pies sobre el piso de tierra. 

En la habitación de adelante duerme su hijo más chico (16 años) y en la cocina, sobre un aparador, está el cartel con la foto de Tehuel pegada a un cartón que dice “Buscamos a Tehuel: cualquier dato comunicate con la fiscalía”. En el baño, un espejo de puerta de ropero se apoya contra una pared; y al lado del baño hay otra habitación con una ventana que da al patio. La casa es de madera y el techo, de chapa. 

“Me cuesta dormir y a la mañana cuando me levanto no puedo creer que no esté Tehuel, que no podamos tomar mate en el patio y hablar de nuestras cosas”, sigue Norma con los ojos llorosos. En el patio crecen los zapallos y una planta de ají: “Esta la puso Tehuel pero se la están comiendo los caracoles”, sigue Norma mientras mira una rosa roja que ha crecido tanto que es más alta que el techo de la casa. 

El jueves 11 de marzo, cuando Tehuel desapareció, Norma había ido a la casa de su hija Verónica a cuidar a sus nietas porque su hija estaba con bronquitis. El trayecto de San Vicente a Alejandro Korn no supera los once minutos en auto, pero Norma debe tomar un colectivo que la deja en la ruta y desde ahí caminar un largo trecho por calle de tierra. Cuando llueve como hoy la zona se vuelve intransitable; por eso cuando va a lo de Verónica se queda unos cuantos días. Como aquella vez. “Les encargué a mis hijos que cuidaran las gallinas y regaran las plantas”. 

Cuando volvió, Tehuel ya no estaba.

Teoría de la conspiración 

En el patio cae un rayo y empieza a llover. Ella sigue recordando un llamado: “Tehuel se fue el jueves y no volvió, se fue a trabajar de mozo y no volvió –me dijo Michelle, su pareja, por teléfono– y yo me quedé paralizada”, cuenta Norma sobre la forma y el momento en que se enteró de que su hijo no había vuelto. 

El sábado 13 de marzo Michelle fue a hacer la denuncia a la comisaría local pero no se la tomaron porque era menor; faltaban unos días para que cumpliera los 18 años. Entonces Verónica se levantó de la cama, con fiebre y bronquitis, y acompañó a Norma hacer la denuncia por la desaparición. 

Desde entonces la vida familiar cambió para siempre: “Hasta el primer mes fue muy duro, no hablaba con los medios. Recién ahora me estoy reponiendo y activando. Fui una vez a hablar con la fiscal (Karina Guyot, de la UFIJ-San Vicente) y ahora tengo que volver a ir”, dice Norma mientras las gotas caen ahora también adentro, a través del techo de chapa. Se acomoda el pelo castaño detrás de las orejas y sigue: “Yo me pongo a hacer cosas para no pensar, pero es muy difícil: es todo muy raro”.

Lo que se sí se sabe: Tehuel salió de su casa el jueves 11 de marzo a las 7 de la tarde para encontrarse con Luis Alberto Ramos quien, presuntamente, le había propuesto un trabajo de mozo para un evento. Desde que comenzaron a buscarlo se allanaron diferentes viviendas y terrenos, así como la casilla donde vivía Ramos. Allí se encontró el celular de Tehuel destruido y su campera quemada. Ninguna de estas pistas sirvió hasta ahora para encontrarlo a él; tampoco los rastrillajes que se hicieron con les vecines y la policía.

“La línea de investigación más fuerte es que Ramos lo asesinó y hubo una conspiración entre Montes y Ramos, los dos detenidos que hay hasta el momento. Además hay dos personas más que pueden estar involucradas”, dice el abogado de la familia, Alejandro Valle. “Hasta ahora solo se encontró la campera de Tehuel quemada y el teléfono roto y su carcasa”.

El primer detenido fue Ramos. “A Ramos lo detuvieron en Dock Sud”, sigue el abogado Valle. “Había cambiado su fisonomía, se había cortado el pelo, teñido de rubio. Estuvo 9 años en prisión en General Las Heras por un homicidio cometido en Lomas de Zamora y salió en libertad condicional. Está caracterizado por los vecinos como una persona violenta, que vendía drogas y oficiaba de puntero en un barrio marginal”, detalla.

El segundo detenido es Oscar Alfredo Montes, imputado por falso testimonio y encubrimiento ya que, a pesar de declaró no conocer a Tehuel, la DDI de La Plata obtuvo una foto de celular en la que están Tehuel, Ramos y Montes compartiendo una cerveza en una casa que no fue reconocida.

Al cierre de esta edición tanto Ramos como Montes se habían negado a declarar.

Que los detenidos hablen es uno de los reclamos de la familia de Tehuel. Yo creo los detenidos no quieren seguir embarrándose más de lo que están: por eso no hablan”, dice a MU Michelle, pareja de Tehuel.

Roscas para el barrio

Norma trabajaba cuidando a personas mayores. A veces de noche, a veces de día, a veces en el hospital. “Pero con el Covid se cortó todo. Cobré el IFE dos veces, y cobraba la Asignación Universal por Hijo por mi nene más chico, pero cuando comencé los trámites de la prensión, me sacaron la Asignación”.

Tras la desaparición de su hijo, agradece la ayuda del Ministerio de las Mujeres de la provincia de Buenos Aires, desde donde recibió apoyo económico: “Lo necesitaba porque en este momento no tengo nada. Hace poco que falleció mi esposo”. 

Recuerdos de la cotidianeidad y de su hijo: “Tehuel se levantaba y nos sentábamos afuera a tomar mates, conversábamos. Era una persona sin maldad, muy buena. No me decía mamá, me decía vieja. Si necesitaba algo o un mandado, iba a comprar, estaba siempre sonriendo, haciendo chistes, era muy alegre y teníamos una relación muy compañera: siempre me avisaba cuando salía”. 

Aquel 11 de marzo también Tehuel salió de su casa en la calle Buenos Aires al 500 de San Vicente; fue visto por última vez entre las 19.30 y las 21 de ese día por las calles Mansilla al 1200 o Frías al 800. Norma no tiene una hipótesis formada de qué pasó, y mientras espera poder reunirse con la fiscal del caso, Karina Guyot, dice sobre la investigación: “Ella a veces me dice que hay cosas que no puede decirme y otras que sí, porque debe reservar algunos datos. Pero yo creo que la causa va más lenta de lo que debería. Los dos detenidos están con preventiva, pero siguen sin declarar. La justicia siempre es lenta”. 

En la mesa de la cocina vuelan mosquitas sobre una bolsa de pan y en el secador hay platos, vasos y cubiertos limpios. Vuelve el recuerdo: “Con Tehuel hacíamos rosquitas o bolas de fraile y él salía a vender por el barrio, o los fines de semana iba a la laguna. Ahora estamos haciendo el contrapiso de la pieza, pero yo quiero que vuelva Tehuel”. 

Pobreza trans

Activistas trans, travestis, no binaries, marikas, intersex, lesbianas, bisexuales, gays, organizaciones políticas, culturales, sociales, sindicales y educativas se organizaron en “Autoconvocadxs por Tehuel”. Desde que desapareció, las asambleas se realizan de manera virtual y reúnen a más de 200 personas de todo el país que siguen reclamando en las calles y en las redes su inmediata aparición con vida.

Florian, activista trans no binarie de distintas organizaciones, se sumó a Autoconvocadxs “con el objetivo de poder construir transversalmente una voz colectiva que nos permita decir lo que no parece estar instalado en la agenda de la sociedad como debería: hay un pibe trans desaparecido hace dos meses”. 

Lo que conecta el grupo autoconvocado es la situación de pobreza en la que vivía Tehuel junto a su familia, agudizada por su condición de varón trans, las dificultades para encontrar trabajo –Michelle, su pareja, contó que cada día “se levantaba con la esperanza de que lo llamen por algún trabajo”- y las facilidades para encontrar peligros. Florian: “Salió de su casa al encuentro de un trabajo precario y todavía lo estamos buscando”. 

La activista Marlene Wayar es una de las integrantes de Autoconvocadxs y señala los graves errores en los que incurrió la investigación en esos primeros días: “Se buscó el NN de una persona femenina, luego se corrigió y se buscó un NN masculino”. Explica el impacto: “Esto habilita o cancela hipótesis posibles que en los primeros momentos son muy importantes”. Insiste Marlene: “Tehuel es el primero de nosotres en calidad de desaparecido. Siempre nos enteramos cuando los cuerpos de nuestres compañeres aparecen sin vida. Somos apariciones sin vida de cuerpos asesinados, desmembrados, quemados, violados, torturados, abandonados. Queremos que Tehuel aparezca con vida, queremos que no se baje la intensidad de la búsqueda, y que se dejen de lado las lecturas estereotipadas sobre nuestros cuerpos”.

Coi Bressan es activista y milita en la organización “Transistemas”, que a su vez integra TodesporTehuel: “Estamos en constante movimiento para dar a conocer este caso, que no es un caso aislado”, dice Coi y explica que las masculinidades trans no están en la boca y en el imaginario de mucha gente. “Al principio no solo tuvimos que salir a buscarlo, sino también salimos a defender su identidad y sus pronombres”, recuerda.

“Esto es resultado de una total invisibilización de nuestras identidades”, asegura Coi, que se autopercibe travo –travesti masculino–. “¿Qué buscan cuando buscan una persona trans pero sobre todo una masculinidad trans? ¿Qué cuerpo? ¿Con qué pronombres? ¿Quién lo busca?”, se pregunta el joven de Baradero, provincia de Buenos Aires. 

Para les autoconvocades que Tehuel haya desaparecido tras estar desempleado y yendo a buscar un trabajo no es una casualidad sino la causa; por eso siguen impulsando y reclamando el tratamiento de la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero: “Necesitamos el cumplimiento del Cupo Laboral Travesti-Trans-No binaries. Es urgente que nos acompañen en este pedido para que dejemos  de tener miedo de ser el próximo Tehuel”.

Al cumplirse dos meses de la desaparición, el Equipo de Antropología Forense Argentino se incorpora a la investigación. El abogado Alejandro Del Valle suma las últimas novedades: “Se están recolectando muestras en el cinturón ecológico de Benavídez para que el Equipo busque rastros genéticos”. Otras de las novedades tiene que ver con la aparición de una nueva prueba: “Está a la espera de peritaje el celular de Priscila, la ex pareja de Ramos, que fue borrado el mismo día que el de Ramos”. “Tenemos esperanza de que ahí pueda aparecer algún indicio que pueda esclarecer algunas cuestiones, pero por ahora sigue en espera”.

“Les pido que no tengan miedo, que no les va a pasar nada”, dice Norma cruzada de brazos mientras en la cama su hijo menor se tapa hasta el cuello con una frazada oscura a cuadros. 

¿Por qué creés que no hablan?

Porque hay códigos o porque tienen miedo a las represalias. 

¿Qué le dirías a esa gente?

Que hablen. Que digan dónde está.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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