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Editorial Pudú: al sur y sin fronteras

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La editorial Pudú debuta con el libro “La edad de los árboles” y abre así una etapa de producción cultural en el sur que cruza las fronteras argentina y chilena. Entrevista al editor y al autor del primer libro, el artista mapuche Francisco Vargas Huaiquimilla.
«Somos una editorial que se mira desde un territorio sin fronteras», dirá Leandro González, justo en momentos en los que se pone en jaque los Estados de uno y otro lado de la cordillera. «Estamos al sur, en lo que se llama Patagonia, territorio ocupado por dos países Argentina y Chile. Desde nuestra mirada esos límites que ponen los estados no existen, y nos pensamos desde ahí inicialmente: esto ya politiza inevitablemente nuestra propuesta como editorial».
El hilo que conduce la trama de Pudú es aún incierto, pero tiene historia: sus integrantes vienen trabajando hace años en la cultura independiente sureña. Leandro, el editor de la editorial. Cuenta: «La temática que nos planteamos surge desde la experiencia directa con nuestras cotidianidades, es una editorial en primera persona ya que los títulos en los que estamos trabajando salen de charlas entre amiges y experiencias de un colectivo que aunque no tenga nombre si tiene puntos en común desde donde se encuentra para crear».
Algunos temas, que serán libros: «El avance de las forestales y la minería, la ancestralidad mapuche y la descolonización cristiana».
¿Hacia dónde va Pudú?
Comenzamos con nuestro primer libro “La edad de los árboles” de Francisco Vargas Huaiquimilla, una narrativa con la complejidad de la poesía que plantea como es crecer en un territorio ancestral pero rodeado de forestales. Ahora estamos preparando un libro de fotografías sobre la resistencia y la autodefensa mapuche que esperamos esté listo para el verano. Nuestros tiempos no son los de las grandes urbes, pues bien lejos estamos de estas, así que iremos trabajando y mostrando nuestra propuesta a nuestro ritmo.

Igual, el libro de Huaiquimilla puede conseguirse en MU Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Editorial Pudú: al sur y sin fronteras
“La edad de los árboles” es el relato de un incendio en clave narrativa que juega con la amplitud del lenguaje poético, donde se pregunta y nos pregunta “¿cómo construir un hogar en medio de las llamas?”. La edad de los árboles nos habla de la mediagua precaria de pino radiata, la casa después de un desastre como espacio de construcción de imaginario y también de la desintegración de los conceptos de familia, el descubrimiento del cuerpo juvenil, el sexo, la muerte, la naturaleza, todo ocurriendo en medio de las voces de siglos de quema de territorio, muerte y hambruna, para luego plantar el neoliberalismo en los territorios del sur.

Entrevista al autor

¿Cómo nace la edad de los árboles?
La edad de los árboles surge por la obsesión con los incendios en mi biografía. Viví en un sector de San Juan de la Costa (Territorio Huilliche-Mapuche) donde viví mi infancia en un internado, el cual estaba cercano a un terreno de una forestal. Tiempo más tarde la zona completa fue invadida por eucaliptus por medio de promesas y fomento estatal. Al salir de la enseñanza básica mi colegio se incendió, quedando yo marcado debido a que era mi infancia la que se incendiaba. Ese incendio me afectó al igual que los bosques de pino o eucaliptos y los montes por donde caminé. La edad de los árboles es el relato de como el cuerpo crece, se expande, arde y muere o se abandona, como dejar un niño solo en un bosque desconocido frente a la fiereza de la noche.
¿Cuáles son los recursos que utilizás para generar escritura o tu trabajo en general?
Siempre repito que escribo con todo el cuerpo, no me basta con sólo esa materialidad del libro sino también exploro diversas formas de lenguaje. Lo visual, lo sonoro, etc. Como los pueblos originarios tenían formas de lenguaje en los cantos, en el vestir y los tejidos, el mundo del lenguaje es más que la palabra escrita y esa es mi lucha y ambición. Fluir entre estos lenguajes para lograr comunicarme con un alguien que quizás soy yo a la vez y son otros que me rodean.
¿Por qué en la descripción del libro dice ser esto un guión de algo más?
El libro es la ruta que marca el inicio de este trabajo llamado “La edad de los árboles”. Luego de lo escritural, se construirá una instalación que interpele espacios públicos y en el 2018 una performance de 5 días para finalizar este proyecto.
¿De qué habla la instalación?
La instalación es una casa prefabricada de emergencia de un techo para Chile. En su interior habitarán cuerpos dispuestos en forma de melgas de árboles, estos cuerpos estarán construidos con el papel de los diarios, revistas y de medios de comunicación que utilicen la celulosa de estas forestales. Luego el suelo estará intervenido por telas bordadas con los rostros o formas de identificación con los cuerpos mapuche que han sido desaparecidos o muertos por este sistema y las conexiones violentas que genera el estado en contra de un pueblo originario. Además irá acompañado de un video performance.
¿Qué es el territorio para vos?
El territorio es donde mis potencias no son obturadas, la lucha por los territorios es ardua para los cuerpos en riesgo, como el pueblo mapuche, las personas en situaciones de precariedad extrema, los inmigrantes, les trans, entre otros. De a poco los territorios para habitar de manera física se reducen haciendo pensar que el único territorio posible serán nuestros cuerpos, donde se libran las batallas trascendentales para nuestro porvenir, mi territorio es mi cuerpo y mi escritura, ahí libro lo que serán las estrategias para sobrevivir a un sistema que captará todo y destruirá todo a la vez.
¿Cómo se problematiza esto en tu escribir siendo un artista mapuche?
Ser mapuche, politizarme como un cuerpo en conflicto y mestizo me hace pensar en las múltiples posibilidades de generar vías de fuga. El arte, la escritura y mi cuerpo intentan generar un entramado complejo de costuras, tejidos que puedan ser un manto donde compartir con mis pares y quienes quieran descifrar los códigos que tiene mi escritura para ellos
¿Qué es para ti ser del sur?
El sur es la dirección a la que apunto cuando voy de regreso de un viaje. Es el lugar en el cuál habita mi idea de hogar, amor, sexo, fuego. Es el lugar donde todo se me ha negado y desde donde voy reconstruyendo, el sur es un espacio de humos y erupciones donde acostumbro a desnudarme para alcanzar las formas de acoplarme a lo que quede de mi historia y desde ahí reconstruir mi relato las veces que sea necesario. Para mí el sur es la reescritura constante de mi cuerpo a través de los fenómenos extremos de una naturaleza violenta.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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