CABA
El partido de Néstor
Néstor Saracho, joven director de cine, fue atropellado por un conductor ebrio y pasará el Mundial en la terapia del Hospital Argerich. Gambeteó a la muerte más de una vez, y el domingo se hará un festival para juntar fondos para su familia tras una operación clave. Metáforas maradonianas e historias mundialistas, para pensar la vida como un juego.
Por Sergio Ciancaglini
La fascinación de los mundiales logra que uno funcione en modo-fútbol.
Las incertidumbres sobre el FMI, el ajuste, el trabajo, el desempleo, el futuro o lo que sea, dejan lugar a enigmas inesperados que recorren nuestras redes neuronales: ¿será mejor que juegue Lo Celso o Biglia?
El modo fútbol hace que también se revuelvan los recuerdos. Rumbo al Hospital de Agudos Cosme Argerich recordé cuando Diego Maradona dijo “me cortaron las piernas”.
Maradona es autor de metáforas inolvidables. “Se le escapó la tortuga”, por ejemplo, fue dedicada al entonces presidente de Boca Juniors Mauricio Macri. También dijo, en esa lógica: “Los dirigentes de Boca son más falsos que un dólar celeste”.
Otra imagen fue “la mano de Dios”, pero la metáfora no fue la propia frase, sino haber hecho aquel gol en 1986, sólo superado minutos después por otra metáfora inconcebible y sin palabras, cuando gambeteó a todo el Reino Unido para hacer el mejor gol de la historia mundialista.
“Me cortaron las piernas” fue la metáfora de Maradona cuando se dopó, no pudo huir, y lo pescaron en el Mundial de Estados Unidos en 1994.
Argentina era gran candidato. La noticia de dopaje pinchó al equipo: sólo Ortega siguió tratando de jugar al fútbol. Los demás parecían el elenco de una película de zombis, lo que no impidió que volvieran a sus casas mucho más ricos pero quejosos por los sinsabores de la vida.
Estacioné en el Argerich y vi gente durmiendo en la vereda. No los familiares de pacientes haciendo sala de espera a cielo abierto, sino gente que vive en la calle, bajo una garúa helada. En el 2° piso, Terapia Intensiva, está Néstor Saracho: un muchacho de Villa Corina que trabajó con fábricas recuperadas, supo ganarse la vida como portero de escuelas, personal de mantenimiento, o lo que apareciera.
Es, además, cineasta a pulmón, periodista autogestivo, fundador de cooperativas (de cine, de edición de libros infantiles), asambleísta en defensa de la costa del Río de la Plata y todo lo que las pocas horas que tiene el día –y que tiene la vida- le permiten hacer.
Néstor es un artista, pero en su vida no suele haber metáforas: le cortaron una pierna.
El Argerich parece un hospital de guerra. En terapia intensiva especialmente están los atropellados, golpeados, accidentados o agredidos en estos tiempos densos. Conectados a infinitos tubos, todos allí están sedados, junto al abismo. Los trolls y parte de la idiosincrasia nacional se harían aquí un picnic de racismo ante estos y estas Maradona que no tuvieron el don de jugar bien al fútbol.
A Néstor Saracho le pasó lo siguiente. El sábado 3 de marzo a las 21.30 un borracho lo atropelló manejando un auto en la calle Espora de Quilmes, rumbo al río. En la misma maniobra mató además a Glays Romano, vecina de Quilmes y delegada de ATE.
Venían Gladys y Néstor de recorrer con decenas de vecinos y vecinas la selva marginal en la costa de Bernal, que Néstor y la gente de la Asamblea inspirada por Nieves Baldaccini han logrado defender del avance de las corporaciones y las especulaciones inmobiliarias. Por el principio aleatorio, o por milagro, se salvaron del accidente la mamá y el hijo de Néstor, Elba y Tobías. De 9 años, Tobías caminaba aquella mala noche junto a su padre con su telescopio para que los visitantes pudieran ver la luna llena y las estrellas.
Cuando el auto se llevó puesto a Néstor que de pronto desapareció de su lado, Tobías se quedó mirando a su abuela Elba y le dijo: “A papá se lo llevó el viento”.
Néstor Saracho sufrió golpes de todas las clases, muchos huesos rotos, la pierna izquierda había quedado particularmente maltrecha, se sumaron problemas de todo tipo, y finalmente hubo que amputársela, hace una semana.
En Terapia Intensiva hay un muestrario de la sociedad atropellada de muchos modos. En la sala de espera también. Gente pobre, que espera algo: signos, diagnósticos o al menos una ilusión. Hay un cartelito sobre cómo combatir septicemias y gérmenes, que tal vez se extiende a buena parte de la vida: “Está en tus manos”.
Elba y Cecilia, la actual pareja de Néstor, transmiten calma. No tienen los nervios que parece sufrir Jorge Sampaoli en su propia espera, ni hay quejas como las de los periodistas que se indignan porque no saben con certeza si Mascherano está en su mejor momento, o se irritan porque Messi nunca fue campeón del mundo. También se quejaba Maradona cuando dijo que le habían cortado las piernas, aunque en realidad siguió jugando hasta que el cuerpo dijo basta, se hizo técnico y gracias a eso ha seguido cobrando millones de dólares , por los que –al menos- no se queja.
Elba y Cecilia no ganan millones, pero tampoco se quejan.
Se abren las puertas, permiten entrar a ver a Néstor a Terapia Intensiva.
Cada habitación está separada de la siguiente por mamparas de vidrio. Se puede ver entonces la imagen de hospital de guerra. Todos están inconscientes, conectados a redes de tubos. En el caso de Néstor por esos tubos fluyen el suero, tres antibióticos muy fuertes, me cuentan, y no sé qué más. Hay dos monitores de fondo negro con números y coordenadas de colores verde, amarillo, azul, anaranjado. Los números y las coordenadas se mueven, palpitan.
Néstor es de los pocos en esa sala que abre los ojos, y empieza a mirar alrededor.
Los meses de hospital y de intervenciones lo han adelgazado de modo asombroso. Parece tener los ojos cada vez más grandes. Mira muy fijo, quiero imaginar que está imaginando una película futura. Uno de sus trabajos fue como empleado nocturno en la mesa de entradas de la guardia del Hospital Perón de Sarandí. Allí nació uno de sus cortos: Crónicas emergentes.
Néstor casi no puede hacer gestos, ni hablar. Susurra. Le llevo una revista Mu.
La mira y mueve los labios. Cecilia acerca su oído y amplifica: “Pregunta si es la nueva”. Le sostengo la revista. Con la mano izquierda, también conectada a tubos, Néstor hace movimientos muy suaves que hay que acompañar para dar vuelta cada página.
Bajo las mantas, se nota el vacío del lazo izquierdo de la cama. Yo tampoco puedo hablar. No se sabe si Néstor se ha dado cuenta de la operación. O si se da cuenta a veces, y luego olvida. En Crónicas emergentes escribía una frase en el libro de la guardia: “La alteración del estado de sueño-vigilia difumina los límites entre estar despierto y estar dormido” y anunciaba que había que hacer una cosecha de recuerdos. No me atrevo a preguntarle. Sólo nos miramos.
Cecilia toma después la mano canalizada de Néstor y le da besos en cada dedo, y en la palma. Néstor la mira fijo. En Los proyectores también sienten su voz en off postulaba la existencia de una organización: Besos sin fronteras. Cecilia se está ganando un lugar. Las lágrimas de ella caen sobre la mano de él, pero ella sonríe. Titilan los números: los monitores también sienten.
Elba saca algo de una bolsita con una sonrisa que en estos casos sólo puede ostentar una madre. Es una funda nueva, limpia, fresca, con la que cubre la almohada. Es difícil medir cuánta vida le transmite a Néstor ese gesto.
Los periodistas argentinos que se quejan están en Moscú. Tienen trabajo, comen gratis, les pagan mucho y parecen felices. Es lógico. En un espectáculo como el fútbol que puede verse sin ningún intermediario, lo mediático ha reemplazado al propio fútbol. Parece que lo que rinde mediáticamente es lo conflictivo, lo escandaloso, el griterío. Tienen que llenar horas de programación y mantener el rating.
Por eso en un programa vociferan entre supuestos periodistas para determinar si conviene jugar contra Islandia de un modo “agresivo” o “equilibrado”. La antigua noción de jugar al “fútbol” no aparece en el debate. Anuncian que se podrá ver después del corte a un simpático oso panda que manejan los propios movileros tipo ventrílocuo y que “causa las delicias de los rusos”. No hay que perdérselo.
En modo-fútbol sumo la información sobre el predio de la Selección y los dos millones de dólares que la AFA invirtió para que los jugadores se sientan “como en su casa”, con lujos inimaginables para seres comunes y corrientes (si es que hubiera alguien común y corriente en el mundo). El predio es grande, y entonces el cuerpo técnico usa monopatines desde las canchas hasta el edificio.
También en modo fútbol leo que los jugadores criollos en Rusia tienen mucho tiempo libre: entrenan dos horas por día, y alguna vez se les pierde una tercera hora cuando Sampaoli les da una charla técnica que soportan con estoicismo (ya se verá si trasladan a la cancha).
Las horas muertas parecen ocupadas por juegos de moda como el Parchis, que no es otra cosa que el museístico Ludo que antes transitaban los niños más lelos, y ahora en su versión digital apasiona a estos señores mayores y multimillonarios, cuyas habilidades futbolísticas tantas ilusiones nos generan en estas semanas.
Por momentos todo esto suena un poco patético, o delirante, pero la clave es: tal vez no haya que mirar la realidad mientras se juega el Mundial, a riesgo de que nos arruine el entretenimiento.
En Terapia Intensiva las pantallas de fondo negro titilan y los líquidos fluyen hacia Saracho que le acaricia una mejilla a Cecilia, mirándola fijamente con esos ojos cada vez más grandes.
Avisan que termina el horario de visitas. La mano izquierda de Néstor se mueve débilmente, y me mira levantando el pulgar izquierdo. Está jugando su partido.
Salgo mirando las hileras de humanos rotos.
Otra vez en la sala de espera, Elba muestra algo que confirma que Tobías, el hijo de Néstor, es un Saracho puro y duro.
Se trata de un whatsapp con la foto del boletín del colegio de ese chiquilín de 9 años que está en cuarto grado. Tobías podría estar quejándose o generando problemas, según el lenguaje que no comprende que los problemáticos de este mundo no son los niños, sino los adultos.
Pero Tobías Saracho ha hecho algo distinto.
En su boletín hay tres 10, cuatro 9, dos 8 y un 7. No se sabe aún cuánta energía le generará ese boletín a Néstor cuando se lo muestren, ni tampoco si ese flujo se registrará en los dispositivos de medición de la vida del hospital de guerra.
Conviene saber algunas cosas:
* El domingo 17, un día después del partido Argentina-Islandia, jugarán Costa Rica -Serbia, Alemania-México y Brasil-Suiza.
* Como una cosa no quita la otra, se pueden ver todos esos partidos, festejar el día del padre quienes estén en condiciones de hacerlo y, además, desde las 18, ir a Corrientes 4626 al festival Todos por Néstor, en el que habrá feria, música y espectáculos para reunir recursos que Saracho va a precisar para seguir jugando su partido, para lograr otra hazaña.
El festival será bueno para Néstor y para quienes vayan y/o participen de algún modo, en tiempos en los que resulta toda una odisea hacer cosas con algún sentido. Es un modo de no resignarse a la sala de espera, y de actuar según lo que propone el cartelito del Argerich, cuando recuerda que muchas cosas están en nuestras manos.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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