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El agua mala, o cómo atacar a vecinos autoconvocados

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La Policía de La Pampa y el secretario de Seguridad de esa provincia cruzaron el límite fronterizo con Buenos Aires para reprimir una protesta de vecinos autoconvocados y lograr la construcción de un canal clandestino que escurriera el agua de campos pampeanos sojeros a pueblos bonaerenses.
Sansinena y Villa Sauze son dos pequeños pueblos del noroeste de Buenos Aires, ubicados en el límite geográfico con La Pampa. En un mapa, son dos diminutos puntitos –no superan los 600 habitantes– que prácticamente rozan la línea que demarca la división política entre ambas provincias.
Que ambas localidades estén en el límite interprovincial no es sólo un dato de color, sino de total relevancia ya que la Policía de La Pampa –con su ministro de Seguridad, Juan Carlos Tierno, a la cabeza– cruzó a la de Buenos Aires para reprimir, fuera de su jurisdicción, un reclamo de los vecinos de los dos pueblos bonaerenses que querían impedir la construcción de un canal clandestino cuyo objetivo era que el agua que inunda los campos sojeros pampeanos producto del desborde del Río V drene hacia territorio bonaerense, con riesgo de inundación y aislamiento para ambas poblaciones.
El saldo de la represión fue de 24 heridos –entre ellos una nena de 6 años y un joven de 25 que aún permanece internado, intentando salvar una de sus piernas– por balas de goma, gas pimienta y bastonazos. El acto brutal fue llevado a cabo por un cuerpo especial de infantería del gobierno de La Pampa liderado por su Ministro de Seguridad, ex intendente de Santa Rosa destituido por abuso de poder y con antecedentes de represión.
El agua mala, o cómo atacar a vecinos autoconvocados
Ministro a los bastonazos
 
El martes pasado, 9 de febrero, los vecinos se autoconvocaron en la intersección de la ruta provincial 2 y el Meridiano V, el camino de tierra que marca el límite entre Buenos Aires y La Pampa, a la altura de la localidad de Villa Sauze (partido de General Villegas).
Estaban anoticiados de que el Gobierno de La Pampa (PJ), en acuerdo con el intendente de Villegas (Cambiemos), habían decidido desviar el agua del Rio V por ese camino, lo que provocaría posibles inundaciones en Sauze y en Sansinena (partido de Rivadavia). Unos kilómetros más al norte, Banderaló (Villegas) ya estaba recibiendo el agua. Lógicamente, querían evitar que abrieran ese canal sin consulta previa.
Los primeros vecinos en llegar se encontraron con máquinas de Vialidad de La Pampa y una gran presencia policial, apostada sobre territorio pampeano.  Entre ellos estaba Emilia de la Iglesia, vecina de Sansinena y directora del grupo de teatro comunitario de Rivadavia y General Pico, La Comunitaria. Su voz del otro lado del teléfono suena perturbada, alerta: urgente. “Estábamos preocupados por la situación. Cuando llegamos, del lado de Buenos Aires estaba la delegada municipal de Villa Sauze y dos policías de la patrulla rural; del de La Pampa, maquinarias para hacer el canal y muchos efectivos”.
Eran las ocho y el sol ya estaba extinguiéndose: se venía la noche.
Los vecinos armaron un cordón para impedir el trabajo de las máquinas y exigir la presencia de las autoridades locales para que el conflicto se resolviese por vías institucionales.
Estaban en eso cuando el ministro de Seguridad de La Pampa, Juan Carlos Tierno, empezó a increparlos: “Vamos a pasar como sea para hacer el canal”, gritó. Los vecinos le respondieron: “Esto es territorio de Buenos Aires y estamos esperando a las autoridades”.
No hubo más diálogo. Las que hablaron a continuación fueron las balas. Y los golpes: la represión.
Emilia enumera los hechos: “Tierno hizo avanzar a los efectivos policiales, todos fuertemente armados. Yo vi al jefe de la Policía, Roberto Ayala, hacer un gesto con la cabeza y ahí se desató la represión. Otros vecinos, además, vieron al propio Ministro agarrando un bastón de policía y dando golpes él mismo”.
Sigue: “Empezaron a avanzar por sobre nuestro cordón. Ninguno pensó que podía pasar esto. Yo estaba en pollera y sandalias, imaginate”. Empezaron a disparar balas de goma indiscriminadamente, a poca distancia y apuntando a los cuerpos de los vecinos: nenes, jóvenes, adultos y personas mayores; las familias que queríamos evitar quedar bajo el agua”, completa.
A David Díaz, un joven de 25 años, le dispararon a sólo un metro de distancia: recibió balazos en ambas piernas y todavía permanece internado a la espera de una segunda operación. Otro vecino recibió un tiro en la frente; Emilia, un balazo en la pantorrilla; otras mujeres en la espalda y en el pecho. En total hubo 24 heridos, incluyendo una nena de 6 años. Todos los testigos responsabilizan a Tierno y hasta coinciden en la frase utilizada por el funcionario a los efectivos policiales: “Metan balas, vamos, metan balas”.
Norberto Gastaldi recibió una herida en el pecho y otra en la frente. Afirma: “El ministro Tierno estaba al frente y de prepo intentó pasar él primero y luego bajó gente de la Policía Montada”.
Néstor Díaz es el padre de David y está con él en el hospital Gobernador Centeno de General Pico (La Pampa), adonde fue derivado por el impacto de las balas. Notablemente afectado, brinda información sobre el estado de salud de su hijo: “Tuvo fractura de tibia y peroné, las balas le cortaron dos tendones y le molieron el hueso. Le sacaron 18 perdigones de bala y luego de la operación le dejaron un hueco en la pierna porque falta carne y músculo para poder coser la herida. Debe esperar que se regenere la piel para someterse a una nueva operación en la que le van a colocar un tutor”.
Un tutor es un fijador externo de metal usado en cirugía ortopédica para fijar el hueso y prevenir el riesgo de fractura. Se compone de dos barras de metal y diversas varillas que penetran en la piel para fijarse sobre el hueso.
El agua mala, o cómo atacar a vecinos autoconvocados
La represión y las topadoras
 
Detrás de la balacera, avanzaban las máquinas. Los autoconvocados habían puesto los autos sobre el Meridiano, cortando el paso. Las máquinas los esquivaron y recorrieron un trayecto en donde comenzaron a realizar un canal de 20 metros para que pasase el agua. Mientras, las fuerzas de Tierno reprimían y armaban un cordón para impedir el paso.
La voz de Emilia se carga de angustia e impotencia, pero no deja de contar: “Estábamos desesperados. Ahí mismo armamos la lista de heridos. La hice yo personalmente. Cuando llegó Javier Reynoso (jefe comunal de Rivadavia), le entregamos la lista de heridos y las más de 40 vainas de balas de goma para que quedara asentado”. “El intendente de Rivadavia –el de Villegas nunca apareció e incluso dejó la zona liberada– llegó con funcionarios y concejales y tampoco lo dejaban pasar el cordón policial. Ahí volvieron a tirar gas pimienta, hasta que lo dejaron cruzar por ser una autoridad, pero no pudo detener el trabajo de la retroexcavadora; sacó algunas fotos para la presentación judicial y llamó a la policía bonaerense”, agrega.
Así se formaron dos cordones de efectivos policiales enfrentados entre sí: uno en territorio bonaerense, otro en el pampeano. Parecía una película de época en la que dos bandos esperan una señal para enfrentarse.
Esa señal no llegó nunca.
Ya eran casi las cuatro y media de la mañana.
Unas horas después, Reynoso y los vecinos realizaron una denuncia penal ante la Justicia Federal por la represión y por el delito de intervenir en una provincia ajena. Denunciaron a Tierno, al jefe de Policía, Roberto Ayala, al secretario de Recursos Hídricos, Javier Schlegel, y al propio gobernador Verna.
Además, la Comisión de Derechos Humanos de Rivadavia –de la que Emilia de la Iglesia es vicepresidenta– convocó a una reunión de urgencia. Tras ella, y con el apoyo de los organismos nacionales, emitieron una declaración en la que reclaman la destitución de Juan Carlos Tierno por la represión; el juicio político al gobernador pampeano “por avalar e instigar los ilícitos” y “usurpar otra jurisdicción con sus fuerzas policiales”; además de solicitar informes al intendente de General Villegas, Eduardo Campana, y a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, por “haber dejado en estado de indefensión a los vecinos de Villa Sauze y Sansinena”.
 
Ningún Tierno
 
Juan Carlos Tierno es el ministro de Seguridad de La Pampa. Asumió el cargo recientemente, por decisión del gobernador Carlos Verna. El funcionario que ordena reprimir a familias y que también reparte palos él mismo tiene un pasado tan oscuro que en vez de su curriculum lo que hay que detallar es su prontuario.
En 1983 fue asesor letrado del ex gobernador Rubén Marín. Se alejó en medio del escándalo por supuestas golpiza a una novia. Siguió como asesor en el Senado de la Nación. Después fue asesor legal de Oscar Jorge en su paso por la intendencia de Santa Rosa en los años ’90. Asumió como director del Banco de La Pampa en 1997. En 2003 fue nombrado ministro de Gobierno por el gobernador Carlos Verna (que ahora volvió a ser electo gobernador): Tierno fue eyectado del cargo tres años después, envuelto en denuncias por violaciones a los derechos humanos y apremios en comisarías.
Su derrotero siguió como candidato a intendente de Santa Rosa, tras ganar la interna del PJ. Asumió el 10 de diciembre de 2007 y fue destituido 87 después, acusado por abuso de poder. En diciembre fue condenado por la Cámara del Crimen Nº 1 a dos años de prisión y cuatro de inahabilitación, pero apeló la sentencia, que continúa en los laberintos judiciales.
Una ex empleada doméstica fue testigo de la violencia machista de Tierno: “Le pegaba a la mujer delante de los niños”, sostuvo un par de años atrás. La mujer describió que imperaba un ambiente de verdadero terror en la casa que entonces compartía Tierno con su primera esposa y madre de sus dos hijos mayores, hoy ya veinteañeros. Al separase, su ex esposa tuvo que huir por caminos alternativos para evitar que la mano larga de Tierno le bloqueara el paso. En aquel momento, Tierno era asesor letrado del ex gobernador Juan Carlos Marín y a la vez encabezaba una comisión provincial de… ¡defensa de los derechos humanos!
No es la única denuncia por violencia que tiene en su haber: en 1984 una ex novia suya terminó internada durante varios días en una clínica privada, con lesiones y quemaduras de cigarrillos en los pezones y el vientre. El policía provincial que le tomó declaración fue inmediatamente confinado a una lejana seccional del oeste pampeano y el sumario con la denuncia desapareció.
Por si fuera poco, sus parejas no son sus únicas víctimas. En sus 87 días como intendente de Santa Rosa quiso pelearse a golpes con trabajadores mercantiles que habían montado una carpa frente a la intendencia en reclamo de un plus salarial. Además, a los pocos días prohibió que los menores de 12 años circularan en bicicleta, subió un 49 por ciento las tasas municipales, incrementó hasta un mil por ciento el monto las multas de tránsito, prohibió la actividad de limpiaparabrisas y malabaristas en todas las calles y se enfrentó con los empleados del municipio. También creó por decreto una policía propia, cuya sede instaló en el Centro Municipal de Cultura de Santa Rosa, no sin antes expulsar a todos los artesanos que trabajaban ahí. Con esa fuerza policial, solía encabezar operativos nocturnos en los boliches de la ciudad. Ante las primeras protestas que reclamaban “fuera Tierno”, no tuvo ningún reparo en calificar a los manifestantes de “subversivos y sediciosos”.
Frente a la dimensión de cada uno de estos hechos, no sorprende que Tierno haya arrancado a los golpes contra los vecinos que querían detener las obras que afectan sus territorios.
Pero aunque sea un impresentable, Tierno es sólo un exponente –sin dudas importante– de un modelo que prefiere inundar pueblos habitados para salvar la renta de los monocultivos sojeros. Es por eso que los autocovocados se preguntan por qué Verna y Tierno tenían tanto apuro en abrir un canal clandestino en otra provincia, cuando ningún pueblo de La Pampa corría riesgo de inundarse. Los únicos afectados eran los campos de soja de miles de hectáreas.
“Abrir ese paso sin ningún tipo de control afecta a la localidad de Villa Sauze, que tuvo que poner barreras contra el agua, y a Sansinena, que está haciendo un montón de contenciones. Es tremendo porque los pueblos se quedan aislados. Son localidades habitadas por trabajadores rurales de bajos recursos; los que tienen grandes extensiones de tierra viven en las grandes ciudades”, advierten los vecinos.
En ese sentido, señalan: “No se respetó nada y si hubiese sido esa la decisión, los pueblos merecen saber si van a ser destinados a ser un reservorio de agua o no. Es algo muy sensible porque hay muchas familias en riesgo. Los problemas del agua se tienen que resolver salvaguardando a las poblaciones, teniendo en cuenta sus decisiones, y no a los dueños de la soja”.
 
No nos inunden
 
Las inundaciones y los desbordes del Río V son un problema crónico que desde 1979 afecta, sobre todo, a los pueblos de Sansinena, Banderaló y Villa Sauze. Desde entonces, no hubo ninguna solución concreta.
El Río V nace en San Luis y atraviesa el sur de Córdoba, La Pampa y Buenos Aires. Aunque la mayoría de los años está seco, cuando crece el promedio de lluvias, se desborda en la zona del norte pampeano y el noroeste bonaerense. La desforestación y el avance del monocultivo complican el drenaje natural de los suelos. Terraplenes, canalizaciones y desvíos complejizan la trama. La situación genera un conflicto diplomático entre las provincias involucradas, cuyas autoridades participan del juego del gran bonete pasándose uno a otro las responsabilidades. En estos años nunca se construyeron obras definitivas ni funcionó un organismo común entre las partes.
Antes de enviar a su ministro de Seguridad y al jefe de Policía a reprimir, el gobernador Verna había señalado a sus pares de Buenos Aires y Córdoba, María Eugenia Vidal y Juan Schiaretti, por «no responder» sus notas en las que alertaba por la situación. «Creo que si al gabinete de la provincia de Buenos Aires le preguntan por Sansinena, no lo saben encontrar en el mapa», había chicaneado. Además, había amenazado: «Yo no me voy a quedar con agua de la provincia de Buenos Aires. Vamos a bajar el nivel del Meridiano V para asegurarnos que el mismo caudal de agua que entre en la provincia, se vaya». Ésa fue la promesa que Tierno hizo cumplir a balazos y que Verna definió como “una escaramuza».
En 2001, Sansinena fue una de las localidades más afectadas por el desborde del río. En ese entonces, los vecinos hicieron decenas de movilizaciones. En una de ellas, la mamá de Emilia encaró al entonces ministro de Obras Públicas de Buenos Aires, Julián Domínguez, reciente ex presidente de la Cámara de Diputados Nacional. Muy suelto de cuerpo, el polifuncionario sostuvo que Sansinena iba a ser “un reservorio de agua”.
Es por eso que la voz de Emilia se escucha ahora más húmeda y triste del otro lado del teléfono. Esa voz entrecortada dice: “No queremos repetir la historia como farsa. Pasaron 16 años ¿y no pasó nada? No nos inunden de nuevo”.
 

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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