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El Estado es responsable: movilizaciones en todo el país, contra la justicia machista

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Miles de personas se movilizaron a distintas sedes del Poder Judicial del país para denunciar toda la cadena de ausencias  y complicidades del Estado como parte de la máquina femicida. Falta de prevención y de cumplimiento efectivo de medidas y leyes existentes; de formación a funcionarios públicos; de la complicidad de la policía; del machismo de los fallos; y de la falta de respuestas concretas, urgentes y efectivas del ejecutivo, más acá de anuncios mediáticos. Una vez más la calle marcó el pedido del “Ni una más” mujer muerta por violencia machista, gritó que “el Estado es responsable” y ofreció todo tipo de propuestas que pueden ser implementadas ya. El pedido de declaración de emergencia, las historias que hablan de una impunidad sistemática, y la reforma judicial no por el “lawfare” sino por la violencia machista que ya se cobró 51 vidas en lo que va del 2021.

El Estado es responsable: movilizaciones en todo el país, contra la justicia machista
Fotos: Martina Perosa y Lucía Apogliessi

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi

Frente a los Tribunales de San Martín, la mamá de Araceli Fulles, Mónica Ferreyra, recuerda que los femicidas de su hija están libres.

En los tribunales de Mar del Plata, Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, impulsa un jury contra los jueces que dejaron impune el femicidio de su hija, y reclama un nuevo proceso.

En Jujuy el grito es por justicia para Iara Rueda, joven de 16 que murió estrangulada, y por Marina Patagua, mujer asesinada por un hombre que estaba preso por violencia de género y la justicia liberó.

Hasta Capital Federal viajó la madre de Úrsula, la joven que siguió todos los pasos judiciales para no ser asesinada pero terminó acuchillada por un policía en Rojas, provincia de Buenos Aires.

Y así, en cada territorio, mujeres, travestis, trans, lesbianas de todo el país marcharon frente a distintos tribunales para exigir que el Estado adopte medidas concretas, urgentes y efectivas para parar la violencia machista.

El foco sobre el Poder Judicial incluye la denuncia de la trama femicida en todos los niveles, cadena que se resumió en las calles en una sola frase: “El Estado es responsable”.  

Una vida de impunidad

Cada historia representa un ejemplo de cómo funciona la trama policial y judicial que es cómplice, por acción u omisión, de cada uno de los 51 femicidios que 48 días se cobró el 2021. El Observatorio contra la violencia patriarcal Lucía Pérez registró esa cifra que además dejó a 35 niños, niñas y niñes huérfanos. Frente a un sistema institucional que no pone freno a la violencia machista, hoy la presión volvió a estar en la calle.

Mónica Ferreyra, mamá de Araceli Fulles, marchó dos veces: a los Tribunales de San Martín y también al de la Ciudad de Buenos Aires. “Nadie nos escuchó cuando pedimos que buscaran a mi hija”, asegura. Araceli fue vista por última vez con vida el 2 de abril de 2017 a la madrugada, en una plaza cercana a su casa, pero su cuerpo fue encontrado el 28 de abril, 25 días después, debajo de unos escombros en el fondo de una casa en José León Suárez. “Estoy pidiendo una reforma feminista de la justicia porque hace 4 años que mataron a mi hija y no tuvimos justicia desde entonces”, suma Mónica en este día su pedido concreto.

El Estado es responsable: movilizaciones en todo el país, contra la justicia machista
Fotos: Martina Perosa y Lucía Apogliessi

 “Lo de Úrsula no tendría que haber ocurrido y lo de mi hija tampoco: así, seguimos contando”, dice Alfredo Barrera, papá de Carla Soggiu, cuyo cuerpo fue encontrado en el riachuelo, conectando el femicidio de su hija con el que causó la movilización de hoy a todos los tribunales. La conexión no es casual: su hija Carla llevaba cinco días desaparecida cuando el botón antipático se activó dos veces ese día, pero no hubo respuesta estatal. Tampoco justicia: “Necesitamos que nos escuchen, porque desde el Gobierno se habla mucho sobre violencia de género y se hace muy poco. Ojalá que esto sea un quiebre y empiecen a aplicar las leyes que ya están”, sugiere.

Marta Montero, mamá de Lucia Pérez, asesinada el 8 de octubre de 2016, está frente a los tribunales en Mar del Plata. El femicidio provocó y organizó el Primer Paro de Mujeres un movimiento que hoy resuena en la calle tras el femicidio de Úrsula: “Hoy es un día como tantos de lucha que hemos tenido”, pone en contexto ella, que acaba de inaugurar el domingo una instalación artística del cuarto de su hija.

Marta y su familia se preparan este año para un nuevo juicio. Luego del fallo del Tribunal de Casación bonaerense que anuló las vergonzosas absoluciones a los tres imputados por el caso y ordenó la realización de otro debate oral, impulsa un nuevo proceso que lleve a los femicidas de su hija a la cárcel. Una primicia reciente: consiguió el respaldo de la fiscalía en el pedido de juicio político a los jueces que dejaron impune su asesinato en primera instancia: acaso otra demostración de que salir a la calle, sirve.

El país en movimiento

Mientras tanto, desde Chubut, Nelly Rovera, directora de Género de ATE Chubut, interpreta por qué se marcha a los tribunales: “Nos movilizamos porque la justicia no llegó, porque a pesar de las denuncias que hagamos la justicia no llega: nos movilizamos a Tribunales para interpelar esa acción concreta de falta de justicia. Porque ante la justicia patriarcal hacemos alianza feminista, esperando que las trabajadoras del Poder Judicial, desde las operativas hasta las juezas se unan a nuestra voz y frenemos, juntas, a esta justicia machista cómplice de los femicidios”. 

En Capital Federal, las trabajadoras del Sindicato de Trabajadores Judiciales dicen a lavaca desde adentro: “Sin reforma judicial no hay ni una menos. Una justicia al servicio del pueblo debe tener perspectiva de género. Se necesita abordar las violencias de géneros de manera integral y situada, donde la prevención sea una acción central”.

Natalia Aramayo, periodista jujeña de la red de comunicadora feministas de Jujuy e integrante de la Multisectorial de Mujeres y Diversidades de Jujuy, suma un nombre para ir del ejemplo concreto, a la impunidad sistemática: Marina Patagua, 46 años, asesinada el 12 de febrero de este año por su pareja, quien había estado presa por violencia de género y fue liberado por el juez Pullen Llermanos: “A Marina, como a Úrsula, el Estado no las cuidó”, asegura Aramayo. “En Jujuy las mujeres y el movimiento feminista nuevamente alzamos nuestra voz  porque estos últimos feminicidios, tienen un común denominador: un Estado ausente y cómplice, una justicia patriarcal, machista y misógina que no escucha y no resguarda a las mujeres”.

Tucumán, primera provincia en índices de femicidios, también se movió: “Estamos para seguir diciendo que el Estado es responsable”, dice Leonor Cruz, integrante de la Multisectorial de Mujeres y Diversidades y de la CTA Autónoma. Y puntualiza sobre el Poder Judicial: “Queremos una justicia que nos proteja, una justicia que nos escuche, una justicia con mirada feminista. No somos cifras ni estadísticas. No somos la editorial de algún noticiero morboso que con lujo de detalle nos vuelve a violar. Cada mujer, niña o adolescente asesinada es una vida que este sistema nos arrebata”. 

El Estado es responsable: movilizaciones en todo el país, contra la justicia machista

La movilización también fue multitudinaria en Santa Rosa, La Pampa, donde María Vanesa Borgstrand, Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Géneros de la Central pampeana, asegura: “Marchamos por Úrsula, pero también por todas nuestras víctimas, por las que ya no están y por las que quedaron heridas, lastimadas, rotas. Desde el Estado no tenemos las respuestas que necesitamos para seguir vivas, porque el Poder Judicial termina siendo cómplice con penas absurdas o dejando libre a abusadores y femicidas”. 

Borgstrand puntualiza que la ley 27.210 prevé la confirmación de un cuerpo de abogados específico para casos de violencia de género y no se cumple, y pide: “Que se conforme en cada lugar, que cuente con juzgados, que el presupuesto que se destina a los organismos que atienden casos de violencia sea acorde a las necesidades que se enfrentan en esta lucha para empoderar y acompañar a las víctimas y familias. El Poder Judicial necesita una verdadera y profunda reforma con perspectiva de género». 

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Fotos: Martina Perosa y Lucía Apogliessi

Cartas urgentes al presidente

“La violencia de género es un problema estructural en el país, que se profundizó en el contexto de la pandemia de Covid-19. Como en 2015 el femicidio de Chiara Páez, de 14 años, hoy el femicidio de Úrsula Bahillo, de 18 años, es otro punto de inflexión”, empieza la carta que personalidades del arte, la cultura y el periodismo le enviaron hoy al Presidente Alberto Fernández. Y sigue: “No podemos tolerar ni una muerte más de mujeres e identidades feminizadas, que pagan con sus vidas el costo de de una masculinidad que tiene la potestad de poseerlas. Ni una muerta más”.

En la carta se pide se declare urgentemente la emergencia nacional por violencia contra las mujeres y disidencias por cuestiones de género y que se “entreguen presupuestos extraordinarios, adecuados a las áreas involucradas de la Justicia, las Fuerzas de Seguridad y de los dispositivos que dependan de los gobiernos locales, provinciales y nacional. No queremos contar más femicidios”, resume. 

También se reclaman sanciones a funcionarios judiciales y de las fuerzas de seguridad que incurran en errores graves y manifiestos en su tarea de proteger a las víctimas, así como la incorporación de la perspectiva de género a la reforma judicial y que se cumpla efectivamente la Ley 26.150. 

Esta carta se suma a la sexta que el grupo de Familiares de Sobrevivientes de femicidios entregó en Casa Rosada el miércoles pasado, reclamando una reunión con el Presidente.

Mientras se esperan respuestas oficiales urgentes, concretas y efectivas para parar la violencia, desde quizá la movilización más masiva del día, en Mar del Plata, Marta Montero asegura: “Es muy duro contar todos los días a una más. La calle es el lugar que nos da la fuerza para poder decir lo que nos pasa y exigir lo que queremos cambiar. Y lo vamos a hacer”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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