Nota
El quiebre de la Quebrada: Crónica desde el corte en Purmamarca

En la provincia de Jujuy sigue pasando de todo: detenidos en medio de la seguidilla de represiones que salen a cuenta gotas, denunciando golpes y tormentos en prisión (al cierre de esta edición aún quedaban 16 personas dentro del penal de Alto Comedero); los docentes que ayer por la tarde tuvieron una reunión con el Gobierno provincial y evaluarán en asambleas la nueva propuesta salarial de un piso de 200 mil pesos; y múltiples cortes de ruta en distintos puntos de la provincia en rechazo a la reforma de la Constitución, por los bajos sueldos y en apoyo a la lucha docente. Uno de los cortes más significativos es el de Purmamarca: por la cercanía a la capital; porque allí se dio el martes pasado una cacería por parte de las fuerzas policiales; y porque a partir de la represión, varias comunidades se instalaron en esta trinchera. ¿Hasta cuándo? La pregunta tiene una única respuesta: “Hasta que se vaya el gobernador Gerardo Morales”. Crónica y voces que cuentan lo que pasa y lo que está en juego.
Por Francisco Pandolfi desde Purmamarca. Fotos de Lina Etchesuri
De San Salvador a Purmamarca hay una hora de viaje pero no hay transporte público, como sí había años atrás. Las opciones son micro (más caro) o remis compartido (un poco menos caro). Ya en viaje, el paisaje no tiene precio: los ojos se desbordan de belleza con la inmensa Quebrada de Humahuaca como acompañante. Se ve a simple vista una biodiversidad magnífica, con caballos y vacas e infinitos cactus; un degradé de verdes impresionante, que dibuja la pintura más hermosa.
Del lado derecho serpentea el Río Grande, que de grande no tiene nada, porque por tramos solo hay un hilito, y cuando se amplía, se agranda por un par de metros, no más. «Ahora por lo menos hay algo de agua: muchos años no hubo ni para el riego», cuenta el remisero, que de repente para; para con previo aviso.
En la entrada de Purmamarca, 54 kilómetros al norte de la capital jujeña de San Salvador, el pueblo definió que el show no debe continuar. Y cortó el acceso, primero de manera total y, desde ayer, abierto cada seis horas.
Un primer corte con ramas gruesas en el piso que configuran la barricada inicial. La segunda, unos metros más adelante, con maderas, ramas y chapas. Entre medio, dos palos de madera devenidos en estandartes y sostenidos con sendos montículos de piedras: en uno flamea la bandera whipala; en el otro, la bandera argentina.
En la entrada al pueblo se leen dos inscripciones: “Pedimos la renuncia de Morales, abajo la reforma” y “Esto es Argentina, no China”. Al lado, un pasacalle blanco con letras rojas denuncia: “No a la reforma; sí al agua, no al litio”.




“No hay vuelta atrás”
Desde lavaca viajamos a Purmamarca para hablar con las comunidades originarias que decidieron ponerle punto final a su paciencia, debido a dos motivos principales: “Haber venido a matarnos el martes pasado y haber promulgado la reforma constitucional sin ningún tipo de consultas y a espaldas del pueblo”.
Bien pegadito al típico cartel turístico que en este caso dice Purmamarca, una bandera con letras verdes pintada prolijamente, reza: “Nación Kolla”. Al lado, un vecino de Maimará pide anonimato mientras masca coca. Tiene 26 años, dice que no tiene miedo, pero que prefiere no revelar la identidad porque “Morales está dispuesto a cualquier cosa”. Y refleja otro matiz de su bronca: “Además de la deshumanización que demostró al venir a cazarnos, nos trató de ignorantes. Por eso, ya no hay vuelta atrás. Hay focos de resistencia en todos lados, que renuncie ya”.
Nicolasa es de Tilcara Sumaj Pacha, tiene 31 años, 5 hijos, entre los cuales está su bebé de 5 meses, a quien acuna mientras habla: “Nunca pensé exponer a mis hijos de esta manera; estoy muy triste, jamás había pasado algo como lo del otro día. Fue horrible, agarraban a cualquiera, no importaba si era una mujer, un niño, les daba lo mismo. Morales es un traidor, una mala persona que está vendiendo a la Argentina con sus negociados, con la explotación del litio que nos quita el agua, que nos quita la vida”.
Hasta las 5 de la tarde, el sol calienta como si fuera pleno verano. Quien no tiene gorro, tiene sombrero, o un pañuelo o una remera que cubren las cabezas. Promediando la tarde, irrumpe el viento, de repente. Con calor, con frío, el pueblo resiste igual. “Nos tiraron a matar, porque buscaron callarnos; y lograron todo lo contrario. Acá estamos firmes y de acá no nos movemos”, dice Nora, que si no se supiera el contexto, pareciera que festeja otro campeonato mundial: está pegada a la ruta 9 con una vuvuzela celeste y blanca que sopla sin parar. Al costado está Mariana, 48 años, de Maimará. No tardan demasiado en empañársele los ojos: “Este gobierno basura quiere quitarnos los territorios; eso quedó claro en los puntos de la reforma que quiso modificar para tener la potestad sobre nuestras tierras. Morales es un dictador”. El llanto la hace parar. Se seca las lágrimas y avanza: “Por eso llevamos adelante el Tercer Malón de la Paz y, como siguieron sin escucharnos, recién ahí tomamos la ruta; nos mandaron a reprimir, no nos dejamos vencer y nos volvieron a reprimir. El martes estábamos pacíficamente cantando; había mujeres y abuelas entonando coplas y empezaron su guerra. Vinieron a matarnos”, cuenta, mientras se señala la nalga y la pierna, donde recibió balazos de goma. Y muestra la frente, moretoneada, blanco de gases lacrimógenos.


Un día después de la descarnada balacera, el miércoles 21 de junio se celebró el nuevo año andino (año 5531) y se realizó la ceremonia del Inti Raymi, la fiesta del sol. “Pese a la tristeza que quedará marcada por haber iniciado un nuevo año de esta manera violenta, el Tata Inti, nuestro sol, nos dio energías para seguir”, enseña Mariana. Otra compañera algo más joven, la complementa: “Estamos protegidos por guías sagradas y espirituales; por nuestros ancestros; por una fuerza superior que nos da fortaleza”, siente Semilla.
Durante el día, en varios momentos la tensión se apodera de la atmósfera, sobre todo cuando hay sospechas de infiltraciones por parte de la Policía, de la gobernación, de los servicios de inteligencia. No sería la primera ni la última vez. “Hay muchos infiltrados que vienen y nos sacan fotos; quieren provocarnos miedo. A muchos nos han amenazado de muerte”, dice Semilla, apodo que busca cuidar su identidad. Tiene argumentos pasados y también recientes: “Hace pocos días notamos que una persona era infiltrada. Un compañero logró sacarle el bolso y adentro tenía armas reglamentarias. No le tenemos miedo a Morales, pero sí a la gente que manda Morales, quien conduce un aparato violento y turbio, que de un segundo a otro puede montar lo que desee”. Se indigna: “El martes nos tiraron con gases vencidos para hacernos más daño aún; nos tiraron balazos a los ojos como en Chile; nos quieren hacer mierda, no les importa nada”. La indignación le da paso a la angustia: “Realmente parece una dictadura, con gente marcada, con listas negras, con camionetas que levantan gente sin patente, con personas que tenemos que estar hablando con otras identidades o sin mostrar la cara”.
El apoyo minero
Así como hubo situaciones tensas, también las hubo de emoción, de aliento, de contención. Antes del mediodía, llegaron una veintena de obreros de la empresa de cal Tilianes, lindante a Purmamarca, para solidarizarse con el reclamo: “Nosotros también tenemos los salarios bajos, mientras que la empresa no deja de producir nunca. Trabajamos 8 horas por día, 6 días a la semana y cobramos entre 130 mil y 160 mil pesos”, manifiesta Julio Zambrano. Su compañero y delegado Teófilo Suárez, 45 años, del pueblo kolla, completa: “No llegamos a fin de mes. El día 18, o 20 como tarde, estamos pidiendo un adelanto o un préstamo a la propia compañía, que nunca terminamos de pagar, endeudándonos con créditos cada vez mayores”. Por la tarde, arribó un grupo masivo de trabajadores de la mina El Aguilar, la más antigua del país según Daniel López, uno de los delegados: “Venimos a solidarizarnos con nuestros pueblos originarios, y también a denunciar las condiciones en las que trabajamos”. Enumera tres puntos: “Incumplimiento en el convenio colectivo, bajos salarios e inseguridad laboral”. ¿El empleador? “Hasta la pandemia era Glencore, una multinacional suiza canadiense; desde enero de 2022 la compró el Grupo Integra, del empresario José Luis Manzano”.




Existen motivos concretos que las comunidades plantean para revocar la reforma constitucional. “Se trató de un acuerdo entre Morales y el PJ traidor cuyos constitucionales estuvieron a favor de la reforma. En sólo 36 días crearon una nueva constitución, sin consulta previa, lo cual es inconstitucional. Ese tirano tiene que caer e ir preso, por perverso, por mala gente”, argumenta Semilla. Suma Aurora, de 41 años, de La Puna jujeña: “La reforma saca derechos a todo el pueblo, no sólo a los originarios. Violó leyes nacionales al sacarla a las apuradas; no informó sobre los cambios, no hizo reuniones, no intentó acordar con su gente; es inaceptable”.
Otro de los ítem que integra el reclamo masivo refiere a los bajos salarios. Explica Lucía, 48 años, que cocina y limpia en una escuela, además de tener un negocio de venta de comidas: “El gobierno paga muy poco a los estatales, no llegamos a la canasta básica. Esta situación nos afecta a casi todo el pueblo, y por eso me sumé, pero jamás pensé que pudiera pasar algo así”. Mientras sirve arroz desde una olla enorme que alimenta a las centenares de personas que sostienen el corte, continúa -a la par de no poder contener el llanto: “Sentí mucho miedo y sólo pensé en mis hijos, ¿qué iban a hacer si me pasaba algo? ¿Por qué pasar por esto si no estábamos haciendo nada? ¿Por qué este gobierno maldito?”. Jacinto tiene 83 años y vive en Yavi. Dice que no sabe leer, pero que eso no le imposibilitó ser campesino, ni trabajar la tierra, ni sembrar papas, maíz, zanahorias, entre muchos otros cultivos. Tiene 7 hijos, 14 nietos y 5 bisnietos. Y todavía tiene ganas de luchar: “Sacar a Morales es la única solución, pero no que venga alguien similar, porque sino se sigue perdiendo la confianza en quienes gobiernan. Es lógico que suceda eso: hoy Morales nos quiere quitar la tierra, como otros quisieron hacer lo mismo años atrás”.




Termina otro día más de lucha; de trinchera; de corte de ruta. Pero antes Aurora dice que necesita erradicar prejuicios, tergiversaciones y mentiras que se fueron sembrando en los últimos días. Y en los últimos años. Y en las últimas décadas. “Desde el gobierno y desde sus medios de comunicación comprados nos dicen que estamos por un plan, cuando no es así; estamos acá por la vida, por el agua, porque sin ella no habrá plantas, ni habrá animales y todo será desierto y deriva para las próximas generaciones”. Sigue: “Nos tratan de violentos y es mentira; violento fue el Estado”. Sigue: “Nos dicen terroristas, cuando ese mote le va al gobernador, que está loco, que es un asesino que dio la orden de eliminarnos”. Sigue: “Nos tildan de kirchneristas y no es así. No militamos en el kirchnerismo, militamos por la vida. Lo que pasa es que quieren meter acá más y más empresas chinas que exploten el litio, y no los vamos a dejar”.
El final no es en frase modo bronca; ni es una denuncia certera. Porque Aurora, a toda esa impotencia acumulada, la canaliza y la vuelve canción. Y entonces ya no tiene los ceños fruncidos ni el rostro rígido. Aurora, como el significado de su nombre, sueña un nuevo amanecer, y ese no será, si no es luchando, si no es cantando: “En La Puna somos callados, pero cuando nos joden, nos levantamos; prefiero libres o muertos, pero jamás esclavos”.




CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


CABA
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.

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