Nota
La cristinización de la protesta social
El comienzo real de la campaña electoral tuvo fotos que no fueron de estudio, ni para los afiches. Las operaciones mediáticas, los reclamos callejeros, las manipulaciones, y las claves para comprender algo de lo que se viene.
La represión que ayer incluyó detenciones realizadas por policías de civil, heridos por balas de goma, camiones hidrantes y hasta un blooper protagonizado por las motos de la Federal se transformó hoy en la primera producción de la campaña electoral del gobierno de Mauricio Macri, quien presentó así sus intenciones de cristinizar la protesta social como forma de manipular dos pájaros con una misma operación mediática: desacreditar los reclamos callejeros que producen sus medidas de ajuste y convertir a su principal rival en la madre de todas las protestas.
Así y por primera vez asistimos a una campaña electoral en la cual el marketing no se plasma en carteles ni eslogans, sino en tapas de diarios –salvo en el caso de Página 12, único diario que utilizó la palabra “represión”- y zócalos de noticieros que repitieron a coro el guión oficial, calificando al unísono el brutal accionar policial como el “desalojo” de un “piquete violento” y los reclamos sociales como “incidentes”.
“Queremos saber si van a hacer un mínimo esfuerzo para poner una herramienta que genere trabajo porque todos los días se destruyen más puestos. Este gobierno descooperativiza y planea”, declaró uno de los convocantes de la protesta a la agencia Dyn para describir qué estaban reclamando.
“Planea” no alude a una planificación, sino al otorgamiento de planes sociales sin que el Estado estimule a quien lo reciba a organizarse para producir.
Es claro, entonces, que quienes se movilizaron al ministerio de Acción Social reclamaban algo concreto, que es lo mismo que están planteando muchos sectores afectados por la crisis económica desde hace un largo año y medio a este gobierno.
No se presentaron a sí mismos como “piqueteros” –término que identificaba a finales de los 90 a quienes no tenían otra opción para ser escuchados que cortar rutas y calles-, sino como “cooperativistas”, personas que se han organizado para producir y necesitan una política estatal que las proteja de la desigualdad que ha establecido la catarata de privilegios que están obteniendo las corporaciones en estos tiempos de Cambiemos.
Como bien señala una nota de Clarín, uno de los voceros de esta protesta fue Eduardo Montes, a quien no presentó como integrante de la imprenta recuperada hace ya 15 años por la cooperativa Gráfica Patricios –que dio lugar en sus instalaciones a que el gobierno porteño estableciera una escuela secundaria pública con orientación gráfica y a una sala de salud que depende del Hospital Argerich- sino como alguien “que supo integrar el movimiento Evita y más tarde se integró a la Mesa de Economía Social de La Cámpora”. Esta filiación política le permitió a Clarín titular la nota: “La Cámpora, Quebracho y la Tupac, detrás del piquete y los piedrazos”.
Las fuentes
Con idénticos datos que Clarín el portal Big Bang News editó una nota de características similares titulada: “Quiénes son los líderes kirchneristas del caos en la 9 de Julio, según el gobierno”. Desde el título identifica la fuente de la información, pero en el cuerpo de la nota la precisa: “Según fuentes policiales” Montes era “ex empleado del Ministerio de Trabajo” y “manejaba el Programa de Trabajo Autogestionado”. Montes, en realidad, es vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Recuperadas (UPEA) y en esa función ha articulado los programas del Estado específicos para el sector, como ha sucedido con todas las organizaciones que nuclean a diferentes recuperadas.
Desde que asumió Mauricio Macri, las empresas recuperadas han sido foco de todo tipo de violencias. La más evidente es el veto de las leyes de expropiación del Bauen Hotel y Acoplados del Oeste, obtenidas por leyes que fueron aprobadas por amplia mayoría en ambas cámaras parlamentarias (de Nación y de Provincia de Buenos Aires) y que la sola firma del Presidente, en un caso, y de la gobernadora Vidal, en el otro, anuló. Como bien sintetizó Eduardo Murúa, uno de los referentes del Movimiento de Empresas Recuperadas, “En un gobierno del CEO las fábricas sin patrón representamos lo imposible”.
La mayor parte movimiento que recuperó trabajo sin ayuda del Estado y lo sostuvo hasta hoy a pesar del poco entusiasmo kicrhnerista y de la hostilidad macrista, no estuvo presente ayer en la Avenida 9 de Julio, como sí lo estuvo en las marchas y paros convocados por las centrales sindicales, porque en su gran mayoría se identifica con las medidas consensuadas por todas las organizaciones gremiales. Pero aún en sus diferencias tácticas todos acuerdan que la situación del sector es urgente y que esas urgencias son las que terminan dictando las medidas de protesta, mucho más que las especulaciones electorales.
La Federación Gráfica Bonaerense denunció la situación que atraviesa el sector, uno de los tantos afectados por la crisis de la industria nacional: está trabajando al 55% de su capacidad. A este cuadro general, la cooperativa Gráfica Patricios le suma lo que representó para esa empresa recuperada por sus trabajadores el tarifazo: pasaron de pagar 24.231, 44 pesos a 127.940,39 por mes de luz.
Nada de esto fue “noticia” ayer.
La cristinización de la protesta social dominó el discurso mediático anticipando que de aquí a octubre vamos a soportar un estigma que, a pesar de los esfuerzos del gobierno y la prensa comercial, muchas personas ya aprendieron a decodificar.
Hoy cuando la noticia del suicidio de un jubilado en las oficinas del Anses de Mar del Plata sacude la sensibilidad de todo el país, el community manager Emilio Basavilbaso, titular de esa oficina, atajó desde Twitter: “Lamentamos el uso político de una situación tan personal y dolorosa”.
Es cierto: el impacto del brutal ajuste económico en la vida de las personas y el dolor que produce se usan en esta campaña electoral de maneras que vamos a lamentar cada vez más.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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