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Discriminación policial y persecución penal: los argumentos del fallo que absolvió a Marian Gómez y marcan un precedente

Después de cuatro años de proceso, la Sala II de la Cámara Nacional de Casación dejó sin efecto la condena a Marian Gómez por considerar que tanto la Policía de la Ciudad como la jueza Marta Yungano actuaron de manera irregular. Avaló así la versión de la defensa que plantea que los agentes discriminaron a Marian por mujer y lesbiana, a la vez que la detuvieron sin que existiera delito. Pero sobre todo, el fallo plantea una cuestión clave: “La Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que tiene más causas por habitantes por resistencia a la autoridad – dice el abogado de Marian, Lisandro Teszkiewicz, a lavaca- . Esta es la figura más política e ideológica de nuestro Código Penal, porque lo que persigue y castiga es que la persona sea desobediente, que no obedezca una orden. La policía y jueces de la Ciudad de Buenos Aires persiguen a los desobedientes y este fallo dice: la desobediencia a una norma administrativa no habilita la persecución penal. Es un fallo fundamental”. Esta versión que castiga las persecuciones ideológicas por parte del Estado es otra victoria que logró Marian.
La Sala II de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, integrada por los jueces Horacio Leonardo Días, Eugenio Sarrabayrouse y Daniel Morín, absolvió esta semana a Marian Gómez de los dos cargos por los que en 2019 había sido condenada: resistencia a la autoridad y lesiones leves contra dos Policías de la Ciudad que la increparon y le iniciaron un procedimiento judicial.
Fueron cuatro años de un proceso en el que intervinieron dos fiscales, una fiscala, dos juezas y seis jueces. Cuatro instancias judiciales, con la Policía de la Ciudad como protagonista acusador. Todo en medio de un dispendio de recursos y tiempos alrededor de si una persona fumaba en un lugar permitido o prohibido del subte. “Es una locura que demuestra en sí misma que no estábamos discutiendo eso”, asegura a lavaca el abogado de Marian, Lisandro Teszkiewicz. “Y lo que sostiene ahora Casación es que no debe convalidarse un accionar discriminatorio de la autoridad contra los derechos individuales de las personas. Esta era y es la discusión de fondo, y porque Marian se animó a llevarla adelante todo duró cuatro años”.
La causa del beso
La absolución llega de una condena previa sobre una causa que nunca se debería haber iniciado.
Todo comenzó el 2 de octubre de 2017: Mariana y su esposa Rocío Girat hablaban, se besaban y fumaban un cigarrillo en la estación de trenes de Constitución. Fue un empleado de Metrovías el primero que se acercó y le pidió que lo apagase. Marian le contestó que no había ningún cartel que lo prohíbiera. El empleado entonces llamó al policía Jonatan Rojo, que la trató de “pibe” y la anotó como “soltera”, a pesar de que Rocío le dijo que es su mujer. Luego de Rojo llegó la oficial Karen Villareal; y la saña policial con tintes discriminatorios siguió: con forcejeos la arrestaron y llevaron hasta la oficina de la Policía de la Ciudad de la estación Boedo de la línea E. Estuvo detenida siete horas en las que se tuvo que desnudar para que la revisaran. Finalmente la acusaron de resistencia a la autoridad y lesiones graves.
María Fontbona de Pombo, jueza de instrucción, la envió a juicio. Y la jueza Marta Yungano la condenó el 28 de junio de 2019 “a la pena de un año de prisión cuyo cumplimiento se deja en suspenso y al pago de las costas procesales, por hallarla autora penalmente responsable del delito de resistencia a la autoridad en concurso real con lesiones leves agravadas por tratarse la damnificada de personal policial”.
Marian presentó la apelación el 5 agosto de ese mismo año. Recién ahora le dieron la razón.
Qué dice el fallo
La decisión de absolver absolver a Marian del delito de resistencia a la autoridad fue por unanimidad, mientras que el cargo por lesiones leves se quitó por mayoría -con voto de Sarrabayrouse y Morin-.
Con respecto a estas lesiones sobre una agente policial, el abogado asegura que en su alegato “la jueza abandona el lugar de jueza imparcial y se convierte en acusadora cuando completa los argumentos que la fiscalía no dio”. Es decir que Yungano se puso manifiestamente del lado de la parte acusadora sobre este punto. Y con respecto al delito de resistencia a la autoridad, los jueces sostienen que no existe el delito porque la orden de detención del policía Jonatan Rojo era ilegítima.
“Si la resistencia se produce como consecuencia de la actitud arbitraria de la autoridad, aparece la figura del ejercicio del derecho de defensa, pues también un funcionario puede comportarse injustamente en el ejercicio de su cargo”, sostuvo en su voto el juez Días, quien luego agregó: “El derecho de resistencia es entonces un caso de legítima defensa”.
En la misma línea el juez Sarrabayrouse sostiene: “La orden del policía Rojo consistente en no retirarse del lugar por haber infringido la prohibición de fumar era ilegítima, con lo cual Gómez no tenía el deber de soportarla”.
Analiza el abogado de Marian: “El policía debía dejarla retirar, no tenía ninguna ley que lo impida, entonces la orden de detención se vuelve ilegítima. Para nosotros el fallo es muy importante, por Marian, y como precedente. Por un lado trata la arbitrariedad en la selección de la prueba por parte de la jueza Yungano, y ahí plantea el acto de discriminación del que son víctimas Marian y Rocío, y lo da por probado. Entendemos que tiene un efecto muy potente que se extiende a toda la sociedad sobre la ilegitimidad de los actos discriminadores por parte de un funcionario público y de la arbitrariedad en la que caen las instancias judiciales cuando la convalidan estos actos”.
Lisandro Teszkiewicz pone en contexto qué significa la resolución de Casación: “Nunca hay que olvidarse que la Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que tiene más causas por habitantes por resistencia a la autoridad. Esta es la figura más política e ideológica de nuestro Código Penal, porque lo que persigue y castiga es que la persona sea desobediente, que no obedezca una orden. La policía y jueces de la Ciudad de Buenos Aires persiguen a los desobedientes y este fallo dice: la desobediencia a una norma administrativa no habilita la persecución penal. Es un fallo fundamental”.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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