Nota
11 años sin «Kili» Rivero: las no-respuestas del Intendente de Lavalle, Corrientes, frente a un caso emblemático del modelo tóxico

Hoy se cumplen 11 años de la muerte de José Carlos Rivero, “Kili”, como lo llamaba su familia. 11 años: casi tres veces la edad que tenía “Kili” cuando falleció a los cuatro.
“Kili” murió envenenado el 12 de mayo de 2012, según confirma la autopsia que acompaña esta nota, a causa de una intoxicación por el uso de agrotóxicos del productor tomatero Oscar Antonio Candussi, quien el próximo 1º de junio se sentará como acusado a escuchar el juicio donde llega procesado por homicidio culposo.
En la búsqueda por una justicia tardía, el 29 de abril de 2021 murió Antonella, su hermana de 16, de cáncer, otra de las enfermedades directamente relacionadas al sistema de venenos.
En medio de una amplia cobertura que será parte de la próxima revista MU, compartimos una entrevista al intendente de Lavalle, Hugo Perrotta, sobre este caso emblemático de cómo funciona el modelo productivo tóxico en Corrientes, a favor de los empresarios y a costa de la salud de los más humildes -incluidos los niños-, donde la vida vale menos que un tomate.
La familia de Kili vive en el paraje Puerto Viejo, de la localidad correntina de Lavalle, ubicada a 211 kilómetros al sur de Corrientes capital. Su vivienda lindaba a la tomatera de Candussi, por entonces presidente de la Asociación Hortícola de Lavalle. La zona es mayormente rural y la producción que impera es la tomatera, seguida por el morrón y los pimientos. En la antesala del inicio del juicio, allí viajamos para desarrollar el caso en el próximo número de la revista MU: la voz de su mamá, del abogado querellante, y del fiscal.
Como adelanto, y para recordar un nuevo aniversario del fallecimiento de Kili, así como entender qué modelo de “vida” prevalece, hablamos desde lavaca con el actual intendente de Lavalle, Hugo Perrotta, quien también era el mandatario municipal en aquel mayo de 2012 cuando José Carlos Rivero, Kili, dejaba de respirar en el Hospital Garrahan por una “falla hepática fulminante, falla multiorgánica, de origen tóxico”.
–Se acerca el juicio después de 11 años de la muerte de José Carlos Rivero. ¿Qué piensa del caso, que vaya a juicio el productor Oscar Candussi por el uso de agrotóxicos?
–Tenemos una opinión particular al respecto; no son agrotóxicos lo que se utiliza para producir la horticultura, para producir el tomate, para producir pimientos, en fin. La base de nuestra economía regional son productos homologados por SENASA que no contienen organosfosforados ni clorados; son productos biológicos.
–Usted era el intendente en ese entonces, ¿qué cree que hizo posible ese desenlace?
–Considero que hubo una suma de factores, hubo muchos factores que han hecho que lamentablemente suceda esto. Uno trata de buscar todas las legislaciones para poder cuidar a la población y con las acciones que se han tomado al respecto hoy por hoy, gracias a Dios nos hemos tenido que lamentar ningún caso nuevamente.
–Recién dijo que fue una suma de factores, ¿cuáles?
–Desconozco. Yo creo que algún agrónomo, alguna persona idónea te podría informar mejor. Yo no quiero emitir una opinión al respecto de lo que desconozco, sería una irresponsabilidad de mi parte.

–¿Pero usted como intendente no se interiorizó en todos estos años?
–¿No me interioricé en qué? Cuando allá, en otros tiempos, me tocó estar al frente del Ejecutivo Municipal por supuesto que fue una ocupación y una preocupación el tema. Hemos hecho acciones concretas como el centro de acopio de los recipientes de los envases. Eso fue una acción concreta y antes era una problemática la disposición final de los envases usados.
–Anteriormente me contestó que a partir de lo que sucedió, surgieron muchas legislaciones, ¿cuáles?
–Desconozco, porque fue en el ámbito del Consejo Deliberante, que es el órgano que emite las legislaciones locales. No obstante, por supuesto que estamos a disposición de brindar toda la información que vos necesite y consideres necesarias respecto a la legislación. Yo no estaba en el Ejecutivo Municipal, por eso no tengo precisa la información en la mente, pero hay una legislación referida a que en el ejido urbano no se podían instalar fincas de invernadero.
–¿En Lavalle existe legislación para regular estas sustancias químicas? ¿rige alguna ordenanza?
–¿Con respecto a qué?
–A los metros de exclusión para la aplicación de agroquímicos a determinada distancia de escuelas, casas particulares.
–La producción que tenemos acá es bajo cubierta, en invernaderos, o sea, no es una producción a cielo abierto; la fumigación se hace localizada, no es con equipos aéreos.
–¿Pero no existe regulación en cuanto a metrajes?
–No sé a qué te referís con los metrajes, no te estoy entendiendo porque las fincas están en las zonas rurales.
–En un montón de pueblos hay legislaciones que precisan que no se puede usar agroquímicos a tantos metros de una escuela, a tantos metros de las casas. ¿En Lavalle no hay legislación de esa índole?
–No. Lo que no se puede construir son explotaciones hortícolas dentro del ejido urbano, porque son explotaciones extensivas grandes.
–Pero también están al lado de casas y escuelas.
–Acá, al ser una zona rural, son explotaciones que están, justamente, en la ruralidad. En el ejido urbano no se puede construir invernaderos. Nosotros tenemos ejido urbano y ejido suburbano, que está compuesto por parajes. Es en los parajes donde está la mayor concentración de explotaciones hortícolas.
–Estuve recorriendo la zona y me impactó ver una escuela al lado de los tendaleros donde se fumiga. También muchísimas casas pegadas.
–Si vos me hablás del paraje Puerto Viejo, no existe más esa finca. No están más esas explotaciones por diversos motivos: económicos, de producción, por un montón de cuestiones.
–¿Cómo que no existe más? Yo vi las producciones, vi los invernaderos, vi la escuela primaria, vi el jardín.
–Mirá, yo técnicamente no puedo darte una información de cómo es la aplicación de los productos que se utilizan ahora, más allá de que son productos biológicos los que se están utilizando, porque de acuerdo a la peligrosidad del producto generalmente el SENASA marca con un marbete de distintos colores. Los productos que se utilizan son de contacto, no son productos sistémicos, actúan por contacto generalmente para el control de insectos o para el control de bacterias que en este caso son bactericidas. No son productos tóxicos en las proporciones que se utilizan para fumigar las explotaciones.
–Hay un informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación del 2019 que dice textualmente que estuvieron recorriendo la zona y destacan que “en sólo una semana la municipalidad ha debido costear los viáticos de aproximadamente unas 60 personas para que éstas accedan a atención oncológica en la ciudad de Corrientes 19”.
–¿De qué año es ese informe?
–De 2019. ¿Cuál es la situación actual?
–Mirá, yo estoy acá desde que nací. Nosotros jamás tuvimos este problema. No es nuestro principal problema el tema oncológico, ni problemas de embarazo ni ninguna cuestión así. Sobre el informe que me comentás desconozco, y lo desconozco debido a que la realidad cotidiana es otra, no es la que vivimos todos los días.
La prueba clave
En el expediente judicial figura un documento emitido por la División Química Legal de la Dirección de Investigaciones Científicas y Pericias de la Policía de Corrientes, el 18 de mayo de 2012, sobre un análisis toxicológico a partir de una muestra de orina tomada a Kili el 7 de mayo: “Se ha comprobado la presencia de sustancias compatibles con Órganos Fosforados”.
Compartimos la nota Qué culpa tiene el tomate que publicamos originalmente en la revista MU n° 60:
En la próxima edición actualizamos el recorrido por la provincia más pobre del país que replica el modelo agrotóxico dependiente. Suscribite para leerla.

Nota
Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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