Nota
Abuelas: el nieto 128 para seguir haciendo historia, presente y futuro
Una buena: Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución de Marcos Eduardo, el nieto 128. Tiene 42 años, es el menor de tres hermanos y es hijo de Rosario del Carmen Ramos, militante del PRT, aún desaparecida. Primero la secuestraron estando embarazada. Luego, en noviembre de ese año, se la llevaron junto a Marcos, de cinco meses, y a su hijo mayor, Ismael, de seis años, quien logró escaparse y fue recuperado por un tío. En 1999 se acercó a la CONADI para iniciar la investigación. El jueves lo conoció por primera vez. “Estamos completando el álbum”, dijo su otro hermano, Camilo, en la conferencia de prensa. Ramón, su tío, contó a lavaca: “Le dije que a partir de ahora va a tener otra vida”. Un abrazo en medio de una crisis que explota.
Abuelas de Plaza de Mayo sumó el nieto recuperado 128. Se llama Marcos Eduardo, vive en San Miguel de Tucumán, tiene 42 años y es el menor de los tres hijos de Rosario del Carmen Ramos, militante del PRT, desaparecida en 1976. «Saquen en sus medios esta noticia”, pidió la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, junto a Ismael y Camilo, los hermanos de Marcos, y Ramón, uno de los ocho hermanos de Rosario. “Pido que la den, pero no para borrar las otras que nos duelen, y acá quiero dejar expreso el dolor de las Abuelas por las víctimas de Moreno que ocurrieron por la desidia y la ineficacia del Estado», dijo Estela en referencia a Sandra y Rubén, la vicedirectora y el auxiliar de la escuela 49, que murieron en la mañana del jueves luego de la explosión de una garrafa de gas.
“Para mí es la restitución del amor no vivido hace 42 años”, expresó Camilo, uno de los hermanos de Marcos, de 46 años. Su otro hermano, Ismael, estuvo presente en el operativo en el que secuestraron a su mamá y a Marcos en noviembre de 1976, pero pudo escaparse. Tenía seis años. En 1999 inició ante la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) la investigación para saber qué pasó. Ahora, en la conferencia en que anuncia el resultado de esa lucha, pudo decir lo preciso: “Estoy muy emocionado. Muchísimas gracias”,
Camilo describió: «Ha sido todo muy rápido. Un choque de emociones que estamos procesando. Lo estamos acompañando. Hemos sido un trío de niños. Es como empezar de cero. Queríamos conocer su historia en 20 segundos. Estamos completando el álbum».
La historia
Marcos Eduardo es el tercer hijo de Rosario del Carmen Ramos, militante del PRT. Rosario nació el 6 de octubre de 1948 en El Diamante, Santiago del Estero. Tenía ocho hermanos y una hermana. Su familia la llamaba Charo. En Tucumán se casó con Ismael Amado Suleiman, con quien tuvo a sus dos primeros hijos, Ismael y Camilo. Rosario se separó y, estando embarazada, fue secuestrada a principios de 1976 en un operativo en la zona del viejo cargadero de caña de la localidad de San José. La mantuvieron cautiva varias semanas hasta que fue liberada. Marcos Eduardo nació el 9 de junio de 1976.
“En noviembre de 1976, fuerzas de seguridad realizaron operativos ilegales en la capital tucumana y secuestraron a Rosario del Carmen, que partió con destino desconocido en un Ford Falcon blanco”, informó Abuelas en la conferencia. En ese momento, Camilo estaba con su padre. Pero Ismael y Marcos, que vivían con su mamá, fueron llevados a una casa quinta en Tafí Viejo. Fue la última vez que Ismael, de seis años, vio a su hermano menor y a su mamá. “Luego de permanecer una semana allí, Ismael fue trasladado a otro domicilio en Tucumán, del que escapó muchas veces, hasta que en una ocasión logró ubicar a su tío paterno, quien dio aviso sobre su paradero al padre del niño”, comunicó Estela.
Así lo recuperaron.
Así, también, supo que tenía un hermano menor que fue secuestrado.
Rosario continúa desaparecida.
Otra vida
Ismael se acercó a la CONADI en 1999 para iniciar una investigación. “Quería encontrarme con mi madre y mi hermano”, dice a lavaca. Está muy emocionado. Pide unos días para poder completar la historia. “En ese momento inicié algo tan sencillo pero tan áspero a la vez. Iba reconstruyendo a través de lo que recordaba, llevando fiscales de un lado para el otro. Yo tenía seis años. Tengo muchísimos recuerdos, pero ahora me invade la emoción”.
A la derecha de Estela está sentado Ramón, uno de los ocho hermanos de Rosario. “Era muy buena hermana”, recuerda a lavaca. “Fuimos separados de chico por cuestiones de trabajo. Ella viajaba a la ciudad a conseguir trabajo, y yo viajé a Salta. Estuvimos separados por 4 o 5 años. Nos volvimos a ver cuando teníamos 20. Sabía que iba a tener otro hijo”.
Es Marcos. Se reencontraron ayer en una fiscalía en Tucumán. “Usted es muy bueno”, le dijo Marcos a su tío. Ramón se emociona: “A él le falta cariño. Le dije que ya va a tener otra vida. Me gustaría cambiarle la vida. Ya quiero volverlo a ver”.
El Fondo Permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos recibió en 2013 una denuncia con información que señalaba a un joven como hijo de desaparecidos, apropiado por una persona imputada por crímenes de lesa humanidad en Tucumán. Según Abuelas, los datos fueron entregados a la Unidad Especializada para casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado, del Ministerio Público Fiscal. La investigación se remitió a la Fiscalía Federal N°1 y a la Oficina local de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad de Tucumán. Intervino el Juzgado Federal N°1. Así se pudo encontrar a Marcos, que se hizo los exámenes de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
“Tengo emociones encontradas”, dice Camilo, su otro hermano, a lavaca. Es empleado público. “Ha sido todo muy rápido, pero es algo maravilloso. Es algo que no puedo describir con mis palabras. Mis emociones y nervios se conjugan en algo que nunca pensé vivir. Por mi familia, por mi hermano y, elementalmente, por nuestra historia”.
Camilo dice que a Marcos quería preguntarle todo en un minuto. “Quería llevarlo a mi casa, llevarlo con mi familia, no dejar de escucharlo. Nos encontramos en la fiscalía”.
-¿Cómo te imaginás el primer encuentro después de esto?
-En familia. Que sea en familia. Y con todo lo que eso conlleva.

La foto que sostuvo Ismael, el hermano de Marcos, durante la conferencia en @abuelasdifusion. Ismael con el gorro. Al lado, su hermano Camilo. Y Rosario Carmen Ramos, desaparecida desde 1976, en San Miguel de Tucumán.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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