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Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?

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La madre de Tehuel habla por primera vez con los medios sobre la desaparición del joven trans. Denuncia que la investigación es lenta, que hay personas que saben qué ocurrió pero callan, y las insta a que se animen a hablar. Retrato de una familia pobre en el conurbano bonaerense, y de la vida de Tehuel en ese contexto. Lo que dicen los grupos autoconvocadxs que sostienen la consigna de aparición con vida. El hermetismo de la fiscal. Y la lupa sobre dos sospechosos que mantienen un pacto de silencio. 

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi.

Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?
Norma, mamá de Tehuel, en su casa custodiada por un patrullero. Foto: Lina M. Etchesuri

Son las 10 de la mañana y pese a las restricciones por la pandemia, la autopista que va de la ciudad de Buenos Aires a Ezeiza está poblada de camiones y autos. La avenida principal para entrar a San Vicente está llena de árboles frondosos y hay un cartel que presenta al Museo Histórico 17 de Octubre, prueba de que Perón y Evita vivieron un tiempo en esta localidad de 20 mil habitantes que queda a 56 kilómetros de la Capital Federal. Rodolfo Walsh y el filósofo Alejandro Korn también vivieron aquí. Si bien fue una localidad pujante a mediados del siglo XX, hoy la mayoría de su población vive bajo la línea de pobreza.

Para llegar a la casa de Tehuel hay que atravesar el centro local y hacer seis cuadras por calles de tierra. En la entrada, un móvil policial custodia a la familia: “Está desde que nos amenazaron cuando comenzamos a buscar a Tehuel”, dice Norma, su mamá, sentada en la cocina de su casa. “Es la primera vez que hablo con un medio”, cuenta mientras mueve los pies sobre el piso de tierra. 

En la habitación de adelante duerme su hijo más chico (16 años) y en la cocina, sobre un aparador, está el cartel con la foto de Tehuel pegada a un cartón que dice “Buscamos a Tehuel: cualquier dato comunicate con la fiscalía”. En el baño, un espejo de puerta de ropero se apoya contra una pared; y al lado del baño hay otra habitación con una ventana que da al patio. La casa es de madera y el techo, de chapa. 

“Me cuesta dormir y a la mañana cuando me levanto no puedo creer que no esté Tehuel, que no podamos tomar mate en el patio y hablar de nuestras cosas”, sigue Norma con los ojos llorosos. En el patio crecen los zapallos y una planta de ají: “Esta la puso Tehuel pero se la están comiendo los caracoles”, sigue Norma mientras mira una rosa roja que ha crecido tanto que es más alta que el techo de la casa. 

El jueves 11 de marzo, cuando Tehuel desapareció, Norma había ido a la casa de su hija Verónica a cuidar a sus nietas porque su hija estaba con bronquitis. El trayecto de San Vicente a Alejandro Korn no supera los once minutos en auto, pero Norma debe tomar un colectivo que la deja en la ruta y desde ahí caminar un largo trecho por calle de tierra. Cuando llueve como hoy la zona se vuelve intransitable; por eso cuando va a lo de Verónica se queda unos cuantos días. Como aquella vez. “Les encargué a mis hijos que cuidaran las gallinas y regaran las plantas”. 

Cuando volvió, Tehuel ya no estaba.

Teoría de la conspiración 

En el patio cae un rayo y empieza a llover. Ella sigue recordando un llamado: “Tehuel se fue el jueves y no volvió, se fue a trabajar de mozo y no volvió –me dijo Michelle, su pareja, por teléfono– y yo me quedé paralizada”, cuenta Norma sobre la forma y el momento en que se enteró de que su hijo no había vuelto. 

El sábado 13 de marzo Michelle fue a hacer la denuncia a la comisaría local pero no se la tomaron porque era menor; faltaban unos días para que cumpliera los 18 años. Entonces Verónica se levantó de la cama, con fiebre y bronquitis, y acompañó a Norma hacer la denuncia por la desaparición. 

Desde entonces la vida familiar cambió para siempre: “Hasta el primer mes fue muy duro, no hablaba con los medios. Recién ahora me estoy reponiendo y activando. Fui una vez a hablar con la fiscal (Karina Guyot, de la UFIJ-San Vicente) y ahora tengo que volver a ir”, dice Norma mientras las gotas caen ahora también adentro, a través del techo de chapa. Se acomoda el pelo castaño detrás de las orejas y sigue: “Yo me pongo a hacer cosas para no pensar, pero es muy difícil: es todo muy raro”.

Lo que se sí se sabe: Tehuel salió de su casa el jueves 11 de marzo a las 7 de la tarde para encontrarse con Luis Alberto Ramos quien, presuntamente, le había propuesto un trabajo de mozo para un evento. Desde que comenzaron a buscarlo se allanaron diferentes viviendas y terrenos, así como la casilla donde vivía Ramos. Allí se encontró el celular de Tehuel destruido y su campera quemada. Ninguna de estas pistas sirvió hasta ahora para encontrarlo a él; tampoco los rastrillajes que se hicieron con les vecines y la policía.

“La línea de investigación más fuerte es que Ramos lo asesinó y hubo una conspiración entre Montes y Ramos, los dos detenidos que hay hasta el momento. Además hay dos personas más que pueden estar involucradas”, dice el abogado de la familia, Alejandro Valle. “Hasta ahora solo se encontró la campera de Tehuel quemada y el teléfono roto y su carcasa”.

El primer detenido fue Ramos. “A Ramos lo detuvieron en Dock Sud”, sigue el abogado Valle. “Había cambiado su fisonomía, se había cortado el pelo, teñido de rubio. Estuvo 9 años en prisión en General Las Heras por un homicidio cometido en Lomas de Zamora y salió en libertad condicional. Está caracterizado por los vecinos como una persona violenta, que vendía drogas y oficiaba de puntero en un barrio marginal”, detalla.

El segundo detenido es Oscar Alfredo Montes, imputado por falso testimonio y encubrimiento ya que, a pesar de declaró no conocer a Tehuel, la DDI de La Plata obtuvo una foto de celular en la que están Tehuel, Ramos y Montes compartiendo una cerveza en una casa que no fue reconocida.

Al cierre de esta edición tanto Ramos como Montes se habían negado a declarar.

Que los detenidos hablen es uno de los reclamos de la familia de Tehuel. Yo creo los detenidos no quieren seguir embarrándose más de lo que están: por eso no hablan”, dice a MU Michelle, pareja de Tehuel.

Roscas para el barrio

Norma trabajaba cuidando a personas mayores. A veces de noche, a veces de día, a veces en el hospital. “Pero con el Covid se cortó todo. Cobré el IFE dos veces, y cobraba la Asignación Universal por Hijo por mi nene más chico, pero cuando comencé los trámites de la prensión, me sacaron la Asignación”.

Tras la desaparición de su hijo, agradece la ayuda del Ministerio de las Mujeres de la provincia de Buenos Aires, desde donde recibió apoyo económico: “Lo necesitaba porque en este momento no tengo nada. Hace poco que falleció mi esposo”. 

Recuerdos de la cotidianeidad y de su hijo: “Tehuel se levantaba y nos sentábamos afuera a tomar mates, conversábamos. Era una persona sin maldad, muy buena. No me decía mamá, me decía vieja. Si necesitaba algo o un mandado, iba a comprar, estaba siempre sonriendo, haciendo chistes, era muy alegre y teníamos una relación muy compañera: siempre me avisaba cuando salía”. 

Aquel 11 de marzo también Tehuel salió de su casa en la calle Buenos Aires al 500 de San Vicente; fue visto por última vez entre las 19.30 y las 21 de ese día por las calles Mansilla al 1200 o Frías al 800. Norma no tiene una hipótesis formada de qué pasó, y mientras espera poder reunirse con la fiscal del caso, Karina Guyot, dice sobre la investigación: “Ella a veces me dice que hay cosas que no puede decirme y otras que sí, porque debe reservar algunos datos. Pero yo creo que la causa va más lenta de lo que debería. Los dos detenidos están con preventiva, pero siguen sin declarar. La justicia siempre es lenta”. 

En la mesa de la cocina vuelan mosquitas sobre una bolsa de pan y en el secador hay platos, vasos y cubiertos limpios. Vuelve el recuerdo: “Con Tehuel hacíamos rosquitas o bolas de fraile y él salía a vender por el barrio, o los fines de semana iba a la laguna. Ahora estamos haciendo el contrapiso de la pieza, pero yo quiero que vuelva Tehuel”. 

Pobreza trans

Activistas trans, travestis, no binaries, marikas, intersex, lesbianas, bisexuales, gays, organizaciones políticas, culturales, sociales, sindicales y educativas se organizaron en “Autoconvocadxs por Tehuel”. Desde que desapareció, las asambleas se realizan de manera virtual y reúnen a más de 200 personas de todo el país que siguen reclamando en las calles y en las redes su inmediata aparición con vida.

Florian, activista trans no binarie de distintas organizaciones, se sumó a Autoconvocadxs “con el objetivo de poder construir transversalmente una voz colectiva que nos permita decir lo que no parece estar instalado en la agenda de la sociedad como debería: hay un pibe trans desaparecido hace dos meses”. 

Lo que conecta el grupo autoconvocado es la situación de pobreza en la que vivía Tehuel junto a su familia, agudizada por su condición de varón trans, las dificultades para encontrar trabajo –Michelle, su pareja, contó que cada día “se levantaba con la esperanza de que lo llamen por algún trabajo”- y las facilidades para encontrar peligros. Florian: “Salió de su casa al encuentro de un trabajo precario y todavía lo estamos buscando”. 

La activista Marlene Wayar es una de las integrantes de Autoconvocadxs y señala los graves errores en los que incurrió la investigación en esos primeros días: “Se buscó el NN de una persona femenina, luego se corrigió y se buscó un NN masculino”. Explica el impacto: “Esto habilita o cancela hipótesis posibles que en los primeros momentos son muy importantes”. Insiste Marlene: “Tehuel es el primero de nosotres en calidad de desaparecido. Siempre nos enteramos cuando los cuerpos de nuestres compañeres aparecen sin vida. Somos apariciones sin vida de cuerpos asesinados, desmembrados, quemados, violados, torturados, abandonados. Queremos que Tehuel aparezca con vida, queremos que no se baje la intensidad de la búsqueda, y que se dejen de lado las lecturas estereotipadas sobre nuestros cuerpos”.

Coi Bressan es activista y milita en la organización “Transistemas”, que a su vez integra TodesporTehuel: “Estamos en constante movimiento para dar a conocer este caso, que no es un caso aislado”, dice Coi y explica que las masculinidades trans no están en la boca y en el imaginario de mucha gente. “Al principio no solo tuvimos que salir a buscarlo, sino también salimos a defender su identidad y sus pronombres”, recuerda.

“Esto es resultado de una total invisibilización de nuestras identidades”, asegura Coi, que se autopercibe travo –travesti masculino–. “¿Qué buscan cuando buscan una persona trans pero sobre todo una masculinidad trans? ¿Qué cuerpo? ¿Con qué pronombres? ¿Quién lo busca?”, se pregunta el joven de Baradero, provincia de Buenos Aires. 

Para les autoconvocades que Tehuel haya desaparecido tras estar desempleado y yendo a buscar un trabajo no es una casualidad sino la causa; por eso siguen impulsando y reclamando el tratamiento de la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero: “Necesitamos el cumplimiento del Cupo Laboral Travesti-Trans-No binaries. Es urgente que nos acompañen en este pedido para que dejemos  de tener miedo de ser el próximo Tehuel”.

Al cumplirse dos meses de la desaparición, el Equipo de Antropología Forense Argentino se incorpora a la investigación. El abogado Alejandro Del Valle suma las últimas novedades: “Se están recolectando muestras en el cinturón ecológico de Benavídez para que el Equipo busque rastros genéticos”. Otras de las novedades tiene que ver con la aparición de una nueva prueba: “Está a la espera de peritaje el celular de Priscila, la ex pareja de Ramos, que fue borrado el mismo día que el de Ramos”. “Tenemos esperanza de que ahí pueda aparecer algún indicio que pueda esclarecer algunas cuestiones, pero por ahora sigue en espera”.

“Les pido que no tengan miedo, que no les va a pasar nada”, dice Norma cruzada de brazos mientras en la cama su hijo menor se tapa hasta el cuello con una frazada oscura a cuadros. 

¿Por qué creés que no hablan?

Porque hay códigos o porque tienen miedo a las represalias. 

¿Qué le dirías a esa gente?

Que hablen. Que digan dónde está.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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