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Justicia y verdad por Anahí: enseñanzas de una marcha

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Estudiantes, madres, padres y docentes caminaron las 30 cuadras que separan el Normal ENSAM de los tribunales de Banfield para exigir una investigación seria y respetuosa de las garantías, que determine quiénes son los culpables del crimen de Anahí Benítez. También exigieron que se ponga fin al festival de trascendidos, que se investigue la responsabilidad de las fiscales que ventilaron detalles íntimos de la víctima, y de la policía que no la buscó durante los cuatro días que estuvo cautiva. Sosteniendo estos reclamos y conteniendo a los afectados por este crimen, la gran protagonista de esta marcha fue la escuela pública.
Justicia y verdad por Anahí: enseñanzas de una marcha
Son muchos los dolores sociales que cura esta marcha que hoy recorre las 30 cuadras de Banfield que separan la escuela Normal ENSAM de los tribunales. Hace pocas horas que liberaron a las y los detenidos por la cacería policial desatada el viernes y gran parte de la comunidad que hoy grita “Verdad y Justicia por Anahí Benítez” estuvo en esa movilización gritando “¿Dónde está Santiago? Por eso los carteles advierten: “No tenemos miedo”, como si respondieran a quienes intentaron desanimar que en la calle se construyan las respuestas que el Estado niega.
La presienta del Centro de Estudiantes lleva en su espalda toda una declaración “Me van a tener que coser la boca si no quieren que hable”. Con el megáfono en la mano, encabeza la columna que se extiende por más de tres cuadras y que reúne a profesores, madres, padres y estudiantes. Esa es otra de las enseñanzas de esta marcha: el valor de la escuela pública, esa que el documento que luego leerán en la puerta de los tribunales define como “la gran familia del Normal” y que construyó este enorme acto, no sólo por el número  de personas que participan, sino por lo que representan: un delicado hilván que zurce el tejido social en tiempos que intentan destrozarlo.
La única consigna que se canta en todo el recorrido nombra a Anahí y la necesidad de ser escuchados. Aquí también se formula en voz alta y en el espacio público una única pregunta, dirigida a la justicia, al Estado y a la sociedad: ¿qué pasó con Anahí? El interrogante desata el moño que fiscales y medios comerciales ataron alrededor del caso. Todo parece haber sido ya contestado, como cada una de las tres veces que señalaron a un culpable, lo crucificaron en la prensa y lo olvidaron al ser reemplazado por otro.
Aquí hoy no hay ni olvido.
Hay chicas y chicos llorando, padres y madres preocupados y docentes haciéndose cargo de contenerlos y acompañarlos. Esa amalgama formó el colectivo Comunidad Educativa ENSAM contra la violencia institucional, que junto al Centro de Estudiantes de esa escuela organizó esta marcha.
Los chicos y chicas son los encargados de la seguridad y llevan cintas verdes para identificarse. Se protegen así de lo que los atropella todos los días: la violencia policial. Cada patrullero y cada agente de la policía municipal o Bonaerense enciende el alerta. Eso significa “seguridad” en esta marcha.
Al llegar a los tribunales de Banfield los esperan una docena de madres de otras víctimas de la misma violencia. Hay delegaciones de organizaciones sociales, sindicales y representantes de partidos políticos de la zona. La bandera que encabeza el acto es la del colegio, atravesada por una larga pancarta que proclama “Justicia y Verdad para Anahí”, con la foto de la adolescente de 15 años, cuyo cuerpo fue encontrado el 4 de agosto, luego de 4 días de estar desaparecida.
“Hace un mes recibimos la peor de las noticias, nuestros esfuerzos por recuperar a Anahí con vida habían sido en vano”. Así comienza el documento cuya lectura coral representó la trama que violenta cada uno de estos crímenes: una compañera, un amigo, un padre, una docente pusieron sus voces para explicar por qué estaban ahí y qué exigían.
“Hoy la gran familia del Normal se vuelve a poner de pie, acompañados por todos aquellos que vivieron la desaparición y asesinato de Anahí en carne propia. Venimos a exigir justicia. No queremos que la bronca que sentimos se vuelva odio, sed de venganza. Queremos devolverles a nuestros chicos la esperanza de que es posible vivir sin miedo. Queremos regresar a nuestra labor, poder retomar nuestras tareas escolares sabiendo que no habrá impunidad, que pagarán el delito los responsables. Que por fin surgirá la verdad. Es por eso que una vez más nos reunimos aquí para exigir:

  • Que de una vez por todas surja la verdad, porque sin verdad no hay justicia y sin justicia no hay posibilidad de cerrar heridas, de evitar caer en la búsqueda de venganza, de volver a creer.
  • Que a justicia condene a los responsables luego de una investigación seria y confiable, respetuosa de los derechos y garantías constitucionales. No queremos ver que el día de mañana haya impunidad por errores de procedimiento, por violación de los derechos de los acusados.
  • Que se investiguen las responsabilidades de aquellos que desde la estructura del Estado revictimizaron a Anahí, exponiendo innecesariamente su intimidad, juzgándola por su vida adolescente sin necesidad, cuando ya no podía defenderse. Así como las responsabilidades que llevaron al hecho inadmisible de no encontrar a Anahí durante los cuatros días que permaneció cautiva.
  • Que la causa no siga siendo un festival de trascendidos, en la que la culpa va migrando de unos a otros, en un perverso recorrido que va arruinando vidas y sembrando desconfianza.
  • Que se elabore un protocolo adecuado para tatar este tipo de casos y que la justicia actúe en consecuencia.”

El documento terminó diciendo: “Se educa con la palabra, pero también con el ejemplo. Nuestros chicos tienen que aprender que verdad y justicia van de la mano y que la impunidad no tiene lugar en nuestra sociedad. Exigimos verdad y justicia por Anahí. Y sepan que nuestro grito seguirá retumbando en los muros, las redes, los medios, hasta que se haga realidad”.
El cierre fue un grito.
Brotó de la garganta de Nacho, vicepresidente del Centro de Estudiantes. Comenzó diciendo: “Nos matan una piba por día. Nos desaparecen pibes. ¿Qué nos pasa? Nos están pelotudeando todos nuestros derechos. ¿Y nosotros qué tenemos para responderle a eso? Tenemos las calles. Tenemos esta marcha.”
Fue entonces cuando Nacho, 15 años, recorrió con la mirada toda esa multitud.
Fue entonces cuando desde el fondo de su bronca brotó un grito, que sonó como un aullido desgarrador: “Basta”.
Justicia y verdad por Anahí: enseñanzas de una marcha

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Presidenta y vice del Centro de Estudiantes del ENSAM


Justicia y verdad por Anahí: enseñanzas de una marcha
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Condenan a cadena perpetua al ex sargento de la Bonaerense Ricardo Panadero por el femicidio de Natalia Melmann

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El ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero fue encontrado culpable de secuestrar, violar y asesinar a Natalia Melmann cuando tenía 15 años: el Tribunal Oral en lo Criminal n°4 de Mar del Plata, conformado por los jueces Néstor Conti y Juan Galarreta, y la jueza Mariana Irianni, lo condenó por unanimidad a cadena perpetua. 

La sentencia llegó 22 años después del femicidio. Natalia fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar. Su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal. La autopsia reveló la presencia de cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. 

Un año después, en octubre de 2002 los policías bonaerenses Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez fueron condenados a perpetua por privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas para asegurar el resultado. En ese juicio también fue condenado a 25 años Gustavo “Gallo” Fernández, por su participación en el secuestro, pero la pena luego fue reducida a 10 años de prisión.

Condenan a cadena perpetua al ex sargento de la Bonaerense Ricardo Panadero por el femicidio de Natalia Melmann
Familiares de víctimas de femicidios acompañaron la lectura de la sentencia por el femicidio Natalia Melmann. Fotos: Campaña Somos Lucía

La sentencia a Ricardo Panadero tardó mucho más tiempo en llegar: en el proceso de 2012 la justicia lo había sobreseído. Recién en 2018 fue juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata integrado por los jueces Jorge Peralta, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro: también lo absolvieron. Sin embargo, ante una presentación de la familia Melmann el Tribunal de Casación en 2020 decidió anular el fallo y ordenó hacer un nuevo juicio: así llegó Panadero a ser condenado. 

Hoy, finalmente, el TOC 4 lo encontró culpable del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal calificado por la participación de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa, todos en concurso material entre sí.

Su detención fue pedida de manera inmediata así como su traslado a la Unidad Penal Nº7 del complejo penitenciario Batán. 

La búsqueda de justicia continúa: hay un quinto perfil genético que aún no pudo ser identificado. Por eso Gustavo sostuvo después de la sentencia: “Ojalá que nos alcance la vida para poder condenar a todos”.

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Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio

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Natalia Melmann fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar: su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal, con cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. Por el hecho fueron condenados a cadena perpetua tres policías bonaerenses, y un cuarto cómplice del secuestro a 10 años de prisión; pero el sargento Ricardo Panadero, acusado de secuestrar, violar y asesinar a Natalia, había sido sobreseido en dos intancias. Por la lucha familiar mañana se sentará en el banquillo par ser juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata: tanto la fiscalía como la querella piden perpetua. Las palabras de Gustavo Melmann en la antesala de este nuevo proceso, a 22 años de la muerte de su hija, y cómo es la construcción de justicia «víctima a víctima» y en la calle.

Gustavo Melmann mañana se va a levantar temprano, va a buscar la misma camisa que usó durante todo el juicio y antes de salir va a ponerse el perfume que usaba su hija Natalia: Mujercitas. “Son mis rituales”, describe en la antesala de conocerse la sentencia en el juicio al ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, acusado de secuestrar, violar y asesinar su hija, Natalia Melmann, cuando tenía 15 años. 

“Estamos con cierta angustia, más viejos y desgastados”, dice Gustavo a lavaca.

Habla en plural, como familia,pensando en Laura Calampuca, con quien tuvo 4 hijos y 5 nietos. Es el tercer juicio que toda la familia Melmann atraviesa por el femicidio de Natalia.

Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio
Gustavo Melmann, papá de Natalia, durante el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez: «Construimos víctima a víctima». Foto: Lina Etchesuri

El caso

Natalia Melmann fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar. Su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal. La autopsia reveló la presencia de cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. 

Un año después, en octubre de 2002 los policías bonaerenses Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez fueron condenados a perpetua por privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas para asegurar el resultado. En ese juicio también fue condenado a 25 años Gustavo “Gallo” Fernández, por su participación en el secuestro, pero la pena luego fue reducida a 10 años de prisión.

El ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, que ahora llega a juicio, no estuvo en aquel proceso; la justicia lo había sobreseído previamente. Recién en 2018 fue juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata integrado por los jueces Jorge Peralta, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro: también lo absolvieron. Sin embargo, ante una presentación de la familia Melmann el Tribunal de Casación en 2020 decidió anular el fallo y ordenó hacer un nuevo juicio: así llega Panadero nuevamente a ser enjuiciado. 

“Esperamos que realmente se resuelva mañana”, sostiene Gustavo sobre la espera y las dilaciones. La sentencia está anunciada a las 10.30 horas. 

Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio
El exsargento policial Ricardo Panadero, cuarto efectivo acusado por el abuso sexual y el asesinato de Natalia Melmann.

22 años después

El juicio, que empezó el último 5 de mayo, estuvo a cargo nuevamente del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata, esta vez integrado por los jueces Néstor Conti y Juan Galarreta, y la jueza Mariana Irianni. La fiscal del proceso, Ana Caro, pidió prisión perpetua para Panadero durante los alegatos, la misma pena pidió el abogado de la familia. Agrega Gustavo: “Nuestro abogado pidió también que se miren las pruebas con perspectiva de género y desde las ciencias vinculadas a la niñez: Nati tenía solo 15 años”, recuerda.

La sentencia llega 22 años después del crimen. Para Gustavo el entramado de impundad se dio porque son policías los involucrados, “de haber sido otra gente la involucrada se hubiera resuelto mucho antes”, sentencia. Por eso al crimen lo describe así: “El de Nati fue un femicidio en manos del Estado”.

Mañana desde las 9 horas organizaciones y familias de víctimas estarán acompañando en la calle de los tribunales marplatenses. Gustavo resalta que durante todos estos años estuvieron acompañados por familias de víctimas, organizaciones feministas y organizaciones vinculadas a la lucha contra la violencia institucional.

Construimos víctima a víctima, hay un montón de cosas que son iguales, que se repiten, y hay una necesidad de buscar justicia en conjunto y cambiarlas en conjunto también”. 

Gustavo sabe que después de conocerse la sentencia la lucha sigue: hay un quinto perfil genético que aún no pudo ser identificado. 

Mañana va a colgarse en el pecho la misma foto de su hija que plastifica una y otra vez hace más de dos décadas, y va a volver a salir a la calle para pedir justicia.

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Perpetua para los femicidas de Iara Rueda 

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Dos condenas a perpetuas y una declaración de responsabilidad penal con remisión al juzgado de menores para que se le establezca pena: así fallaron las juezas María Margarita Nallar y Ana Carolina Pérez Rojas, y el juez Mario Ramón Puig, por el femicidio de Iara Rueda -16 años- asesinada en septiembre de 2020 en Palpalá, Jujuy.

Por Natalia Aramayo desde San Salvador de Jujuy

Pasadas las 17.25 de la tarde, mientras un centenar de mujeres aguardaban en la puerta del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 atentas a lo que iba conociéndose, se escuchó leer a la secretaria de juzgado Silvana Anún la sentencia a los tres acusados: 

  • «Declarar penalmente responsable a Fernando Tomás Fernández, por el delito de homicidio triplemente agravado por el vínculo, por alevosía y de una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género. Dado que al momento del hecho era menor de edad se pidió remitir la copia de la sentencia a la jueza de menores de turno en el momento del hecho.
  • Declarar a Raúl Arnaldo Cachizumba y Mauricio Esteban Abad como autores penalmente responsables de los delitos de homicidio doblemente agravado por alevosía y de una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género; con pena de prisión perpetua».

Ahora cabe esperar que el juzgado de menores dicte la sentencia a Tomás Fernández y se conozcan los fundamentos del fallo que dictó la perpetua para Cachizumba y Abad. 

El abrazo en la calle

Pocos minutos después de conocerse la sentencia, abrazada de su esposo Juan José Rueda, Mónica Cunchila, la mamá madre de Iara, entre lágrimas, dijo: “Es lo que estábamos esperando, pero aún falta más, aquí hay complicidad y vamos a seguir trabajando en eso. Hoy mi hija tuvo justicia, mi hija está acá conmigo”. Mónica se mostró conforme con lo que dijo el Tribunal, el fiscal, el abogado. “Me han escuchado, ha sido duro, en el camino hemos ido aprendiendo muchas cosas de cómo se maneja la justicia”.

Relató emocionada también que en Palpalá, donde viven, siempre le deja flores en la tumba de su hija: “Se marchitaban rápido y ahora no, hoy me acerqué y sus flores estaban como el primer día, son señales».

Al preguntarle qué significaba para ellos el abrazo de toda una provincia, todo un país que los acompañó durante todo este tiempo, Mónica respondió: «Es muchísimo porque toda la sociedad nunca nos dejó, toda la gente de la provincia nos apoyó con mensajes que decían que no bajemos los brazos, nos daban aliento. Porque esto le puede pasar a cualquiera. A veces miramos para otro lado y ahora me tocó estar de este lado de la vereda. Se hizo justicia por Iara, y esto no tiene que pasar con ninguna mujer, no queremos nunca más una Iara, no queremos otro femicidio. Le agradezco a cada uno y a todos los medios de prensa, porque no hay que naturalizar la violencia y menos un femicidio”. 

En la calle Mónica y José se fundieron en un abrazo con Florencia, mamá de Monica y abuela de Iara, para luego encontrarse con la cientos de personas de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy y organizaciones sociales que, como cada jornada, esperaron atrás de las vallas del juzgado a la familia. Además también los esperaban madres y padres de la Asamblea Nacional de Víctimas de Femicidios que viajaron desde distintos puntos del país. 

Mónica: «Hoy se hizo justicia, hoy terminó un juicio que veníamos mendigando durante casi tres años en las calles, soportando que me echen de Casa de Gobierno, soportando la lluvia, el sol, pero nunca baje los brazos por mi hija. Les agradezco a todas por el apoyo, por que es eso también lo que no me dejo bajar los brazos: la familia, los amigos, los vecinos y ustedes». 

Cómo se sigue

Después de la sentencia, dijo Mónica que el desafío es empezar como familia a reconstruirse, “y pensar en las otras chicas, porque Iara son todas, como yo siempre digo Iara dejo esto, para que su mamá siga, no fue fácil lo que aprendí en el camino, pero vamos a seguir por cada una de las que necesiten, vamos a estar presentes ahí».

Además está vigente la denuncia penal que la familia de Iara presentó por “abandono de persona” contra los funcionarios policiales que no buscaron a la joven como lo indican las legislaciones vigentes. Sobre la denuncia dijo Mónica: “Se esperaba a que termine este juicio y ahora hay algunos informes que se elevan en contra de ellos, la elevación a juicio para los 8 policías que tiene que ser en estos meses”.

Juan José Rueda: «Fueron 30 meses en la calle mendigando justicia y por fin llegó. Iara puede descansar en paz, ser libre, y nosotros tener un poco de paz. Me acuerdo que me decían ‘se tienen que preparar para el juicio porque es duro’, y ustedes nos preparaban para este momento, el acompañamiento, las marchas, las charlas nos prepararon para este día. Nuestra hija, junto a ustedes, nos daban esa fuerza, esa fortaleza para que hoy estemos de pie, firmes. Les agradecemos de todo corazón y esto no se termina acá, falta la cúpula policial y faltan los cómplices y los encubridores: vamos a llegar hasta las últimas consecuencias”. 

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