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Desde Salta: violaciones, allanamiento a la iglesia y el fin del secreto

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(lavaca en Rosario de Lerma, Salta) Dos víctimas con su abogado, un fiscal y el defensor del ex cura Emilio Lamas, acusado de violación, fueron los protagonistas del allanamiento a la iglesia de Rosario de Lerma para verificar la escena del crimen por el cual Lamas ya está cumpliendo prisión domiciliaria. El abogado de las víctimas explica y cuestiona la actitud de la Iglesia, mientras la ciudad descubre por primera vez qué significa salir de la impunidad y el secreto.
 
A las 10:30 de la mañana el fiscal Federico Obeid de la Fiscalía N° 1 de delitos contra la integridad sexual se presentó en la iglesia de Rosario de Lerma, Salta, con una orden de allanamiento. Estaba acompañado de dos víctimas que denunciaron haber sido violadas allí por el cura Emilio Raimundo Lamas, hoy procesado y en prisión domiciliaria. Así la ciudad salteña detuvo el aliento frente a esa postal que mostraba las camionetas judiciales y los flashes de la prensa ante las puertas de su principal iglesia. Ana María, “maestra y católica”, fue quien mejor definió lo que ese hecho significaba cuando cruzó la plaza para abrazar a Juan Carlos, la primera de las víctimas en denunciar al cura abusador:
-Gracias. Primera vez que logramos abrir estas puertas que guardan tantos secretos que nos esclavizan.
La Fiscalía N° 1, especializada en delitos contra la integridad sexual, no previó ninguna asistencia para las víctimas, así que el abrazo espontáneo de la maestra representó –además- la contención que necesitaban.

La escena del crimen

Juan Carlos García y Carla Morales volvieron hoy a la escena del crimen: la sala donde fueron violados por el cura Lamas. El fiscal Obeid ordenó la inspección ocular para confirmar las declaraciones de las víctimas. También declaró la encargada de limpieza de esa iglesia en  tiempos en los que sucedieron los hechos denunciados. Una mujer muy anciana ya, de rodete y batón, que al llegar a la iglesia se arrodilló, persignó y, con las menos en oración, dijo en voz alta:
-Perdoname, señor.
Desde la plaza central de Rosario de Lema una decena de vecinos observaban cómo culminaban así 30 años de silencio.

Desde Salta: violaciones, allanamiento a la iglesia y el fin del secreto

Juan Carlos García, primer denunciante de las violaciones del cura Lamas, el abogado Luis Segovia y otra de las víctimas: Carla Morales, frente a la iglesia allanada.


 

“La Iglesia está obstruyendo la investigación judicial”

El abogado de las víctimas, Luis Segovia, resume ante lavaca la situación de la causa: “Recién ahora el Estado argentino se está adecuando a las normativas internacionales de derechos humanos y de las y los niños, pero en el momento en que sucedieron estos hechos no las cumplía y eso favoreció la impunidad que está viendo terminar hoy. Especialmente si tenemos en cuenta que estamos frente a un abuso cuya denuncia implica enfrentarse a una institución muy poderosa en esta provincia, como lo es la Iglesia Católica”.
-¿Hay más víctimas que aún no se atrevieron a hacer la denuncia ante la justicia?
– Ante el tribunal episcopal declararon cuatro víctimas. Hay una quinta víctima que ni siquiera se atrevió a hablar en ese ámbito. Sabemos quiénes son y los alentamos a que hagan la denuncia, pero respetamos sus tiempos.
-¿Cuál fue el rol del tribunal episcopal en esta denuncia?
-Imponer el secreto. Eso es obstrucción a la justicia. Y eso es lo que pone en relieve este caso: el rol de la justicia canónica en el encubrimiento de abusos. Ninguna otra denuncia dejó tan en evidencia lo que implica este proceso interno, mediante el cual la iglesia logra conocer antes que la justicia qué dicen las víctimas, qué pruebas tienen, qué testigos, evidencias, etc. Y además, les impone el secreto. Queda claro que la Iglesia no respeta procedimientos básicos del Estado de Derecho. El debido proceso, los derechos humanos: nada de eso ha sido respetado en este caso. Al imponer el silencio a quienes participan del proceso canónico los está violando.
-Usted solicitó el allanamiento a la Catedral de Salta, ¿para qué?
-Porque es obligación de la Iglesia colaborar con la justicia. Se lo pedí al fiscal, hizo lugar, la jueza lo negó y ahora estamos apelando esa medida. Pero la doctrina jurídica indica que la Iglesia no puede excusarse de esa obligación.
-El viernes pasado el arzobispo de Salta declaró que iba a colaborar…
-Pura palabra. Hasta ahora negó la documentación. Y no pueden negarse porque hay indicios de que han tomado testimonios y tenido conocimiento de hechos que la justicia debe investigar. Y hasta ahora no brindó ninguna colaboración.
-¿Tiene evidencias de que haya hecho lo contrario?
-Bueno: presentamos esta denuncia hace un año, en mayo de 2017, pero la fiscalía recién comenzó a investigar cuando publicaron la noticia el diario El Tribuno y el portal Infobae, hace apenas un mes atrás. Sin la presión social esta denuncia no avanzaba: eso es concreto. Tuvimos que exponer la causa y esa no fue nuestra primera opción, pero solo así logramos que en menos de un mes el cura esté preso, se ordenen medidas procesales concretas y se admita que los hechos no están prescriptos. Sin acompañamiento social la impunidad de estos casos sería absoluta.

Desde Salta: violaciones, allanamiento a la iglesia y el fin del secreto

El abrazo a Juan Carlos de una maestra católica.


 

La otra parte: entre la negación y la prescripción

El abogado defensor del cura violador, José Fernández, presente durante la inspección ocular, aclara que solicitó la prescripción de la acción penal, alegando que “ese delito, ocurrido en 1991, es nulo, y me amparo en el artículo 18 de la Constitución Nacional, que plantea como principio de legalidad que nadie puede ser condenado por una acción que en el momento de los hechos no está tipificada como delito».
-Es decir, plantea la nulidad por las formas, pero ¿niega los hechos?
-También niego lo hechos, pero este planteo es previo a los hechos. En lo formal, los hechos denunciados prescribirían a los 12 años, además. También hay que marcar que este no es un caso de delitos de lesa humanidad, que son imprescriptibles. La Corte  ha dejado bien claro y sostenido que esos casos implican hechos cometidos por organizaciones estatales, pero en este caso estamos ante un hecho aislado y ordinario, no ante una organización o agente del Estado.
-Bueno: la Iglesia Católica es una organización.
-Pero es un hecho aislado.
-Sin embargo hay varios casos denunciados y en proceso de investigación penal que involucran a la arquidiócesis salteña…
-Pero la iglesia no pertenece a los órganos estatales encargados de prevenir y juzgar el hecho, tal como fija la Corte para considerar un delito como de lesa humanidad.
-¿Por qué el arzobispado no ha colaborado con la justicia en este caso?
-El obispo ha declarado que estuvo a disposición desde el primer momento.
-¿Desde 1991, cuando ocurrieron y se denunciaron los hechos?
-No sé desde cuándo tomó conocimiento el obispo, pero nunca se lo encubrió al sacerdote: lo dice el arzobispo.
-Y con respecto a los hechos: ¿por qué los niega?
-Yo solamente traslado lo que dice mi defendido. Con relación a los hechos, lo que pude hablar con mi defendido es que hubo una maniobra organizada por el cura Peset.
El cura Alejandro Peset, párroco de una de las dos iglesias de Rosario Lema, es quien aparece en un audio ofreciendo dinero a la víctima Juan Carlos para que no denuncie penalmente, aunque al difundirse justificó: “Era una reparación económica, pero no para comprar su silencio”.

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La iglesia de Rosario de Lerma, Salta: la escena del crimen.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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